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Desvirgando un chico de clase

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Llevo días hablando por WhatsApp con un compañero de clase, el cual me pone muy cachonda, no suele ser el tipo de chico que me suele gusta, es demasiado joven para mi gusto a pesar de que yo tenga casi su misma edad 18 años, me gusta acostarme con hombres mayores los cuales poseen mucha experiencia y me hacen descubrir sentidos de mi cuerpo desconocidos. 

En cambio, este chico era distinto, su timidez me transmitía que podría dominarlo y desde que descubrí que era virgen cada vez que pasaba a su lado suspiraba, tenía ganas de llevarlo al baño de mi instituto y chupársela, tragándome todo su semen...

Después de días hablando con él por fin pudo venir a mi casa, estábamos ocupados con los exámenes de último año, yo soy una chavala muy directa le dije que quería comerme su cuerpo saciarme de su virginidad. llegamos del instituto a mi casa a las 16.30, creíamos que tanto mi madre como mi hermano ya no estarían en casa, pero nos equivocamos, de todos modos, tampoco se dieron cuenta, subimos a mi habitación, se le veía un poco nervioso y tímido...

Le bese e intuitivamente nos fuimos acostando en la cama que se situaba justo detrás de él. Le mordí el labio bajando lentamente por el cuello, su respiración aumentaba su aceleración a partir de ese momento note que se dejaba llevar, yo ahora tenía el control de la situación, acostados en la cama le quite su camisa, él me subió mi vestido gris metiendo sus manos dentro de mi sujetador no antes de mirarme pidiendo con ello el permiso para hacerlo, no puse tapujos para que lo hiciera, yo ya estaba excitada, tenía a un virgen en mi cama. 

Me quite el vestido, él no se atrevía a desnudarme tal vez temiera mi rechazo, le toque suavemente su sexo por encima del pantalón note que él ya estaba preparado, pero yo aún tenía ganas de seguir jugando, morder cada parte de su cuerpo, tocar... Así lo hice, él notaba mis manos cálidas por su piel, por su cara notaba que estaba disfrutando después de quitarle por fin toda la ropa viendo así todo su cuerpo, le volví a tocar el pene con suavidad, estaba encima de él recorriendo su cuerpo a besos baje hasta pene; roce mis lengua, mis labios... notaba su mirada penetrante observándome fue ahí cuando adentre polla en mi boca, escuchaba sonidos de su voz que expresaban placer; yo movía mi cabeza de forma lenta para que disfrutara hasta al máximo de esa sensación que estaba sintiendo por primera vez...

Estaba disfrutando intensamente de su voz excitante y su cara, notaba como mi vulva ya estaba preparada, húmeda y pidiendo sexo. Aumente la velocidad de mis movimientos, el aguanto dicho placer sin correrse lo que me sorprendió y como premio subí a su boca y lo bese, le pedí como tenía que moverlo y dónde se encontraba el clítoris aprendió rápido, mi respiración también aumentaba su intensidad junto con la suya. 

Estábamos preparados.

Decidí colocarle el condón y situándome encima, él entro dentro de mí, me moví con ansias de consumir con esto, todo el deseo insaciable que se encontraba dentro de mí... mi cuerpo ya no resistía tanta excitación, le agarré del pelo con fuerza y le arañé su pecho de dejando marcas de lucha en su piel blanca entre todos los chupones que minutos antes le había hecho. Los movimientos siguieron con gran intensidad hasta que debido al ritmo que llevábamos se nos rompió el condón. Se lo quite, le dije que no se preocupara que estuviese tranquilo, él confió en mi palabra se volvió a costar otra vez en la cama, esta vez a mi lado.

Cogí su mano e introduje sus dedos en mi vulva insaciable y la toco con torpeza, yo de forma acelerada movía su miembro hasta que guardaba dentro, mojando todas mis sábanas incluso llegó hasta mi cara y mi pelo. Él se río con timidez. Deje que descansara a mi lado, pero no sin parar de darle besos por el pecho, cuando decidí que ya había descansado lo suficiente le agarré la mano acercándola otra vez a mi sexo, movió sus dedos dentro de mi vulva yo excitada le dije que bajara, no se negó a hacerlo, una vez abajo me miro pidiendo instrucciones, se las di y a partir de ahí él me acerco al mayor punto de placer que puede tener una mujer. Aquel placer era delicioso, pero también insoportable de aguantarlo en mi interior, estuvo debajo de las sábanas una gran parte del tiempo que pasamos juntos, se le veía cansado, pero en ese momento no pensé en ello.

Volvimos a coger un condón, se lo coloqué y dejé que esta vez fuera él encima de mí. Se movió de forma tan brusca llegando incluso a hacerme daño, le dije que tuviera más cuidado y seguimos con un ritmo más moderado poco después se corrió, esta vez dentro del condón.

Después de descansar nos vestimos y lo acompañé a la puerta, le dije que lo aceptaba como folla amigo.

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