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Ocurrió, pero se me fue de las manos. - 01

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    Es difícil explicar cómo he llegado a esta situación, mi vida ya no se parece en nada a la que era hace un año.

 Sin embargo el único responsable de todo lo que me acontece soy yo mismo y, la ausencia de desconfianza para con los demás.

Se podría decir que me falta poco para tomar la decisión que normalice mi situación actual, o dar el paso y explicarlo todo a mi familia, y esperar su postura para saber a qué atenerme y que todo pudiera volver a lo que era mi vida antes de los hechos acaecidos.

Ella sobre todo es la que nota que algo pasa, y que no soy el mismo desde hace tiempo, esquivo su mirada, y me da terror  que descubra el dilema en el que mis juegos sexuales me han implicado. Me encanta el sexo y últimamente con mi mujer la cosa no anda bien, monotonía, dejadez… y al final todo eso me lleva a buscar nuevas experiencias y acabar metido en el dilema que estoy ahora.  Jamás pude pensar que personas con las que has llegado a intimar te pudieran traicionar y dejar que tu vida se pueda destruir, en manos de gente sin ningún escrúpulo.

La historia comenzó con intercambios de email, a través de una página de contacto donde yo buscaba alguien afín a mis fantasías sexuales y, poder así llegar a realizarlas sin temor a nada raro o extraño por la otra parte.

Yo había mantenido relaciones homosexuales bastantes veces y siempre fueron satisfactorias y estupendas, alguna vez mejor que otra, pero siempre hubo sinceridad y honestidad por ambas partes.  Pero mi fantasía de tener relaciones travestida de mujer, siempre surgían en mi mente y, no cesaba en llevarlas a cabo algún día, por ese motivo me animé y en dicha página de contactos me presenté como crossdresser  para intentar contactar con alguien con mis inquietudes y poder realizar dicha fantasía.

Pasaron varios meses hasta que una persona de las varias que pidieron conocerme, me pareció que podíamos llegar a algo positivo y me animé a contestar a sus emails, hasta que llegó el momento de dar el paso y tener el encuentro para conocernos. Quedamos en el lugar más idóneo para vernos y poder charlar tranquilamente de lo que nos había animado a estar los dos juntos, la primera impresión fue positiva por ambas partes y decidimos continuar la tarde tomando un café, y contándonos cosas sobre nuestras fantasías y gustos en temas femeninos. Al cabo de un par de horas nos despedimos, no sin antes quedar para tener nuestro primer encuentro y estar las dos como féminas.

Dicho encuentro llegó cinco días después de la primera cita, yo me encontraba en un estado de nervios total pero a la vez muy excitado, mi amiga (me referiré a él en femenino desde ahora) me esperaba en su apartamento, ella vivía sola, su matrimonio se había acabado hacía tiempo por cuestiones de sexo, según me aclaró más adelante. Me invito a una copa para entablar conversación y sentados al sofá continuamos la charla del último día. A la media hora entre copa y copa, se había evaporado el temor entre ambos y comenzamos a besarnos y acariciar nuestros cuerpos.

-          ¿Qué te parece, si nos vamos poniendo guapa para lo que viene ahora?

-          Me parece estupendo, lo estaba deseando. – Respondí.

-          Vamos a maquillarnos una a la otra, y luego elegimos la ropa.

Una vez maquilladas, nos dispusimos a elegir la lencería. Ella (Lucia), eligió un conjunto de sujetador, tanga y liguero a juego de color azul oscuro con medias negras y yo (Carla), me puse un corsé blanco con tanga y medias del mismo color.

Lucia, se marchó al cuarto de al lado y cuando volvió vestía un traje muy ceñido hasta la rodilla de color amarillo plateado precioso, a juego unos tacones súper elegantes negros de unos diez centímetros. Caminaba como una diva, se notaba que tenía mucha práctica y eso la hacía más femenina.

-          Estas preciosa, estoy deseando terminar de arreglarme para comerte a besos. –  Dije

-          Pues ya estas tardando. – Respondió

Dicho esto, me fui al igual que Lucia al otro cuarto y cuando volví, tenía puesta una peluca negra hasta el cuello, un vestido ajustado por encima de la rodilla de color negro y tacones de diez centímetros negros. Me dirigí a ella como pude, no tenía ninguna experiencia caminando con los tacones y ella me indico como debía de pisar para aprender a llevar esos tacones.

Alcance el sofá y con la postura más femenina que pude me senté junto a ella y comenzamos a acariciarnos y unir nuestros labios en un intenso beso, la cosa comenzaba bien, las dos estábamos entrando en un estado de excitación elevado y nuestras lenguas se paseaban por todo nuestros cuerpos.

La excitación crecía y las caricias ya se dirigieron a la entrepierna, ella al igual que yo lucía una erección descomunal y sin más preámbulos me lleve a la boca tan preciado trofeo, la introduje en su totalidad en mi garganta y Lucia, se retorcía de placer. Jadeaba y me decía con voz tenue.

-          Cariño, no pares, jamás he tenido un amante que hiciera tan bien la felación, ah, ah, aaah….

Deje de lamer y me puse de pie, dándole mi polla para recibir algo de lo que antes yo le regale a ella. Deposite en sus labios mi falo erecto y como si de un caramelo se tratase, lo engullía sin descanso. Tras varios minutos retire mi polla, para evitar la corrida y las dos puestas en pie nos abrazamos y comenzamos un beso largo y apasionado al compás de una melodía de Sara Krall.

Nuestras ganas de sexo aumentaban y sin dejar de bailar, comenzamos a  desvestirnos y quedarnos en ropa interior, yo personalmente tuve un momento, en que pensé que no debía continuar y largarme a casa, pero mi imagen junto a la de Lucia en un espejo del salón, me sedujo e incluso aumento mi excitación.

Lucia, leyó mis pensamientos y no demoro en llevarme a la cama para continuar el rito que habíamos iniciado, me quito las bragas y en la posición del 69 comenzó a mamar mi polla, repetí su acto y allí entre un frenesí de sexo y sudor, después de varios minutos de lamer y gozar de la carne, nuestros cuerpos al unísono  se arquearon y comenzó la explosión de esperma por ambas partes. Jamás después de varios encuentros sexuales con hombres me había sentido igual, y creo que eso fue el detonante, que cuando empecé a notar su corrida en mi boca, no dejara de tragar y, saborear el líquido seminal que mi amiga Lucia me inyectaba en mi garganta. Al igual que ella, mi corrida fue igualmente descomunal, no había sentido tal placer como en ese instante y tampoco había disfrutado el que mis parejas anteriores incluida mi mujer, me mamaran la polla hasta el final de la corrida.

              Brutal, simplemente brutal. Las dos acabamos llenas de sudor y leche que salía por la  comisura de nuestros labios, eso lo aprovecho Lucia, para acercar nuestras bocas y mezclar la    leche de una a otra.

-          Me ha encantado, ha sido maravilloso. – Me dijo al oído. 

-          La mire a los ojos, y bese sus labios asintiendo con la mirada.

-          Ha sido mi primer bautismo de leche y me ha gustado, no esperaba llegar a tragarme tu leche. – comente

-          Pues me alegra que haya sido conmigo. – respondió   

Estuvimos varios minutos en la cama con la mirada perdida al techo, solo oíamos nuestra respiración, nos acercamos las manos, y continuamos disfrutando en silencio. Lucia se puso en pie y me animo a bañarnos juntas, en la ducha continuamos con las caricias y besos, como dos amantes enamoradas.  Al rato decidimos salir y empezamos a vestirnos para volver a la rutina diaria como hombres.

-          ¿Cuándo volveremos a repetirlo?

-          Por mí, volvería mañana. – Conteste

-          Llámame cuando quieras, y te estaré esperando. – Respondió.

-          De acuerdo Lucia, te daré un toque y espero que sea pronto. –

 

Nos dimos un beso y marche para casa, pensando en el maravilloso encuentro que había tenido. Aparque el coche en el garaje y abrí la puerta de casa con la sensación, que mi mujer notaria algo en mi rostro, mis pulsaciones no estaban controladas, y temía que ella notaria algo extraño en mí. La bese y mantuve una charla lo más tranquilo posible unos segundos, comente que debía mirar los correos en el ordenador y sentado delante del monitor, comencé a relajarme.

Sentados en el salón, empezaron a venirme pensamientos de remordimientos por lo que había hecho, había dos personajes dentro de mi cabeza y ninguno se ponía de acuerdo con el contrario. Ya en la cama con mi mujer, me vino el deseo intenso de follarla y con unas mínimas caricias y un preámbulo corto, comenzamos a follar como hacía tiempo que no recordábamos. Ella, solo atinaba a decir, ¿qué te ocurre?, ¿por qué estás tan excitado?

Yo callaba, y bombeaba cada vez con más fuerza, mi excitación era enorme y al poco rato, los dos estábamos jadeando al unísono y obteniendo un polvo inmenso como en los primeros años de matrimonio.

Me volví a ver en la misma postura, que horas antes estaba con Lucia. Las manos entrecruzadas y con la mirada perdida al techo.

 

 

 

Continuara……….

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