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Isabel, un despertar

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Todo se fue dando de apoco, con el tiempo, lentamente. Me llamo Isabel y quería compartir con ustedes una vivencia que me inquieta.

Soy casada, tengo dos hijos y una vida normal, todo marchaba sin grandes alteraciones y cumplía mis distintos roles con esmero y dedicación, aun cuando interiormente me sentía muy sola y carente de afecto.

Trabajo en uno de los ministerios de gobierno y todo estaba bien, aprendiendo progresando, teníamos un buen equipo de trabajo, salíamos a terreno, hacíamos presentaciones, todo bien. Dentro de este grupo de trabajo estaba Antonio, era muy trabajador y profesional, éramos buena dupla y siempre me trato como su compañera, con mucho respeto y delicadeza. Su voz era dulce y siempre fue un caballero, en los trayectos a terreno o los cafés en la oficina siempre me escuchaba atentamente, todos mis problemas, mis vivencias, se reía y me escuchaba atentamente.

Con el tiempo comencé a notar que mi compañero me miraba de manera diferente, sentía sus miradas en mi cola al pasar y me gusto, me daba alegría, o ilusión que un hombre me mirara, no sé qué. Fue como un juego y yo comencé a usar faldas ajustadas con colaless para que se me marcaran y cada vez Antonio era más atrevido, podía sentir como me miraba al pasar, miraba fijamente mi cola y sentía que me desnudaba. Yo estaba en las nubes y fue un juego que me gusto jugar, comenzaba a excitarme la situación. Luego comenzó a mirar fijamente mis pechos y piernas, se deleitaba mirándome fijamente, me desnudaba con su mirada y me excitaba a mí la situación.

Un día no asistí al trabajo por estar un poco resfriada y no tenía quien me llevara la licencia médica, lo llamé y como andaba en terreno se ofreció para ir a buscarla a mi casa y llevarla al trabajo.

Cuando llego a mi casa nos saludamos cordialmente y lo hice pasar, le ofrecí un café. Una vez en la cocina cuando preparaba su café pude sentir como miraba mi cola, se erizo mi piel de solo pensar que estaba sola en casa con Antonio deseándome e imaginándose quizás que cosas. Me acerque temblorosa con el café y el me tomo de la mano. Pude sentir su mano apretando mi muñeca firmemente y eso me derritió, ya lo estaba deseando y sentí como se humedeció mi entrepierna. Le dije que me soltara, que éramos compañeros de trabajo….  El soltó una carcajada maliciosa y me dijo, ahora vas a ser mía putita, sus palabras me estremecieron y retumbaron en mi cabeza. Mi marido nunca me decía groserías y menos en la intimidad.

Acto seguido me dio vuelta y me abrazo agarrándome los pechos y apoyando su bulto en mi cola, me lo refregaba y apretaba mis pechos, me seguía diciendo putita y eso me volvió loca, me chupeteaba el cuello, me mordía, sentía todo su pene erecto, de pronto me susurro al oído, te voy a meter el pico hasta adentro… ahí perdí el control y apoye mi cola contra el con fuerza para refregarme el pene de Antonio, repetía te voy a culear puta y eso me hizo perder el control. Nunca imagine que ese trato tan vulgar me excitara tanto, mi vagina era un mar que mojaban mi calzón y humedecían mis piernas. En ese momento descubrí que en lo más profundo de mi era muy puta y que me encantaba que me trataran así y quería que me follara así, quería escuchas palabras sucias, lascivas, palabras que nunca me dijo mi marido. En la cama no quería ser tratada como señora o madre, quería ser tratada como mujer, que me satisfagan, tenía un volcán dentro de mí por estallar y quería liberar todo ese fuego ahora

Antonio en cosa de segundos metió un dedo en mi vagina y luego otro, me está masturbando con frenesí, yo alucinaba con la sensación y con sus palabras…te voy a reventar la concha, te llenare de leche el culo…  me masturbaba y me refregaba su pene en mi cola, se lo podía sentir duro como un palo, oooooo me estaba matando de placer, de pronto me dio vuelta y me bajo de los hombros, abrió su cierre sacando su pene y me ordeno, chúpame el pico, yo inmediatamente hice caso y se lo mamé desesperadamente, todo. Yo estaba fuera de mi cuando nuevamente me tomo de la mano y me dijo acompáñame... me llevo al living y me puso sobre el sofá a cuatro patas, no alcance a decir palabra cuando me lo metió hasta el fondo, fue una sensación de un poco de dolor, pero con un placer indescriptible, que no había sentido con mi marido.

Ahí comenzó a cabalgarme, yo gritaba, gemía, respiraba con la boca abierta, lo ojos perdidos, con cada metía sonaba mis nalgas al recibir el impacto de cada estocada, de pronto paro y con su pene completamente en mi interior se quedó inmóvil, yo respiré profundamente y me morí los labios, estaba a punto de tener un orgasmo. Sentí un dedo en la entrada de mi ano, me asusté y quise moverme, pero el con la otra mano me afirmo la espalda y me dijo, desde hoy putita te voy a culear por los dos hoyos… ahí perdí el conocimiento, una corriente eléctrica recorrió mi espalda y tuve un espasmo orgásmico sobrenatural de solo imaginar lo que había escuchado, me siguió follando con su pene y follando con su dedo por atrás, decía, así putita, te voy a reventar la concha y el culo…

Tuve un gran orgasmo y me desvanecí. El siguió unos instantes y luego eyaculo prolongadamente dentro de mi vagina, pude sentir todos sus chorros como me inundaban, como me llenaban y se dejó caer sobre mí.

Nos quedamos, así como media hora, de pronto se levantó, se arregló la ropa, tomo mi licencia médica y salió. Desde la puerta me lanzo un beso, me miro maliciosamente y se fue sin decir palabras.

He quedado intrigada, inquieta, sin saber qué pasará con Antonio, como me mirará después, esto será un comienzo o solo una vez única, no lo sé.

Solo sé que me encanto que me trataran como puta en la intimidad, me encantaron las palabras vulgares, me encanto el sexo duro, salvaje y ahora quiero más…

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