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Como disfrute a mi vecina en vacaciones.

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Va mi segundo relato, ojalá me vayan conociendo y por fin alguien me escriba o de un comentario de mis anécdotas; como siempre aclaro mis dos mega gustos sexuales, por que de ellos tratan siempre mis relatos: el sexo sin penetración y los senos, sólo que esta vez me clasifique en infidelidad, por la naturaleza de los acontecimientos. Puede usarse también este relato como una guía de cómo follar sin ser visto.

Todos tenemos una vecina, prima, amiga, compañera de trabajo, o lo que sea, que se ha convertido en nuestra fantasía sexual favorita o hasta exclusiva ¿o no? Pues bien, en mi caso ese titulo lo porta Tania, mi vecina del barrio. Ella es morena, de unos 35 años, 1.60 de estatura aproximada, pelo ensortijado negrísimo, mas bien tirándole a llenita pero bastante bien distribuida. Su lado enloquecedor, sus pechos, esos se describen aparte: muy grandes, morenos claros, pezones muy grandes y oscuros que ya han amamantado a cuatro hijos, lo cual dio en que no estén tan firmes y su ir y venir sea enloquecedor.

Es ese tipo de belleza que su imperfección la hace más sensual, hasta te gusta aún más; esa persona que elegirías para follar por encima de cualquiera en el mundo si te dieran a elegir de todas las existentes (reinas de belleza, artistas…), todos tenemos en la vida alguien así en la cabeza, piense en la suya y comprenderá el placer que fueron para mi los acontecimientos que aquí escribiré.

El caso es que siempre he bromeado con Tania acerca de lo bella que es, de la suerte de su esposo al tenerla consigo, etcétera; he notado que esto la adula y por tanto su trato conmigo es muy amigable y llevadero.

Un buen día alguien organizo una excursión a las playas turísticas de Zihuatanejo, se lleno el camión de puros vecinos con toda su tribu de hijos, incluida en el paquete Tania y familia. La cuestión es que de último momento me toco ir solo en ese viaje pues mi esposa se quedo en casa por cuestiones de trabajo. Algo tendrá que pasar allá, de eso me encargo yo, pensé, y ahí vamos de viaje Uruapan – Zihuatanejo.

Al día siguiente ya tomábamos el sol en la playa todos los miembros de la excursión, yo desde el viaje mismo estaba 100% concentrado en mi vecina y como iba sólo pues lo hacía a placer. Valla bikini que usaba, sus nenas se rebelaban a quedarse dentro del traje, se saltaban por arriba, abajo y los lados, una maravilla. Su esposo (un alcohólico empedernido) a estas alturas ya sólo pensaba en la baraja y la cerveza. Tania se encamino sola al mar y yo la seguí, a unos metros de ella la estuve observando una media hora brincar por sobre las olas, hasta que en una de esas salio a la superficie sin la parte frontal del bikini, no se percato de inmediato y pude por fin conocer desnudos sus hermosos pechos. Con todo esto me anime a sacarle platica, le comente: "no tengas miedo Tania, metete más adentro, ahí no te arrastrara tanto el mar". Me contesto: "o.k. pero ven conmigo por que no se nadar". Y así fue, la metí tan adentro que tenia que abrasarse a mí para no ser arrastrada por el mar. Prácticamente me abraso con sus pies a mi cintura y sus manos a mi cuello, una ola saco un seno maravilloso, lo cual no le avise. Entre tanto sube y baja del mar, su seno de fuera y el roce de mi miembro en mi tanga con sus labios vaginales bajo su bañador, tuve una eyaculación ahí mismo bajo el mar, pero pegadito a ella; en un momento dado me dijo: "¿tienes frío? Te siento temblar…? "Si supieras ", me quede pensando. Casi de inmediato tuvimos que salir de ahí, pues uno de sus hijos la solicitaba. Ese fue mi primer tiro, hubo otros 4.

El segundo día amanecí con una idea maniática en la cabeza: como lograr ya no eyacular en ella, sino que trague mi semen. Estaba yo esta ocasión en el lobby viendo un encuentro de fútbol en una salita, resulta que pasa junto a mi Tania con una minifalda y sólo la parte de arriba del bikini sin playera; le dije: "¿A dónde tan rápido? Me contesto que "a dar un paseo, rafa (su esposo) esta dormido de borracho y los niños en la playa con los demás pequeños". Le dije que se quedara a ver el partido conmigo, lo cual acepto gustosa. Es el caso que estuve observando muy de cerca por largo rato sus senos bajo su bikini, el cual reflejaba sus maravillosos pezones; más abajo esas pierna bien torneadas y que terminaban en un trasero grande y redondo, ya no muy firme, pero muy, muy excitante. En un momento dado tuve una idea y la realice. Le dije iba por unas aguas embotelladas de sabor, la de ella la compre de horchata, pero antes de llevársela pase al baño y eyacule dentro de su botella de agua, no me costo mucho trabajo, sólo imagine sus senos y casi de inmediato me vine. Agite el agua para revolver los 15 chorros de semen que llevaba. Se la entregue y la bebió de tres tomadas, en esta ocasión su comentario fue: "caramba, esta agua creo que sabe más salada que dulce…" Ese fue mi segundo tiro.

El tercer día muy temprano, caminaba yo por la playa solitario, no había prácticamente nada de gente aún paseando por ahí. Cual es mi sorpresa que estaba mi vecina sentada sobre una toalla enfundada en uno de sus mega bikinis. Se veía triste; fui hacía ella y salude "Hola, ¿Cómo te la pasas? Pareces más sola que yo…" Me comento: "¿Y como no? El imbécil de Rafael se ha mantenido ebrio todo el viaje, mis hijos no me siguen por estar de babosos con los demás niños, estoy jodida vecino". "Bueno –le dije- al menos disfruta de este sol maravilloso…" Y ahí me atreví a sugerir lo siguiente, ya bastante trillado por cierto: "¿Te aplico bronceador por la espalda?". "o.k., ten la botella estoy a tu disposición…" Se recostó boca abajo en la toalla, soltando su sostén, cubriendo sus nenas solo con lo que sus manos alcanzaban a tocar. Ahí estaba yo acariciando esa piel deseada por años, recorrí espalda, muslos, parte de su trasero y los senos hasta donde mi papel me lo permitía. Me puse tan caliente que estaba a punto de venirme en mi tanga, es el caso que a estas alturas ella estaba sentada de espaldas a mí viendo el mar, yo de rodillas tras ella. Sin más, le dije: "Ahí te va un poco más de bronceador en la espalda, te veo requemada"; la cosa es que eyacule salvajemente en su espalda y revolví el semen por todo su cuerpo cual bronceador. Esta vez dijo: "Pon el bronceador en la sombra, esta vez ya lo sentí muy caliente…" Esta vez me alcanzo a ver una pareja de turistas gringos, pero no hubo problema, es más, creo que lo disfrutaron. Casi nos fuimos de inmediato, pues iba a buscar a su familia para desayunar. Ese fue mi tercer tiro.

Cuarto día, fuimos a visitar una hermosa playa a dos horas del hotel, nos trasladamos en el autobús de la excursión, iríamos unas 20 personas tan solo. Fue un día de ver a mi vecina Tania presumiendo su gran y folladísimo trasero hacer castillos de arena con sus hijos, entre agachada y agachada se veían cosas maravillosas: sus senos levanta muertos, su rajota (se le ven enormes sus labios vaginales) al agacharse; todo un espectáculo. Algunos amigos ya grandecitos de sus hijos, dizque le ayudaban, todos ellos con su pene bien erecto. En una ida la baño me toco oír como se masturbaban 3 chamacos pujando su nombre. Su marido borrachísimo, y sus compadres platicando a sus espaldas en el bar (los oí) la posibilidad de coger con Tania, pues su belleza los había sorprendido; hasta celos sentí. Ya de regreso, muy noche, los niños dormían al igual que el buen rafa, unos cuantos nos amontonamos atrás del autobús a cantar con unas guitarras. Tan sólo en mi asiento (para 2 personas) estábamos 4 gentes, Tania sentada encima mío. Hacia mucho calor, sudábamos todos a chorros. Les juro que yo sentía los labios vaginales de Tania (llevaba ella el calzón de su bikini y yo un short) por sobre mi miembro; entre tanta oscuridad, vaivén y escándalo, saque mi pene para que se friccionara más directo, nadie noto nada, pues éramos los de hasta atrás; ella si me sentía, pero no lo tomo a mal por el apretadero; me vine fuertísimo en su raja enorme, sobre su bañador. Esta ocasión expreso: "que calor, cada vez me siento más mojada, hasta parece que orine por que hasta raro huele ¿no vecino?" Me limite a sonreír, estaba pasmadísimo. Ese fue mi cuarto tiro.

El quinto día y último, fue el mejor, Tania estaba enojadísima por la actitud de su esposo todo el viaje, de hecho me comento que como era el último día se iba desquitar embriagándose ella, cosa que tenía que seguir yo de cerca y aprovechar una vez más este último día. Por la noche fue la acción; asistió el grupo de adultos a un antro del lugar que ofrecía barra libre toda la noche. Don rafa a las dos horas ahí ya estaba dormidísimo de borracho. Momento que aproveche para llevar a bailar a Tania pegaditas; ella cumplió su palabra, estuvo tomando toda la noche, al bailar ya ni sentía por donde metía yo las manos: metía mis manos bajo su mini falda negra hasta tocar sus enormes nalgas, incluso hurgaba entre ellas hasta sentir su ano; su blusa ya tenía tantos botones desabrochados como para observar a placer sus senos, no llevaba sostén esta ocasión, he de decir que me lance a lamer sus pezones, total ella ya estaba más dormida que despierta. Salimos de ahí todo el grupo a las 4 a.m. Me ofrecí a llevar en un taxi a rafa y su esposa dormidísimos. Llegamos al hotel y el chofer me ayudo a llevar a rafa a su cuarto, lo dejo en la cama, los niños estaban dormidos. Luego pague el taxi y subí con Tania borrachísima. Como mi cuarto era el de al lado, se me ocurrió meter un rato a Tania y conocer de vista su sexo, el caso es que la coloque empinada con el culo al viento sobre la cama, subí su falda y baje su tanga, cual fue mi sorpresa que en ese momento ella no soporto más el estomago y defeco un pedazo gruesísimo y largísimo, no lo resistí: en el huecote que quedo en su ano tras esto, metí mi pene calientísimo, lógico, entro facilísimo y la folle unos 5 minutos, hasta que sentí venir algo caliente, me salí y tras mi pene otro pedazo de excremento grueso y largo, volví a entrar y la folle lento otros 10 minutos, ella aun dormida murmuraba de placer, me vine con 20 chorros de semen dentro de su ano, en mi vida no he eyaculado jamás tan sabroso, casi desvanezco. La vestí y lleve a su cuarto, al siguiente día todos como si nada, solo ella dijo a su esposo: "como me duele mi trasero de tanto estar sentada ayer en el antro maldito borracho". Ese fue mi quinto y ultimo tiro.

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