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Estudiar con ella fue todo un placer

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Era una hora más de clase de matemáticas avanzadas, como de costumbre llegué un par de minutos tarde, abrí la puerta la cuál era muy antigua y sonaba demasiado, delatándome en ese instante, el profesor estaba explicando un par de ecuaciones diferenciales, entré intentando no hacer ruido y vi que en el centro del salón había dos sillas desocupadas, así que bordeé el salón y me senté, el profesor molesto por mi interrupción a su clase, dio media vuelta y exclamó:

- Señor Alamante, podría explicarnos ésta curiosa ecuación, ya que me imagino que llegó tarde por estas estudian...

En ése instante la puerta se volvió a abrir interrumpiendo nuevamente al profesor, el cuál con una mirada totalmente desagradable y que expresaba la mayor ira del ser humano volteó a mirar quien era el ser que se osaba de interrumpirlo por segunda vez. Era una mujer de unos 1, 67 cms de estatura, vestida con una camisa rosada, encima de ésta un buzo celeste y un pantalón que combinaba, llevaba un bolso extremadamente grande, como acostumbran las mujeres hoy en día, ella con su voz aguda exclamó:

-Perdón profesor Jenkins, me excuso por llegar tarde, pero antes de su clase tenía que representar a la universidad en un partido de tenis, y mi demora fue por ducharme, cambiarme de ropa y arreglarme.

-No hay problema señorita Rollan, por favor siga y tome asiento, nos alegra que nos represente en ese hermoso deporte.

-Gracias profe, permiso.

La señorita Rollan caminó esquivando los demás asientos y se sentó al lado mío, ya que era el único asiento disponible, el profesor continuó la clase, explicando las innumerables de ecuaciones que existen, la señorita Rollan estaba agitada, respiraba relativamente rápido, se notaba agotada y su piel estaba de un color rojizo, sacó sus apuntes y su lápiz e intentó copiar cada cosa que el profesor había plasmado en el pizarrón, el tiempo pasaba lentamente, todos nosotros estábamos a la expectativa de que decía el profesor acerca del examen, ya que era la última clase antes del examen. EL profesor paró de explicar y faltando 5 minutos antes de finalizar exclamó:

-Estudiantes, la próxima semana habrá examen, pero como veo que no están tan bien preparados, les dejaré un trabajo que tendrá un porcentaje en la nota del examen, y por qué sé que estos ejercicios son muy difíciles le dejaré la opción de entregarlo en parejas, las cuales elegiré yo ahora mismo, El señor Garrados con el señor Giménez… Y por último los dos que llegaron tarde, ya sé que se entenderán bien (risas).

Entonces en ese momento quedé preocupado, ¿cómo carajos éste profesor piensa que me entenderé con una persona a la que no le he hablado en toda mi vida?, pero bueno, cuando es necesario, es necesario.

-Hola, mucho gusto mi nombre es Ricardo.

-Hola, yo soy Catalina, el profe nos ha jugado una broma con eso de llegar tarde ¿eh?

-Sí, lo sé, pero qué más da, vamos a demostrarle que podemos salir adelante llegando tarde (risa), mira Catalina, que te parece si escogemos un lugar y una fecha para hacer el trabajo, de verdad no quiero que se nos acumule y después perdamos el examen.

-Claro que no lo vamos a perder, te parece si vamos a mi casa, queda un par de calles de aquí así que te será fácil ubicarte, ¿Qué dices?

-Estoy de acuerdo, déjame te regalo mi número y hablamos ésta noche para encontrarnos el fin de semana y realizamos el taller.

-Listo, un gusto Ricardo, te dejo que tengo que ir a otra clase.

Así fue cómo acordamos las cosas, yo me fui a mi casa, llegué y descansé un poco, al rato me puse a leer un libro que me había comprado hace poco cuando, a eso de las 17:00 me escribió Catalina a mi celular:

-Hola, Soy Catalina.

-Hola, ¿Cómo vas?

-Bien y tú?

-Muy bien, dime que decidiste, ¿Cuándo nos vemos?

-El sábado en la tarde, te mando imagen del mapa con mi dirección.

-Dale.

Entonces, seguí con mi vida normal, hasta la mañana del sábado, en la cual, sólo pensaba en que necesitaba realizar ese taller supremamente bien y pasar ese examen, pero a la vez me ponía nervioso no tener confianza con Catalina y que yo quedara como un tonto por no saber algo del tema. Se pasó el tiempo, tomé mi almuerzo, arreglé mi maleta con mis apuntes y demás y salí de mi casa hacia la casa de Catalina, tomé el auto bus, me bajé y empecé a buscar la casa de ella usando el mapa que me envío, y le escribí un mensaje que ya estaba afuera de su casa, pero de todas formas timbré. Ella abrió la casa y con un gesto muy educado me dio a entender que pasara.

-¿Cómo has estado Ricardo?

-Muy bien, un poco nervioso porque sé que el examen es bastante difícil, y tu ¿Qué tal?

-Bien, estuve revisando los ejercicios y hay algunos que no sé cómo se realizan, espero que nos ayudemos y juntos podamos hacerlo.

Todo esto sucedió mientras entraba apenas a su casa, no me había tomado el tiempo de detallarla a ella, tenía un vestido de esos que se usan para estar de descanso, que son bastante pegados y muy cómodos, y usaba unas sandalias muy delicadas, se notaba que tenía ropa interior ya que el vestido la resaltaba un poco.

-He pensado que podemos revisar un par de libros que nos expliquen mejor que el profe. ¿No crees?

-Si claro, para ello tendríamos que usar mi computador, aunque mi laptop se dañó, si quieres vamos y usamos el de escritorio que está en mi cuarto.

-Claro, por mi está bien, aunque me da bastante vergüenza tomarme la confianza de entrar a tu cuarto.

-Dale, no hay problema siéntete como en casa, no te ofrecí nada, ¿Quieres agua? O ¿Té frío?

-Me encantaría, prefiero el té.

-Vale, sigue, acomódate y ya te traigo el té.

Entré a su cuarto, su cama se veía muy cómoda, se notaba que era bastante organizada, aunque como todos tenía algo de desorden, se podía ver un par de bragas en el piso usadas, yo sólo pensé que me encantaría poder usarlas en una de mis muchas masturbaciones.

-Toma, disfrútalo.

-Gracias, no tenías por qué molestarte.

-Vamos a buscar un par de libros y estudiamos hasta más no poder, de todas formas, mis padres llegan hasta tarde, así que no hay nada que nos interrumpa.

-Vale, propongo que también pongamos música para ambientar nuestra tarde de estudio.

-Vale (risa), me parece bien, pero yo escojo la primera canción.

Empezamos a estudiar, mientras escuchábamos buena música, rock, rap, pop y demás, pero teníamos el problema de que a veces ciertos ejercicios se nos complicaban más, Catalina entraba en un poco de desesperación al frustrarse con el intento de resolver el ejercicio, cada vez que esto pasaba intentaba hacerla reír y calmarla un poco. Pasó maso menos una hora, en la cual unos 25 minutos fue en un solo ejercicio no podíamos creer que no fuéramos capaz, entonces:

-Oye Ricardo, te propongo algo, ¿no has estudiado con incentivos?

- ¿Incentivos? ¿A qué te refieres?, claro que si me das dinero creo que lo logro (risa)

- No seas tonto (risa), que tal si el que logre hacer el ejercicio le pregunta algo al otro, sin restricciones.

En ese momento pensé, tengo que realizar éste ejercicio y preguntarle cuanto le miden esas hermosas tetas que tiene, que por cierto me distraían cada vez que empezaba un ejercicio, así que empecé el ejercicio nuevamente intentando nuevas formas de resolverlo, entonces:

-Ya lo terminé (risa), sabía que podía hacerlo, sólo necesitaba un incentivo.

-En estos momentos creo que me hiciste trampa Catalina, al parecer ya lo tenías resuelto (risa). ¿Cuál es tu pregunta?

-¿Qué pensase cuando viste mis bragas en el piso? Desde la cocina te vi cómo te tocabas.

Pensé, ¿Cómo puede hacerme esa pregunta? Debí ser más cuidadoso y discreto.

-Te soy sincero, pensé en que sería genial tenerlas para poder masturbarme.

-(risa) Eres un pervertido, pero me encanta tu sinceridad, sigamos con el otro ejercicio.

Fue un momento totalmente incomodo, fue silencio absoluto, excepto por la canción de fondo, un rock de los buenos, pero estaba esmerado por conseguir esa pregunta. Por lo que resolví el ejercicio.

-Ésta vez pagas tú, ya terminé.

-¡No!, que mala suerte (risa), pregúntame lo que quieras.

-Quisiera saber cuánto tienen tus tetas.

-¿En serio te inquieta tanto?, soy de copa D

-Que asombrosas tetas tienes, ¿Seguimos?

Empezamos el otro ejercicio, y ella ganó.

-Ya que hablamos de tamaño, ¿Cuánto te mide tu pene?

-(risa) Es increíble que estudiando lleguemos a esto, pero bueno, mi pene mide 18 centímetros.

-¡Qué bien estás!, espero que no me mientas, bueno Ricardo, el siguiente ejercicio es el más difícil, por ende el que lo resuelva tiene derecho a preguntar y a ponerle al otro una penitencia.

-Que bien, vas a perder Catalina.

-Ya lo veremos.

Ese ejercicio estaba supremamente difícil, pero ya sabía hacerlo, ya que el profesor lo tenía anotado en el pizarrón, y borró el ejercicio antes de que Catalina se sentara, por eso ella no sabía cómo hacerlo, mientras lo resolvía pensaba que hacer con la penitencia, se notaba que Catalina estaba bastante caliente, pero ¿Qué hacer para que todo salga bien? Debo ser muy inteligente. Entonces lo terminé.

-Lo he terminado Catalina.

-No puedo creerlo, soy víctima de mi propio invento, y yo que ya te tenía la penitencia planeada. ¿Qué me vas a poner a hacer? Soy toda tuya.

-Primero quiero preguntarte: ¿Del 1 al 10, qué posibilidades hay de que tú y yo tengamos sexo aquí y ahora?

-(risa picara) Esa no me la veía venir, yo creo que un 8, dependiendo de mi penitencia.

-Qué bueno Catalina, no sabía que eras tan caliente, tu penitencia es que me des una mamada.

-Bueno, lo hago porque es una penitencia (risa agitada).

Ella se inclinó sensualmente hasta quedar arrodillada, se reía, con esa risa de calentura tan característica de las mujeres. Suavemente me desabrochó la correa, pero fugazmente la desenrolló de mis pantalones tirándola lejos, bajó la cremallera y se quedó observando cómo se notaba mi pene bastante firme por medio de mis boxers, y se acercó sutilmente y me mordió mi pene, su saliva salía y empapaba todo mi bóxer, mientras mi pene cada vez se irrigaba más poniéndose más y más duro, después ya con mi bóxer totalmente empapado con su saliva, me bajó el bóxer y mi pene quedó al descubierto, estaba totalmente erecto, se notaban mis venas y sentía como mis pulsaciones iban a millones por segundo, cuando ella la tomó con su mano derecha y su boca la acercó cada vez más a mi pene, cuando se toparon, su boca era muy estrecha, así que ella con mucho esfuerzo logró introducirlo en su boca, y empezó a babear mucho mientras movía su cabeza para arriba y para abajo, cogí su cabello, se lo recogí y lo entrelacé en mi mano derecha, para así imponerle cierto ritmo a ella y que así se sintiera más deseada, ella soltó mi pene con su mano y empezó a subirla por mi abdomen, y así subirme la camisa hasta llegar a mis pectorales, los cuales acarició como si no hubiera mañana. Transcurridos unos minutos muy intensos, paró de mamármela y se levantó y me besó, yo la abracé y tocándole sus glúteos, la subí al escritorio, le subí el vestido y le metí los dedos en la braga, y empecé a acariciarle sus labios vaginales de manera muy suave, un movimiento concéntrico que terminó en el clítoris, masajeándolo cada vez más rápido, sentía ella como se mojaba, mientras sus besos pasaban de ser besos a ser gemidos incontrolables, por lo que bajándole las bragas continué acariciando su clítoris con mi lengua, besándolo y succionando con mi boca todos sus sabrosos líquidos, y alternando mi lengua con mordidas sutiles que la hacían gritar, fue tanta su excitación que eyaculó en mi boca, y con su mano me tomó la mandíbula y me dio un beso mientras con sus piernas me abrazaba mi cintura y su otra mano me acariciaba mi pene y buscaba la dirección correcta para que la penetrara, hasta que después de varios intentos erróneos, encontramos el lugar indicado y mi glande se introdujo con dificultad en su vagina, en ese momento, nuevamente dejo los besos por un sutil gemido, acompañado de un grito: ¡Que pene tan rico tienes Ricardo!.

En ese momento me fijé que sus pezones estaban a punto de explotar, por lo que me incliné y desabroché su sostén, e intenté quitarle su vestido, el cual se enredaba y no podía subirlo, por lo que opté por rasgarlo, y vi sus enormes tetas rebotar hacia arriba y abajo, siguiendo el movimiento brusco que había hecho con el vestido, rápidamente tomé firmemente una y le acaricié los pezones con mi boca, mientras mi pene intentaba entrar en esa estrecha vagina, la verdad no quería hacerle dañó en su útero, ni desgarrarle la vagina, por lo que decidí hacer movimiento suaves mientras poco a poco introducía más y más mi pene, y excitarla cada vez más con sus pezones, ya sus pezones estaban totalmente crecidos y rojos, entonces decidí introducir en un solo movimiento mi pene, ella dejó de gemir y sólo hizo un suspiro y se quedó sin aire, empezó a tartamudear suspiros mientras yo la penetraba a un ritmo cada vez más rápido, entonces la abracé y la traje para que nuestros pechos estuvieran juntos, le agarré las nalgas y la levanté, mientras ellas con sus brazos y piernas se ayudaba para que dar perfectamente juntos, y así, en el aire la subía y bajaba, ella sólo me murmuraba que sentía todo mi pene adentro de ella, y que por ninguna razón parara.

Seguí, aunque mi agotamiento incrementaba y su líquido vaginal también, decidí llevarla a la cama juntarle las piernas sin sacar mi pene y que su vagina fuera aún más estrecha, y seguí moviéndome, ya estaba llegando yo a mi clímax así que le pregunté:

-¿Te gusta?.

-Me encanta, ya he tenido cuatro orgasmos, por favor dime cuanto te vayas a venir, quiero que lo hagas en mi boca.

-Con gusto hermosa.

Continúe y empecé a hacerlo más y más rápido, mientras ya nuestros cuerpos sudorosos nos sugerían que paráramos, sentía que mi corazón iba a entrar en paro y que mi pene iba a explotar en semen, entonces decidí parar, ella entendió y se sentó en la cama poniendo su cara frente a mi pene, nuevamente lo tomó con su mano derecha y empezó una nueva mamada, yo ya estaba que explotaba, así que no duré ni dos minutos cuando me vine, en ese momento, ella introdujo hasta el fondo de su garganta, yo podía sentir como mi punta tocaba su garganta, y allá quedó mi semen, después en su reacción de sacarlo, sacó mi pene de su boca mientras éste seguía eyaculando, así que sus labios junto a su rostro e inclusive sus ojos quedaron bañados con mi semen, ella sonriente exclamó:

-Que semen tan delicioso Ricardo.

-Gracias Catalina, que buen sexo hemos tenido.

Nos duchamos, nos vestimos, y terminamos el trabajo, y cada quien se fue por su camino. La semana siguiente llegamos al examen, juntos entregamos el trabajo, nos sonreímos y presentamos el examen, al finalizar nos vimos afuera y sutilmente me dio un beso mientras me susurro al oído:

-Gracias por el trabajo, y también por desestresarme, deberíamos estudiar más seguido. Adiós, escríbeme.

(9,29)