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Madre e hijas, putas

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Me llamo Lola, soy de Santa Fe, Argentina, soy rubia, mido 1.70 m, ojos verdes, vivo con mi hermana Carmen y mi madre se llama María. Mi madre se separó de mi padre porque él se fue con una chica más joven. Cuando terminé de estudiar ni yo ni mi hermana ni mi mama teníamos trabajo.

Un día mi madre nos dice que por que no trabajábamos en el trabajo más antiguo del mundo. Y Carmen le pregunta:

—que trabajo?

—el trabajo es de puta –le respondí yo.

Le dijimos a nuestra madre que, si estaba loca, que no sabíamos nada, que éramos vírgenes aún y la respuesta de mi madre nos dejó con la boca abierta.

—Nenas yo sé muy bien ese trabajo, cuando conocí a su padre yo trabajaba de eso, era una puta muy buena.

Nosotras dos aceptamos la idea de trabajar de putas y le pregunté a mi madre:

—mamá nos querés enseñar a ser putas?

Mi madre se levanta y nos mira y nos dice:

—Niñas, yo ya vengo.

Al regresar trae una caja, al abrirla nos mostró varios juguetes para adultos, eran unos consoladores, unos eran largos y gruesos y otros eran chicos y de colores; había un grandote como de 1 metro y Carmen y yo los agarramos y nos reímos. Mi madre agarra dos consoladores, los pone parados en el sillón medían como 20 cm de largos x 4 cm de grosor y nos dice:

—chicas agarren y pónganse en su boca y empiecen a jugar con ellos y pasen sus lenguas, lamen todo a lo largo…

Nosotras empezamos a chupar las vergas de goma y así estuvimos como 30 minutos. Luego mi madre sacó un cinturón de cuero que tenía un consolador de color negro.

—Carmen ponete en 4 patas y abrí las piernas y ahora te voy a poner este lindo juguete en tu concha y en tu culo.

Y mi madre la empieza a coger a hermana Carmen, ella grita al principio, pero luego gemía.

—ayayy mama que rico, me gusta.

Mi madre entonces le saca el consolador de la concha y se lo mete en el culo. Yo miraba como gozaban, como dos putas y le digo a mi mama:

—Mamita, dale, quiero que me toque a mí.

Mi madre saca el juguete del culo de mi hermana y Carmen terminó satisfecha y agostada. Pero ella vio que el cinturón donde estaba el consolador tenía otro agujero que se podía poner otro consolador, entonces miró a mi madre y le guiñó un ojo y dice:

—mama dejame a mí, yo quiero desvirgar a Lola.

—si mama quiero que lo haga Carmen —dije yo.

Me di cuenta que tenía ganas desvirgar mi concha y mi culo a la vez, así es que la puta de mi hermana me pone los dos, un consolador en cada agujero de mi cuerpo. Pero me penetra de golpe y yo grito muy fuerte:

—ayyayayayy que hija de puta, turra, como puede ser esto, cogerme los dos agujeros a la vez, ¡para, para!

Mi hermana no se detuvo, continuó cogiéndome mientras mi madre no hacía nada por impedirlo, tan solo se masturbaba viendo como tenía en sus hijas dos putas nuevas. Así tuvimos sexo durante todo el día.

Esa noche mi madre nos dice que vamos a tener nuestros primeros clientes.

—mama cuantos clientes son? —pregunté.

—son 7 tipos.

Tres serían para mí, otros tres para mi hermana y uno para mi madre. Llegado el momento, mi madre nos dio una ropa muy sexy, yo me vestí de colegiala con pollerita muy cortita con portaligas y mi hermana con un conjuntito de diablita, también con portaligas y mi madre, estaba muy sexy con un vestido de red de color negro y debajo del vestido, nada.

Cuando llegaron nuestros primeros clientes y vinieron hacia nosotras, yo agarro a mis tres machos, me bajé y les bajé sus pantalones rápidamente y empecé a chupar sus vergas a los tres, alternando sus vergas en mi boca. Carmen hacia lo mismo que yo. Luego me subieron encima de uno de los tipos y así yo subía y bajaba con velocidad, gemía como una puta profesional, mientras chupaba dos vergas a la vez. Le pedí a uno de mis clientes que me cogiera por el culo, el tipo me la metió con fuerza y yo gritaba como loca, mientras ellos se volvían locos.

—ayayyayayy que bella cogida que me están pegando las quiero todas adentro mío toda la noche ayyyyayayyy papitos sigan sigan no paren.

Mi hermana también gemía y gritaba como una puta en celo y mi madre estaba muy contenta y feliz por tener dos putas. Así pasamos intercambiando de cliente con mi hermana y mi madre y cuando se fueron le pregunté a mi mama:

—hicimos bien nuestro trabajo?

—Mis niñas lo hicieron muy bien, ya son dos putas profesionales como yo cuando tenía su edad.

Y nos mostró un taco de dinero en efectivo. Así pasaron unos años, cogiendo a varios clientes, fijo y casuales. Todos me decían que era hermosa, que era muy buena en la cama… A veces me pongo un consolador en mi culo, otro en mi concha un viernes por la noche y lo saco recién el lunes…

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