Entré al bar y allí estaba, apoyada a la barra, rubia, etérea, una verdadera mujer, me senté a su lado y palabra va, palabra viene, terminamos yendo a mi departamento.
Allí tomamos unas copas y comenzamos a franelear y cuando llevo mi mano a su entrepierna, me encuentro con una verga dura y grande, nos desnudamos y nos abrazamos y poco a poco comencé a penetrar ese culo enorme, logrando la penetración total sin esfuerzo. Así estuve metiendo y sacando hasta que le pedí que me penetrara a mí, me lubriqué el culo con una crema que había comprado para ese día y también su verga, me puse boca abajo esperando que me cogiera bien cogido.
Lentamente apoyó la cabeza en el agujero y comenzó a introducirlo, con algún dolor, pero hermoso hasta que sentí toda esa carne dentro de mi culo, así bombeó sin parar hasta que un chorro caliente de semen llenó mi ojete, luego tomó mi verga y me pajeó hasta hacerme acabar en su boca tragándose todo.