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Patas arriba (X): Especial de aniversario

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Lo habéis pedido, así que aquí tenéis:

 

Patas Arriba X

Capítulo especial de aniversario

 

Ylian

Los policías se acercaron a casa y como no estaba papá, era mi deber abrirles y atenderles, por lo que no me hice el remolón y bajé de una:

- Buenas tardes, señores, ¿en qué les podemos ayudar? -ante todo la cortesía.

- ¿Es usted el señor Ylian Dmitrovich Kozlov?

- Sí, soy yo, ¿puedo servirles en algo?

- Es preciso que nos acompañe a la estación policial -me indicó uno de los policías.

- Disculpen, ¿creen que necesitaré mi sombrero de piel? -si lo que fuera que quisieran tomase todo el día y saliera de noche de allí lo necesitaría, lo que menos necesito en este momento es una gripe de primavera.

- Realmente, no creemos que sea necesario, simplemente queremos hacerle unas preguntas, no le quitaremos mucho tiempo, es probable que esté en casa a la hora de comer.

- Gracias, oficial, pero lo llevaré de todas formas, nunca se sabe cuándo puede llover -tomé mi sobrero del perchero junto a la puerta, garabateé una nota para mamochka y me fui con los policías.

Al final lo que querían era que les diera mi declaración de un accidente de tráfico que había visto hace como un mes, nada del otro mundo, sin embargo, cuando estaba por retirarme uno de los policías me dijo que disculparan, pero que para evitarme esperas sin sentido se había tomado la libertad de solicitar permiso para entregarme mi pasaporte con mi salida definitiva de la Federación aprobada, acababa de llegar esa mañana y así no tendría que esperar una semana más que es lo que suele tardar la oficina de correos.

Le agradecí la gentileza al oficial y me fui, de inmediato llamé a la tía Katia y acordamos que volaría el sábado, tres días y sería libre, ¡por fin!

 

Ricardo

Bueno, ya estoy frente a la puerta del director, a ver qué quiere.

- José, buenas tardes, me dijeron que me mandaste llamar...

- Sí, Ricardo, pasa, siéntate -me senté en una de las sillas de su despacho y él continuó hablando-, he estado reflexionando, además tuvimos una reunión los superiores y estamos de acuerdo en una cosa: tú ya te has recuperado de tu enfermedad, estás totalmente rehabilitado, así que no le vemos sentido a obligarte a estar aquí, podrás irte el sábado, te enviaremos tus notas por correo junto a todos los papeles para que puedas matricularte en el instituto que quieras para hacer tu bachillerato y la Selectividad. Además, he visto que le escribes mucho a un amigo en Madrid, como nos pediste no decir nada a tus padres, me tomé la libertad de escribirle para que te reciba en la parada del autobús, no es plan que nadie te espere en casa. No les digas nada a los demás, ya sabes que es mi deber hacerlo, sobretodo en un caso como el tuyo, nunca nadie se había curado tan rápido.

- Muchas gracias, José, haré los preparativos necesarios.

- En todo caso cuento con tu discreción, Ricardo, por ahora no es bueno que sepan por ti que te vas, aunque ya sabes que aquí todos se enteran de todo.

- No te preocupes, no diré nada.

Salí del despacho contento porque se acaba esta agonía, a la vez que aliviado, por lo visto ni José ni ninguno de los superiores detectaron la carpeta de las cartas, ahora tengo tres días para encontrarla o perderé un gran tesoro que quiero conservar toda mi vida. Creo que olvidé mencionar que compartimos habitación, pero el detalle es que ya tengo por dónde empezar a preguntar. Sin embargo, lo que menos me esperaba fue que al entrar en mi habitación estuviese Ramón recostado en su cama leyendo algo, él normalmente no lee nada y mucho menos en la cama, cuando vio que era yo y que había cerrado la puerta me dijo que mis cartas eran muy románticas y tiernas, era lo que leía, las había descubierto un día que limpiábamos la habitación y que de vez en cuando las tomaba para leerlas, eran lo más bello que había leído.

- Ramón, en serio, ¿has leído todo?

- De pe a pa, lo leí todo, ¿cuándo te vas a casa?

- No puedo decirte, pero el sábado partiré de aquí, en todo caso, ¿alguien más sabe de esa carpeta? -Ramón se ajustó sus gafas, por primera vez me miró a los ojos y contestó:

- ¿Por quién me tomas? ¡Bien sé yo que necesitas volver con tu chico! Claro que nadie lo sabe, aunque me provocas un poco de nostalgia, ¿sabes?

- ¿Nostalgia de que, chaval? -la verdad, la conversación se ponía interesante, además Ramón es incapaz de mentir a la cara, si dice que no ha dicho nada, entonces nadie lo sabe.

- Nunca te conté cómo vine a dar aquí, ¿verdad?

- Pos no, la verdad, nunca me contaste y preferí no preguntar.

- Pues verás, -Ramón se sentó en la cama y me devolvió mi carpeta-, yo soy tan gay como tú o más, por eso me enviaron aquí, pero para garantizarse que nunca más tendría tentación alguna mi padre mató a Antonio, mi novio, el amor de mi vida, claro consiguió que nunca más me fije en nadie, pero tampoco se ganó mi corazón, no logré que lo metieran en la cárcel, compró al juez y está libre, así que yo no saldré de aquí, puedo irme cuando quiera, pero no me interesa, me quedaré aquí hasta que me echen y cuando lo hagan me dedicaré a ser un trotamundos, no me interesa la vida ni darle un sentido, sólo me interesa no sufrir, lo que quiero es encontrar un rincón del planeta donde pueda olvidar a Antonio y empezar de nuevo, o reunirme con él para siempre. No sé cuándo lo haré -me miró con tristeza en la cara, pero con esperanza en los ojos-, pero algo me dice que superaré todo esto y en algún momento seré feliz, aunque no sea ahora.

Seguimos hablando un rato y al final decidí darle una copia de toda mi correspondencia, él necesita algo que lo motive y si mis cartas con Vanya le ayudan, lo haré, total, una vez que salga de aquí el sábado no pueden hacerme nada.

 

Iván

Bueno, si algo no me esperaba, era esta carta, la dirigía un tal José González, al parecer por toda la pompa de la redacción y demás, que es el director del sitio donde está Ricardo, para quitar todas las florituras del hombre, la carta me comunica que el sábado, en tres días, Ricardo volverá de manera definitiva a Madrid y, por lo que veo, se tragaron la mentira de la sorpresa a la familia y me solicitan que lo reciba en la estación de autobuses para que no se quede sin recibimiento alguno en casa. Considerado por su parte, me dan todos los detalles de la llegada de mi chico, además de informarme que Ricardo está al tanto de esta carta, lo que significa que no tendrá que arriesgarse a otra carta con esta información. En fin, no sé cómo me aguantaré al sábado, pero necesitaré consejo de Ylian y de Cami para estar guapo para él. Un momento, me entra un whatsapp:

Ylian: Vanya, Cami, ¡tengo noticias para vosotros!

Cami: ¿Es lo que estoy pensando?

Iván: Creo que yo pienso lo mismo...

Ylian: Vanya, acabo de hablar con tu mamá, ¡este sábado me mudo a Madrid! Llego a las 2 a Barajas

Iván: ¡Coño! A esa misma hora llega Ricardo a la estación de autobuses y también vivirá con nosotros, no podré ir a recibirte, aunque papá y mamochka sí que irán a por ti...

Cami: No te preocupes, tío, yo iré a recibirte, no seré Vanya, pero algo es algo...

Ylian: Cami, igual iba a pedirte que fueras, necesitamos planear una fiesta y por lo que veo será doble, no todos los días dos personas salen de sus cárceles...

Iván: Bueno, ya que decidís por mí, yo tomaré una decisión por vosotros, todos comeremos en casa y no aceptaré negativas, Cami...

Cami: Va, va, pero luego salimos por ahí, ¿va?

Ylian: Que sí, pesado...

 

Cami

Sí, sí, todo muy bonito, la vida de estos tres se arregla el sábado, pero por ahora yo arreglaré mi aspecto, que esta noche hay fiestorra y nunca se sabe cuándo ligarás... lo malo de la fiesta es que están mis papás, así que no seré tan libre como me gustaría, aunque a ellos les da igual si ligo a un chico o a una chica, ellos saben que los genitales no determinan el amor, sino el corazón y los sentimientos.

Bueno, no me puse mis mejores galas, pero tampoco iba mal vestido, me puse una camisa de manga larga a rayas delgadas verde oliva y blancas, un pantalón verde oscuro, me peiné bien guapo y después de escuchar a mis padres diciendo que hoy ligo fijo me siento mucho mejor, bien sé yo que no soy feo, pero nunca está de más el que me recuerden que soy lindo.

Por ser la fiesta de aniversario de los tíos Sara y Manu decidimos llegar temprano y echar una mano en lo que se pueda, nunca está de más colaborar y por ser ellos, lo hacemos con gusto. Lo que más me alegra es que desde que mi tío Manu salió de la clínica en Zaragoza no volvió a sentirse tentado por las drogas, aún ahora que trabaja ayudando a personas con esa adicción y a diario las drogas pasan por sus manos, pero él todo lo que hace es meterlas en un cajón que cierra con llave y cuando lo llena llama a la policía antidrogas para que se encarguen de desecharlas. Mi tío pasó de ser un yonqui a ser todo un paladín antidrogas y eso me alegra porque ahora que entiendo lo que hacía me doy cuenta que iba directo a la tumba.

En fin, que la fiesta todo normal, nada distinto a los otros años y nadie que me interesase en el momento. Eran eso de las 3 de la madrugada y estaba sentado a una mesa en un rincón intentando no pensar en nada mientras jugaba con los hielos de mi cubata, ya estaba aburrido, no había conocido a nadie interesante para hablar, no quería bailar, mis pensamientos se dieron la noche libre y tenía la cabeza totalmente en blanco, justo en ese momento en que estaba valorando si tomarme el cubata o darle dos vueltas más a los hielos, una mano se posó en mi hombro y, cuando me giré para ver quién era, por poco no se cayó el cubata al suelo, eran Ester y Aurora.

- Hola, chicas, ¿cómo os enterasteis de la fiesta?

- Ya sabes, un amigo de un amigo... lo de siempre -me dijo Aurora con una radiante sonrisa. Se sentaron a mi mesa, que compartía con mi cubata, y Ester empezó a hablar:

- Bueno, Cami, ya que estamos, deberíamos hacer algo con ese morro que tienes es evidente que no la estás pasando bien...

Debo reconocer que las chicas me hicieron la noche, nos reímos bastante y hablamos de todo y nada hasta que consiguieron levantarme la moral.

 

Ricardo

Por fin, me doy el piro de esta casa de locos, hice amigos aquí, pero al precio de estar varios meses sin mi Vanya y eso no se lo perdonaré a mis padres, ahora les tocará a ellos sufrir, yo le dije al director que aunque Iván irá a recibirme a la estación de buses, no me quedaré con él, que me iría directo a casa, por lo que yo mismo vi cuando José desechó el papel donde tenía escrita la dirección de mi chico y ahora no sabría decirle nada a mis padres, porque si algo tiene José es que nunca recuerda un nombre.

La última noche antes de partir, le di a Ramón una copia de mis cartas con Vanya, ya lo había decidido y tal como pensaba, logré que mi compañero de habitación sonriera sinceramente, sé que pronto se repondrá de lo que le hizo su padre, puede que incluso vuelva a saber de él, porque entre todos los papeles le di el número de teléfono de Vanya y su dirección para que pudiéramos estar en contacto, es con el único que me interesa mantener comunicación una vez fuera de aquí, es de los pocos chicos que han demostrado no dejarse manipular y poder mantener sus ideas pese al lavado de cerebro que quieren hacernos aquí.

En fin, a la mañana siguiente fue el propio Ramón quien me llevó a la estación de autobuses en uno de los coches del lugar, me ayudó a llevar mis maletas al bus y me acompañó hasta que debí subir al bus, me dio un abrazo de esos sinceros que dicen “somos amigos, espero que nos veamos pronto”, se dirigió a la salida y justo antes de salir me hizo un gesto de despedida y se perdió de mi vista.

Me subí al bus, encontré un sitio junto a la ventana y me dormí como un niño hasta Madrid.

 

Iván

Bueno, según el letrero electrónico, el bus de Ricardo está por llegar, pero ya estoy hecho polvo de esperar aquí de pie, nadie me tiene viniendo una hora antes por si llegaba temprano, como si no supiera que un bus generalmente llega a tiempo, o si no llega tarde, pero jamás llegar temprano, nunca he visto un bus público que llegue temprano.

Por fin llegó el puñetero bus y la última persona que descendió del bus fue la única que me interesaba de todas, cogió sus maletas del maletero y caminó hacia la salida, justo entonces me vio, sus maletas cayeron al suelo mientras yo abría mis brazos y él corrió hacia mí, me abrazó y nos fundimos en un beso como pocos, un beso apasionado, sí, pero lento, con cariño, expresando todo lo que no habíamos podido hacer en esos meses, no me interesaba el mundo, podían irse todos a paseo, tenía a mi chico entre mis brazos, el mundo era un lugar brillante y feliz. Era mi momento de felicidad y no me preocupaban lo que dijeran los demás, pero como todo, tenía que tener su fin y nos separamos, fuimos a por sus cosas y nos dirigimos al metro para irnos a casa.

 

Ylian

Por fin se divisa Madrid desde el avión, ya estamos descendiendo, se viene el aterrizaje, finalmente tocamos tierra y me vi en el aeropuerto de Barajas, salí tan rápido como pude y ahí estaban mis tíos y Cami con una sonrisa, tuve que abrazarlo, es mi mejor amigo y me alegró verlo allí y, en el fondo del corazón, me emocionó que Iván no estuviera, porque eso significaba que estaba con Ricardo y aunque me dolía un poco no verle, también me llenaba de alegría.

Salimos del aeropuerto y nos fuimos a la que ahora será mi casa, al menos por un tiempo, y llegamos todos al mismo tiempo, abracé a mi primo del alma y le di la mano a su novio, luego entramos a comer. Maripaz se lució, como siempre, y terminamos chupándonos los dedos.

Después de una siesta reconfortante nos pusimos de acuerdo y decidimos que más que irnos de marcha saldríamos a comer a un sitio tranquilo y festejaríamos con Coca-Cola y entrecot, sería una noche sana, era el inicio de una nueva vida para nosotros y no queríamos perder el control. Cosa rara en él, Cami se retiró de inmediato, dijo que nos tenía una sorpresa y que nos veríamos en el sitio donde quedamos.

Llamé a mi madre y le conté que había llegado bien y que estaba en casa tranquilo y que no tendría problemas, ya estaba preparado para mi nueva vida, entonces me llevé una sorpresa: mi mamochka lloraba, me dijo que me amaba que la perdonara que había actuado cegada creyendo que una ley me cambiaría porque era lo correcto, pero en esas pocas horas desde que había salido de casa con mis pocas cosas ella entró a mi habitación, vio mi cama vacía, las paredes desnudas y la realidad cayó como una losa sobre ella: nunca volvería por culpa de un gobierno que me censuraba y su corazón de madre se impuso a ella. Había estado llorando toda la tarde y ahora se daba cuenta que su obediencia al gobierno le costó un hijo, ahora ella quería que regresara, pero sabía bien que esa ley no me dejaría vivir tranquilo, así que también sabía que no volvería. Su corazón estaba roto y el mío también, abrí mi corazón y le dije a mamochka entre lágrimas lo mucho que la amo y colgué el teléfono.

En ese momento apareció mi primito y sin decir nada me abrazó, notó mis lágrimas y no preguntó sólo me dijo que me quería mucho y que todo estaría bien que contara con él. Vanya me llegó al corazón y abracé fuerte a mi primo y le dije claramente que ahora es mi hermano, no mi primo, que esta era mi nueva familia y quería que a partir de ahora sólo le diré Vanya, es mi hermano menor y le daré todo mi cariño y mi apoyo, pase lo que pase. Justo entonces Ricardo entró en el salón y cuando vio la escena llegó y me abrazó desde atrás y me dijo en el otro oído que me quiere, que ahora somos familia y que él quiere que cuente con él también.

A como pude me separé de ellos, los abracé a los dos de frente les di un beso en la mejilla a cada uno y les dije que los quería que son mi familia y que estaba contento que no me dejaran derrumbarme, pero que era tarde, debíamos ducharnos para salir. Los chicos se rieron y nos fuimos a duchar.

 

Cami

Ester, Aurora y yo ya estábamos en el restaurante y los chicos se atrasaban, pero no tardaron mucho en aparecer y no pude evitar reírme cuando las chicas vieron a Ylian, porque como somos clavados el uno al otro, sólo viéndonos la cara y sin tomar en cuenta el culo, que Ylian lo tiene de infarto, se nos puede diferenciar. Bueno, los presenté y ordenamos la comida. Para el postre decidí darles la sorpresa:

- Chicos, sé que no os he dicho quiénes son estas chicas para mí, así que es hora de revelarlo...

- Cami, ¿primero tus amigos que tu familia? -me preguntó Aurora.

- No son sus amigos -intervino Ester-, son sus hermanos, ya sabes, de esos amigos que ocupan el sitio de los hermanos que no se tienen, así que técnicamente, no es primero los amigos que la familia, además, ¿desde cuándo los padres son los primeros en enterarse de algo?

Nos reímos un rato de la ocurrencia de Ester y por fin pude terminar de hablar:

- Bueno, que lo quería decir es que estas chicas no son sólo chicas, son mis mejores amigas y creo que todos nos llevaremos bien, por eso quería que las conocierais...

- Entonces habrá que levantar las cervezas -dijo Ricardo y eso hicimos- por las nuevas vidas de todos, ¡salud! -brindamos todos.

 

Ricardo

Después de la agradable sorpresa de las nuevas amigas que nos presentó Cami y de ver a Ylian más animado, nos volvimos a casa, ya era tarde y todos estábamos cansados. Subimos cada quien, a su habitación, Vanya y yo dormimos juntos, claro está, y cuando empezamos a desnudarnos para ponernos el pijama decidí hacer algo romántico y en el momento en que mi novio estaba sólo en calzoncillos, al igual que yo, lo detuve y empecé a besarlo, me encanta su boca, su sabor, la calidez de mi chico y él pareció entender, el pijama cayó al suelo y terminamos en la cama besándonos...

Continuará...

 

¡Chicos, gracias por leer!!!! Este es un capítulo especial, es el número 10, no todas las historias llegan hasta aquí y, como habéis visto, ya están sentadas las bases para una nueva vida de todos, espero que os haya gustado leerlo tanto como yo disfruté escribirlo. ¡Agradezco que me dejéis vuestras impresiones en los comentarios, en mi correo o en mi Facebook, que para eso están!!!! Y no os olvidéis de valorar, que para mí es importante la calificación que me deis...

Para finalizar, sólo deciros que se vienen muchas cosas nuevas que harán la historia más interesante y romperán la monotonía jejeje

(9,60)