Nuevos relatos publicados: 15

Dame un delantal de regalo y te obsequio mi boca, senos, vagina

  • 6
  • 15.667
  • 8,03 (35 Val.)
  • 2

Soy una de tantas jóvenes chilenas que durante las vacaciones trabaja para aportar al gasto de los estudios superiores. Me desempeño como dependienta en un local de venta de alimentos y artículos de repostería y con orgullo luzco el ceñido mini vestido con cofia y delantal; que, según el comentario de la clientela, parezco una agraciada muñeca de porcelana viviente.

Era tarde y me tocaba cerrar la tienda, cuando ingresó un joven y buen mozo morenazo, en busca de un dulce y pícaro pedido. Se trataba de un pastel erótico con forma de trasero, pero no era para una fiesta de despedida de soltero; si no como decorativo para una sesión fotográfica publicitaria en la productora de eventos de entretención para adultos, en donde laburaba como asistente.

Apresurada, torpemente derramé la crema pastelera sobre el pantalón del cliente, a la altura de su regazo. Nerviosa y deshaciéndome en disculpas, procedí a encuclillarme y agarré con ambas manos la pollera del vestido con el mandil; para limpiarle la mancha de su jeans.

Amablemente, el treintañero comprendió la situación y mientras continuaba restregando la suciedad de su zona pélvica; me di cuenta que se le manifestó una erección, por cuyo marrueco semi abierto emergió la punta de su pene envuelto en la tela del slip. Recién ahí me percaté también, que él estaba regocijando la vista. al contemplarme a gatas con las piernas arqueadas y el uniforme subido arriba del ombligo; mostrando el translúcido calzón de encaje que evidenciaba mi vello púbico y que, a la vez, enseñaba uno de los labios vulvares sobresalido por un costado de la prenda íntima.

Ruborizada, me incorporé y sosteniendo entre los brazos el plato de cartón con el pastel desarmado, me di la vuelta en busca del bizcocho de repuesto. Tras despacharle el pedido, tontamente le dije al morenito, que, si necesitaba una compensación satisfactoria por lo sucedido, que no se descargara contra la firma; si no que directamente conmigo.

Entonces, él me pidió que cuando tuviera tiempo libre, lo citara con su staff, acá en el local; para realizarme una entrevista audiovisual, como parte del cásting de postulación, para formar parte del contingente femenino de una agencia de modelos vip. Al despedirnos con un beso que se corrió de mi mejilla hacia el labio, recién ahí me di cuenta, que seguía con la pollera del vestido con delantal recogida arriba del bajo vientre; por lo cual, el treintañero también se deleitó al verme por detrás, bamboleando el trasero, en tanto que la tela del calzón se iba metiendo entre mis blancuzcos glúteos.

Aunque en los siguientes días intenté evadir el compromiso con disculpas vía telefónica con la asistente de la productora, no pude zafarme de la cita; al aparecerse el morenazo con su trigueño compañero de equipo, justo un viernes por la tarde cuando estaba por cerrar el local más temprano.

De entrada, fueron sinceros en explicarme, que dicha audiencia grabada era de carácter erótico, ya que era para una empresa de servicio de anfitriones para mayores. Agradeciendo su aclaración, un tanto confundida, me senté en una sillita plástica para niños y comencé a ensayar miradas y sonrisas frente al espejo de bolsillo, en tanto me repasaba rímel por las pestañas y retocaba mis labios con rouge.  

-"Mi nombre es: Anastasia Castro Collman y de cariño me dicen: Ani, tengo veinte y uno primaveras y soy de la tercera región de Chile. . . "-, Esa fue la presentación que di en la entrevista; mientras me rejuntaba el busto con ambas manos, para mostrar mi nombre bordado en la pechera del delantal, toda sonriente mirando a la cámara.

-"Estudio educación parvularia. . . ¡Y sí, me encantaría hacer y parir hartos bebés!"-, Así exclamé entusiasta al camarógrafo; al tiempo de que separaba las piernas y me recogía otra vez el uniforme arriba del ombligo, enseñando nuevamente el transparente calzón de encaje; el cual, moldeaba mi hinchada vulva.

-"Sí, entré a trabajar a ésta tienda de Cook-Kake, porque me sedujo el atuendo. . . ¡Y mi prenda fetiche son los delantales que uso desde niña hasta hoy al realizar las labores domésticas!- Reveladora respuesta les confidencié; en tanto seguía las indicaciones del asistente y procedía a quitarme el calzón, para enseñar ahora mi depilado pubis, adornado con un tatuaje temporal de mariposa y con un piercing en forma de flor en el clítoris.

-"Como me crie en el campo junto a mi hermana mayor, desde chicas deambulábamos en la parcela en la época estival, ataviadas únicamente con un delantal de cocina; exceptuando a las mujeres mayores que usaban sostén debajo del mandil, todas las demás no llevábamos calzones. . . Sin malicia ni temor de que nos vieran así los varones. . . "-, Tras aquella confesión, ya había entrado en confianza con mis administradores, por lo cual; no me incomodé, cuando me pidieron que les mostrara alguna gracia que hiciera con el cuerpo.

Entonces, fui al aparador de los pasteles, extraje un muñeco de guagua que decoraba una torta para bautizo y como estaba excitada; no me costó nada introducirme el bebé de plástico por la vagina, dejando la pura cabeza que asomara por entre las piernas.

-"Perdí la virginidad cuando una prima citadina de diecinueve alojó en la parcela durante las vacaciones y como dormíamos  en la misma cama; pasamos de jugar con besos y caricias, a tener relaciones sexuales la una con la otra, a través de un fálico pepino de ensalada"-, Con semejante confidencia, se extasió el ambiente y ante la sugerencia del asistente de realizar juntos una performance a modo de complemento a la entrevista; acepté, al quedar en evidencia mi calentura, con el escurrimiento de los fluidos vaginales por los costados del embutido muñeco.

-"Mmm… Síi… La primera vez que me encularon, fue cuando cumplí los dieciocho años y mi padrino me agasajó con un delantal estampado con motivos de Barbie; y en agradecimiento por su regalo, lo consentí de que me penetrara a gusto ¡por el anoo…!"-, Entre placenteros gemidos, continué contestando intimidades; en tanto sonreía dichosa a la cámara, mientras disfrutaba de como el morenazo me culeaba.

-"¡Ay, síi!... ¡Me encanta como tu grueso, largo y curvo vergajo me hace cosquillear el ombligo por debajo…!"-, A esas instancias, las preguntas del asistente se desviaron del libreto, pero igual las respondía entusiasta; mientras aguantaba las ganas de chillar del deseo; al mantener las piernas entrejuntas y en alto, en tanto asentaba las nalgas sobre las guevas del morenazo y cuyo inquieto falo, le daba vida a mi guagua de mentira, a través de las paredes internas de la vagina con el ano.

-"¡Síi… Soy una señorita indecente… ¡Que, a cambio de un fetichista delantal, se deja que se la culeen por detrás y por el frente…!"-, En rima finalicé mi entrevista, mientras exhibía contenta a la cámara; el par de hoyuelos que me dejaron el muñeco y el pico del morenito por vulva y culo.

Al despedirnos de besos con lengua, en espera del resultado de mi audición, el camarógrafo me consultó; si le daba una oportunidad de probar mis atributos. Manteniéndome con el uniforme recogido y sin calzón, le contesté sonriente: "Dame un delantal de regalo y te obsequio mi boca, senos, vagina y ano".

(8,03)