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Jodiendo en trío después del trabajo

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Antes de concluir la última toma, conseguí ligarme a la sexy transexual ya que me estaba poniendo vicioso y salido por sus múltiples poses libidinosas durante el trabajo. Mientras llegaba la rubia y sexy secretaria, la también sexy y sicalíptica transexual y yo empezamos a tener sexo.

La sexy transexual que era morena, llevaba una lencería muy atractiva y sugerente y eso fue lo que me puso "bruto" y con ganas de petarla y entaponarla a base de bien. Se postró frente a mí, de rodillas, me bajó la cremallera del pantalón y comenzó a chupar y devorar mi bullente y dura tranca de macho en celo.

Más tarde, llegó la rubia secretaria que portaba un maletín, pasó delante nuestra mientras la morena transexual devoraba y tragaba glotonamente mi rabo y se fue directa a la oficina. Yo gemía, berreaba y daba mil vagidos de placer ya que esta atractiva transexual, succionaba placenteramente mi duro rabo como una genuina prostituta profesional.

La mamaba y succionaba con un obsceno y depravado vicio desmedido y eso a mí me encantaba ya que me hacía parecer estar en un mar de lujuria depravada. Yo agarraba su cabeza para que lamiera y absorbiera mi rabo y me diera más placer.

Paró un segundo de tragar mi rabo y me miró con lujuria y vicio, para proseguir lamiendo y lengüeteando mi rabo que estaba más duro y efervescente.

Mi rabo recibía cientos de empellones de sus carnosos belfos y yo jadeaba y berreaba como un cabrón lujurioso, preso del brutal placer que esta zorra libidinosa transexual me estaba dando.

Me encantaba como devoraba y succionaba mi rabo y no quería que el placer que había comenzado a darme, al finalizar la grabación de la publicidad, acabara, pues me estaba matando de gusto y era un auténtico deleite tener mi rabo en su carnosa bocaza de zorra transexual en celo.

Yo la retiraba el pelo de la cara con mi mano derecha para que prosiguiera mejor mamando mi verga y me diera placer y más gozo con su caliente boca libidinosa de guarra transexual lasciva.

Llegó de la oficina, la rubia secretaria, que estaba aneja al plató y vestía con unas finas medias negras, una minifalda, unos finos zapatos de tacón y en el torso solo llevaba el sostén que le daba un aire morboso a su imagen de zorra libertina.

Se nos acercó y comenzó a acariciar mi endurecido torso, le agarré de la cintura con mi mano izquierda y con la derecha principié a quitarla lentamente el sujetador negro tan sexy que usaba, le pegué a la rubia secretaria un libidinoso morreo con lengua y automáticamente, se puso en cuclillas frente a la putona morena transexual y esta le ofreció mi duro rabo para que empezara a trabajarme con su boca de zorra.

Me senté en la mesa y mientras la rubia succionaba y devoraba mi rabo con gozo y deleite carnal, la morena le sobaba la teta izquierda con su mano derecha y a renglón seguido, fue a desabrocharme el cinturón, mientras la rubia guarra mamaba mi enhiesta pero dura verga con gusto y placer bucal. A la par que estas dos depravadas guarras me manipulaban sexualmente, yo proseguía dando gañidos y gemidos como un lujurioso semental en celo.

—¡uff!, ¡uff!, ¡agh!, ¡agh!, ¡agh!, ¡ugh! —gemía yo con lascivo vicio.

Al bajarme el pantalón, estas dos libidinosas pelanduscas se deleitaban bucalmente al lamer entre ellas mi duro rabo y al tiempo que la rubia lasciva tragaba mi rabo, la lujuriosa y sexy transexual lamía y lengüeteaba mis gordos cojones que estaban colmados de lefa.

Ambas se detuvieron un segundo de darme placer con sus lujuriosas bocas de hetairas provocativas y ahora era la rubia quién disfrutaba lamiendo mis cojones y la ramera transexual, tragaba sicalípticamente mi rabo.

Volvieron a cambiar en la manera de darme placer con sus libidinosas bocas y yo proseguía como un semental salido dando mil gañidos y gemidos de brutal placer.

—¡que golfas sois, zorras! ¡que gustazo me dais, putas! —bramé jadeando.

Entre las dos meretrices se disputaban el chupar mi duro rabo, mientras yo observaba anonadado su lujuria. Ambas chupaban y lamían mi rabo a la vez dando las mismas lamidas y finalmente la furcia rubia tragó mi verga y se la pasó otra vez a la fulana transexual para que se deleitara con su boca en mi rabo.

—¡No paréis, putas, ¡me encanta que me la comáis a dúo —gruñí con lascivia.

La transexual meretriz, se metió todo mi pollón en su caliente bocaza hasta que advertí su campanilla con la punta de mi cipote y se la pasó a la golfa rubia que estaba a su lado.

Las muy calientes, salidorras y depravadas, disfrutaban con verdadero embeleso y crónico deleite bucal chupando, succionando, tragando y relamiendo mi duro rabo y cuando no era una, era la otra y así sucesivamente, pero a mí me estaban dando un lujurioso placer que me mataba de gusto y no quería que esto acabara, pues sus carnosas bocas me volvían loco.

Después de hacerme este delirante juego, me desnudaron. Las dos golfas obscenas se quedaron solo con las medias y zapatos de tacón, mientras la fulana transexual que estaba a mi lado, nos comíamos lingualmente las bocas. La depravada rubia ramera se situó cerca de la transexual para tragar su rabo.

—¡os voy a volver locas de lujuria, golfas!, ¡sois mi vicio, guarras! —aullé.

Al tiempo que nos comíamos lingualmente las bocas la guarra transexual y yo, ella me pajeaba febrilmente y yo le sobaba una teta con placer.

—¡que pollaza tienes, cabrón! —jadeó la transexual la secretaría devoraba como una loca la polla de la transexual con un obsceno vicio sin igual.

—¡cómo me gusta tragar tu rabo, hija de puta! —gimió la rubia secretaria.

La transexual, paró de pajearme y como al estar cerca de ella ambos rabos, la rubia los tomó para degustarlos a la vez en su cálida bocaza de fulana libidinosa.

La muy avariciosa, se los metía como podía para darnos placer y para sentir ambas pollas deformando su glotona bocaza de zorra depravada.

Sacamos los rabos de su boca y la transexual era mamada por la rubia fulana, entretanto yo me pajeaba.

—¡ogh!, ¡agh!, ¡ogh! —jadeaba la puta rubia.

—¡uhm!, ¡slurp!, ¡slurp!, ¡slap!, ¡slap!, ¡chok!, ¡uhm! —proseguía lamiendo la rubia fulana.

Luego pegó su obscena bocaza a mi rabo y succionaba con placer y me hacía gemir como un cabrón salido al tiempo que la transexual se pajeaba 
Otra vez volvió a tragar y chupar el rabo de la sexy transexual y yo me pajeaba con placer.

La muy guarra de la rubia disfrutaba de ambos rabos, mientras que la transexual y yo nos comíamos las lenguas fundiéndonos en un auténtico beso pasional.

La avariciosa y viciosa rubia, se colocó entre medias de los dos en cuclillas y disfrutaba como una zorra posesa de nuestros endurecidos rabos y los golpeaba a la vez cerca de sus labios.

—¡sois unos hijos de puta, me encanta comeros el rabo! —añadió con vicio la rubia secretaria— ¡me vais a volver loca de lujuria, cabrones! —añadió otra vez.

La pelandusca de la secretaria se dedicaba con lujurioso ahínco a nuestros rabos y se metía uno y pajeaba el otro con placer, pues eso le hacía sentirse más zorra y más golfa si cabe.

—¡me ponéis muy cachonda cuando devoro vuestros jodidos rabos, cabrones! —bramó la rubia.

Cambiamos de posición los tres y me subí a la mesa, mientras la morena transexual situó su cuerpo cerca del culo de la secretaría para petarla y entaponarla duro.

—¡así, guarra!, ¡qué gustoo! ¡así, puta!, ¡ah!, ¡ah!, ¡ah!, ¡uhm! —jadeé mientras la zorra rubia proseguía mamando como una furcia descosida mi rabo.

—¡ahora te vamos a derretir a pollazos, rubia! —jadeó la transexual.

—¡eso es lo que deseo, canallas!, ¡vuestros rabos! —vociferó la secretaria.

La putona transexual agarraba con fuerza el culo de la rubia secretaria y petaba duro su ojete a la vez que mamaba con vicio y desenfreno mi enhiesta, pero dura verga y yo gemía y aullaba del placer que esta puta zorra rubia me daba con su bocaza, mientras, la fulana transexual daba mil empellones a la secretaría y la chillaba.

—¿no querías polla?, ¡pues ahora te vas a hartar, puta!

Yo proseguía gimiendo y bufando del placer que la hetaira rubia me daba y ella a su vez como mi rabo que llegaba a su garganta, jadeaba como una loba salida y la meretriz transexual entaponaba el ojete de la secretaria.

—¡qué gustooo!, ¡no pares!, ¡no me la saques, putaa! —bramó la rubia.

—¡toma rabo, zorra!, ¡toma rabo, guarra!, ¡todo tuyo, puta! —gritó la transexual.

La transexual agarró una pierna para entaponarla mejor y luego otra y la imagen que dábamos era de un sexo lascivo sin límite.

Proseguimos a cambiar de postura y me subí con la rubia meretriz en la mesa para joderla bien, la muy puta, proseguía mamando y succionando el rabo a la transexual que parecía follar la lasciva bocaza de la golfa rubia.

Yo daba empellones a la secretaria:

— ¡soy tu puto semental, guarra! —gruñí.

—¡te voy a volver loca de lujuria, golfa!, ¡eres mi vicio, guarra! —aulló la transexual.

Cambié de agujero, pero no de posición y ahora taladraba a base de bien el ojete de la rubia meretriz y mis libidinosos jadeos iban en aumento.

Volvimos a cambiar de posición los tres, me tumbé en la mesa, con los pies en el suelo y la ramera rubia sobre mí que tenía clavada mi polla en su culo y entre nuestras piernas bien abiertas, la transexual lasciva que agarraba con fuerza las ancas de la secretaria para joder y entaponar su libidinoso ojete de fulana sugerente.

La marrana rubia jadeaba y gemía como una puerca mientras nuestras pollas ocupaban sus placenteros agujeros sexuales que nos empujaban a gemir más y más sin parar.

—¡que pollaza tienes, cabrón! —jadeó la puta rubia.

Subimos los tres sobre la mesa y la prostituta transexual estaba enchufada a mí por mi salvaje polla que se la clavaba en su culo y la rubia meretriz lamía la teta de la transexual a la vez que se la manoseaba.

Yo tenía a la furcia transexual que se me echó encima e hincó su agitado ojete en mi dura verga y comenzó a botar con lujuria cual ramera libidinosa.

—¡mátame a polvos!, ¡clávamela, cabrón!, ¡soy tu puta esclava sexual! —gritó la loba transexual.

—¡así cabrón!, ¡así, así, así!, ¡qué gustooo!, ¡queee guuusstiitooo! —bramó de deleite la zorra transexual.

—¡toma raboooo, jooodidaaa zorraaa! —grité con depravación.

La furcia transexual botaba y botaba con mi rabo dentro de su ojete sin parar y gemía, aullaba, jadeaba y vociferaba como una loba en celo mientras la obscena ramera la magreaba el rabo y volvía a rezongar más viciosamente.

Mientras la zorra transexual botaba sin parar con mi taladrante verga en su agitado culo, la rubia pelandusca la lamia una teta y se comían a besos entre ellas como zorras libidinosas en celo.

—¡ah!, ¡ah!, ¡ay así!, ¡ah!, ¡ah!, ¡uff! —gemía como una zorra la morena transexual.

Finalmente, la rubia secretaría se situó entre ambos, chupó por última vez nuestras pollas goteantes de lefa y limpió los restos con su lasciva boca.

Después de este festín sexual, nos vestimos otra vez ya que nos invitaron a la fiesta de fin de rodaje.

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