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Así cambió mi vida

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Voy a narrar mi experiencia vivida, porque es como gritar al mundo que estoy feliz.

Bueno, soy un joven de 24 años, 1.75 metros de estatura, contextura delgada y escasos y ralos bellos en las piernas y pecho.

Por motivos de trabajo, tuve que viajar a otra ciudad en la sierra peruana y cansado de la jornada realizada decidí ir a un local de Baños Sauna, para relax, un buen baño de vapor y agua caliente.

Ingresé al ambiente como todos en toalla y después de un profundo baño caliente entré al Cuarto del Sauna, allí me recosté, casi echado me quedé dormido, pero fueron unos instantes creo de profundo sueño, al parecer estaba muy cansado.

Al despertar bruscamente, me encontré con la mirada de un caballero, pues me estaba observando y claro que era natural la curiosidad, pues estaba destapado, se me había desatado la toalla y me dejó descubierto. Aquí les comentaré que mi pene cuando no está erecto mide algo de 2 cm máximo, no soy circuncidado así que ya se imaginan lo pequeño y confuso panorama junto a mis testículos, además de los escasos bellos que tengo en el pubis, pues me los depilo.

Bueno, la primera impresión que tuve fue eso; pero yo normal me incorporé lentamente expresando:

—Hola, me llamo Lucio —como saludo de cortesía.

A lo que él me respondió igualmente:

—Hola me llamo Abdel Bari.

Pero con un “dejo” de extranjero, situación que aproveché y pregunté de que país era, muy amable respondió que era de una ciudad de nombre complicado para mí y que era árabe, que trabajaba en Dubái (ese nombre si me acuerdo porque he leído de un hotel que se ha construido en una isla artificial).

Él estaba semi cubierto del vientre y se dejaba ver que era de contextura ligeramente gruesa, no era musculoso ni algo parecido, pero si su naturaleza era algo así como fornido, con cejas pobladas, ojos diría yo grandes y negros; pero su mirada como penetrante un poco que me incomodaba.

Lo tomé como una persona sociable, pues él comenzó la conversación acerca de que hacía, cual era mi trabajo, de que zona era, me conversaba de lo que había conocido en acá en Perú, de las maravillas de paisaje.

Vi que estaba bajando el vapor y pregunté si estaba de acuerdo en aumentar el vapor y las hierbas (eucalipto), contestó que sí, así que me paré para realizarlo, para esto cruce en diagonal el cuarto de sauna desnudo y lógico pasé muy cerca de él y noté que me quedó mirando pero de pies a cabeza, en el punto de vapor hay que arreglar un poco las hiervas para uniformizar el vapor sobre ellas, por lo que tuve que exponerme desnudo un poco más de lo esperado, y siempre, no me quitaba la mirada.

Al volver a mi sitio, me preguntó acerca de las costumbres de amistad, como se acostumbraba a tener pareja, como se tenía matrimonio, del comportamiento de las mujeres… etc.

Yo seguía recostado, ya sin ningún pudor estaba totalmente desnudo y él conversaba lento con ayuda de palabras en inglés y por parte mía para entendernos y comenzó a preguntarme acerca de tener una pareja gay, es decir, pareja con otro hombre; al hacerme esta pregunta le hice señas de que no escuchaba y le dije que se acercara, lo que hizo también sin ningún tapujo se levantó y sí, era un hombre fornido, todo el cuerpo con piel ligeramente oscura (color tipo ocre) más o menos 1:84 de estatura, le vi su miembro y estaba como casi semi erecto, y lo que pude notar era el grosor de su pene.

Bueno, una vez más cerca, me preguntó que él estaba buscando una pareja del mismo sexo, que sea de agradable físico, culto…etc. etc. Un poco como que estaba confundido por lo directo de las preguntas, no es común para mí, tener una conversación de este tipo, por lo que yo respondí que podía publicar un aviso por Internet o en los diarios, él me replicó que no confiaba, mayormente todos quieren dinero a cambio y más son “prostitutos” (esa palabra si se la había aprendido), yo estaba casi perplejo por lo que me decía, o sea callado, pensando en lo veraz, espontáneo y hablando sin tapujos, tanto así que estaba anonadado mirándolo y mi “paquetito” estaba en la mínima expresión, convertido en un conjunto de pliegues de piel…. jajajaja.

En ese momento me cogió la pierna izquierda y comenzó como acariciármela desde el pie hasta el muslo y con un tono pausado, suave, haciendo un esfuerzo por hablar bien el castellano, al mismo tiempo me preguntó si yo era gay, yo no hice nada por retirar su mano y le contesté que no, siguiendo con las caricias un poco más cortas en el muslo, me preguntó si quería experimentar y ser penetrado…

En mi interior como que expresé «queeeee», pero muy pausado, sereno, le dije que no había pensado en eso nunca; pero la verdad es que sí, muchas veces me masturbaba pensando que era una nenita, que alguien me cogía, y una que otra vez me masturbaba introduciéndome un banano verde que forraba con un condón… eso era lo máximo que había llegado, bueno y en el sauna que a veces espiaba los penes de los que estaban allí.

Con calma el comenzó a acariciar mis piernas, por la parte del pubis y esporádicamente tocaba mi “paquetito”, que comencé a erectarme y aun así no hacía nada por retirar su mano, me insistió que sería vivir otros momentos de los cuales que ambos teníamos curiosidad.

Yo respondí, vamos saliendo de acá para seguir conversando, pues me había excitado y mi pene cuando está erecto mide 14 cm y era un poco incómodo para mí, pues él no lo estaba tanto creo y de repente llegaba más gente… aun cuando él comenzó a decir palabras de halago para mi “pija”.

Salimos del cuarto sauna y yo tomé una ducha española bien fría, para calmar mi excitación, mi arrechura, al salir de la cabina de la ducha, él estaba esperando su turno y nuevamente me miró de pies a cabeza, a esto yo no más le sonreí.

Salimos y en su auto nos dirigimos a su casa, en el camino bajamos en un restaurante para comer algo ligero (eran como las 4:pm) y el tema de conversación fue acerca de mí, allí le dije que nunca había imaginado estar en una ocasión como ésta, ser cortejado por otro hombre, le dije que era agradable estar conversando con una persona de una manera tan alturada, sin tapujos y honesta. Me decía que, si aceptaba, sería feliz y procuraría hacerme pasar buen momento. Lo entendí como que era por las limitaciones del idioma, una frase de agrado

Salimos del restaurante y entramos a una finca, a la casa donde estaba viviendo, era un lugar realmente acogedor, junto al río y con plantaciones de árboles de fruta, con un corral para asnos, cabras, y otros.... Me invitó a tomar asiento, sirvió vino y juntó a mí se sentó, debo resaltar que era muy amable y educado. El continuó la conversación del restaurante y me contó que siempre había tenido referencia de Sudamérica, que tenían un negocio familiar de restaurantes, hotelería y también de Night Clubs; allí me puse un poco alerta, que al parecer notó en mi rostro y me aclaró que decía todo para evidenciar que era honesto diciendo todo lo referente a él. Yo le pregunté de porqué preferir un gay o travesti o trans para una relación y me contestó que en la escuela conoció un chico que era un poco afeminado, era su amigo y que sus tíos que eran con los que vivía lo llevaron a no sé qué pueblo y allí lo mataron, por nada, por ser como era y desde allí como que vivía pensando en alguien como ese amigo.

Sentados en el sofá se acercó más a mí, ambos con nuestra copa de vino y me tomó la mano, yo normal acepté y le dije que no estaba mentalizado en tener una apariencia de hombre y ser penetrado, que incluso en ese instante no dejaba de tener cierto estupor, que de repente no me dejaba ser totalmente espontáneo y me dijo en ese instante que si eso era “un adelanto de SI”…me sonreí y ya no había más que decir, estaba convencido, estaba decidido a que aceptaría ser “inaugurado”; pero no se lo decía aún. Ya que había un ambiente de confianza y respeto le dije que me gustaría en ese momento estar vestido de mujer, de una sexi dama y ser tratada como tal, que se dirija a mí como una nena y que cuando me lleve a la cama me desnude de la manera más romántica. Radicalmente cambió él su rostro, ¿claro el motivo no?... había conseguido lo que deseaba, se levantó del mueble, y salió con bolsa y cajas envueltas, me tomo la mano y me invitó a pasar a un dormitorio para que me cambie de ropa.

Ingresé y era toda una hermosa habitación, bueno comencé a abrir los paquetes y encontré una hermosa ropa de lencería, con figura de hojitas de trébol en fondo crema, de tela muy suavecita, tan seductora que se me paró el pene instantáneamente. Me desnudé y me metí al baño a darme una ducha, pero esta sí que estaba bien fría, casi helada. Me puse la tanguita diminuta e hice que mi paquetito encajara como sea en ella, no se notaba bulto casi, pues con el frío y lo normal de “mi cosita” favorecía esto.

Me acomodé el brasier que tenía esas almohadillas “push up”, para esto me depilé el pecho con pinza no más porque no tengo muchos (unos cuantos y largos) y de verdad que daba la impresión que tenía senos pequeños, acá debo decir que soy esbelto, casi lampiño, tengo un culito medio redondeado y ligeramente abultado; pero arqueando mi espalda y caminando erguida, se nota más curvilíneo mi cuerpo.

Me puse la blusita que era unida con un lazo, y tomé el lápiz labial que había en uno de los paquetes y me pinté los labios. Me miré en el espejo y vi mi cuerpo completo, la verdad que me agradó bastante… yo sabía que no era perfecto; pero yo me sentía en ese momento fenomenal, el labial que me había aplicado, le dieron otro aspecto a mi rostro, la verdad que me vi extraña, lo digo así porque me sentía como una nena y pensaba en femenino todo.

Me eché perfume, recatadamente por todo mi cuerpo, y más por mis partes y mi culito, más aún cuando ya estaba totalmente dispuesta a recibir ese pene que no me lo sacaba del pensamiento, dispuesta a entregarme como una hembra, responder a todo lo que ocurriría, es decir no tendría reparo de nada.

Salí del dormitorio; pero les confieso que era con timidez, temor; no sé cómo explicarlo y caminaba descalza por la alfombra, ensayando mis pasos femeninos, erguida sacando a relucir mi culito con una ligera sonrisa; él estaba ya bañado esperándome con un bóxer gris al igual que una bata corta con lazo.

Me miraba fijamente y sonrió plácidamente, me acerqué y ya junto a él, me tomó de la mano y me dijo con voz pausada:

—Ahora qué has decidido —me empiné, me apoyé en sus hombros y le da un beso, si lo besé, era algo que jamás había hecho y ni siquiera pensado, aun en mis momentos de plena masturbación e imaginación erótica que había tenido antes, le dije tímidamente:

—si acepto, me llamo Lucía y espero que sea algo bello para recordar toda la vida —sonrió y me tomó de la cintura invitándome a recostarnos en el sofá.

Toda una parejita nos sentamos, mientras tomábamos nuestra copa de vino, yo recostada a él me sentía una hembra completa, podía sentir sus caricias por mis hombros, mi cara, él recorría con sus dedos el contorno de mi cuerpo y me hablaba de salir por aquí y por allá juntos, abrazados.

Yo estaba muy en confianza, ya era otra persona, me sentía una mujercita completa a lado de alguien que era mi pareja desde hace tiempo, por eso me acomodé sobre sus piernas y comencé a acariciar su pecho que era a la vista con bellos en la parte central, y recuerdo que pregunté:

—Abdil Bari, como te gusta hacerlo, como quisieras que yo me comporte, te pregunto esto porque para mí esto es algo nuevo y realmente no sé ni siquiera como colocarme, sé que me la vas meter por el culito, pero me imagino que habrá una manera para penetrar si hacer tanto dolor.

El me miró tiernamente me abrazó algo más fuerte y dándome también un beso me dijo que lo haría como yo quisiera, que sería muy tierno en tratarme, que lo haría con cuidado y que todo dependía de nosotros, porque también sería su primera vez. Allí también yo le dije acerca de mi temor de tener el contagio del VIH, él seriamente respondió que no tenía tal enfermedad y yo también contesté que no era portador de ninguna enfermedad. Parece que con esto me liberé de temores y le dije:

—Quiero ser tuya, quiero sentirte dentro de mí.

Allí fue donde sentí que su miembro estaba endureciéndose más y me preguntó si podíamos hacerlo desnudos... yo me sonreí y le contesté:

—claro que vamos a estar desnudos.

Él replicó y señalándose el bóxer me dijo:

—él desnudo.

Sonreí y le dije:

—ah…! lo que tú quieres es cogerme con tu pene peladito.

Le contesté que estaba bien y le aclaré que tenía que lavarme bien en el interior de mi culo, a lo que él dijo que si, que era muy necesario.

Me alzó y me llevó al dormitorio. Ingresé al baño, encontré una bombilla de enemas y lo que hice fue mezclar agua con jabón y me aplique (Esto lo recuerdo de mi abuela que así nos aplicaba cuando estábamos mal del estómago y nos hacía botar sapos y culebras… jajajaja). Me aplique algo de 4 veces las 2 últimas con agua pura no más, porque ya no botaba nada de impurezas (ya saben a lo que me refiero). Nuevamente de jaboné bien el culito, la rajita del poto, el “agujerito” que tenía que darle mi mejor presentación y me eche crema de cuerpo allí.

Abrí la puerta, él estaba viendo noticias de Tv, se paró y me dijo:

—Yo seré quien te desnude.

Allí mi cuerpo y mi mente como que se entregaron completamente al otro cuerpo y ya no era yo, era esa mujercita que estaba dentro de mí y quería explorarme yo misma, quería experimentar con un hombre, me apretó contra él y pude sentir su “ endurecido pene”, me desató la batita, me lleno de besos los hombros, me desató la tanguita, allí todo estaba comprimido, era la timidez que sentía ante un imponente cuerpo de otro hombre, yo hacía lo mismo, le saqué la bata y con la curiosidad que me embargaba, alegremente le dije:

—a ver niño que tienes acá en este paquetito —agachándome en cuclillas le bajé el bóxer— ¡ahhh...! —dije yo con un tono coqueto y femenino— que hermoso.

Su pene se había desplegado totalmente, había estado allí aplastado y por fin tuvo la oportunidad de mostrarlo. Era hermosamente grueso, con una cabeza de piel bien templadita y más gruesa aún, pregunté si se había medido el diámetro de la cabecita y contestó que era 2” un poquito más y el grosor de su pene si era de 2” exacto, le di un beso en la cabecita, mejor dicho, me metí a la boca la puntita de su cabecita, acariciando sus huevos, al mismo tiempo estaba en mi mente que me parecía imposible estar besando un pene, acariciando los testículos de un hombre, como que quería grabar todo en mi memoria.

Me levanté suavemente y empinándome besé a Abdil; con la mano en su pene de hecho que ya nada tenía restricción, así que el beso era con lengua.

Así nos fuimos a la cama y ahora si había que ingeniárselas, me acosté boca abajo y le dije que me penetrara; abriéndome yo mismo mis nalgas pero no era tan cómodo para penetrar, así que me colocó debajo del vientre almohadas y otra vez, yo abriéndome el potito le pedía que me penetre, allí sí que logró por lo menos asomar la punta dentro de mi culito, pero sentí que ardía, porque como que raspaba, por tal motivo yo mismo humedecí con aceite humectante todo el pene y él igual hizo colocándome con sus dedos, un poquito adentro de mi culito, crema Nivea.

Yo había leído que había primero, antes de la penetración, con los dedos ir haciendo como ejercicios para apertura del “hoyito” para agrandar o relajar esa parte, cosa que lo había hecho cuando me bañaba; pero creo que faltaba más, así que con esas cremas y aceite humectante hicimos un nuevo intento, yo procuraba estar lo más relajadita y él con esfuerzo empujaba su pene, al comienzo estaba fácil y comencé a sentir que de verdad se abría mi culito y esto me excitaba más, les contaré tanto él como yo gemíamos, yo toda una bebita gemía, y expresaba que estaba rico, él repetía y repetía… algo como ajá.

Él me tenía de las caderas, yo con las almohadas estaba como perrita; pero también estaba erecto y sentía que me aplastaba, así que saque las almohadas y me acomodé como perrita, él muy sumiso esperaba todo lo que hacía para posicionarme bien y luego empujaba; pero me dolía y estaba tanto él como yo muy excitados, que estábamos intranquilos, allí fue cuando le dije que me la saque despacio para estar de costadito, así lo hizo y sentí como el pene recorría mi ano para salir y esto que había entrado solo la cabeza , siempre con mis manos en mis nalgas, para tener el culo abierto.

Nuevamente nos untamos aceite Johnson en su pija y crema Nivea en mi culito y echaditos de costado, yo con la pierna a medio estirar, abierta hacia arriba y abriendo mis nalguitas, mi hombre introdujo su pene, acá pude sentir lo grueso que era porque yo palpaba con mi mano que su pene ingrese bien dentro de mí, podía sentir el esfuerzo que hacía pues estaba mi cabeza sobre uno de  sus brazos, eso sí, me hablaba en el oído un montón de palabras que yo no entendía; pero que eran producto del momento que estábamos gozando.

Yo seguía gimiendo como toda una nenita que por primera vez lo hace, le decía “ay... ay… ay” y luego le decía “mete, mete, despacito, despacito ya… ya...” etc. Él amorosamente me respondía “Ok… ok.” y  besaba, acariciaba  mi cuerpo; yo como podía acariciaba su cuerpo, recogía y extendía mis piernas, me cansé de tener la pierna levantad, así que la dejé en posición normal y fue allí donde arremetió Abdil, empujándola hasta donde más pudo, de hecho que yo grité como una loba, pues era con ardor y seguramente no había más crema, allí le pedí nuevamente que me la saque, él asustado la saco lentamente, acariciándome con ´palabras bonitas (bueno sonaban como palabras bellas) y nuevamente sentía como recorría es cabecita todo mi culito, volteé a ver y su pene estaba como hinchado, bien gordo o mejor dicho grueso, parecía sudoso, era por el aceite untado, no había rastros de sangre, y procedí a echarle aceite Mennen nuevamente y me lo coloqué nuevamente en mi culito y pedí una vez más que me la metiera:

—Métemela mi amor —fue lo que dije.

Y él nuevamente comenzó a hacer su recorrido dentro de mi potito, era más fácil y entró un poquito más, allí fue donde comenzamos más a disfrutar el uno del otro, el me la sacaba y la metía, yo me movía para adelante y para atrás; cambiamos de posición; yo como arrodillada en el filo de la cama y él parado cogiéndome de la cintura, nos movíamos de tal manera que yo podía sentir el choque de sus testículos en mi culito y los míos también se balanceaban.

Tengo que decirles que yo estaba muy excitado, que mi pene también estaba erecto al máximo, mis testículos y mi pene como que eran un solo cuerpo y Abdil Bari tenía todo aplastado en su mano, pues era lo que acariciaba, yo ya no podía hacer nada más porque estaba totalmente cubierta por los brazos y piernas de él.

Bueno veía mi cuerpo que estaba atrapado, vi la diferencia de color de piel, me excitaba estar así, podía sentir como se resbalaba dentro el pene de mi” hombre, como que quería ver cómo era allí atrás, creo que eso hacía que me sienta plenamente una mujer, y me contornaba y movía plácidamente como nunca lo había hecho.

Llegó el momento de clímax, él me dijo si estaba lista para recibirla, le contesté que sí, allí me dijo que los dos teníamos que al mismo tiempo “venirnos” o sea eyacular; pero a mí me faltaba un poquito más, así que comencé a moverme más, a contornearme, ya el dolor era desapercibido y gemía de placer máximo, él por su parte gemía casi desesperadamente, hasta que dijo en su idioma no sé qué palabra y clarito sentí como que disparaba un chorro, allí lo hizo casi violento que produjo que dijera un ayyy de forma notoria, pero no dejaba de moverme, yo por mi parte no expulsaba nada; pero si estaba mu, pero muy arrecho con una ganas también  de eyacular, por eso me movía desesperadamente creo, 3 o 4 empujones hizo y eyaculó dentro de mí, extasiado, gimiendo, soltándome un poco mis caderas y sacándola lentamente iba como regando su leche dentro de mi potito, allí fue que recién eyaculé y me salió abundante leche, él aún con su pija dentro de mi balbuceaba y acariciaba mis nalgas, mi pene y que había eyaculado, también fue cogido por él y esparcía la leche mía en mis nalgas, creo que también se la pasó por los labios; bueno la sacó totalmente y allí dio otro gemido y expulso otro chorrito de leche que sentí que cayó por mis nalguitas…

Me quedé echadita, él también se quedó junto a mí, me quedé oliendo a semen; pero no me importaba, estaba transpirada; pero no me importó tampoco. Me quede aletargada, tocándome el potito y se notaba que mi “hoyito” estaba dilatado, mojado y aceitoso

Me quedé así por largo rato, me quedé dormida junto a él.

Sin planear nada, de un momento a otro decidí dar rienda suelta a un instinto humano como mujer y experimenté como era ser penetrado, que se sentía ser inaugurado por un cálido hombre Tengo todo grabado en mi mente, porque así comenzó mi nueva vida…

(8,88)