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¡Solo sexo!

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Era de noche todos dormían, solo estábamos en la casa mis hijos y yo. Mi marido estaba trabajando de noche en ese entonces.

Sonó mi celular, él llego, le abrí la puerta. Nos dirigimos lentamente hacia mi dormitorio, estaba todo en silencio y obscuro. Cerramos la puerta.

El empezó a besarme y a tocar mis grades pechos, le gustan mucho. Me desvistió muy rápido, entonces me mamó los pezones, que rico, inmediatamente se pararon y se pusieron duros.

No recostamos en la cama. Yo desnuda, inmediatamente comenzó a masturbarme.

Fui alucinante, ha sido el hombre que me ha tocado exactamente como me gusta. Tenía unas manos mágicas, que rico, me mojé tan rápido no quería que parara.

—Mas! ¡Mas! —decía.

—Mámelo! ¡Mamas muy rico!  —me dijo.

Bajé lentamente hasta su verga que estaba muy dura y la mamé, su verga entró hasta lo más profundo de mi boca. Entonces, no aguanté más y me monté. Cabalgaba rápido y él me daba de nalgadas.

—Deja metértelo en el culo! —Él me dijo.

No quería, pero acabe por aceptar. Me puso en cuatro, frotó su pene entre mi vagina y mi culo para lubricarlo. Luego escupió en mi culo, sentí la punta de su verga empujando, hasta que lo metió todo, entraba y salía con mucha facilidad. No pensé que me gustara tanto, mi vagina empezó a chorrear de tan mojada que estaba y luego llegó mi orgasmo. Empezó a metérmelo más rápido y más y más, hasta que me llenó el culo de su semen. Cayó a mi lado.

—No hablamos, pero como cogemos rico —me dijo antes de irse.

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