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El protagonista de mi historia porno

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Él entró en mi vida y se convirtió en el protagonista de esta historia.

A él le quemaba por dentro el deseo de tener sexo y a mí también, así que después de seducirlo, lo llevé a la parte de atrás de la tienda de su abuelo donde él trabajaba. De hecho, era el único empleado así que no tuve más que esperar a que cerrará la puerta una vez que acabo su horario de atención y después de irme tras el mostrador con él y agarrarlo fuerte entre mis brazos para estrecharle el culo con mis manos y sentir su aliento, él cedió y me dejo llevarlo de la mano atrás de la cortina donde tenía una especie de depósito de los suministros que vendía.

Allí le pedí que me mostrara su cuerpo, esa piel blanca, ese pecho que hacía unos segundos había estrechado y que me paso su calor apasionado, ese fuego de sexo que traía entre las piernas y que ya había formado un bulto en la parte de delante de su pantalón. Él, muy diligente y muy apresurado trataba de descalzarse frotando un zapato con otro mientras se abría el pantalón, yo le pedí que lo hiciera con calma y una cosa a la vez; entonces fue primero por el pullover que traía encima, debajo llevaba puesta una sudadera negra sin mangas que dejaba ver sus delgados brazos, se sacó también la sudadera y se descalzo esta vez con las manos, se dejó los calcetines pues el piso era de loza y como era un ambiente cerrado y sin ventanas hacia un poco de frío, pero de inmediato termino de desabrocharse el pantalón y bajárselo, me impresiono el bulto que había formado su verga dentro de su ropa interior, cuando bajaba su pantalón hacía sus muslos el bulto prácticamente cayo hacia abajo con todo su peso marcando sus dos pelotas en la tela, pero lo que más me sorprendió fue su prenda íntima, que la pude apreciar bien cuando termino de sacarse el pantalón y se puso a modelarme esa prendita moviendo las caderas a los costados y dándose la vuelta para que se la viera por detrás, o más bien viera de ella lo poco que se veía puesto que se trataba de una tanga, sí, una tanga negra que tapaba muy bien su pene y sus bolas por delante pero que por detrás apenas y se dejaba ver de la parte de la cintura y lo poco que salía de entre sus monumentales nalgas que después de habérselas tocado tras el mostrador, y que ahora al verlas me emocionó y me excito al extremo saber que las traía prácticamente desnudas bajo el pantalón, eran unas nalgas redondas, no muy gruesas, diría pequeñas pero se veían muy apetecibles, especialmente para mí que ya se las había tocado. Pero quería más de ese culo. Y por debajo de esas nalgas, entre sus piernas salía recién la tela negra de la tanga que sujetaba sus preciadas pelotas hacia adelante.

-Quítatela- Le dije

Y él obedeció de inmediato, me gustaba que fuera tan obediente y que se dejara llevar por la emoción del momento. Tomó su tanga de la cintura por encima de sus nalgas y la jalo hacia abajo hasta ponerla debajo de sus nalgas, ahí hizo una pequeña pausa para separar un poco las piernas, y prosiguió liberando esas fabulosas pelotas que salieron hacia abajo, pude ver poco desde donde me encontraba pero las vi y me encantó, no quise esperar a verle la verga y le pedí que se diera la vuelta, el obedeció y aunque aún no se había sacado la tanga por completo y la traía suspendida entre las piernas, lo hizo dando pasos cortos a su alrededor sin dejar que la tanga caiga hacia abajo, no puedo negar que esa maniobra de mantener su tanga suspendida y voltearse me excito mucho, más cuando empezó a aparecer su pene a medida que iba volteándose.

Era una verga deliciosa que había estado esperando verla desde hace rato. Apenas vi su punta salir de entre la piel que la cubría la boca se me lleno de saliva por saborearla, quería terminar poniéndosela bien dura y puntiaguda, quería acariciarle las bolas mientras me comía su pene a chupadas; pero el termino de voltearse y me dejo ver su verga en todo su esplendor con sus testículos bien hinchados empujando su verga hacia adelante, el espectáculo fue maravilloso, más cuando se quitó la tanga de entre las piernas y me dejo verlo desnudo por completo. Me permitió disfrutar de su cuerpo desnudo un buen rato y era como ver el lienzo de un cuerpo juvenil y delgado en un fondo oscuro en el que resaltaba su blanca y suave piel, él se mostraba muy bien y me dejaba verle todo, eso era lo que más me excitaba.

Salí del ofuscamiento de verlo, de tenerlo desnudo frente a mí y con la voz casi entrecortada por la excitación que sentía en ese momento le dije.

-¿Por qué no nos vamos de aquí?

Él agarró su verga con una mano y empezó a frotársela delante de mí para ponerla más tiesa, cosa que me encanto que hiciera, y con una voz que apenas y se dejaba escuchar entre los jadeos de su excitación me dijo.

-¿Por qué no me la chupas de una vez aquí?

No me iba a rehusar a la invitación que me hacía de probarle la verga ahí mismo en la tienda de su abuelo, menos con la excitación que yo también sentía, y sin pensarlo me fui sobre su verga poniéndome de rodillas; él retiro la mano y la dejo libre teniendo ya cerca mi boca, su polla le palpitaba y se movía levemente como si la punta quisiera salir más hacia adelante pero la piel ya la tenía muy tersa y su punta rojiza estaba totalmente afuera, era un pene grueso y carnoso, muy liso en el tallo, casi no se le notaba ninguna vena que se marcara por los costados y la punta la tenía muy roja, redonda, como queriendo reventarle de la excitación, y su orificio en medio muy abierto como si estuviera esperando que le lamiera justo ahí.

Pero primero se la cogí con la mano, rodeándosela por completo del largo con mis dedos, cuando ya la tenía bien agarrada, se la empecé a frotar y sentía como se ponía más dura en mi mano, era algo realmente excitante. Notaba su firmeza y como se dejaba masajear con mi mano para salir más hacia afuera entre mis dedos. Lo mire fijamente, saque la lengua y lo primero que hice fue ponérsela justo en el borde, donde su orificio estaba esperándome latiendo de excitación.

La primera lamida, justo en el orificio, hizo que se estremeciera, luego agarre con firmeza esa polla y me la metí a la boca, se la mame y su sabor me salió a gloria, puse mi otra mano sobre sus pelotas y seguí mamando metiéndome esa deliciosa verga más adentro, el gemía mientras acariciaba suavemente sus testículos con mi mano y metía a bocanadas su verga en mi boca, con cada mamada sentía que mi verga quería salir de una vez de mi pantalón, pero estaba de cuclillas y no podía ni tocármela.

Seguí chupando esa verga con todas mis ganas, se ponía muy jugosa, me gustaba sentirla dura dentro de mi boca, sus testículos, aunque se pusieron rígidos también se los seguí acariciando suavemente para que no sintiera más que placer. Ese placer que advertía con mi boca devorando su verga, esa lujuria que lo inquietaba y lo ponía a gemir, y que con cada gemido suyo me ponía a apresurar mi boca sobre su pene para metérmelo todo y darle unas chupadas que lo dejaran exhausto, gimiendo y agitado de tanto placer que le estaba dando ahí, entre sus piernas.

A lo hacía y para recobrar el aliento, solté esa verga y me trague la saliva cargada del rico sabor de su polla, lo mire, le sonreí haciéndole notar el gusto que me daba estarle chupando el pito y sin soltárselo, me la volví a meter a la boca para darle puras chupadas. A pesar que no había soltado sus huevos me concentre en mamarle, en chuparle y hacerle sentir mi lengua y mi paladar deslizándose por toda su verga, era rico hacerle eso, me gustaba, y él lo estaba disfrutando tanto como yo, me lo hacía saber con sus gemidos, pasando a momentos su mano por mi cabeza, pero más, cuando cerraba los ojos soltando los brazos a los costados, y sus piernas, sobre todo sus muslos, empezaban a temblarle.

Sin dudarlo le agarre el pito con fuerza, se lo masaje un par de veces por todo lo largo y volví a sumergirlo en mi boca, grandes bocanadas me hacían sentir la punta de su pene casi en la garganta y mis labios ya podían sentir la piel de su vientre alrededor de su tiesa polla, era maravilloso percibir eso con mi boca y se lo hice muchas veces, hasta dejar su verga llena de saliva y sentir como se estremecía casi sin poder mantenerse más en pie.

Solté su verga de mi boca, se la deje bien tiesa, húmeda de saliva y palpitándole, él estaba agitado, el pecho se le inflaba y resoplaba aire de la boca, por mi parte tomé aire después de haber tenido un buen rato su verga en mi boca, juntando los labios y moviendo la lengua deguste los últimos sabores de su verga que habían quedado dentro de mi boca. Me puse de pie y volví a insistir en que nos fuéramos a otro lado, él sin decir una palabra, me miro muy excitado y puso mi mano sobre su verga, se la volví a sujetar con todas mis ganas para masturbarle, el no paraba de mirarme, no sé si quería darme un beso o no pero no paraba de mirarme mientras le meneaba el pene haciendo ricas fricción con mi mano cerrada.

La sentía bien tiesa, dejando que mi mano se moviera de un extremo al otro, se la tenía bien sujetada, se la masturbaba con vigor y él no decía nada, solo no dejaba de mirarme perdido en la excitación tremenda que seguramente sentía por dentro y que le ponía a mirarme tan contento con los ojos casi brillándole de emoción. A lo así sentí su mano sobre mi muslo muy cerca de mi entrepierna, entonces pensé que era el momento oportuno para sacar mi verga, ya que no faltaba más que abrirme el pantalón para que saliera hacia afuera como un resorte por lo crecida que estaba; pero no me abrí la bragueta por completo, sólo me baje el cierre dejando el botón cerrado arriba y jale un poco mi ropa interior hacia abajo, bastó ese jalón para que mi verga saliera disparada hacia afuera, él bajo la mirada para verla, mi polla estaba tan caliente y parada como la suya. Sentir nuestras vergas tan próximas nos puso más que excitados y yo solté la suya para recoger la mía y juntarlas.

Así que puse ambas vergas juntas, la piel de su miembro por primera vez se juntaba a la mía, eso casi y me hizo gemir de placer, él tampoco se pudo resistir a la sensación de sentir nuestras pollas juntas y trago aire casi temblando.

Él se quedó quieto, yo agarre bien ambas vergas con la mano y las manosee juntas a las dos, empecé a masturbar ambos penes ¡Que placer más inaudito me daba hacer eso! Sentir la piel, el calor de nuestras vergas, me abandone al placer absolutamente agarrando nuestras vergas bien tiesas. Él gemía sin poder controlarse y se agarraba de uno de mis hombros agachando la cabeza casi sin fuerzas para seguir manteniéndose de pie, yo no podía parar de menear su verga pegada a la mía, o más bien no quería hacerlo, porque su polla era deliciosa y sentir su delicada piel junto a la mía era el acto de masturbación más glorioso que podía haber sentido. ¿Tú lo has hecho?

Solté nuestras vergas, y le crucé mi brazo por el cuello para traer su boca hasta la mía y plantarle un beso, él se dejó hacer, nuestros pechos se juntaron a pesar que yo estaba vestido, y aunque ya había dejado sueltos nuestros penes, ahí abajo muy tiesos siguieron rozándose. Dejé de besarlo, aunque no de sujetarlo con mi brazo rodeándolo y muy suave le dije.

“Ahora sí, vámonos, porque quiero más de esto” y para estimularlo toqué su verga con la mía, luego metí mi mano al bolsillo de mi pantalón y busque apresurado las llaves del carro porque no sabía dónde habían quedado, cuando di con ellas, las saque y haciéndolas sonar le sonreí. Lo solté y me fui metiendo la verga en el pantalón para darle tiempo a que se vistiera, pero el reacciono de inmediato y me tomó de la mano para decirme.

“No, no vamos a ningún lado, yo también quiero que sigas haciéndome más de lo mismo, así que mejor vamos adentro, aquí vive mi abuelo, en la parte de atrás” yo lo miré abriendo los ojos y él continuó; “No te preocupes, mi abuelo pasa a cenar a mi casa todas las noches, así que no estará aquí hasta después de las nueve. Y nosotros podemos aprovechar para usar su dormitorio… ven vamos”. Entonces él levanto su ropa del piso y me condujo agarrándome de la mano.

Mientras nos dirigíamos a la habitación de su abuelo yo veía como su verga aun algo rígida se movía con cada paso que dábamos y eso me mantenía excitado; ver el borde rojo de su verga entre los pliegues de piel que no llegaban a cubrirlo, sus bolas ahí abajo colgando, era como para volver a sujetarle la verga en el camino. No había motivo para no hacerlo, después de todo ya se la había chupado y todo, así que se la agarre mientras íbamos caminando y le puse la otra mano en una de las nalgas, apenas me vio y sintió hacerle eso, se sonrío y estrecho su cuerpo junto al mío, así fue que seguimos el resto del camino.

Llegamos a la habitación de su abuelo, era un dormitorio con muebles antiguos muy bien conservados, sin ir muy lejos su cama era de fierro torneado tanto la cabecera como la parte de los pies, es lo único que puede distinguir en un vistazo rápido, pues estábamos los dos muy concentrados en continuar lo que habíamos comenzado en la parte trasera de la tienda. Lo sujete una vez más entre mis brazos, estreche su pecho junto al mío.

-¿Quieres más? ¿Ah chico? Le dije sintiendo una vez más su aliento y agarrándole las nalgas, solo que esta vez se las manoseaba desnudas, sintiendo lo carnosos que estaban esos glúteos.

-Sí, quiero más. Dijo muy excitado, seguramente sintiendo como le agarraba el culo.

-¿Más de qué? ¿Ah?

-Más de tus manos, más de tu boca, más de todo.

Ya estábamos muy excitados como para seguir con el jueguito de palabras, así que lo solté, pero fue solo mientras me quitaba la ropa, lo hice a toda prisa. Ambos quedamos desnudos, uno frente al otro. El pene lo tenía tan tieso como el suyo o creo que más porque él lo tenía apuntando levemente hacia abajo, en cambio yo lo tenía ya bien parado apuntando a su verga como un arma lista para disparar, cosa de la que me parece, no se percató. Como sea, tomé su verga con mi mano, se la termine de remangar para que saliera completa su punta y la acaricie unas cuantas veces, pero tenía deseos de sentirla otra vez en mi boca y comérmela a chupadas.

Así que lo senté sobre la cama de su abuelo con el culo desnudo sobre las mantas, lo agarré del hombro y le apunte la verga hacia la cara, él no supo si se la iba a dejar chupármela o si solo estaba jugando, así que lo empuje del hombro hacia atrás para ponerlo de espaldas sobre la cama, separe sus piernas metiendo las mías en medio y me puse de rodillas.

De rodillas entre sus piernas sentía el aroma penetrante de su verga y con la intensidad de ese olor y el calor de la excitación mantenida, me fui una vez más sobre su verga con la boca bien abierta, de una sola vez me metí toda su polla, disfrute de esa primera chupada, ese rico pene era delicioso, su piel tierna rozo mi lengua suavemente y se deslizo casi hasta el borde de mis labios donde la sostuve cerrando los labios, disfrute de la piel fresca y abultada de su punta con su orificio justo en medio, me la volví a meter por completo, hasta sentir el bulto de sus testículos en mi quijada, me la mame con toda gloria, chupada tras chupada no pare hasta dejar esa polla bien humedecida por mi boca.

Más tarde y cuando sus gemidos se escuchaban en toda la habitación, levanté su verga hacia arriba y deje que sus bolas salieran bien infladas hacia afuera, con su pene levantado me las chupe, lamí esas ricas pelotas, pase mi lengua por ellas y cerré la boca reteniéndolas en mi boca, disfrute de chuparme sus pelotas, las chupe y lamí tanto y tan abajo que había momentos en los que alcance sus nalgas; pero preferí volver sobre lo que más me gustaba para darle una larga lamida con toda mi lengua desde el medio de sus testículos, subiendo por todo el largo de su pene, una lamida majestuosa que me permitió recoger el sabor de esa imponente verga.

Me puse de pie y levante sus piernas hacia arriba con su espalda extendida sobre la cama, separé sus piernas y las lleve a mis costados hasta recargar sus pies por encima de mis hombros, sus testículos se veían maravillosos después de tanta mamada y su culo se abrió cuando se acomodó haciendo sus nalgas hacía atrás, recargaba su peso en mis hombros y termino flexionando levemente las rodillas para alzar el culo, desde arriba, su ano se veía magnifico. Se lo comencé a acariciar con un dedo y esa piel arrugada con el hueco en medio se sentía exquisita en la yema de mi dedo, él lo disfrutaba meneando levemente el culo, por un momento quise encajarle el dedo, pero pensé que aún era demasiado pronto y seguí tocándoselo alrededor.

Luego le puse mi verga bien dura encima y empecé a acariciar ese ano aun cerrado, con cada roce del borde de mi pene quería explotar de excitación y reventarle el culo, sentía que mi verga explotaba cada vez que pasaba el orificio de mi miembro por el agujero de su culo. Hasta que ya no pude contenerme del placer que me ocasionaba pasarle la verga encima y la aliste para metérsela, la apunte en dirección a su ano, moje el dedo con mi boca, lleve ese dedo mojado alrededor de su ano y luego de repasárselo, le pase la verga hacia adentro.

Su ano estaba bien apretado y presionaba mi pene, pero cedió ante la rigidez de mi excitación y se dejó reventar hasta tenerla dentro, cuanto más adentro sentía mi verga en su ano más levantaba las nalgas y las iba cerrando alrededor de mi pene.

Hasta que no pudo soportar más mi embestida y cerró los ojos con fuerza, abrió la boca, gimió a gritos y termine de romperle el culo metiéndole por completo mi polla. Lo demás fue irse contra ese culo para clavárselo bien, así que agarre bien sus piernas, las metí debajo de mis brazos, lo jale un poco hacia mí y comencé a mover mi verga dentro de su ano. Se la metía cada vez más adentro y le hacía gritar de placer, movía su cabeza sobre la cama descontrolado, pero aun así me pedía que le diera más y yo no paraba de sacar más fuerza de no sé dónde para encajarle más mi verga. Su culo ya estaba bien abierto reteniendo mi verga, se sentía muy rico estar dentro de él, luego, cuando ya se acostumbró a tener mi polla dentro, él mismo meneaba las nalgas para que se la encajara más, a lo así, agarró su verga y masturbándose con todas sus ganas, no tardó mucho en excitarse al punto de llegar al orgasmo y aun con mi pene bien metido en su culo se vino, apuntando la punta de su pene hacia arriba se descargó sobre su vientre, una espesa y blanca descarga de semen que llego hasta su ombligo y lo cubrió por completo.

Yo seguí penetrándolo, su culo estaba prácticamente en el aire y cada vez que me abalanzaba sobre su ano, sentía sus nalgas rozar mi vientre muy cerca de mis entrepiernas. Esta penetración era fuego y yo también ya quería descargarme, no sabía si dentro de su culo o en su boca, pero hice el último esfuerzo, y lo penetre con todo, no le di ni un descanso y arremetí contra su culo, al final ya no me importo nada y puse mis brazos por debajo de sus muslos hasta que mis manos alcanzaran sus caderas, lo sujete con fuerza y presione contra su culo, mi pene ya entraba y salía de ahí con toda soltura y no pare de hacérselo, todo mi sexo, cargado sobre su culo se metía hasta adentro, mis testículos golpeaban contra sus nalgas, mi pene ya dominaba su ano y cuando más empujaba hacia adentro, sentí esa corriente que me hacía llegar al momento culminante,  junto a un poderoso alarido que salió de mi boca, solté su peso contra la cama, deje que cayeran sus piernas, mi pene salió abruptamente de su culo y sólo alcance a agarrar la punta y posarla sobre su pene para empezar a soltar mis chorros de semen encima.

Él dejo que lo hiciera y me chorree por completo encima de él, chorro a chorro salía sobre su pene, la baba blanca chorreo hasta sus testículos y no solté mi verga hasta acabar de venirme sobre la suya, luego me quede tomando aire, estaba totalmente agotado, miraba su verga llena de mi semen y no puedo negar que me gustaba, él puso una mano encima su polla y se la embarro, pero no le importó y froto un par de veces su miembro dejando que mi baba se esparciera por su miembro quedando todo pegajoso y lustroso a la vez.

Luego se sentó en la cama, me sonrío y me pido que le prometiera que siempre iba a hacérselo así. Yo no tuve en reparo en prometérselo, después de todo me gustaba hacérselo. ¿Y a ti te gustaría? ¿Te gustaría ser el protagonista de mi próxima historia?

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