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Metamorfosis FemDom (3)

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Así, transcurrió la semana, cada día al llegar a casa, debía desnudarme en la puerta, quedando solo vestido con el cinturón de castidad, las pinzas atormentando mis adormecidas tetillas, los grilletes y mi culo taponeado con un consolador. Cada día de lunes a viernes me recibió en la puerta con varios azotes, los últimos días me decía “llegas temprano, pero igual te azoto  para que no pierdas la costumbre”. Todos los días a la misma hora me colocó un enema en el culo, todos los días me cogió con un consolador, y todos los días antes de dormir hube de lamer las plantas de sus pies hasta dejarlas relucientes. Comí sus sobras en la cena y recibí entre 30 y 40 azotes antes de dormir en la mazmorra, encadenado y amordazado; unas veces de pie, otras acostado con manos y piernas atados detrás de la espalda o de rodillas frente a la pared. Cada mañana mi lengua le servia de papel higiénico y una de cada dos veces hube de irme bañado en su orina al trabajo.

Permanecí súper excitado cada día de la semana, sin tener ningún orgasmo, mientras que mi Ama Wanda, recibía diariamente las caricias de mi lengua en su vulva y clítoris.

La única distracción permanente, que motivaba mi sumisión y los azotes reiterados de mi Ama, era lamer y relamerle los pies, que me obsequiaba expresamente sucios y polvorientos.

 Solo el viernes en la noche fue algo distinto, pude dormir feliz, cuando antes de dormir, luego de los acostumbrados azotes me dijo:

-“Te haz portado bien en la semana, como premio, te liberaré el cinturón de castidad y te masturbaras con la mano mientras me limpias los pies”

Tenia tantas ganas que no me importó ya la desagradable tarea de lamer todo el semen derramado en el piso mientras me violaba rudamente por el culo con un consolador; ni tampoco que esa noche quedara amarrado en el piso empapado con el orine de mi Ama.

Mi garganta si estaba un poco pegajosa, por los restos de mi propio semen y la mordaza, cuando desperté nuevamente bajo las caricias de los azotes de la fusta de parte de Wanda.

Esta ves me tome casi toda la “champaña“ que me obsequió en el baño, tenia mucha sed cuando Wanda me orinó encima. Y me parecieron que los azotes eran suaves caricias sobre mi inmunizado trasero y espalda.

-“Haragán, hoy no trabajas en la oficina, así que serás mi domestica y sirvienta”

-“Comienza sirviéndome el desayuno”

-“Muy bien Animal, ya que me has traído el desayuno puedes irte a trabajar y no olvides ponerte el cinturón de castidad y el vibrador en el culo”

Pase cerca de hora y media ordenando todo. Me demore mas  barriendo y trapeando el suelo, menos mal que mi Ama Wanda, de cuando en cuando supervisaba mi trabajo y apuraba mi afanosa tarea al compás del látigo.  El vibrador en el culo me apuraba también, pero el vaivén de las pesas en mis tetillas y en los testículos, retardaban la faena.

-“Ponte a barrer y trapeear… de rodillas

-¡Mas vale que no se te caiga el vibrador del  culo!”

Finalmente culmine el aseo, era casi medio día, mi hambre y sed fueron rápidamente zaceados por mi Ama Wanda como de costumbre, lanzándome las sobras del desayuno mezcladas con el resto de su comida del día anterior en un rincón del piso, las comí  lentamente cada vez que mi Dueña las pisaba con sus sandalias y estiraba la pierna para que lamiera las sobras pegadas en la suela de su sandalias.

Luego tuve que limpiar el lavabo

-“lavaras el baño, usando solamente tus patas delanteras para restregar todo, y le sacaras lustro al WD con tu asquerosa lengua”

Y de inmediato comenzó a azotarme mientras yo lamía el borde del WD con el consolador encendido en el culo.  El piso del lavabo tuve que restregarlo usando mis nalgas como coleto, apurándome porque de cuando en cuando Wanda pisaba mi sexo expuesto al estar boca arriba, meneando el trasero sobre el charco jabonoso del piso.

Por la tarde me dejo solo, para que lavar y planchar la ropa; pero esas tareas fueron mas arduas ya que me dejó como siempre con el consolador encendido en el culo y pinzas en mis tetillas y escroto.

 La mordaza me molestaba pues introducía una enorme masa en forma de pera dentro de mi boca, haciéndome doler el maxilar. Y me daba una sed espantosa por la sal que le añadió antes de ponérmela. No podía quitármela porque al igual que los grilletes y el cinturón de castidad me fue colocada con candados.

En verdad me sobró un poco de tiempo antes  del regreso de Wanda, que aproveche para reponerme un poco, acostándome en el piso tras la puerta de entrada, un descansar por fin tan libremente como me lo permitían los grilletes y la mordaza. También pude orinar y medio bañarme en la ducha, aprovechando su ausencia. Tenía hambre pero la mordaza no me dejaba ni comer ni beber ni tampoco fumar sin su permiso, por mucho que lo deseara.

Cerca de la seis de la tarde la sentí llegar, me incorporé de rodillas tras la puerta con los brazos extendido, ofreciéndole el látigo de tres colas, su favorito; arrodillado con las piernas muy abiertas, rectas, en ángulo de noventa grados, los talones muy juntos tras de mi y la  barbilla pegada del pecho haciendo aparecer mi cabeza cabizbaja.

Wanda abrió la puerta, y sin mediar palabra tomó el látigo que le obsequiaba y comenzó a azotarme, mientras yo, sin cambiar de posición, baje el torso, coloque mis manos y frente en el piso, elevando mi grupa y trasero para recibir los azotes.

 Se descalzo y me dejo en el suelo mientras revisaba cual Jefe militar la labor domestica que me había encomendado

-“Bien bien, hay algunas imperfecciones, te daré 20  azotes para que te esmeres mas la próxima vez, como premio te quitare la mordaza para que lamas mis pies y lustres mis sandalias llenas de barro.”

Los azotes de la fusta sobre mis nalgas malogradas me resultaron interminables, zas! Zas! “uno, dos, tres,… once, once, once…diez, once”

Y  de vez en vez, decía que se había equivocado de contar:

-“un cuantos iban?...no recuerdo, creo que empezare de nuevo”

Y zas, zas, “uno, dos, tres, :::

Llore y suplique que parara, que no aguantaba, Ella me tomo del collar del cuello y dijo

-“esta bien, pobrecito el esclavito…”

Y a rastras me llevo a la mazmorra, me ató con cadenas dejando las plantas de mis pies y mis nalgas elevadas, me amordazó y se retiro por unos minutos, al cabo del cual volvió

-“para que aprendas a no quejarte te daré otra azotaina!”

 Y zas, zas, comenzó a golpearme las plantas de los pies con la vara de abedul, primero contó 20 en un pie, luego 20 mas en el otro, yo lloraba y casi me atragantaba con la mordaza que ahogaban mis gritos.

Siguió con 20 mas en cada nalga y finalmente cansada, creo, me quitó el vibrador del culo; y me violó con el terrible pene de latex.

Apago la luz y me dejo aquel odioso falo plástico desgarrándome las entrañas y un escozor interminable en mis plantas y nalgas, no se si estas sangraban pero el ardor era indescriptible.

Un lapso de tiempo largo, que juzgo seria de varias horas después, se me acercó y me retiro la mordaza, escupiéndome el rostro; solo dije con voz quebrada y entre sollozos por el fuerte castigo recibido:

-“Gracias Señora y Ama por corregirme, prometo no quejarme y agradezco la educación que le da a su esclava y sirvienta!”

Fueron palabras mágicas, me liberó de mis ataduras y me puso a  lamerle su coño,

Al terminar de darle placer se paro sobre mi obsequiándome directamente en mi boca parte de su orine, que trague completamente y después sin azotarme mas, me ordenó  que me masturbara mientras me restregaba sus pies en mi rostro.

Esta vez no tuve que lamer mi semen del suelo, Wanda alternativamente restregaba con sus pies el piso y mi cara, hasta que el piso quedo completamente seco y sus pies sin una gota de mi semen. Al tiempo que toda mi cara quedaba embadurnada con el semen derramado  y el sucio de sus pies.

-“a la mazmorra”

Obedecí y en un abrir y cerrar de ojos estaba nuevamente atado con grilletes en el piso, las piernas y brazos estirados en forma de X atadas a cada esquina de la mazmorra impidiendo moverme, boca abajo, con el consolador encendido en mi culo, la mordaza y las pinzas en mis tetillas; y esperando los besos de buenas noches de mi Ama Wanda.

La trazas del látigo bifido o de dos colas son caricias comparadas con la vara de abedul, así que las recibí con cierta excitación mas que con la dolorosa desesperación de los golpes de la víspera.

Dormí placidamente, al menos en lo que va de semana mi Ama Wanda solo me había castigado una sola vez por quejarme, y le había servido bien, incluso me había premiado y pude masturbarme en dos ocasiones…juzgue el balance como positivo. Espero que mañana domingo pueda complacerla sin ninguna contrariedad en todo sus deseos, como Dueña y Señora de mi ser.

Wanda me despertó como siempre, con las caricias de sus besos de cuero y me desató del piso, sentí que me volvía la circulación a las extremidades al encogerlas sobre mi cuerpo.  Corrí a traerle su desayuno, mientras Wanda se bañaba y vestía. Se termino la totalidad del desayuno: pan tostado con mantequilla y mermelada, los huevos, el jugo y el café. Debió gustarle porque no quedaron ni migajas para sobras.

-“no quedan sobras para darte, pero como hoy es domingo, esclavo, te haré yo misma tu  desayuno”

Y acto seguido me amarro en el lavabo cerca del WD; acostado boca arriba y con las manos y piernas bien sujetas entre si, de modo que quede estirado de largo a largo. Quitó mi mordaza, se agacho colocando su sexo a unos centímetros de mi rostro y comenzó a pujar

A comer cerdito! Y abre bien la boca para no derramar nada”

Un leve ah! Escapó involuntariamente de mi garganta, pues me estremecía que tuviera que tragarme su caca que ya veía asomarse como gelatina pastosa por el extremo se su ano. Wanda halo la cadenilla de mis tetillas fuertemente hacia arriba ocasionándome un dolor enorme en ellas que me obligó a abrir la boca como nunca

-No te quejes porque te arranco las tetillas

Me produjo arcadas la primera porción, y la posición no me dejaba tragar,  termine con toda la cara embarrada con sus heces y el escozor de su orine en mis ojos y oídos.

Se levanto, quitándome entonces el citaron de castidad comenzó a azotar cada vez mas fuerte mi escroto con el látigo de siete colas, entre aullidos y suplicas se detuvo cuando ya casi había terminado de tragarme todo aquello, y tenia unas ansias de vomitar terribles.

-“No olvides dejar todo impecable, cerda comemierda!, ja, ja, ja”

Se retiró y apenas si pude voltearme adolorido y degradado como nunca sobre la tasa del WC para dejar caer allí los restos que aun estaban en mi cara y devolver aquella sustancia indigerible.

Era evidente que no tenia como limpiar el piso con nada; pues no me atrevía a salir del baño so pena de algún terrible castigo como el de anoche.

Así resultó hiper super degradante limpiar toda la caca derramada en el piso, en el borde del WC y en mi  cara empleando solo mis manos y el agua del WC; ni pensar en usar el lavamanos porque quedaría manchado de aquello.

Culmine no sin dificultad aquel mandado, y me presente en posición de sumisión frente a Wanda: de rodillas con las manos atrás y cabizbajo.

-“bien cerdita, ya desayunastes; ponte la mordaza y el cinturón de castidad y anda al estacionamiento a lavar el coche que saldré mas tarde”

No podía creer esa orden, el estacionamiento se ve de la calle y cualquiera me pillaría en la facha de esclavo,  ese pensamiento solo cruzo mi cabeza un instante porque también cruzò mi pecho un par de latigazos que me despejaron las dudas

Me dedique a la faena de lavar el vehiculo de mi Ama Wanda, que de vez en cuando se asomaba sonreída sobre todo porque mas de un viandante se quedaba mirando mi facha, creo que no se sorprendían por mi desnudez sino mas bien por la suerte de disfraz de esclavo que era evidente, junto a las también evidentes cicatrices de los azotes y latigazos de la semana, que dejaron mi cuerpo como una sucesión interminable de estrías rosadas y moretones.

Creo que ya podía considerarse que mi condición de esclavo de Ama Wanda no seria un secreto entre nosotros, sino también un convenio tácito de morbo mutuo al ser exhibido como tal.

Mi Ama estaba esplendida, cuando termine de lavar el coche, me ato las manos detrás de  la espalda y estas a mis tobillos, quedando así arrodillado, en el patio trasero de la casa; ato la cadena de mi cuello al poste  y me refresco el cuerpo lanzándome todo el contenido del balde, lleno de agua sucia y jabonosa con la cual había trapeado el coche.

-“me esperas aquí, puerquita, mientras regreso de paseo”

Me quede atónito, esperando descansar un poco, durante el domingo de esta semana interminable, la posición me permitía apoyarme en la rodillas y conciliar el sueño, ya poco me importaba si algún curioso se acercaba a la verja que separaba la casa de la acera y me recubría en aquella postura; después de todo ya me había exhibido caminando como esclavo por la ciudad aquella mañana hace exactamente siete días. Esa reflexión me tranquilizó, como también el hecho de que me hubiera acostumbrado en solo una semana a recibir diariamente las caricias de Wanda con su látigo, e incluso se me atojaban insuficientes las horas nocturnas que pasaba a su lado. Ciertamente la experiencia de la mañana de hoy, cuando me uso como WC no fue agradable, pero creo que con mas esfuerzo podría acostumbrarme como me acostumbre rápidamente a degustar su orine y a lamer el sucio de sus pies.

Wanda se apareció más pronto de lo esperado:

-“la puerquita esta cómoda?”

-“fo, hiedes y esta sucia”

Y acto seguido comenzó a bañarme con manguera, el agua fría en esa tarde soleada me reanimo y aun cuando casi no podía moverme, me resultó muy gratificante.

Wanda esparció un poco de jabón en polvo sobre mi,  y con el cepillo de barrer comenzó a restregar todo mi cuerpo a distancia, las púas del cepillo maltrataban mi piel, y Ella lo notó, haciendo hincapié en restregar las zonas mas sensibles como la cara, las axilas y la entrepierna, quitándome el cinturón de castidad y restregando mi pene erecto con el cepillo.

Luego me liberó y me arrastró hasta el medio del salón, me puso en posición de sumisión de rodillas, y aplastando mi cara con su bello pie contra el piso comenzó a hablarme:

-“ahora que tengo un esclavo limpio y dispuesto a servirme sin rechistar, te preparare un bautizo, pero eso deberás contarlo en una segunda edición.”

-“ha pasado una semana y la rutina de entrenamiento se repetirá siempre, aunque te tengo preparado otras sorpresa, por lo pronto te leeré tus deberes que deberás repetirlos en voz alta”

Y comenzó a leerlos seguido de un terrible latigazo sobre mi espalda cada vez que repetía lo que Ella había leído en voz alta, uno por uno:

“Animal, desde  hoy serás un verdadero esclavo”  :

 

 

1. Tu Ama Wanda tendrá toda la libertad que me venga en gana y su esclavo lamepies solo azotes y humillaciones

2. El esclavo lamepies limpiaras la casa todas las semanas en forma humillante.

3. El Esclavo  siempre estará accesible por teléfono y responderá: “ a sus ordenes mi Ama”

4. El esclavo dormirá en su  mazmorra echado en el piso amarrado y azotado

5. Plancharas y lavaras la ropa, como esclavo

6. El esclavo lamepies llevará siempre el cinturón de castidad, los grilletes y el collar que indica la propiedad de su ama Wanda

7. El esclavo recibirás feliz los castigos y humillaciones que le imponga su Ama Wanda: limpiando   y  adorando sus pies diariamente.

8. El esclavo solo tendrá permiso para trabajar hasta las 5.30 PM, si llega tarde será castigado por su Ama Wanda rudamente, halla o no razón alguna.

9. El esclavo traerás toda la quincena y suplicara a su Ama Wanda  para los gastos mínimos a   cambio de azotes.

10. El esclavo es propiedad de Wanda, vestirás como se le mande, y podrá ser alquilado o prestado como un objeto de su Señora Wanda.

11.  El esclavo lamepies solo comerá las sobras, echado a cuatro patas en el piso.

Su Ama Wanda lo mearé y lamepies limpiara el culo de su Ama  todos los días.

12. Wanda usará y violará a su esclavo cuando le de la gana, el esclavo solo se  correrá cuando su Ama  lo   permita y siempre de manera degradante; tragándose luego la leche que derrame.

 

¿Fantasía o realidad?  El FemDom y el BDSM es creativo e inteligente, juzga Tu amigo lector, donde comienza en esta historia la primera y donde acaba la segunda.

(10,00)