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Patas arriba (I, II, III)

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La única ventaja de no tener trabajo es que te sobra el tiempo para escribir a gusto y anoche la dama Inspiración vio a hacerme una visita... me acosté a las 5 a.m., pero aquí lo tenéis, una pequeña joya fruto de mi imaginación y mi teclado, os adelanto que es sólo una introducción y que por tanto no tiene nada de sexo, aunque espero que pese a eso os guste:

 

**********

 

Patas arriba

 

Iván

¡Cómo odio esto de no poder decir lo que pienso! ¡Joder! ¿Qué más da que sea gay? Pero no, tengo que quedarme calladito y no puedo decirlo ni a la familia, ¿es que mamá no se ha dado cuenta de que ya cayó el comunismo? Es más, ¿mamá no sabe que ya no vive en Rusia?

En fin, que me tengo que quedar más callado que un muro, todo porque en Rusia salió una ley homofóbica que prohíbe decirle a un niño que las relaciones homosexuales están bien, pero ¿acaso están mal? Yo no le veo nada malo a que me guste un chico, pero claro, mamá, diplomática de carrera que se casó con un colega de la embajada española determinó que el mejor de los dos países para vivir es España, pero que las leyes rusas deben respetarse en casa ¿es que está loca? En fin, que mejor no le digo a nadie que soy gay y me evito problemas en casa, no es normal que un chico de 18 años, 1.78 metros de altura, ojos azules, piel blanca y cara bonita sea gay, no, un chico así debe pasarse la vida ligando con cuanta chica se le cruce por la calle ¡vamos, hombre! Yo nací español y la ley de este país dice que si me gusta un chico puedo decirlo, pero no, cada vez que sale algo relacionado con la homosexualidad en las noticias hay que ver a mamá diciendo que acá debería implementarse esa ley, ¡con lo que me costó reunir valor para confesarlo! ¿No puedo ir y partirle la cara al Putin? Digo, por fin reuní la entereza para hablar en casa y el gilipollas lo arruina todo.

Bueno, ya basta, mejor termino de desayunar para irme al Insti, que no es plan llegar tarde.

 

Ricardo

Bueno, un día más de Insti, a ponerse algo decente, por si aparece alguna chica guapa por la calle y a tirar ¡hala! Que no puedo quedarme por siempre en la cama, un chico como yo, de 1.82 metros, ojos negros, piel morena, cabello castaño oscuro y con la fama que tengo entre las chicas no puedo darme el lujo de andar por ahí con cualquier ropa, no, por mucho que hoy sea un día como cualquier otro, nunca se sabe cuándo puedes ligar.

Bueno, ya vestido a desayunar una de esas maravillosas tostadas que hace mi madre y a funcionar por la calle, que ya voy tarde.

 

Iván

- Queda claro, por tanto que en el año… -vaya coñazo de clase de historia, no es que no me guste la historia, es que el profesor es un rollo del siglo de la polka y a mí lo que me interesa saber es cómo reaccionarían mis padres si supieran que me gustan los chicos y no las chicas, aunque supongo que si a esta edad no he tenido novia, algo han de sospechar-… por tanto, Iván, imagino que podrás decir a la clase exactamente cuál fue el detonante principal para pasar de la “paz armada” imperante desde la derrota en Waterloo de Napoleón a la I Guerra Mundial, ¿o me equivoco?

- Disculpe, don Daniel, ¿me puede repetir la pegunta? No es por excusarme, pero pensaba en otra cosa en este momento.

- La pregunta es sencilla, joven: ¿cuál es el detonante de la Gran Guerra, o I Guerra Mundial, además, por su desfachatez, quiero un ensayo de dos caras acerca de las implicaciones de esta guerra en la vida actual y otro de una cara que relacione lo que usted estaba pensando con el tema de esta clase.

- Perdone, don Daniel, si fui descarado, el principal detonante de la Gran Guerra fue el asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero del trono austro-húngaro en Sarajevo, Bosnia y se consideró mundial por la intervención de los americanos al final de la Guerra y por la participación de las colonias asiáticas, oceánicas y africanas en la disputa, lo que hizo que se movilizaran los cinco continentes en un período muy corto: casi cinco años.

- Excelente, como siempre, sus conocimientos de Historia son ejemplares, pero igualmente quiero los dos ensayos para la próxima clase, así aprende a estar atento y si se repite el caso, me veré obligado a expulsarlo de mi clase.

Daniel Rojas es el profesor de Historia y es muy majo, excepto cuando te pilla en las nubes, como me acaba de pasar, menos mal que puedo relacionar lo que pensaba de la ley Putin con la Revolución Bolchevique que provocó la salida de Rusia de la guerra en 1916, pero claro, mis compañeros se reían en voz baja porque es la primera vez que me asignan deberes en Historia, con don Daniel nunca me había pasado eso.

Por suerte era la última hora de clase, así que simplemente cuando sonó la campana que señalaba el fin de clase me puse a recoger mis cosas tranquilamente y pude notar que don Daniel se me acercó:

- Iván, lo de hoy ha sido muy extraño, generalmente eres el único que me presta atención y sospecho que tiene algo que ver con tu afición a la Historia, no puedo retirarte los deberes que ya te asigné en frente de todos, pero si tienes algún problema capaz de distraerte de tu clase favorita y necesitas con quién hablar, recuerda que además soy el tutor de la clase, puedes acudir a mi despacho cuando quieras hablar y desahogarte, no te garantizo una solución, pero te prometo alguien que te escuche, ¿entendiste?

- Muchas gracias, don Daniel, lo tendré en cuenta, pero no se preocupe usted, no volverá ocurrir –me disculpé sinceramente, es cierto, es de mis clases favoritas y nunca perdía palabra, por lo que de verdad era algo demasiado extraño para todos, incluso para mí.

- Muy bien, nos vemos mañana en clase, entonces.

- Hasta mañana, profesor.

Una vez que el profe se hubo ido noté que había alguien más en la clase: Ricardo. No me molesta que haya oído lo que me dijo el profesor, sólo que era la guinda del pastel del día de cosas extrañas que el chaval que siempre sale corriendo porque ha quedado con alguna chica se retrasase, supuse que se le había olvidado algo o que ya había salido con todas las mujeres del Insti, así que me despedí con un gesto de la mano y salí.

 

Ricardo

Bueno, me imagino que don Dani querría pedirle una explicación por la falta de hoy a Iván, pero me importa poco, sólo me devolví por mi móvil que lo puse debajo de la mesa para que no me viera don Dani y se me olvidó cogerlo, así que tampoco me importó, en fin que me tuve que esperar a que don Dani saliera del aula para coger mi móvil sin que se diera cuenta de que lo usaba en clase, por lo que cuando ya hube terminado lo que iba a hacer, Iván iba un poco por delante de mí, lo que fue una suerte para él.

Iván caminaba con prisa, como casi siempre, y ya estaba cruzando el paso de cebra frente al Insti cuando un coche pasó pitando, se saltó la luz roja y le metió un guantazo del doce que le hizo botar como un muñeco de trapo. El coche se dio a la fuga, el gilipollas ni siquiera frenó, no había nadie más en la calle, ni siquiera se veía nadie del personal del Insti, cosa que no es de extrañar, porque la salida del parking está por atrás, de modo que no había nadie que le ayudase y yo no podía dejarle allí, no sé ni en qué momento, pero llamé al 112 y pronto llegó la ambulancia a por él, yo decidí acompañarles para poder avisar a su familia. Pese al golpe, Iván estaba consciente, por lo que pude pedirle su móvil para llamar a sus padres, así que de inmediato pregunté a uno de los paramédicos a cuál hospital nos llevaban y cuando me disponía a llamar Iván me indicó que avisase a su padre y eso hice, quedamos de vernos en el centro médico.

Una vez que llegó la ambulancia me tuve que quedar en la sala de espera mientras revisaban a Iván para ver qué tanto daño le había hecho el atropello y la verdad, esperar no es lo mío, ya iba a tomarme el segundo café cuando llegaron sus padres, lo que al menos me despejó un poco, porque hube de hacerles un recuento de lo que pasó y eso me hizo tener de qué ocuparme, por lo menos mientras el doctor llegaba a dar el parte.

Finalmente apareció el médico encargado de urgencias y nos dio el parte: Iván tenía dos costillas y una pierna rota, así que tendría que estar un par de meses en cama, ya fuera en casa o en hospital, finalmente sus padres decidieron que lo mejor era que se quedara hospitalizado, sería una pasta, pero tal como les aconsejó el galeno, lo mejor era no moverlo y además así se evitaría cualquier problema derivado que tuviese el accidente.

El especialista no había llegado al final del pasillo cuando aparecieron un par de polis preguntando por la familia de Iván y les dijeron que la fiscalía abriría un proceso por intento de homicidio, dar con el culpable sería fácil, ya que por ser zona escolar el semáforo tenía cámara, lo que era un buen inicio, entonces preguntaron si ellos habían presenciado el suceso y les contestaron que no, pero que yo sí, así que tuve que rendir declaración de lo poco que había visto.

Después de que me tomasen declaración en la misma sala de estar y que la hube firmado, los polis se retiraron y ya estaba yo por darme el piro cuando llegó una enfermera diciendo que Iván quería verme. La seguí.

- Jopé, tío, menudo susto –intenté subirle el ánimo.

- Pues ya ves, al menos estabas allí, muchas gracias, Ricardo, te debo una grande.

- No es nada, tronco, para eso estamos, así que ya sabes –le dejé su móvil en la mesilla-, te grabé mi número por si necesitas algo, además que no creo que te dejen sin deberes, así que prometo ayudarte en lo que pueda, ¿va?

- Va, me parece de lujo –Iván me tendió su mano, se la estreché y le dije que allí estaban sus padres, así que mejor me retiraba para que estuviera con ellos, pero que le visitaría al día siguiente.

 

Iván

Cuando papá y mamá entraron en la habitación todo fue muy distinto, Ricardo fue muy cortés y hasta parecía que fuéramos amigos, lo que me permitió descubrir que es una persona muy optimista y que sabía que todo saldría bien, lo que me reconfortó bastante. Pero mis padres lo primero que hicieron fue echarme la bronca por no fijarme al cruzar, ¡pero si el semáforo estaba en rojo! El coche apareció de la nada y me pasó por encima sin siquiera avisar, ¿qué querían?

- ¿Qué os ha dicho el médico?

- Que necesitarás dos meses de reposo absoluto para que se te curen bien las dos costillas que te rompiste, lo que de paso te evitará ir por allí con la escayola de la pierna, pero todo estará bien –me informó papá.

- Así que decidimos que te recuperes acá, el doctor nos dijo que lo mejor es que no te muevas y si te llevamos a casa estamos seguros que no pararás, así que nada, aquí te controlarán y te curarás bien –me dijo mamá.

- ¿Sabéis lo horrible que son los hospitales? ¿Dos meses aquí dentro? ¿Y el Insti? –no es que me preocupase demasiado, pero cualquier pretexto era bueno para salir de allí.

- Bueno, ya nos están preparando los documentos que tenemos que presentarle a don Daniel para que conste por qué no irás a clase este tiempo y estoy segura que tus compañeros te ayudarán con los deberes, al menos tu amigo Ricardo se ve majo… -vaya, mamá me cortó el rollo con su sermón y ahora que lo pienso, ¿para qué se quedó Ricardo? No creo que fuera para que le diera las gracias, ¿o sí?

Mamochka, ¿crees que me dejen tener el portátil aquí? Me aburriría… mucho –estuve por soltar un “de cojones”, expresión que no creo que les haga gracia-, además así podría hacer los deberes y enviarlos por correo o algo…

- Tienes razón, hijo, hablaremos con el encargado –yo esperaba que me contestara mamá, pero no, fue papá quién habló.

Al final mis padres se retiraron y no me quedó de otra que dormir, o al menos intentarlo en un sitio donde se encienden las luces a cada nada cuando hacen rondas para ver tu estado.

 

Ricardo

Bueno, cumplí mi promesa y al día siguiente después de la última clase me dirigí al hospital e ingresé a la habitación de Iván.

- Hola, tronco, ¿qué pasa?

- Pues nada, aquí más aburrido que ná, deseando irme, pero tengo que estar dos meses más aquí metido…

- Ya, si nos lo ha contado don Dani –no consideré prudente decirle que sus padres me lo habían dicho el día anterior-, dos meses en cama, bueno, ya encontrarás algo con qué divertirte, al menos hoy no nos han dejado deberes y don Dani me pidió que te dijera que no hace falta que hagas los ensayos, al menos no en estas circunstancias.

- Pues gracias por el mensaje, chaval, eso me quita un peso de encima, al menos no seré impuntual con él, ya sabes, es mi clase favorita y que me pillase con los pantalones abajo fue un marrón gordo.

- Hablando de tu asignatura favorita, supuse que tus padres no habían tenido tiempo de nada, así que pasé a un quiosco y me dijeron que es la mejor revista del género, espero que te guste –le tendí una revista de historia que le había comprado, no me preguntéis por qué-, aunque si no te gusta imagino que me la pueden cambiar o algo.

- Gracias, Ricardo, no debiste molestarte, además, esta revista me encanta, siempre la compro y todavía no había podido comprar este número, así que me viene de lujo, gracias de nuevo –me pareció que Iván se había sonrojado, pero no diría nada, porque no entiendo el por qué y supongo que, en todo caso, hasta ahora hablamos, así que lo dejaré que él me cuente sus cosas, no está como para pedirle más.

- No es nada, tío, que sé que también harías lo mismo si la cosa fuera al revés.

- En eso tienes razón, chaval, aunque la verdad, como nunca hablábamos, no me esperaba que fueras tan buena gente.

- Nunca hablamos porque no eres chica, pero nunca me caíste mal, alguna vez te he envidiado por lo bien que se te da lo de estudiar, pero te considero uno de mis colegas y con los que aprecio suelo ser buena gente.

Ambos soltamos la risa con mi discurso y después de un rato me fui, tampoco quería agotarle ni pretendía que me pidieran que me retirara, así que lo dejé con la revista y me di el piro.

 

Iván

Han pasado ya los dos meses, el médico dice que estoy curado, pero que quiere que use una silla de ruedas mientras hago la terapia para volver a estar al 100% como antes, no quiere correr riesgos, lo malo es que eso llevará al menos un mes y aunque ahora papá o mamochka me llevarán al Insti, igual me saldrán callos en las manos de andar de un sitio a otro.

De estos dos meses varias cosas me han impresionado, dos de ellas: estuve al día con el Insti, los profesores, especialmente don Dani (sí, Ricardo me contagió un poco su informalidad), me enviaban correos preguntando cómo me sentía y con los deberes; lo segundo fue que Ricardo vino todos los días puntualmente para ayudarme y asegurarme que entendía todo, además, me compró más revistas y era muy atento conmigo, tanto que empecé a verlo con otros ojos, la verdad es un chico guapo, eso siempre lo he sabido, pero ¿es un chico lindo con el que pueda intentar algo? Siempre ha sido tan… heterosexual, no sé, siempre está con chicas, no creo que sea siquiera bisexual, así que creo que es otra cosa que tendré que callar.

Hoy es el primer día que voy a clases desde el accidente, que no se resolvió porque el coche era robado y lo encontraron abandonado en una carretera secundaria pocos días después de que me atropellasen. Mamochka me ayudó a subir al coche, pero vaya sorpresa nos llevamos cuando llegamos y vimos que Ricardo nos estaba esperando para llevarme al salón de clase. ¿He mencionado que además de lindo es tremendamente detallista? Es un gran chico y cada vez me gusta más, no sé qué haré, pero no creo que esto esté bien: me gusta un chico que jamás se fijará en mí porque él es tan hetero como yo homosexual, paradojas de la vida.

 

Ricardo

¿Cómo no iba a esperarlo a la entrada? Es su primer día desde el accidente y encima tiene que venir en esa condenada silla, si al menos pudiera caminar por su cuenta… pero no, el médico no quiere arriesgar nada, así que hala, a usar la sillita de las narices, bueno, al menos me encargaré de que su primer día no sea tan desastroso como podría ser.

Hay una cosa que me asusta: es cierto que con mis amigos suelo ser así de detallista, pero hay un yo-que-sé, un qué-se-yo, que me hace ser más dedicado con él, lo trato con el mismo cariño que he tenido con mis novias, puede que más, incluso, pero no tiene sentido, no es una chica, no puede ser, es antinatural, es malo.

Toda esa mañana fui su chófer y le llevé a todo sitio, incluso al baño, mis colegas estaban flipando, yo no soy tan exageradamente cuidadoso con nadie, pero qué le voy a hacer, me nace hacerlo y es de esos impulsos que es mejor no refrenar.

Me asombró cuando al terminar las clases me dijo que su madre le había puesto un SMS que no le podrían ir a recoger, lo que significaría que tendría que coger un taxi, pero que antes quería hablar con don Dani, como yo también quería pedirle consejo sobre lo que estoy sintiendo, estuve de acuerdo, pero le dije que yo también quería hablar con el tutor y que, si tendría problema esperándome, pero él estuvo de acuerdo, incluso Iván me pidió que hablara primero con el profesor.

- Don Dani, ¿puedo pasar?

- Claro, Ricardo, pasa. ¿En qué puedo ayudarte? No es común verte aquí.

- Lamento eso, profesor, sé que debería aplicarme más, pero esta vez vengo por algo personal, usted nos ha dicho que siempre al menos nos escuchará, así que he venido a pedirle consejo, aunque si está muy ocupado… -estaba nervioso y eso es todavía más raro en mí, así que don Dani me miraba sorprendido.

- Tranquilo, lo que estaba haciendo puede esperar, realmente lo que me dices me intriga mucho, nunca habías venido a verme y ahora me dices que es algo que necesitas decir en voz alta, pues adelante, no te cortes y si te puedo dar algún consejo, cuando termines de hablar te lo diré.

- Gracias, don Dani, es algo sencillo, pero a mí se me hace un mundo: estoy confundido, creo que me gusta alguien, pero nunca me había fijado en esa persona y me parece que está más allá de mis posibilidades, pero es algo que mis padres no entenderían y que no quiero hablar con ellos, no sé si me explico –me sinceré con don Dani.

- Bueno, un dilema de amor, no es la primera vez que lo veo, pero nunca es fácil de resolver, tienes razón, es algo sencillo, mi consejo es que no dejes pasar la oportunidad, esa persona que está más allá de lo que llamas “tus posibilidades” lo está porque no te atreves a intentarlo, pero claro, esa es mi opinión, si quieres, te puedo recomendar un profesional: un viejo amigo, es psicólogo de profesión y tiene mucha experiencia en estos temas, se llama Javier López y estoy completamente seguro de que al menos podrá darte algo de luz, acá tienes su tarjeta –dijo mientras me tendía la tarjeta del médico y un papel que por lo visto tenía ya preparado para estos casos, ponía: “alumno de Dani, trato especial”. Por lo visto, sí que eran cercanos, pero bueno, por ahora pensaré lo que me dijo “si está más allá de mis posibilidades es porque no me atrevo a intentarlo”, nunca me dijo que estaba mal, es cierto que no le dije que era un chico, pero igualmente no hizo la salvedad.

- Gracias, profesor –le dije mientras me retiraba-, por cierto, Iván también quiere verle.

- Dile que pase, gracias.

 

Iván

Lo que fuese que Ricardo quería hablar con don Dani fue rápido, no fueron ni diez minutos, la cuestión es que salió y me dijo que el profe me esperaba y me llevó dentro, luego salió para que pudiera hablar libremente:

- Don Dani, ya sé que es raro que yo venga aquí cuando con su asignatura es con la que menos tengo problemas, pero me gustaría entregarle esto –saqué de mi mochila los dos ensayos que me había encargado el día del accidente, como hoy no tuvimos clase con él no se los pude dar antes-, además que quisiera hablar con usted de algo personal que no puedo hablar en casa, usted me dijo que podía hacerlo, creo.

- Te lo dije y lo mantengo, pero no hacía falta que hicieras estos trabajos, te darán puntos extra, en todo caso, los leeré con calma, sueles ser muy exacto, Iván, pero ahora te escucho, ¿qué es lo que no puedes hablar en casa?

- Profesor, usted conoce mi familia, sabe cómo es mi madre, que en casa impera la ley rusa y por tanto, esto no lo sabe nadie y cuento con su discreción –don Dani asintió para asegurarme que no diría nada, pero no habló para no quitarme el impulso-, pues bien, soy gay, lo acepté hace un par de años, me gustan los hombres y soy feliz así, pero me está gustando alguien que es inalcanzable, un chico que jamás me hará caso porque es heterosexual y jamás se fijaría en otro hombre, no sé qué hacer, don Dani.

- Iván, es una situación delicada, sin duda, sobre todo porque no puedes hablar en tu casa, yo no diré nada, existe la confidencialidad profesor-alumno, quédate tranquilo, pero creo que necesitas un profesional para que te ayude, más que todo a enfrentar el ambiente en tu casa, -me decía el profe-, te voy a recomendar a un psicólogo amigo mío, él tiene mucha experiencia en este tema, sobre todo en lo relativo a enfrentar al mundo después de aceptarse uno mismo –me dio una tarjeta y un papelito que ponía “alumno de Dani, trato especial”, cosa que no entendí, ¿cómo un psicólogo da un trato especial?

- Muchas gracias, profesor, ya no le quito más tiempo, muchas gracias.

- Es un placer ayudarte y un honor que confíes en mí, Iván, cuando quieras, puedes venir, no lo dudes –me dijo mientras me abría la puerta.

Salí del despacho y ahí estaba Ricardo esperándome, le dije que ya me iría, que sólo esperaría en la calle a que pasara un taxi, Ricardo me dijo que como quisiera, pero que él me dejaba en casa, que no quería que nada me pasara. Yo vivo cerca del Insti, así que realmente pensaba irme en la silla, pero con Ricardo allí no podía, no me dejaría moverme si no me llevaba, por suerte él mismo me propuso hacer el paseo y como era lo que pensaba hacer, accedí, aunque no me hace ninguna gracia hablar con alguien que no veo, pero desde luego era mejor que nada.

El paseo desde el Insti a mi casa fue curioso, porque yo iba pensando en lo que me dijo don Dani y tal parecía que fuese lo que fuera lo que Ricardo habló con él, también lo dejó pensando, porque él iba a su bola y no me hablaba, pero a un par de calles de mi casa fue cuando abrió la boca:

- ¡Jolín! –exclamó.

- ¿Qué pasa, tío? –me llamó la atención su exclamación, aunque bien podría ser que se dejó algo en el Insti.

- Se me olvidó comprarte tu revista, iba tan distraído con otras cosas –efectivamente, don Dani lo dejó pensando-, que pasamos frente al quiosco y no la compré, ahora te dejo en casa y subo corriendo a comprarla.

- Que no, tío, que no hace falta, ya bastante haces con acompañarme, Ricardo, de verdad, no hace falta que me compres nada –está bien, lo admito, me gusta estar cerca de él y me encanta que tenga esos detalles conmigo, pero no puedo permitirlo más, porque terminaré sintiendo más de lo que ya siento y es una quimera, él jamás me hará caso, de eso estoy seguro.

- Puede que no haga falta, pero quiero hacerlo, ya te lo dije en la mañana, son cosas que me nace hacer y prefiero no refrenar un impulso cuando es para algo bueno, además, no te preguntaba, te contaba lo que me pasaba en la cabeza en este momento.

- Bueno, al parecer eres más testarudo que yo –que ya me daba por vencido sin empezar a intentar luchar por él-, compra la revista, pero comes en casa y no acepto negativas, ¿de acuerdo?

- Vale, te doy mi palabra, comeré en tu casa.

En eso llegamos a mi edificio y el portero me abrió y llamó el ascensor mientras Ricardo me acercaba para poder subir. Llegamos a casa, Ricardo se aseguró que estuviera cómodo, me dio el mando de la tele, me ordenó que no me moviese de allí y se fue a comprar la revista.

Mientras tanto, he de contaros que hay una chica en casa que nos ayuda con la limpieza y la cocina, Maripaz siempre ha estado a cargo del orden de la casa, al menos desde que yo me acuerdo y se sorprendió cuando le dije que había invitado a un amigo a comer, normalmente comía solo o con la familia, era la primera vez que invitaba a alguien en casa y aunque eso la sorprendía, lo hacía para bien.

- Joven Iván… -empezó.

- No me gusta que me trates así, Maripaz, que no eres una esclava, eres una chica que tiene la amabilidad de ayudarnos, así que pasa del protocolo conmigo, por favor –odio ese trato, me parece de corte victoriana o de culebrón de quinta.

- Perdone, Iván, hoy sus padres comerán fuera, así que puse dos puestos en la mesa porque pensé acompañarle para que no comiera solo, por lo que todo está listo.

- Puedes tutearme, Maripaz, ¿quieres? Y no, entonces falta un puesto, si yo no debo comer solo, tú tampoco.

- Gracias Iván, pero ya que tienes visita, ¿no crees que es mejor que me quede al margen?

- No, tú eres parte de la familia, Maripaz, y si no comes con nosotros, ninguno comerá, porque aquí no hay márgenes, además, es sólo un colega del Insti, no es una visita formal ni nada, es sólo mi manera de agradecerle lo que ha hecho por mí desde el accidente.

- Vale, vale, me convenciste, comeré con vosotros, pero no me pidas más, que tengo trabajo qué hacer.

- Como quieras, al menos comerás y bien.

- Me voy a poner el sitio en la mesa –dijo Maripaz antes de que siguiera con el sermón.

 

Ricardo

Salí corriendo de su casa, espero que creyera que era por la prisa de comprarle la revista, pero no es sólo eso, es que no puede ser que sienta esto: ¿cómo puedes sentir cariño por un hombre? Vale, digamos que lo veo como un hermano, pero yo me paso la mitad del tiempo tratando de matar a mis hermanos, en cambio con él es distinto, supongo que el accidente creó un vínculo de amistad diferente, mejor llamo a ese psicólogo que me recomendó don Dani, no entiendo nada, no sé qué pasa aquí, pero me asusta, no suelo preocuparme por nadie, ¡menos por alguien que no me he molestado en conocer en tantos años!

En fin, compré la revista y volví a su casa, como el portero me vio llegar con él, no me preguntó dónde iba, sólo me dejó pasar y al llegar le di la revista y luego le llevé a la mesa para que comiéramos, me alegró que estuviera la doméstica, sino habría sido un poco incómodo los dos solos, no sé, podría mal interpretarse y no quiero correr riesgos.

Comimos a gusto, no se puede negar que la cocina de esa casa es excelente, y cuando Maripaz se levantó para seguir con sus deberes yo hice amago de irme y por dicha Iván no me detuvo, no pienso que deba compartir tiempo con él.

 

Iván

No quería que se fuera, pero si le pedía que se quedase no sabría si me dominaría, su sola presencia me trastorna, me haces sentir cosas que nadie ha logrado jamás, es cierto, es el primer chico que me planteo que podría decirle algo, pero creo eso es más calentura que otra cosa, la verdad es que Ricardo me gusta, pero es hetero, no se fijará en mí, definitivamente necesito ese psicólogo que me recomendó don Dani, requiero ayuda profesional.

 

Javi

Es extraño volver a narrar una historia, pero se siente bien, es como dejar de ser un fósil del pasado… en fin, que me pongo nostálgico. Os haré un resumen de mi vida antes de continuar: ya todos conocéis mi historia, y la de mis amigos, vamos, lo que no sabéis es que después de lo que se narró me di cuenta de que lo mío es ayudar a los demás, vale, como cura parece que no, pero hay otras opciones, así que me decanté por la psicología, me parece que es una disciplina en la que podría aportar algo. En fin, que Dani tuvo que dejar el periodismo porque nadie quería que un gay les hiciera sus reportajes, así que apeló a su segunda opción y ahora es profesor de historia, aunque curiosamente nadie se imagina que el chico que lo recoge a diario no es otro que Tavo, su esposo, pese a todo el escándalo de hace unos años, nadie lo asocia con el reportero, nunca entenderé esta sociedad.

Lo mejor de la situación es que Dani no dejó de ser feliz, al contrario, encontró otra manera de realizarse y continuar su vida sin que le afecte la opinión de los demás, aunque las pasaron canutas cuando Dani se quedó sin sueldo y además tenía que pagarse la universidad, pero salimos adelante.

Vaya, como siempre, no puedo evitar enrollarme, ya veo por qué Fran dice que puedo llegar a ser un plasta… en fin, a lo que voy, hace como un mes Dani me llamó y me dijo que le había recomendado a dos alumnos que me vieran, como él le recomienda eso a todos sus estudiantes, no le di mucha importancia, nunca ha venido ninguno, hasta ahora, los dos chicos, Iván y Ricardo son sus nombres, me llamaron para pedir cita, como son alumnos de Dani, son pacientes de prioridad, así que les hice hueco esta semana, justo después de las consultas de Lucas y Didier, una joven pareja gay que necesita dejar el pasado atrás.

 

Iván

Bueno, esperé a no tener que usar esta puñetera silla para llamar al doctor López, así no tendré que contarle a nadie dónde voy cuando voy a consulta con él. Por dicha del accidente me recuperé bien, no tuve grandes consecuencias, en todo caso fue una maravilla dejar la puñetera silla, mamochka estaba tan contenta que me dejó conducir el coche de camino a casa, ya estoy dando las clases prácticas y sólo espero cumplir los 18 para hacer el examen práctico.

El primer día que llegué a la consulta iba saliendo una pareja de chicos, se veían como de mi edad, aunque uno parecía irlandés y se veía un poco mayor, pero nada del otro mundo, aunque iban tomados de la mano, así que para mí era más que evidente, se presentaron como Lucas y Didier y me dijeron que no me preocupara, que Javier era un excelente psicólogo y que hace maravillas.

- ¿Iván Pérez? Pasa, por favor –me dijo el psicólogo-, veo que ya conociste a Lucas y Didier, son bonita pareja, ¿verdad?

- Doctor, ¿usted no tiene problema con parejas homosexuales?

- ¿Por qué iba a tenerlo, Iván? Si dos personas se aman, no veo por qué separarles, pero no creo que vinieras a hablar de Lucas y Didier, dime, ¿en qué te puedo ayudar?

Puff, el momento de la verdad, ahora tengo que confesar de nuevo lo que siento, hoy es un día como cualquier otro, es un martes y no le veo nada de malo a que sea 13, así que tomé aire y hablé:

- Bueno, doctor…

- Mi nombre es Javier y me puedes decir Javi y tutearme, Iván, estoy para ayudarte y eso hacen los amigos, los doctores te curan, pero Dani me dijo que no necesitas una cura, sino un amigo con quien puedas hablar libremente.

- Eso es cierto, Javi, no sé qué tanto hablaste con don Dani, pero te contaré todo desde el inicio: mis padres son diplomáticos, se conocieron en Rusia cuando trabajaron en la Embajada en ese país y cuando se casaron decidieron vivir aquí y mi padre trabaja en la Cancillería y mi madre es parte del personal permanente de la Embajada de Rusia aquí, todo está bien en casa… para ellos –ahora venía lo delicado y no sé cómo decirlo, pero por la cara de Javi juraría que lo que espera es que sea directo y sencillo-, la verdad es que soy gay, lo acepté hace dos años y soy feliz así y no tengo problema con ello, la situación en mi casa es que mamá es muy de respetar la ley rusa en casa y justo ahora que había reunido valor para hablar con mis padres salió la ley Putin y ahora la homosexualidad es tabú en casa. Pero no vine por eso…

- Bueno, Dani no me dijo más que el hecho de que necesitabas desahogarte, él no viola la confidencialidad entre profesor y alumno, puede que nos conozcamos desde hace años, pero él es un profesional –eso me tranquilizó bastante, si ni siquiera con el psicólogo que me refirió habló algo, entonces nadie sabría lo que estaba hablando-, ahora, si ya te aceptaste, entonces lo que queda por hacer es decirlo en público y que pase lo que tenga que pasar, la ley Putin lo que dice es que no se le puede decir a los niños que ser gay está bien, pero tú no eres un niño, aunque todavía te quedan algunos meses de minoría de edad; en todo caso, no vas a decir que esté bien o mal, sólo dirás que eres gay, eso no lo puede prohibir nadie –la verdad, Javi me tranquilizó, tiene razón, si hablo en casa no falto a la ley Putin, faltarían ellos si me dijeran algo, así que si mamá no quiere contradecirse no me puede decir nada-, pero si no viniste por eso, entonces, ¿qué es lo que te inquieta?

- Lo que me inquieta es que me está gustando un compañero de clase y es evidente que no es gay ni se plantea salir con un chico, no es la primera vez que me pasa, pero siento que es distinto porque con él no me puedo refrenar, él me salvó la vida hace tres meses cuando llamó la ambulancia después de que me atropellaran, me cuidó hasta que me recuperé por completo y nunca habíamos sido amigos ni nada, sólo compañeros de clase, pero me encanta estar con él, verlo, sentirlo cerca, aunque se me seque la boca, mi corazón se ponga a mil y me cueste dominar a mi boca para no decirle lo que siento, pero no sé cuánto tiempo pueda no decirle nada, es demasiado complicado para mí.

- Es sencillo, mi querido Iván, si no lo intentas, jamás lo lograrás, tu propio profesor te puede contar sobre nuestros mejores amigos y cómo les ayudó a superar la timidez, creo que tu miedo es que te rechace, no al aceptarte como gay, por tanto me parece que lo mejor que podrías hacer es buscar un momento adecuado, dices que se ha vuelto cercano a ti, aprovecha eso y en un momento que estén a solas puedes preguntarle sobre la homosexualidad, trata de ir conociendo esa parte de él, sólo necesitas acercarte a él y conocerle más a profundidad, así lograrás dos cosas: saber lo que él piensa realmente y si lo amas de verdad.

- ¿Crees que funcionará, Javi?

- Estoy seguro al cien por ciento, de que funcionará, funcionará, lo que no sé es si te guste el resultado, pero siempre es bueno conocer la verdad.

- Bueno, ya sé lo que hacer, pero hay algo que me llamó la atención cuando hablé con don Dani y que personalmente me dejó pensando, aunque igual son tonterías mías…

- Bueno, Iván, estamos aquí para hablar de tus cosas personales y buscarle sentido a tus tonterías, por lo que no temas decir o preguntar lo que quieras.

- Es que don Dani me dio un papelito para tu secretaria que ponía “alumno de Dani, trato especial” y no lo entendí, ¿los psicólogos tenéis un trato “especial”?

- ¿No ha cambiado eso? –Javi se reía, de hecho necesitó beber agua para detener la risa- le dije mil veces que eso se entiende mal: debería poner “atender urgente” y no eso de trato “especial”, Dani y yo somos amigos desde hace muchos años y yo le dije que atendería sus alumnos, así que por eso os da esos papelitos, para que mi secretaria esté al tanto, porque vuestras consultas se colocan lo más pronto posible, no es trato especial con respecto a las demás personas que vienen por acá, sino que se trata de daros prioridad porque sois jóvenes y no me gusta veros sufrir por cosas que tienen solución. En todo caso, creo que mejor lo dejamos aquí por hoy y cuando vengas la otra semana vemos qué has descubierto de tu amigo, también te recomiendo que le pidas a Dani que te cuente cómo ayudó a Fran, ¿te parece?

- Muchas gracias, Javi, nos vemos la próxima semana, entonces.

Me retiré y coordiné la consulta para el miércoles de la siguiente semana. Lo más difícil de lo que me recomendó Javi es que pasaré mucho tiempo con Ricardo y espero poder contenerme y no hacer nada imprudente, al menos por ahora, pero por qué Javi hablaba tanto de don Dani, se ve que son amigos desde jóvenes, pero ¿qué será lo que quiere que me cuente?

 

Ricardo

Bueno, por fin es viernes, el día que había programado la consulta con el psicólogo, a ver qué tal el Javier ese, sólo espero que no sea un plasta que se ponga a preguntar cosas que no son, que los cotillas nunca me han caído bien.

En fin, llegué al consultorio y lo primero que vi no me gustó nada: dos chicos iban saliendo de la mano. Eso no es buena señal, son cosas antinaturales, que deberían estar prohibidas o algo, si este hombre me dice que lo que me pasa es que me gusta Iván, él y su título se irán a tomar por saco, eso no puede pasar porque a un hombre no le puede gustar otro, eso se ha sabido siempre, es ley de la naturaleza.

Finalmente, después de esperar un minuto o dos Javier me hizo pasar.

- Bueno, finalmente tenemos oportunidad de hablar, Ricardo, te adelanto que Dani sólo me dijo que estás confundido y quieres que te ayude a ordenar tus ideas, pero él es tan profesional que no me dijo de qué se trata, así que te escucho.

- Gracias, doctor, verá, es algo que no entiendo, hace unos tres meses le salvé la vida a un compañero después de que lo atropellase un coche –el Javier levantó una ceja, pero no dijo nada, así que continué-: se trata de un compañero que desde el jardín de niños me ha dado un poco igual, no es de mis colegas cercanos, si bien nunca me ha parecido mala persona, simplemente no me interesaba conocerle, pero desde el accidente me preocupo por él, más de lo que admitiría en público, para ponerlo en palabras sencillas: me preocupo más por él que por mis propios hermanos, doctor, ¿usted cree que eso esté bien?

- Puedes llamarme Javi y tutearme, que no soy un médico, soy más un amigo imparcial que te puede aconsejar cómo definir lo que sientes. Vamos por partes: a ese amigo lo conoces prácticamente toda tu vida, pero hasta ese accidente no te habías interesado por él; bien, eso es simple, ahora te preocupas por él porque lo viste cerca de la muerte y tu inconsciente te dice que estuvo mal no hacerle caso y quieres recuperar el tiempo perdido. Por otra parte, no veo por qué te preocupa que te sientas cercano a él –por fin la parte que me interesaba-, él te debe la vida, así que en cierta forma buscas que la aproveche, no tiene nada de extraño, una buena acción como la tuya cambia la vida de los dos, pero algo me dice que no me has dicho todo, ¿qué es lo que no admitirías en público?

- Vale, Javi, yo sé que eso de andarse fijando en otros hombres es antinatural e incorrecto, eso me lo han explicado muy bien mis padres, los gays mueren de SIDA siempre o los matan sus parejas, eso es sabido por todo el mundo. Así que lo que me preocupa es que la cercanía que experimento por mi amigo va más allá de la cercanía que tengo con mis demás colegas, es casi como si me empezara a gustar, pero eso es imposible, no está bien, es antinatural, eso sólo pasa en humanos lo suficientemente tontos como para no entender las leyes naturales, ¿o me equivoco?

- Vaya, vaya, un punto de vista interesante -no sé si es una impresión errónea, pero me parece que este tío se está quedando conmigo-, te contaré un par de cosas personales: yo estudié para cura, estuve a punto de serlo, de hecho, pero como tengo amigos gays en el seminario pensaron que no era apto –y tienen razón, ¿no? O al menos eso creo yo, claro- y me expulsaron, pero créeme, nunca he sido tan feliz como cuando me di cuenta de que esa perspectiva es errónea: la homosexualidad es una cosa personal, no es antinatural, hay pingüinos y monos homosexuales y no los ves con SIDA o asesinados por sus parejas como dijiste, los únicos homosexuales que mueren por esas causas son los que se la pasan de cama en cama sin tomarse la vida en serio y sin valorar sus parejas, pero te tengo una noticia: eso también le pasa a los heterosexuales, el VIH no es propio de homosexuales, sino de personas promiscuas o víctimas de venganzas tontas o descuidos médicos, no es cierto eso de que todos los homosexuales tienen SIDA, es una leyenda urbana. Pasemos ahora a lo que más te interesa, creo yo, sólo hay una forma de que sepas si tu amigo te gusta o no: pasar tiempo con él, sólo así te darás cuenta no sólo de si te gusta, sino también de qué tanto estás dispuesto a cambiar tu vida por amor y si él te corresponde, no veo nada de malo en que te guste un hombre, eso es algo tan antiguo como la raza humana, aunque no siempre se hablase de ello tan abiertamente como ahora, lo que está mal contigo es que te educaron para rechazar ese tipo de pensamientos, lo que hace que más que condicionar tu corazón para nunca fijarse en un chico, condiciona tu mente para rechazar a todo el que pueda tener cualquier tipo de inclinación homosexual, incluido tú. En este momento lo que tienes es una crisis de identidad sexual –y una mierda, yo soy hombre, me gustan las mujeres y punto, no hay crisis, Iván es sólo un amigo, muy especial, vale, pero un amigo, siendo hombre como yo no me puede gustar-, hasta que tu corazón y tu cabeza no se pongan de acuerdo en lo que sientes, no podemos hacer más.

Sólo este tío sabe que voy a volver aquí, mira que decirme que puede que me guste Iván, ¡pero si somos hombres los dos! Pero este tío hasta los defiende con eso de que el SIDA también afecta a los heterosexuales, como si fuera cierto, ¿será que es gay? En fin, tomaré lo que me sirve de lo que me dijo y lo demás a la mierda, no creo que vuelva por aquí, y mejor que no me dice una fecha exacta para que regrese.

Estaba por salir de ese endiablado consultorio cuando se abrió de repente la puerta del despacho y entró un joven de pelo castaño y ojos verdes, de esos que uno teme que le quiten la novia:

- Tío Javi, te necesito fuera de urgencia, es muy grave… -entonces me vio y se dio cuenta de que interrumpía una consulta-, lo lamento, tío, no quise interrumpir tu consulta, pero es una emergencia, además, no podía saber que estabas con un paciente…

- Claro que podías saberlo, Cami –Javi se veía muy molesto-, podrías haberle preguntado a mi secretaria, ¿no crees? Digo, ese es su trabajo y tendré unas palabras con Cristina, se supone que parte de sus obligaciones es al menos avisarme que me van a interrumpir.

- De eso se trata, tío, cuando llegué para ir a merendar como me prometiste, Cristina estaba desmayada en su escritorio, así que llamé al SAMUR y están fuera y necesitan que firmes unos papeles…

- ¡Haber empezado por ahí! ¿Mi esposa está bien? Lo siento, Ricardo, tendremos que dejarlo aquí por hoy de todas maneras, cuando hayas hecho lo que hablamos y hayas tomado una decisión puedes llamarme y continuamos, ahora si no te molesta, he de ir con mi sobrino a ver qué sucede con mi esposa, gracias por comprender. Cami, llévame con tu tía, anda.

Yo salí tras ellos y pude ver que la secretaria estaba efectivamente desmayada, pero no parecía tan grave como dijo el tal Cami, bueno, yo simplemente dejé el dinero de la consulta en uno de los escritorios y me di el piro, se ve que es algo de familia y mejor no meterse.

 

Javi

Vaya susto me metió el pequeño Cami (será más alto que yo, pero a mi sobrino lo conozco desde siempre y su niñez marcó la juventud de sus papás y la mía). En fin que lo que querían los del SAMUR es que les firmara el permiso para trasladarla al hospital para hacerle una revisión general, porque ellos no encontraron motivo para que estuviera desmayada: su tensión era normal, el azúcar en sangre normal… pero Cristina acababa de volver en sí y decía que todo giraba como si no hubiera un mañana. Firmé el papel y con Cami en mi coche salimos pitando, mientras Cami mandaba un mensaje a todos para que nos viéramos en el hospital.

Poco después de llegar al centro médico, salió el médico a cargo de la situación y me volvió el alma al cuerpo: era Tavo, que ese día atendía en urgencias. En cuanto llegó lo abracé, yo temblaba como un conejo, pero Tavo lo que hizo fue abrazarme y reírse con esa felicidad que siempre le ha caracterizado.

Tico, mi esposa está enferma, ¿y tú te ríes?

Mae, tranquilo, no se ponga en esas, lo que tiene Cris se cura… en nueve meses jajajaja

- ¿De veras, Tico? –eso no me lo esperaba, es lo que más queríamos, pero Cris no me había dicho nada, ni que tenía un atraso ni nada, sospecho que a ella la tomará tan de sorpresa como a mí-, ven que te abrace, esto hay que festejarlo esta noche.

En eso llegaron los demás y acordamos que esa noche cenaríamos en mi casa para festejar que por fin seré papá.

Ya en la noche aproveché un momento en que nos quedamos un poco apartados del resto y le pedí consejo a Dani:

- Oye tío, menudo aprieto en el que me metiste con tus alumnos, macho.

- ¿De qué hablas?

- Pues que uno es gay y el otro es homófobo, pero se aman el uno al otro, por cierto, le dije al gay que te pida que le cuentes cómo le ayudaste a Fran…

- Que yo, ¿qué? –no me di cuenta de cuándo Fran se nos acercó.

- ¿De veras crees que deba contarle eso a ese chico? –Dani no hizo caso a Fran.

- Sí, al gay, sí, al otro no le dije nada, no quiero que tengas problemas, aunque el chico homófobo necesita ayuda, pero no creo que vuelva conmigo, no le hizo ni pizca de gracia que no le apoyase en sus ideas homófobas, mira que decir que los gays mueren de SIDA o en crímenes pasionales… jajajaja yo veo a Tavo muy bien de salud y Fran, estás bastante vivo, ¿Luis no te ha matado, verdad? –Ya que Fran se había metido en la conversación, que participe-, hablamos de unos alumnos de Dani, yo los veo como novios, pero uno es gay y el otro es homófobo, o pasa un milagro, o no tengo ni idea de cómo lo solucionarán.

- Vaya ideas las de ese chico –dijo Fran-, no, Luis no me ha matado, aunque recuerdo aquella vez cuando Dani pensó que Tavo le había puesto el cuerno y casi lo mata, aunque entre Sara, Luis y yo te detuvimos, ¿te acuerdas? –creo que de nuevo hablan de cosas de antes de que Luis nos presentara, porque me acordaría de algo así.

- Sí, lo recuerdo muy bien, de hecho, Tavo y yo todavía nos reímos de eso, fue antes de conocernos, Javi, no pongas esa cara, de hecho, fue la noche cuando regresamos del funeral de Rut –el sólo recuerdo de esa chica todavía les dolía a los chicos, sobre todo a Sara, no por nada era su prima favorita-. En fin, hablaré con mis alumnos, aunque por lo que dices, creo que no podré hablar en privado con el chico homófobo, pero le daré la oportunidad de expresarse.

La velada continuó sin más novedad, pero al menos ya le dije a Dani lo que pienso y todos nos sorprendimos cuando Cami dijo que quería contarnos algo: resulta que el chico pretendía presentarnos a su novia, que resultó no ser otra que Ester, una de las vecinas del edificio donde vive con sus padres, una chica maja, espero que les vaya bien.

 

Dani

- Buenos días, jóvenes, por favor guarden sus libros y cuadernos, el día de hoy vais a aprender de una manera distinta: por debate. Quiero, además de confrontar conocimientos, veros exponer vuestras opiniones e intentar llegar a un punto neutro donde todos estéis cómodos y no necesitéis discutir. Iván, ¿tienes problema en ser el moderador? –el tema que tenemos que tratar hoy me dará el pretexto ideal para que Ricardo se dé cuenta de que sus ideas están fuera de lugar porque son puras leyendas urbanas, sólo espero que no lo tome a mal.

- Ninguno profesor, ¿cuál es el tema que debemos debatir?

- Es un tema en el que todos podéis participar, ya que es la primera vez, para que veáis que la historia no está lejos de la actualidad: sabéis que Rusia dejó la Primera Guerra Mundial por la Revolución Bolchevique, pero no sabéis cuál fue la primera ley que crearon una vez estabilizado el régimen, ¿Iván, serías tan amable? –el chico se puso rojo como un tomate, pero no vaciló al responder.

- La primera ley difundida por la recién creada URSS fue la ley que definía la homosexualidad como delito –dudó por un momento-, ¿profesor, continúo con las consecuencias?

- Solo la reacción de la otra potencia del momento: Estados Unidos, después dejaremos que tus compañeros expongan, la verdad, hiciste un excelente trabajo con ese ensayo que no debías hacer.

- De acuerdo, don Dani, la reacción de Estados Unidos fue declarar la homosexualidad como enfermedad y se aprobó su tratamiento en hospitales psiquiátricos, además de solicitar a los psicólogos, en ese tiempo no se había establecido la psiquiatría como tal, buscar cualquier tratamiento para curar esa enfermedad, se intentó en un inicio con choques eléctricos y hasta con lobotomías, lo que conllevó dos cosas, primero, descubrir que la homosexualidad no tiene un fundamento en la química cerebral ni puede atribuirse a ninguna zona del cerebro en específico; lo segundo, murieron muchas personas, no todas homosexuales, simplemente acusadas de serlo, en estos tratamientos que en esa época eran fatales…

- Suficiente, Iván, si tus compañeros han puesto atención, al menos a los noticieros, podrán continuar la historia, o eso espero –Ricardo se veía incómodo, pero ya todo estaba puesto, ahora todo depende de los demás chicos de la clase.

Efectivamente, los jóvenes empezaron a debatir sobre la homosexualidad, cómo se consideró enfermedad hasta 1990 en Estados Unidos y cómo en 1972 la ONU la decretó entre las “preferencias sexuales”, hasta hace poco redefinidas como “sexualidades” a secas. La verdad, Iván es muy buen moderador, hacía un trabajo excelente controlando el tiempo y el tono de sus compañeros y tiene ese talento tan útil para la enseñanza: lograba dominar la situación sin tener que alzar la voz, creo que le recomendaré la carrera de Magisterio cuando tenga oportunidad, al menos lleva el bachillerato en letras, así que no tendrá problema por eso.

Javi tenía razón: las ideas homofóbicas venían de Ricardo y aunque Iván no permitía que se burlasen de él, sí que incluso él intervenía para desmontarle todos esos mitos, pero manteniendo el respeto, eso me gustó. Al finalizar la clase, le dije tanto a Iván como a Ricardo que me gustaría verles después de las clases en mi despacho. Los dos aceptaron, aunque Ricardo no se veía para nada cómodo.

 

Ricardo

Tal parece que Javi le dijo todo a don Dani o que el mundo confabula contra mí, encima ahora don Dani quiere que le vea en su despacho y no sé cómo decirle que su viejo amigo es un fraude. En fin, continuaremos con las clases.

 

Iván

Las clases siguieron su curso normal y cuando terminó la última hora me dirigí al despacho del profe, supongo que querría preguntarme por la consulta con Javi o algo así.

Al llegar al despacho ya Ricardo estaba allí y eso que se adelantó porque iría al baño, o eso dijo.

- A que fue interesante la clase con don Dani, hoy, ¿verdad? –Ricardo estaba en su mundo, no parecía que me ignoraba y, además de matar el tiempo mientras don Dani nos atendía, pretendía hacerle conversa para ir haciendo lo que me recomendó Javi, aunque se ve que es un homófobo de narices- ¿Ricardo? –le llamé.

- ¿Me hablabas? –efectivamente, Ricardo no me ignoraba, sólo estaba en otro planeta.

- Sólo te preguntaba que qué te había parecido la clase con don Dani hoy, esa nueva forma de dar clases me gustó.

- Sí, eso de debatir para que entre todos aprendamos es genial, pero el tema de hoy fue una mierda, como si no supiéramos todos lo malo que es ser gay.

- ¿De verdad piensas eso? Pensé que lo hacías sólo para debatir…

- Lo que dije es la verdad, todo el mundo lo sabe –mi corazón saltó roto en mil pedazos- en todo caso, si don Dani vuelve a plantear un tema así, no participaré, por lo visto en clase todos, incluido tú, apoyan esa estupidez, si quieres seguir siendo mi amigo, cierra ese tema, ¿vale? –y el tío hace leña del tronco caído.

Justo iba a responderle cuando don Dani salió del despacho y llamó a Ricardo para hablar con él.

 

Dani

- Muy bien, Ricardo, te pedí que vinieras para hacerte dos preguntas, la primera, ¿qué te pareció la clase de hoy?

- Me parece una forma interesante de dar clases, la verdad eso de hacernos discutir me pareció interesante, además que así saca provecho de todas esas horas que Iván se pasa estudiando por puro gusto, pero me da que no me llamó para eso, ¿verdad?

- En parte sí, pero tienes razón, no era el motivo principal, realmente es que Javi me dijo que quería que lo disculpara por lo que pasó el viernes en la consulta, no sabían que su esposa estaba embarazada, fue una molestia propia del principio del embarazo y tal vez Cami fue impulsivo –no consideré prudente decirle que también es mi sobrino, al menos no en estas circunstancias- y por eso quería que lo disculpara, me dijo también que encontró el dinero de la consulta y que cuando te sientas preparado, puedes pedir cita de nuevo. No me preguntes qué quiso decir, porque no sé de lo que hablasteis, en fin, creo que eso es todo… a menos que quieras decir algo, claro.

- No profesor, felicite a Javier de mi parte, pero creo que ya hablé lo que tenía que hablar con él, gracias.

- Con gusto, Ricardo, ahora dile a Iván que pase, si eres tan amable.

- No hay problema profesor, hasta mañana.

- Hasta mañana.

Poco después entró Iván, el pobre se veía que intentaba poner su mejor cara, pero juraría que se pondría a llorar en cualquier momento. En mi despacho tengo en un rincón un par de butacas mullidas y cómodas donde suelo pensar cuando tengo decisiones difíciles o atiendo a los padres que vienen a pedir consejo acerca de sus hijos, como Javi me había advertido que la situación de Iván era delicada lo llevé allí y sin preguntarle siquiera, saqué un par de refrescos que tengo para estas situaciones.

- Bueno, Iván, como profesor sólo puedo felicitarte por la clase que le diste hoy a tus compañeros, no tuve siquiera que imponer orden… lo que me recuerda: ¿has pensado estudiar magisterio? Tienes un don muy especial para que te presten atención sin tener que esforzarte, eso es ideal en un profesor. Pero no quiero hablar de eso ni hablarte como profesor, ya en un plano mucho más personal, ¿cómo te fue con Javi?

- Profe, me imagino que Javi le puso sobre aviso que le haría preguntas, me dijo que le preguntara por algo que usted hizo por su mejor amigo, me parece que dijo que se llama Fran o algo así…

- Muy bien, veo que necesitaremos los refrescos, Iván. Lo que pasó con Fran es parecido a lo que te pasa a ti, verás, cuando él tenía un par de años más que tú me contó que estaba enamorado de un amigo que tenemos en común, pero era tan heterosexual o más que Ricardo, aunque por dicha no era homofóbico, recuerdo que un día nos fuimos de campamento los tres a una montaña y justo hablábamos de eso, intentaba consolarle cuando Luis, como se llama ese chico, nos pilló y para que Fran se atreviera a confesarle lo que sentía le dije a Luis que Fran estaba enamorado y les dejé solos… para resumir, ahora están felizmente casados y pudieron adoptar un niño que es la alegría de la huerta jajaja

- Pues sí que es interesante, don Dani, espero que no lo haga conmigo, supongo que ya dedujo que se trata de Ricardo y ya vio las ideas que tiene, si supera que soy gay…

- Sí, lo sospeché desde que viniste hablar conmigo la otra vez y lastimosamente también lo escuché en el debate, no seré yo quien fuerce las cosas, pero me parece que tendrás una situación mucho más complicada que la de Fran. En fin, yo te escucharé y te apoyaré en lo que pueda, soy más tu amigo que tu profesor ahora.

- Gracias, don Dani, pero creo que no hay mucho por hacer, intenté conversar con él mientras esperábamos, toqué el tema de la clase de hoy y me dijo que si volvía a tocar el tema de la homosexualidad dejaríamos de ser amigos, ¿sabe lo que es eso?

- Mi querido Iván, para mi desgracia, he vivido cosas incluso peores, pero también sé lo que es un corazón roto, por suerte tiene solución, aunque necesitarás buenos amigos, mucha paciencia y ganas de seguir con tu vida.

- Tal parece, profe, que usted será uno de esos amigos, pero creo que por hoy ya tengo suficientes cosas encima, me gustaría asimilar todo esto y pensarlo un poco, creo que necesito cabeza fría para poder tomar una decisión.

- Tienes razón, creo que lo mejor es que te vayas a casa, tomes una ducha, duermas una buena siesta y reflexiones un poco.

Despedí al chico y llamé a Tavo para que viniera por mí, yo también necesito desahogarme de vez en cuando.

 

Iván

Esto es demasiado para mí, seguí el consejo de don Dani y llegué, me di una buena ducha, comí e intenté dormir, pero no lo lograba, así que decidí tomar alguna de las pastillas de mi padre contra el insomnio… pero no sé por qué terminé tomándome el frasco entero, así que ahora tengo sueño… mucho sueño…

Continuará...

No creo que necesite añadir mucho más... así que espero vuestra voz: para eso están los comentarios, me desanimó un poco que en el capítulo anterior sólo recibí un par de comentarios, pero esta historia seguirá hasta el final, tal como lo prometí...

(9,70)