Nuevos relatos publicados: 7

Patas arriba (V)

  • 15
  • 12.352
  • 9,64 (36 Val.)
  • 0

He aquí la quinta parte de esta historia que cada vez se pone más interesante, sin mucho qué agregar, aquí está:

 

Patas arriba V

 

Ricardo

Curiosa escena con mis ¿suegros? Sí, esa es la palabra, mis SUEGROS, porque Iván es MI CHICO y a mucha honra, es la mejor persona del insti, ¿qué más da que tenga pene y no vagina? Es una persona digna de amor y resulta que mi corazón y mi cabeza quieren dárselo, así que seremos felices juntos… al menos mientras dure.

Después de un rato y de prometerles que en cuanto Iván saliera del hospital comeríamos todos juntos para celebrarlo, mis suegros se fueron y Tavo entró a la habitación:

- ¿Cómo fueron las cosas, Iván? –Tavo sonreía abiertamente, porque sabía la respuesta, si las cosas hubieran ido mal, la atmósfera sería muy distinta.

- De lujo, Tavo, aunque eso se nota de inmediato jajajaja –mi novio está tan contento que me dan ganas de besarlo de nuevo, pero Iván me dijo que me contuviera y me está costando, la verdad-, respecto a lo otro que te había pedido…

- Sí, están todos, excepto Javi, que tuvo que hacer una consulta de emergencia, cuando estemos todos aquí dentro, hablamos, ¿te parece? –Tavo no quería decir demasiado, por lo visto.

- Mira, Tavo, que pasen de una vez y que Iván diga lo que tenga que decir, que me mata la espera, ¿por favor? –no podía contenerme más, es la verdad.

- Vale, vale, Ricardo, no te exasperes –me contestó Tavo entre risas y salió.

Aproveché para darle un beso a Iván y por molestarle le dije:

- Me tendrás que explicar todo esto, Vanya… -iba a preguntarle que, si ese era su segundo nombre, pero él tiró de mi camiseta y me besó de tal manera que olvidé el universo entero.

- Ricardo, como repitas ese nombre no respondo de mí –vio mi cara de asombro-, Vanya es el diminutivo cariñoso en ruso de Iván, hasta ahora mi madre jamás me lo había dicho y en tu boca suena especial, me haces sentir único, ¿qué quieres que te explique?

- Sólo iba a preguntarte –lo besé-, qué significaba Vanya –otro beso-, porque me pareció bonito –un beso un poco más largo-, pero parece que tendremos que esperar a que termines con tus visitas, guapo.

Efectivamente, en ese momento entraba Tavo con don Dani y sus dos amigos.

 

Dani

Bueno, a ver qué quiere Iván, Tavo vino a por los tres y nos dispusimos a entrar:

- Iván me alegro mucho de verte TAN bien… -le dije-, la verdad, me tuviste con el corazón en la boca.

- Profesor… -empezó Iván.

- No, eso déjalo para el insti, -le interrumpí-, aquí estoy como tu amigo, lo mismo que ellos, a Tavo ya lo conocéis, este es Fran –levantó una mano en señal de saludo- y este su esposo Luis –también saludó y pronto esos dos estaban con sus manos entrelazadas, parece que nunca dejarán de ser novios, a lo mejor es por eso que siempre su relación es nueva.

- Don Dani –empezó Ricardo, pero tuve que recordarle con una mirada que no era su profesor en ese momento-, perdón, Dani, ¿por qué vinisteis vosotros? De verdad no entiendo vuestra presencia aquí, no es que quiera ser descortés.

- Él debe ser Ricardo, ¿no? –me preguntó Luis, le respondí con un asentimiento, luego se dirigió al chico-, tú sabes tanto como nosotros, en un principio, Tavo nos llamó porque sabía que si necesitaba hablar con tus suegros Dani sería un buen nexo, pero a cómo llegó Iván consideró que su esposo necesitaría apoyo, así que Javi, Fran y yo también vinimos, supusimos que todo sería para que Tavo no se sintiera tan mal, los médicos también tienen sentimientos, ¿sabíais? Pero según Tavo, Iván quería vernos, así que preguntémosle a él qué hacemos aquí.

Bueno, Luis como siempre tan directo, pero al menos hizo la pregunta que todos queríamos hacer, además de resumir la situación en dos palabras, como acostumbra.

- Bueno… la verdad yo tampoco lo sé muy bien… -Iván titubeaba-, sólo sé que cuando estuve a punto de irme al otro barrio me encontré a una chica de mi edad que dijo llamarse Rut –los cuatro nos miramos incómodos, yo ya sabía que Iván había hablado con Rut, pero el recuerdo duele, además, por la cara de Luis y Fran, tampoco lo entendían, eso fue hace 15 años, Iván tenía dos años cuando ella murió, ¿cómo podía saberlo?- ella me dijo que si la mencionaba delante de vosotros me ayudaríais, aunque no entiendo para qué necesito un abogado o un matemático, fueron más las dudas que las cosas que me aclaró.

- Vaya así que sabes también nuestras profesiones, Rut está bien informada, por lo que veo –Fran habló con un tono que nunca le había visto usar, hablaba con amargura-, Ricardo, tú tienes miedo de lo que sientes, ¿verdad? –El chico asintió-, Luis, tú y tus leyes creo que le podrán ayudar, igual que Tavo respecto al prejuicio del VIH. Eso nos deja a Dani y a mí para ayudarte, Iván, pero no podemos hacerlo ahora porque tú estás ingresado, Iván, y además Tavo no termina su guardia; estarás unos días más aquí, ¿qué os parece si nos vemos después de que salgas del hospital? Dani tiene vuestros datos, así que cuando Tavo nos confirme que todo está bien, quedaremos, ¿qué decís?

Los chicos estuvieron de acuerdo y nosotros también, por lo visto, Fran entendió las cosas y ahora caigo yo también: Rut quiere que nuestra experiencia y nuestra amistad de 16 años ayude a estos chicos a enfrentar el mundo, a aceptarse y a evitarles sufrimientos innecesarios, sólo espero que todo termine bien.

 

Cami

Bueno, nadie me ha presentado, así que aquí voy: soy un chico bastante guapo, al menos según los cotilleos que he oído en la universidad, mido 1.79 m, tengo los ojos verdes, mi cabello es castaño claro y mi piel blanca como la leche; mis padres son bastante conocidos: Luis y Fran, sí, mis padres son dos hombres, son una pareja gay, recuerdo que en la primaria los compañeros solían decirme que era tan rebelde que necesitaba dos hombres adultos para controlarme… la verdad es que no era un angelito, así que tampoco era que me ofendieran, al contrario, cumplido que me hacían, pero bueno, eso no es lo importante. Para evitar confusiones, aclaro que a los mejores amigos de mis padres les llamo “tíos”, lo hago así desde que me adoptaron cuando tenía 5 años y ahora, 15 años después, se han ganado ese trato igual que los hermanos de sangre de mi papá Luis.

En fin, había llegado al hospital porque mi tía Cris me dijo que el tío Javi estaría allí, lo que no esperaba era encontrarme también a mis padres, pero no podía perder tiempo, necesito a mi tío urgentemente.

- Tío, perdón si interrumpí algo, pero para mí es urgente y actué impulsivamente –le dije mientras entraba con él en una cafetería cercana.

- No te preocupes, Cami, era un alumno de Dani y paciente mío el que estaba enfermo, supongo que se las apañarán sin mí –me tranquilizó mi tío.

- Tío Javi, entonces ¿qué hacían mis papás allí?

- Ni idea, cuando tu tío Tavo me llamó para que llevara a Dani, sólo me dijo que los llevara como apoyo emocional, aunque el chico se veía mal, no creo que sea para tanto, aunque apenas lo vimos un momento mientras lo trasladaban a su habitación ¿qué es lo que necesitas hablar?

- Dos cafés, uno cortado y el otro solo –ordené por los dos, al menos sé que le encanta el café cortado-, tío, tengo un dilema de esos que te llevan a hacer tonterías: sabes que estoy saliendo con Ester… es que se me hace un mundo, más siendo mis padres gays…

- Cami, ¿acaso te empieza a gustar un chico? No le veo lo malo a eso –intentó ayudarme.

- No es eso, tío, ya en casa hablamos de eso, mis papás dijeron que me apoyarían sin importar mis gustos, Ester me gusta y mucho, es una chica preciosa y por suerte me hizo caso; pero –intentaba ordenar mis pensamientos-, sé que no es malo tampoco que me gusten lo mismo chicos que chicas…

- Ya hemos hablado de eso, Cami, -en eso llegaron los cafés-, gracias, Manolo –volvió a hablarme a mí-; que seas bisexual sólo dice que para enamorarte de alguien no te fijas en sus genitales como primera opción, sino en cómo es la persona, a mí me parece una opción muy realista, porque la mejor persona no siempre es del sexo que se espera, pero esa no es la cuestión, ¿verdad?

- No, tío, lo que pasa es que me siento mal porque ayer le dije a un chico que me gusta y no hace ni un mes que estoy saliendo con Ester y me siento que estoy jugando con los dos, me siento horrible, pero no puedo decidirme por ninguno, son demasiado lindos y especiales, cada uno a su manera… tío, ¡no puedo decidirme! No quiero terminar con Ester pero quiero algo con ese chico, estoy muy confundido y no quise hablar con mis papás porque me dirían algo del estilo “lo que quieras está bien”, pero no sé lo que quiero.

Mi tío tuvo que dar un par de sorbos al café antes de contestarme:

- Cami, lo más complicado de todo es que no sabes lo que sientes, es cierto que será una putada para cualquiera de los dos si se da cuenta de la situación, por lo que necesitas aclararte para hacerles el menor daño posible, supongo que quieres mi opinión profesional, y te la daré, pero como tu tío, creo que deberías hablar con Luis y Fran: Luis sabe muy bien lo que es tener novia, te podrá aconsejar algo, eso seguro, y tu papá Fran pasó ocho años amando en silencio, puede darte ideas para que averigües si amas a alguien de verdad. Ahora, recurriré a un viejo refrán que tal vez te dé alguna luz: “si amas a dos personas, entonces deja a la primera, porque si la amases de verdad no te habrías fijado en nadie más”, creo que así era; tal vez me equivoque, pero me da que no quieres tanto a Ester, sino ese otro chico te habría parecido guapo, pero no le habrías dicho nada. Claro, Cami, que esa es sólo mi opinión y poniéndome en tus zapatos, porque no conozco su lado de la historia y antes de que me recuerdes que mi trabajo es ver la historia completa con sólo un punto de vista te diré que ni el mejor psicólogo del mundo se atrevería a decir lo que siente un corazón con una seguridad del 100%, la última decisión la tienes tú, pero eso es lo que pienso que lo que sientes por Ester no es tan fuerte.

Pagamos el café y salimos de allí, mi tío volvió al hospital para ver cómo iban las cosas con su paciente y yo me fui a uno de los pocos lugares donde te puedes tirar en el césped a pensar tranquilamente: el Retiro.

Pero es que quiero a Ester, aunque Pedro me gusta; sé lo que son los dos tipos de pareja, mis tíos y mis padres son buenos ejemplos de lo que puede pasar cuando hay amor, pero es que no puedo decidirme, tal vez tío Javi tenga razón en eso de que no es tan fuerte lo que siento por Ester, pero no la quiero dejar ir…

 

Iván

Bueno, después de tres días logré convencer a Tavo de quitarme esta manguera de la nariz y a la semana de estar en el hospital me dejaron salir… sospecho que mamá movió algunos hilos en la Embajada para eso, pero poco me interesa, quiero estar con Ricardo y eso es lo que cuenta…

Cuando bajé a la planta principal para irme a casa allí estaban los tres: mamochka, papá y Ricardo, pero no me esperé a don Dani allí. Don Dani sólo me dijo que el médico le había informado de mi alta y que quería felicitarme y darme un regalo: era una caja de chocolates, me dijo que era porque estaba bien y por mi nuevo novio, luego se retiró para dejarme a solas con mi familia, aunque lo podía ver en una de las esquinas disfrutando el momento mientras tenía a Tavo de la mano, detalle que me pareció muy romántico y bonito.

Por fin llegamos a casa, Maripaz había hecho una paella de esas que parecen de fiesta de pueblo de lo buena que estaba y, cómo no, comió con nosotros, hasta mamochka le tuvo que decir que se quedara con nosotros, porque ella iba a comer en la cocina, ¡ni que fuéramos la Familia Real!

Después de comer, tanto papá como mamochka debían volver a sus trabajos y Maripaz también tenía cosas por hacer, así que me quedé solo con Ricardo y como me moría por besarlo sin interrupciones, los hospitales no son precisamente sitios románticos, le dije que viniera a mi cuarto, que veríamos la tele o dormiríamos la siesta, lo que primero surgiera. Él estuvo de acuerdo y cuando entramos cerré con pestillo.

- No quiero que nos interrumpan, quiero estar contigo y nada más.

- Como quieras, Vanya –tuve que darle un rápido pico, amo que me diga así-, ¿te molesta si me quito la camiseta?

No lo dejé continuar, me quité la mía y empecé a besarle con pasión, no es que me muera por tirármelo, pero me encanta sentir su pecho lampiño contra el mío, es una sensación única, supongo que la primera vez siempre lo es, en mi caso, va de maravilla.

Poco después estábamos en bóxer y con erecciones evidentes, pero no quise forzar las cosas y lo dejé a él marcar el ritmo y decidir si continuábamos o lo dejábamos allí por el momento.

Sin embargo, Ricardo se quitó el bóxer y se acostó en mi cama y me hizo señas para que lo acompañara. No tuvo que rogar mucho, me desnudé y me acosté junto a él, le di un beso y recosté mi cabeza en su pecho, aunque no pasé de allí. Después de algunas caricias en mi pelo la mano libre de Ricardo buscó mi pene y me dijo:

- Vanya, mi amor, ¿puedo?

Me derretí, lo confieso, eso ya era demasiado para mi corazón, el hombre que me gusta tocándome el pene y pidiéndome permiso de la forma más dulce posible para hacerme el amor; sólo le advertí que tuviera cuidado porque era mi primera vez más allá de una paja. Ricardo se puso nervioso, también era su primera vez con un chico, pero decididamente acercó su boca a mi pene y lo besó. Vi las estrellas, toqué el cielo con las manos, esto era mejor que todos mis sueños húmedos juntos. Luego empezó a recorrer todo mi falo con su lengua para finalmente metérselo a la boca, primero fue poco a poco hasta tenerlo todo dentro, luego empezó el mete-saca hasta que casi me hace acabar, pero se detuvo antes, me besó en la boca y se volvió a acostar, supuse que era mi turno y aunque era mi primera mamada intenté hacerlo lo mejor que pude, lamía su pene, lo besaba me lo tragaba entero, sus gemidos me decían que le gustaba y eso era todo para mí. Después de un rato me detuvo y me hizo acostarme, luego se acostó sobre mí y empezó a hacer unos sensuales movimientos de cadera que me prendían más, si era posible. La sensación era maravillosa, nuestros penes se acariciaban entre la presión de nuestras incipientes tabletas y se sentía de maravilla. No duramos mucho rato así y acabamos.

Después de darnos una ducha juntos en el cuarto de baño de mi habitación volvimos a la cama, nos acostamos y Ricardo me abrazó, recostando mi cabeza sobre él de nuevo y me dijo que por hoy era suficiente, que quería ir poco a poco, conocernos y disfrutarnos, nos besamos y nos dormimos el resto de la tarde.

 

Cami

- Ester, Pedro, os reuní, aunque sé que no os conocéis de nada porque tengo una confesión que haceros…

Continuará…

Chicos, gracias por leer, vuestras opiniones son muy importantes para mí, de hecho, en este relato se insinúan algunas cosas que me habéis pedido… otras vendrán luego… para los que podéis hacerlo, os agradecería vuestras valoraciones y comentarios...

(9,64)