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LA PROFESORA II

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Suena el teléfono, es un mensaje de texto, miro distraídamente la pantalla; estoy en mi despacho y full trabajo justo a media tarde; mi corazón se acelera es un mensaje de la Profesora, sobreentendido y lacónico:

-A mi oficina a las 4:00

Dejo varias cosas a medio hacer y me preparo para ir a su despacho, llego como le gusta a Ella, a tiempo y discretamente, llevando varios libros y carpetas en la mano, mientras avanzo por los pasillos de la Universidad.

Toco levemente la puerta, y entro a su señal, cerrando con llave tras de mi. Ella está sentada escribiendo uno papeles, no me mira siquiera, extiende su pie descalzo hacia fuera  de la silla, y su falda deja ver sus torneadas piernas blancas que contrastan un poco con el polvo en su pie. La saludo como siempre: me echándome en el piso a cuatro patas y besando suavemente el empeine de su pie desnudo.

Ella lo mueve empujándolo hasta el fondo de mi garganta y mi lengua comienza a succionar cada uno de sus deditos, lamiendo sus plantas y limpiando el polvo de sus finos pies, que evidenciaban el andar descalza.

Ya casi era común que la Profesora me hiciera ir a su despacho para lamerle los pies, sobre todo cuando iba en sandalias, a mi me gustaba verla así pero se ensuciaba los pies, Habíamos acordado que cuando eso pasara yo debía limpiárselos con la lengua hasta dejarlos impecables. Volviendo al relato de aquella tarde:

La Profesora no me hablaba, seguía corrigiendo exámenes distraídamente, paso un rato lamiendo un pie y luego el otro con igual dedicación, sin pensar, rindiéndole tributo como a una Doncella. Me gusta servirle así, y Ella seguramente lo sabe.

Por un momento me aparta, permanezco de rodillas frente a sus piernas abiertas que dejan ver en el fondo de la falda su  vello púbico. Me acercó un poco y su manos me sujetan firmemente la cabeza, hundiéndome en los ricos jugos de su sexo. Mi lengua frenética se multiplica, como mi pene en el fondo de mi pantalón. Me gusta verla excitada, suspirando mientras mi lengua revolotea el botoncito de su clítoris, una vez otra y otra mas, por decenas de minutos, tragándome sus elixires, empatucando todo el rostro, dándole placer a la Profesora.

Cuando finalmente sacia su sed de placer, me aparta rudamente, y caigo en el piso a sus pies. Se acomoda la falda, sonriente y complacida, ordenando sin emoción:

-Te has portado bien hoy, como premio puedes sacar tu “cosa”

Me incorporo para desabrochar mi pantalón, para liberar mi sexo erecto, pero me detiene la negativa de su cabeza en señal de desaprobación:

-Quédate de rodillas y háztelo  con la mano mientras lames mis pies

Aquella escena, humillante y dominante me turba, aumenta aun mas mi morbo y mi sumisión ante aquella bizarra escena. La profesora sigue sentada, como distraída entre los papeles de su escritorio y los mensajes de teléfono, extendiendo hacia mi un pie a veces, a veces el otro, con las piernas cruzadas, casi inmutable. Mientras permanezco de rodillas tocándome frente a Ella, con el unico contacto de sus pies en mi boca. Humillado y dominado por aquella Dama definitivamente superior.

Exploto inundando el piso, y la Profesora se ríe mientras me apuro en subirme el pantalón. Para dominarme mas, arroja en el piso un trapo y comprendo que debo limpiar todo en cuatro patas mientras la Profesora me pisa las manos y  de vez en vez me nalguea para apurarme.

Al terminar sin casi mirarme me despide:

-Vete, te llamare cuando quiera que me chupes de nuevo, pero no creas que voy a premiarte la próxima vez.

Me voy ente abatido y asombrado, pensando que después de todo ha quedado complacida. Los siguientes días espero y miro una y otra vez el teléfono, esperando su mensaje, casi estoy de mal humor, aquella escena bizarra, de dominación femenina , me absorbe y me transporta.

Casi al finalizar la semana, suena otro clip, ¡es la Profesora!:

-A mi oficina ahora, no hay papel.

No entiendo el mensaje de las 10 Am, por si acaso, saco varias hojas blancas de la impresora y corro a su despacho, llevo también varias hojas de exámenes.

Entro y me arrodillo a besar sus pies en señal de respeto y sumisión, la Profesora esta de pie delante de su escritorio, medio sentada sobre la tabla. Me levanta por las orejas y lleva mi rostro hacia su sexo húmedo, siento su sabor salado y me dedico al cunnilingus que tanto le gusta, comprendo que aun gotea su “Shampaña” y me siento idiota al pensar que le faltaba papel de escribir, cuando en realidad era el papel higiénico.

Esta vez no me deja darle mucho placer, se voltea y me ofrece sus redondas nalgas recostándose sobre el escritorio.

Mi lengua recorre el espacio entre sus nalgas, repetidamente de arriba abajo y mi lengua penetra su agujero trasero,  varias veces hasta dejarlas impecables.

-Bien perrito en el baño no había papel, ya me limpiasteis, me voy a clases, espera mi mensaje!

Dice, incorporándose y dejándome arrodillado al cerrar la puerta de su despacho. Me arreglo lo mejor que puedo y me voy a mi oficina, absorto aun con su sabor y su olor.

En la tarde me llama, debo llevarle Café.

Nuevamente me usa para darle placer con mi lengua, pero al terminar me ordena ponerme en cuatro patas con el pantalón abajo, y siento como me quema cada uno de los golpes que me propina en mis nalgas con una vara. Al comienzo intento gritar, pero al segundo azote me excito y al cabo de tres fuertes azotes mas, ya no ha excitación solo dolor.

-Puedes irte, es posible que te use mañana!!

Me fui soñando, nervioso y excitado por la Profesora, dominante, inteligente y sensualmente arrolladora, me la imagine usando mi miembro para darle placer, obsequiándome sus pies descalzos para que le lamiera el polvo y la tierra, y azotándome con un látigo, tratándome como su esclavo…me excitaba aquellos pensamientos, cuando me despertó el sonido del teléfono. Un mensaje de texto, era la Profesora!!

miro distraídamente la pantalla; es un mensaje de la Profesora, sobreentendido y lacónico:

-Miércoles a las 8:00 Am

Dejo varias cosas a medio hacer,  y me preparo para ir a su despacho, llego como le gusta a Ella, a tiempo y discretamente, llevando varios libros y carpetas en la mano, mientras avanzo por los pasillos de la Universidad.

Toco levemente la puerta, y entro a su señal, cerrando con llave tras de mi. Ella está sentada escribiendo uno papeles, no me mira siquiera, extiende su pie descalzo hacia fuera  de la silla, y su falda deja ver sus torneadas piernas blancas que contrastan un poco con el polvo en su pie. La saludo como siempre: me echándome en el piso a cuatro patas y besando suavemente el empeine de su pie desnudo.

Ella lo mueve empujándolo hasta el fondo de mi garganta y mi lengua comienza a succionar cada uno de sus deditos, lamiendo sus plantas y limpiando el polvo de sus finos pies, que evidenciaban el andar descalza.

 Ya casi era común que la Profesora me hiciera ir a su despacho para lamerle los pies, sobre todo cuando iba en sandalias, a mi me gustaba verla así pero se ensuciaba los pies, Habíamos acordado que cuando eso pasara yo debía limpiárselos con la lengua hasta dejarlos impecables. Volviendo al relato de aquella tarde:

La Profesora no me hablaba, seguía corrigiendo exámenes distraídamente, paso un rato lamiendo un pie y luego el otro con igual dedicación, sin pensar, rindiéndole tributo como a una Doncella. Me gusta servirle así, y Ella seguramente lo sabe.

Por un momento me aparta, permanezco de rodillas frente a sus piernas abiertas que dejan ver en el fondo de la falda su  vello púbico. Me acercó un poco y su manos me sujetan firmemente la cabeza, hundiéndome en los ricos jugos de su sexo. Mi lengua frenética se multiplica, como mi pene en el fondo de mi pantalón. Me gusta verla excitada, suspirando mientras mi lengua revolotea el botoncito de su clítoris, una vez otra y otra mas, por decenas de minutos, tragándome sus elixires, empatucando todo el rostro, dándole placer a la Profesora.

Cuando finalmente sacia su sed de placer, me aparta rudamente, y caigo en el piso a sus pies. Se acomoda la falda, sonriente y complacida, ordenando sin emoción:

-Te has portado bien hoy, como premio puedes sacar tu “cosa”

Me incorporo para desabrochar mi pantalón, para liberar mi sexo erecto, pero me detiene la negativa de su cabeza en señal de desaprobación:

-Quédate de rodillas y háztelo  con la mano mientras lames mis pies

Aquella escena, humillante y dominante me turba, aumenta aun mas mi morbo y mi sumisión ante aquella bizarra escena. La profesora sigue sentada, como distraída entre los papeles de su escritorio y los mensajes de teléfono, extendiendo hacia mi un pie a veces, a veces el otro, con las piernas cruzadas, casi inmutable. Mientras permanezco de rodillas tocándome frente a Ella, con el unico contacto de sus pies en mi boca. Humillado y dominado por aquella Dama definitivamente superior.

Exploto inundando el piso, y la Profesora se ríe mientras me apuro en subirme el pantalón. Para dominarme mas, arroja en el piso un trapo y comprendo que debo limpiar todo en cuatro patas mientras la Profesora me pisa las manos y  de vez en vez me nalguea para apurarme.

Al terminar sin casi mirarme me despide:

-Vete, te llamare cuando quiera que me chupes de nuevo, pero no creas que voy a premiarte la próxima vez.

Me voy ente abatido y asombrado, pensando que después de todo ha quedado complacida. Los siguientes días espero y miro una y otra vez el teléfono, esperando su mensaje, casi estoy de mal humor, aquella escena bizarra, de dominación femenina , me absorbe y me transporta.

Casi al finalizar la semana, suena otro clip, ¡es la Profesora!:

-A mi oficina ahora, no hay papel.

No entiendo el mensaje de las 10 Am, por si acaso, saco varias hojas blancas de la impresora y corro a su despacho, llevo también varias hojas de exámenes.

Entro y me arrodillo a besar sus pies en señal de respeto y sumisión, la Profesora esta de pie delante de su escritorio, medio sentada sobre la tabla. Me levanta por las orejas y lleva mi rostro hacia su sexo húmedo, siento su sabor salado y me dedico al cunnilingus que tanto le gusta, comprendo que aun gotea su “Shampaña” y me siento idiota al pensar que le faltaba papel de escribir, cuando en realidad era el papel higiénico.

Esta vez no me deja darle mucho placer, se voltea y me ofrece sus redondas nalgas recostándose sobre el escritorio.

Mi lengua recorre el espacio entre sus nalgas, repetidamente de arriba abajo y mi lengua penetra su agujero trasero,  varias veces hasta dejarlas impecables.

-Bien perrito en el baño no había papel, ya me limpiasteis, me voy a clases, espera mi mensaje!

Dice, incorporándose y dejándome arrodillado al cerrar la puerta de su despacho. Me arreglo lo mejor que puedo y me voy a mi oficina, absorto aun con su sabor y su olor.

En la tarde me llama, debo llevarle Café.

Nuevamente me usa para darle placer con mi lengua, pero al terminar me ordena ponerme en cuatro patas con el pantalón abajo, y siento como me quema cada uno de los golpes que me propina en mis nalgas con una vara. Al comienzo intento gritar, pero al segundo azote me excito y al cabo de tres fuertes azotes mas, ya no ha excitación solo dolor.

-Puedes irte, es posible que te use mañana!!

Me fui soñando, nervioso y excitado por la Profesora, dominante, inteligente y sensualmente arrolladora, me la imagine usando mi miembro para darle placer, obsequiándome sus pies descalzos para que le lamiera el polvo y la tierra, y azotándome con un látigo, tratándome como su esclavo…me excitaba aquellos pensamientos, cuando me despertó el sonido del teléfono. Un mensaje de texto, era la Profesora!!!

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