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El jefe y la secretaria

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Entro al baño pensando lo que me acabas de hacer, mientras estoy aseándome lo más que puedo y me voy enfadando por momentos, encima de que no me dejes volver a ponerme mi ropa interior ¡voy hecha un desastre! 

Me siento sucia después de tanto sexo y me encuentro incomoda por tu puta manía de dominarme cada vez que te plazca sin importarte lo que haya que hacer después...

Enfadada salgo del baño y me dirijo a tu despacho en el que estas relajado esperándome.

Entro dando un portazo y te vas sentando con una ceja levantada, me cruzo de brazos e indignada. 

—No pienso ir a ningún lado.

—Sí, vas a ir.

—No, no me da la gana y me importa una mierda que te enfades.

—Esa boca...

—Me niego a ir con estas pintas, voy hecha un desastre con la ropa arrugada y manchas, no. 

—vas con pintas de estar bien follada. 

...te estas aguantando la risa, y eso hace que me enfade más.

Me ruborizo al pensarlo y tienes razón, pero eso no quita que siga enfadada.

—pues me da igual, no voy y es lo que hay.

—¿no tienes nada para cambiarte? 

—si tuviera, ¿crees que estaría aquí peleando??

—Mira, ya tienes una excusa para ir dejando una muda para casos de emergencia. 

Tu tono de broma y burla me sacan de quicio y me muerdo la lengua para no decir todo lo que se me viene a la cabeza. 

—Tienes 1 h. Pero venir, vienes, tu sabrás lo que haces.... 

Me doy la vuelta y salgo por la puerta dando otro portazo, te miro a través de los cristales riéndote a carcajadas y te saco el dedo del medio de la mano riéndome falsamente...

Cojo el bolso y voy rápidamente a buscarme algo decente antes de que cierren o peor tenga que ir así. 

En 10 minutos ya estaba como lista.

Como hace buen tiempo me he comprado un vestido de gasa fruncido a la altura del muslo estampado de flores y unas sandalias de verano bajitas.

Claro está, sigo sin ropa interior por culpa del energúmeno de mi jefe, pero como me vuelvo a enfadar decido vengarme y pasármelo bien un ratito a costa tuya. 

Llego a la puerta de la oficina y ya me estas esperando, me miras de arriba abajo y señalando el vestido me dices que si no me parece que enseña demasiado. 

Haciéndome la tonta te digo que no me había dado cuenta...

—sube al coche.

—Voy, borde.

Y me miras de manera que hace que me calle de golpe, pero pensando en mi juego.

Ya dentro del coche me maquillo en el espejo, mientras tu conduces.

—la ropa interior? —me dices.

—oo! Se me olvidó... —y te saco la lengua divertida.

Te ríes y alargas la mano a mi muslo y de un manotazo te la aparto.

—no me dejas que te toque? 

—Cuidado jefe, va conduciendo.

Pero sigo con mi juego y al echarme hacia atrás dejo que una tiranta del vestido caiga casi enseñando el pecho.

Y me miras de reojo y aprietas el volante.

Estamos casi llegando y me atrevo a acercarme a tu oreja morderte un poco y lamerte el cuello. 

Se te escapa un suspiro y como no me riñes me pego más apoyando la mano en tu muslo muy cerca de la cremallera. 

Y con los dedos rozo el bulto que va apareciendo... ¿te suena? 

Y ahí la dejo todo el trayecto y cuando vamos a bajarnos y la voy a quitar la coges y me la aprietas en la dureza. 

Y de un tirón me comes la boca dejándome sin aliento.

—cuidado a lo que juegas....

Ya en la mesa, comiendo me tienes cachonda recordando lo mejor del encuentro con la zanahoria y noto que estoy mojando la silla.

Aprieto los muslos. Necesito ir al baño a secarme antes de que manche la silla.

Una vez dentro me agacho en el lavabo para refrescarme y al levantar la vista veo tu reflejo en el espejo.

Me doy la vuelta a protestar, pero me levantas y me sientas en el lavabo y cogiéndome la cara me devoras la boca a bocados y lengüetazos, yo me dejo suspirando y cojo tu mano y la acerco a mi coño en el justo momento que entra un empleado del bar y nos regaña y tenemos que salir casi que corriendo.

A pagar e irnos, riendo por la vergüenza que acabamos de pasar.

Estamos en el coche todavía riéndonos por lo ocurrido, pero ahora soy yo la que esta cachondísima, mucho, y solo me apetece una cosa.

Te miro y veo que estas tan tranquilo como si nada, pero me alegro ver que en medio de tus piernas se mantiene la erección, y decido seguir jugando.

Apoyo los pies en el salpicadero y abro las piernas al no llevar bragas no me resulta problema.

Me siento observada, giro la cabeza y te veo mordiéndote el labio, y tienes la mandíbula apretada. Me estoy tocando sin permiso lo sé y me da igual.

Bajo mis manos abriendo los labios y estoy tan mojada que no necesito lubricante para empezar a masturbarme. 

Meto y saco los dedos con rapidez y gimo bajito porque me da pudor hacer lo que estoy haciendo delante de ti. 

Voy acelerándome y me tengo que sujetar al sillón con la otra mano y retorciendo las caderas buscando algo más, cierro los ojos, me da vergüenza que me estés mirando y noto tus dedos en mis labios, los abro te los chupo y me lo pasas por el clítoris, estimulando mi orgasmo que está a punto de alcanzarme.

—no te contengas gime fuerte, correte.

Tus dedos entran en mi junto con mis dedos y los fluidos de correrme empiezan a caer por el asiento y mis gritos se escuchan hasta fuera del coche, suerte que no hay nadie. 

Recupero el aire poco a poco y al abrir los ojos veo que me sigues mirando y con voz ronca me dices que te debo una.

Ya más relajada y muy cansada después del día de hoy me preguntas mis planes para hoy.

—no tengo planes quedarme en casa vagueando.

—¿puedo ir? 

—para qué? Te vas a aburrir....

—bueno tengo algo de trabajo acumulado y en casa no me concentro bien.

—pues como quieras....

Hace un calor horrible al entrar en casa, 

—me voy a poner cómoda, haz tu lo mismo si quieres estás en tu casa y ya sabes donde están las cosas.

Al regresar a la sala se me seca la boca al verte.... estas en mi sofá sentado encendiendo el portátil sin camiseta y sin pantalones solo en bóxer.... ¡estas tremendo jeefe! 

Paso por delante tuya haciéndome paso hasta mi sitio del sofá, me recuesto al lado contrario de ti y los pies casi ni te tocan de pequeña que soy, enredo las piernas en mi almohada y me voy relajando cada vez más. 

—no me ayudas??

—¡uuuu! Noo jajaja mi jornada terminó a las dos...

—Si te molesto me puedo ir a otro sitio.

—Nooo, 

—vale borde...

Resoplo porque no paras de hablar, pero acabo riéndome.

Me acurruco más en posición fetal y noto que me observas y me miras el culo marcado por el pantalón...

—sigues sin ropa interior? 

—en la casa siempre, aunque últimamente también en la calle... hummm...

Acercas la mano desde mi tobillo subiendo por el muslo, 

—no que tenías mucho trabajo? 

—a la mierda...

—que mal hablas jefe, jajajaja

Sí, pero me debes una....

Te acercas tu más a mi pie y pasas la lengua húmeda desde el tobillo subiendo a la pantorrilla y el muslo acabando en un bocado en el cachete.

Suspiro de placer.

Con tus manos me acaricias el culo y metes otra dentro de la camiseta, me muevo para incorporarme y quedarme mirando al techo y sin darme cuenta me habías arrancado el pantalón.

Tu cara está a punto de tocarme el coño, y veo que estas sacando la lengua, pero haces un amago y la pasas por la ingle, y después por la otra y me arqueo para que la pases bien, pero me muerdes en los labios haciéndome gemir.

Con mis manos te sujeto la cabeza e intento empujar para que me comas, pero me esquivas dándome otro mordisco más fuerte haciéndome gemir otra vez subes un poco más y metes la cabeza dentro de la camiseta y agarrando las tetas me muerdes un pezón suave y lo lames y succionas. Yo enredo mis piernas en tu cintura me levanto incitándote a mas mientras con la otra mano me estimulas el coño chorreando, mis suspiros son más fuertes y me quitas la camiseta, me lames el cuello hasta la oreja, muerdes mi barbilla y terminas besándome muy rico, moviéndote como si estuvieras follándome, marcando bien. Te arrodillas y sacas la polla para pajearte mientras me miras y echas la cabeza hacia atrás.

Con gusto y placer te pasas la lengua por los labios.

—tocate, pero esta vez sin cerrar los ojos mirame.

Bajo mis dedos al clítoris mojado y toco suavemente, y con la otra mano metes los dedos, como sigo enredada con tu cintura te acerco más, y tu capullo se roza con el clítoris mientras te masturbas y me haces mojar más, apartas mis manos y sigues tu masturbándome.

—no te vayas a correr... ahora no te toca, nena

Pfff cada vez que me dices eso es cuando me sube las ganas y no sé si las podré aguantar.

Me golpeas el coño, metes la punta y la sacas, me estas torturando y creo que me voy a correr, pero paras en seco y te miro con mala cara...

—no me mires así bonita... es tu castigo.

Te subes encima de mí y dejas la poya en medio de mis tetas me las aprietas y me follas despacio disfrutando lo que haces conmigo. A mí me gusta y me excita como disfrutas, escucharte suspirar.

Agarrate tú, soy obediente y te hago caso.

Y sigues moviendo la cintura y echas la mano atrás para darme placer a mí. 

Para complacerte más chupo tu capullo cada vez que sale y vas más rápido y ahora te estimulo con mis manos y mi boca esperando tu corrida y explotas llenándome la cara y la boca de leche caliente que vas recogiendo y metiendo para limpiarte bien.

Vas al baño y me traes una toalla humedecida para limpiarme 

Y sorprendiéndome me limpias tú, mientras me besas y te tumbas a mi lado para quedarnos dormidos.

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