Nuevos relatos publicados: 6

El tío Juan

  • 15
  • 27.599
  • 9,55 (55 Val.)
  • 6

Había quedado en contarles de uno de mis encuentros con el tío de mi amiga, se llama Juan. Maduro, vergón, bien cuidado… le encanta acabar dentro de la boca de una y que una se trague su leche.

Pasó por mí al comenzar la tarde de un jueves. Acababa de regresar de un "viaje de negocios". La cita había sido acordada y yo de pura descarada que soy le dije que quería ir a un motel por el Estadio (la mayoría prefiere la privacidad del sur… jajaja).

Nos fuimos de una, yo me había tratado con cuidado la piel, hasta me puse un splash muy delicioso que sólo venden en una tienda de ropa conocida…

Bueno, no más pistas… ni vueltas.

Fuimos, parqueamos en el motel. Nos dirigimos a la recepción, las chicas parecían modelitos… como si fuese que él quedara insatisfecho, pudiera pedir un servicio extra. Eso me dio un poco de enojo, pero no fue un reto… soy única.

En el ascensor, Juan acarició mi cola y se lamentó que yo usara jean (con faldita como él quería, me la habría metido allí mismo jejejeje). Y yo devolví con un beso en su barbilla. Acto seguido me aparté de un pequeño salto, pues sus manos comenzaban a explorar mi cuerpo…

—Hay cámaras —le dije.

Entramos a la habitación… él abrió una cerveza del minibar, yo solo observaba buscando el control remoto para quitar la película porno… Recordé en San Jerónimo que se vino varias veces, pero no duraba, y quería averiguar si es de corto alcance o era porque estaba aquella vez muy excitado.

Me acerqué a la cama, hacia él, que había apagado el TV. Primero me quité el calzado, los tacones le vuelven loco (lo supe luego) … y le pedí que me desvistiera.

—Deja de desnudarme con la mirada, hazlo con tus manos.

Él sonrió, me atrajo hacia sí por la cintura y levantó mi blusita por su boca, literalmente metió su rostro debajo de mi blusita y con su lengua comenzó a lamer desde mi ombligo hacia mis senos… uuufffff qué sensación me recorrió por la espalda, tan agradablemente profunda que me arqueé hacia su boca tirando mi rostro hacia atrás. Mis piernas se abrían solas, y Juan disfrutaba mi piel centímetro a centímetro.

Se sorprendió de mi brassier de encaje, pero no podía ir más allá debido a mi blusa. Entonces comenzó a recorrer la piel por el borde del jean… primero hacia la derecha y luego hacia la izquierda…

—¡Qué delicia! —Apenas pude musitar entrecortadamente.

—¿Te gusta? Porque tengo más…

—Sí papi, me encanta… —le respondí mientras trataba de recordar dónde estaban sus manos.

Inquietante fue descubrir que sus manos estaban en mis rodillas, y yo, con todas estas sensaciones ni me había percatado de eso. Su lengua recorriendo mi piel, la cintura, entrando en mi ombligo… me tenía en las nubes.

De pronto, Juan me giró beso a beso siguiendo la línea del jean… y se detuvo en mi espalda. Confieso que tengo unos vellitos que anticipan mi cola… y esos vellitos lo volvieron loco. Los acariciaba, los besaba… Oigan, no piensen que tengo una mata de pelos allí… cuando me hice la depilación, preferí dejarlos allí mismo porque sé que a alguno (más de uno) le gustan…

Y Juan comenzó a subir por mi columna, su lengua chupaba literalmente cada milímetro de mi piel y ahora sí, sus manos estaban más activas acompañando por delante su boca… entonces, cuando sus labios llegaron a mi brassier, sus manos se adelantaron y se metieron bajo mi sostén, acariciando mis senos… pellizcando suavemente mis pezones que se había puesto durísimos…

Me quitó el sostén, y yo hice lo mismo con mi blusa… y me puse de frente a él… quería sentir su boca otra vez en mis tetas…

Sus dientes mordían mis pezones uno por uno… su saliva se escurría por mis senos y él la volvía a recoger con su lengua mientras humedecía todo mi pecho.

Yo acompañaba con un vaivén suave, bailaba sobre sus piernas con mis piernas abiertas… Juan comenzó a desabrocharme el pantalón… con una de sus manos recorría mi cola por el centro y con la otra intentaba liarse con cada uno de los botones del jean… tuve que ayudarle… y ahí noté que nos temblaban las manos por la excitación.

Lo desabrochamos juntos, y entonces yo lo bajé junto con mis tanguitas… pero él me detuvo. “Déjatelas un momento, quiero disfrutarte así”.

Uuuffff sentía me que iba a estallar el pecho por los fuertes latidos del corazón…

Me quedé frente a Juan solo con mi tanguita blanca a rayitas color azul marino. No es hilo dental, pero deliberadamente sexy.

Me dio vuelta, me hizo girar despacio mientras acariciaba mi piel… mi nalga… me detuvo cuando le di completamente la espalda y entonces me hizo agachar con las piernas extendidas… lo hice con un poco de dificultad pues tenía aún enredado el jean en una de mis piernas, pero él me liberó… entonces le di la espalda, y puse mis manos en la alfombra y Juan abría mi culito y labios de mi vagina con sus manos. Lo sentía olerme y luego comenzó a recorrer mi vagina con su lengua… me estremecí al sentirla tan caliente entrando por mi orificio y moviéndose dentro de mi… yo sentía desmayarme del placer… pero la sangre se me subía a la cabeza y eso me estaba mareando al mismo tiempo.

Mojó bien dos de sus dedos y los comenzó a introducir en mi culo… supe que le gusta además el sexo anal…

Entonces me erguí lentamente y dejé caer la tanga a mis pies.

Totalmente desnuda, comencé a besar su boca (mientras probaba mi propio sabor en sus labios, como si estuviese lamiéndome a mí misma). En su lengua junté la mía, como cuando lames helado. Sus dedos recorrían mi vagina y se iban lo más atrás que podía dar su brazo. Yo comencé a quitarle la camisa, cuidé de no marcarla y –aunque en el carro quería besarlo, no lo hice para no dejar mi aroma en su ropa. Una moza debe saber esto. Y yo estaba jugando a ser su moza hoy.

Estaba toda mojada, se me salía el corazón y sentía mi sangre ir frenéticamente por mi yugular. Su pantalón dejó al descubierto su ropa interior y no me detuve a mirar ni la forma ni el color… quería su verga en mi boca, quería su verga en mí… no importa si en mi vagina o en mi culo… donde él quisiera entraría.

Estaba duro, caliente… tremendo vergón erecto frente a mis ojos… y yo con mis 21 añitos abrí mi boca para meterme ese pedazote de carne caliente y palpitante. Aunque sabía a orines y semen, no me importó… lo recorrí con mi lengua, rodeé su cabeza con ella…

—Niña, chupas como si mi pene fuera un bombón bum.

Tan grande era que, con mi mano en su base, aun así, me estaba atragantando. No recordaba que fuese tan gruesa y larga…

Quise sentirla entre mis tetas… la saqué de mi boca, escupí sobre ella ese mar de saliva que me había generado su tamaño y comencé a pajearla con mis senos.

Juan se tiró un poco hacia atrás, apoyándose sobre sus codos. Ni siquiera habíamos subido a la cama, solo estábamos en la orilla, pero ya era todo un espectáculo.

Decidimos llevar la acción a la cama. Entonces él terminó de desnudarse y me tiró sobre la cama… separó mis piernas y metió su boca y nariz entre los labios de mi vagina… yo me abría al máximo mientras levantaba mis caderas hacia el cielo para dejarle más expuesto mi sexo. Juan puso una de las almohadas debajo de mi cuerpo, eso me dejó en la posición justa.

Yo quise tenerlo ya mismo… no quería esperar más… entonces le reclamé ese pedazo de carne en mi vagina.

—Espera que me pongo el condón.

—Nooo, sin condón… quiero que te vengas dentro de mí, todas las veces que quieras.

Eso parece ser una palabra mágica para cualquier hombre… jajaja literalmente se arrojó sobre mí y su verga abrió un hueco enorme en mi sexo… parecía que no iba a terminar nunca de entrar toda… yo ya estaba sintiendo dolor y él seguía entrando en mí. Sentí su cabezota chocar contra el fondo de mi vagina y Juan seguía empujando hacia adentro. Quizás algo se rasgó dentro de mí porque en un momento él dio un empujón más fuerte y sentí sus testículos chocar contra mi piel… había entrado toda.

¡La volvió a sacar hasta la mitad y se fue hasta el fondo otra vez!!

Dolía, me dolía, y yo gemía de dolor y de placer… no que yo estuviera sintiendo placer por el dolor, sino porque veía su rostro de placer y eso me excitaba más… me poseía, yo era suya por el tiempo que él quisiera…

Sentía sus bolas chocar con los labios de mi vagina y de repente caí en la cuenta que ya no me dolía… pero él no había acabado su mete y saca, mejor dicho… su penetración profunda y sacarla hasta casi la mitad… y vuelta a meterla hasta el fondo… sentía que su cabeza se hacía inmensa dentro de mi cuerpo. Sus manos apoyadas en la cama estaban desperdiciadas… entonces decidí llevarlo al siguiente nivel… es decir, cambié de posición.

Me puse en cuatro y apoyando mis antebrazos en la cama, hundí mi rostro en la almohada… dejando mi culo completamente a su merced. Primero separó mis nalgas, abriéndose camino con sus dedos hacia adentro de mi ano… me di cuenta que tenía dos dedos de cada mano dentro de mi… ¡cuatro dedos en mi ano!

Y los separaba como haciendo la V de victoria dilatando mi entrada… su entrada favorita.

—Vas a probar el sabor de tu culo. —Me dijo con tono áspero.

Y de inmediato se montó sobre mí y yo sentí su pene entrando con vigor hasta donde más pude aguantar y apreté mi orificio para que no entrase más adentro… mi vagina aún latía por su verga.

Antes de comenzar a bombear, lo sacó y me puso de rodillas y me lo metió por la boca.

—Saborea tu culo perrita.

Jajaja confieso que si él esperaba que saliera untado de algo y que yo me tuviera que lamer ese algo… lamento decepcionarlos a todos… ni sabor ni olor ni nada… solo su verga atragantándome otra vez.

—Ahora te voy a culear, y cuando me venga dentro tuyo, vas a seguir chupándomelo hasta que me vuelva a venir en tu boca.

Yo accedí con mi cabeza, y pensé que quizás yo también quisiera tener un orgasmo…

Me puso en cuatro y esperando recibir otra vez su pene en mi ano… Juan hizo algo que me sorprendió.

Metió su lengua en mi sexo, hasta encontrar mi clítoris y comenzó a recorrerlo produciéndome un placer inesperado, pero enoooormeeee.

Yo me movía como bailando reggaetón… en cuatro, apoyada sobre mis antebrazos y mi cara hundida en la cama, tenía necesariamente mis piernas abiertas, los labios de mi vagina estaban naturalmente abiertos pero él los abría más con los suyos… y su lengua… en mi clítoris… Luego de un tiempo que se me hizo eterno y genial, me vine dejando escapar casi un grito, sentí que me orinaba mientras Juan continuaba lamiendo ahora con más fuerza al sentir mi orgasmo.

Sus manos rodeaban mi vientre y mis senos estaban a su disposición, los sujetaba con fuerza para que yo no me escapara (lo estaba intentando hacer, porque esa sensación es muy difícil de aguantar cuando ya tienes el orgasmo y te siguen chupando). No podía escaparme, y con sus brazos fuertes me sostenía para que no me desplomara sobre la cama…

No tenía fuerzas ni para cerrar mis piernas y su lengua… sus labios mordisqueando mi botoncito latiente… no tardé mucho en tener otro orgasmo… y Juan disfrutaba chupando y tragando mi lechita (no se sorprendan, nosotros también tenemos lechita… jijiji).

Dos orgasmos consecutivos, yo estaba exhausta y me tiré boca abajo sobre la cama… seguía excitada, y él esperaba ese momento.

Abrió mi agujerito y puso la punta de su verga en mi entrada…

Yo quise quitarla con la mano, pero él sujetó mi mano… de hecho mis dos manos quedaron sujetas por la suya… su punta estaba dentro, no necesitaba sus manos para abrir nada… y me la metió hasta el fondo…

Sentí el dolor, más intenso que antes, sentí que me desgarraba las paredes del culo… pero no podía hacer nada para evitarlo… solo relajarme y dejar que él se viniera. Estaba a su merced y voluntad… y no me molestaba.

Sentirme poseída así, violentamente, sentir el dolor, tener la certeza de estar sangrando y su pene hacerse inmenso dentro de mí… sus penetraciones cada una tan profunda como la primera… su ritmo aumentando más y más…

Como yo ya no luchaba, Juan se había montado en mi… sus manos apoyadas en mi cintura, estaba haciendo estragos en mi ano con su pene.

Lo sacaba casi completo para volverlo a hundir hasta el fondo… una vez, dos veces… cada vez más rápido, cada vez más duro…

De repente, se acostó sobre mi… su pene ya no salía y entraba… estada totalmente dentro de mi… sentía sus embates como si quisiera meterme las bolas también… su boca comía mi nuca y mi cuello… pero yo ahora sentía placer de tener esa vergota dentro de mi culo… y sus manos agarraban mis tetas con fuerza, las restregaban las rodeaban… las apretujaban… parecía que quería sacármelas… pero lo que estaba haciendo era sostenerme de las tetas mientras me penetraba… en lugar de usar mis hombros para impulsar la penetrada, usaba mis tetas… ¡¡qué sensación más caliente!!

Sentirse poseída por este hombre maduro… mientras me clavaba yo pensaba, “el día que yo nací, este tipo estaba en la universidad… y ahora su verga taladra mis intestinos de una manera tal que siento muy mojada mi vagina” …

Sí, efectivamente me vine con su verga en mi culo… y Juan lo sintió y comenzó a buscar su orgasmo… sentía su sudor en mi espalda… sentí algo más….

Se estremeció, como si se detuviera en el aire, su pene se infló dentro de mis intestinos… y comenzó a descargarme litros de semen en mí. (litros es exagerado, pero fue tan intenso que sentí que me llenaba de semen caliente).

Se dejó caer en mi… mientras palpitaba su miembro en mis intestinos… conozco que, con cada palpitación, sigue descargando semen que se une al que ya está dentro… lo dejó ahí hasta que su tamaño se hizo más pequeño. Entonces, lo fue retirando de mi cuerpo. Comencé a sentir el ardor de esa penetración tan violenta…

Mi amante había disfrutado todo el tiempo de mi… yo quería completarlo… llevé su pene a mi boca, aún no estaba completamente dormido… pero comencé a limpiarlo con mi lengua, como si fuera un bombón bum.

Se endureció un poco, apenas lo suficiente para meterlo dentro de mi garganta… esto lo tuve que hacer yo misma porque Juan estaba totalmente cansado… Solo hizo un movimiento acompañando mi tragada… y cuando estuvo listo, me tomó de los pelos… con sus manos hizo una cola de caballo con mi cabello… y comenzó a forzar mi cabeza a ir hasta sus testículos mientras su pene se iba dentro de mi garganta y se hacía más grande…

Me faltaba el aire, me ahogué un par de veces, pero qué va… 3 a 1 es una derrota humillante… mejor 3-2.

Se descargó lo último que le quedaba de semen en mi boca… yo lo saboreé con placer… me estaba gustando este man, mejor dicho, su semen en mi boca.

Me lo tragué… limpié su verga con mis labios… y nos metimos al yacuzzi desnudos… y ahí nos quedamos abrazados…

Mientras nos vestíamos… le llegó un mensaje de WhatsApp… la tía… no era un mensaje, era una foto…

¡Éramos nosotros dos en su carro!

Nos descubrieron… jajaja malditas chismosas envidiosas…

Me dijo Juan, esperemos que pase la tormenta y volveremos a jugar.

En el yacuzzi quedaron unos coágulos de sangre mezclados con semen, la sangre de mi culo y su semen que se había escurrido de mis intestinos. Los dejamos como recuerdo a las chicas de la limpieza… que supieran ellas que aquí se disfrutó de buen sexo…

No lo volví a ver, una lástima, porque hay noches en las que sueño con esa tremenda verga que me sacó gemidos de placer y dolor. Y mi amiga no ha querido hablar del tema… aunque sé que no me juzga, lo que pasó en San Jerónimo fue también su idea.

(9,55)