El Jefe y la Secretaria

Te quedas pegado a mi apoyado en mi pecho, tu respiración se va suavizando, pero yo no he terminado y me encuentro nerviosa y deseosa.

Te miro y tus ojos claros están observándome divertidos, y cambian por segundo, volviéndose perversos.

—Mastúrbate.

Me pongo colorada y niego con la cabeza.

Coges mis manos y me chupas los dedos y me los pones en mi boca para mojarlos también.

La manejas por mis pezones y con tu mano las estrujas, con tu lengua estás jugando en mi cuello.

Dejas mi mano en la teta y tú vas a la otra, tiras suave y de la excitación el pezón y el pecho crece, se endurece.

Sigues comiéndome el cuello y dándome ordenes en el oído con voz ronca.

—baja la mano y juega con tu coño.

Mmmm me enciendes y haces que me derrita. 

Bajo la mano y estoy empapada.

—date placer.

Cierro los ojos y empiezo a frotar y mover la pelvis, 

Noto un pequeño bocado en el hombro más fuerte.

—Abre los ojos.

Los abro y ya como que me da igual que me mires, me fijo en tu mirada, acercas tu cara a la boca y con tu lengua mojas y mueves y me haces sentir el placer como si fuese el clítoris.

Estoy muy caliente, pero estoy esperando que tú me des el permiso, aunque no puedo más.

—sigue perrita, sigue, pero aguanta un poco más.

—mmm noo puedo más....

—Si puedes.

—Mmm noo me voy a correr ya.... Mmm uff me corro... Aaaahhh...

Y removiendo las piernas y las caderas llega el orgasmo que tanto me apetecía... siento que voy a gritar y para no hacerlo, aprovechando tu beso ahogo el grito dentro de tu boca mientras me chupas la lengua...

Estoy exhausta, ya si voy a poder dormir bien y contigo a mi lado.