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La fisioterapeuta transexual

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— ¿qué es lo que te ha pasado ahí? —ojeó la fisioterapeuta.

— ha sido jugando al fútbol —comuniqué.

— Deja que le eche un vistazo — pidió la fisioterapeuta.

— ¿me puedes aguantar esto? — inquirí yo.

— Si — dijo ella.

— ¿me puedo tumbar aquí? — articulé.

— Por favor — exigió ella.

Me subí a la camilla que había en la sala y me acomodé bien para que me examinara el pie y de paso nos presentamos.

— ¿cómo te llamas? — preguntó la fisioterapeuta.

— Adam — manifesté

— Yo me llamo Rossana — descubrió la fisioterapeuta.

— ¿dónde es donde te duele? — inspeccionó Rossana.

— Aquí — señalé, mostrando el pie.

— ¿cómo fue la lesión? — indagó Rossana.

— con una entrada fuerte — mencioné.

— ¿te duele el pie? — investigó Rossana.

— Un poco más arriba, mas — revelé

— ¿por ahí más o menos? — rastreó Rossana

— justo ahí — indiqué yo señalando a mi rabo.

— Parece que por ahí te está doliendo. Lo voy a chequear. Bien — palpó Rossana.

Me empecé a desnudar hasta quedarme solo con mi sexy calzón que me marcaba el rabo

— ¿me puedes sujetar esto? — pregunté.

— si — dijo Rossana.

— gracias — articulé.

— estás muy bronceado. ¿te gusta? — preguntó Rossana

— lo adoro — observé.

— ¿qué es lo que te gusta? — inquirí.

— tus músculos — afirmó Rosana

— ¿te está doliendo aquí?  — rastreó Rosana

— Tu masaje me está haciendo bien — observé

— ¿tu pie está mejor ahora? — examinó Rossana.

— sin lugar a duda — proclamé.

Rossana observó que yo tenía una brutal erección y me bajó el calzón y empezó a masajear mi rabo que ya se estaba poniendo duro.

— Agárralo un segundo — comuniqué.

Mientras le pedía esto, Rossana puso una boca de vicio que me dio morbo, pues sabía lo que vendría a continuación. Mientras me quitaba el calzón, Rossana tenía en su mano izquierda mi rabo y se preparaba para hacerme una mamada. Empezó por mi muslo izquierdo para lamer el estómago, ya que tenía marcada la famosa "tableta de chocolate" y eso le ponía cachonda a esta zorra de Rossana.

Rossana lamía, relamía y lengüeteaba mi rabo y volvía a magrear mis cojones para darme placer.  La putona Rossana, sacaba y metía su golosa bocaza de zorra transexual en celo y me daba placer con sus maravillosas lamidas de una zona a otra y me lamía los cojones que ya estaban cargados de lefa.

— ¿te gusta dar masajes?, pareces muy buena — opiné.

— Me gusta. Está muy bien — expuso Rossana.

— Dámelos con la boca, vamos — pedí.

— ¿te gusta? ¿está bien? — examinó Rossana.

— Lo adoro — acepté.

Rossana comenzó a mamar mi rabo y yo terminé mi frase ...

— ... como este ...  — afirmé.

Rossana seguía relamiendo, mamando y lengüeteando mi rabo y yo estaba bien abierto de patas para que ambos disfrutáramos del lascivo momento. Yo cogía el pelo de Rossana para que no la molestase mientras me la mamaba lasciva y viciosamente y no perdiese el ritmo.

—Me la chupas realmente bien. Eres toda una zorra profesional — manifesté.

Rossana seguía tragando mi rabo y succionaba con su boca mi rabo y bajaba y subía su cabeza y me deleitaba ver como disfrutaba al comer y engullir mi rabo de macho cual fulana profesional.

— La chupas muy bien, puta. Es una delicia ver cómo me la comes, guarra. Déjame ver cómo me la comes, puta — comuniqué

Me senté sobre la camilla, ella se puso frente a mí y yo estaba con el rabo bien duro y abierto de patas como un macho en celo y ella me acariciaba el culo y todos los músculos de mi cuerpo

— Ahora me la vas a chupar tú, cariño — mandó Rossana

Yo la iba desnudando poco a poco, pues tenía una gran calentura sexual y parecía morir porque se la chupara

— Quítamelo todo, amor — pidió Rossana.

Yo estaba bien abierto de patas frente a Rossana y le quité el sujetador y mientras se lo hacía acariciaba mi culo con ganas de petarme y también mis piernas.

— ¡guau!, ¡eres hermosa! — evidencié.

Yo lamía y relamía los pezones de Rossana y ella gemía como una real y auténtica guarra depravada.

— ¡Guau!, ¿que tenemos aquí? — inquirí.

— es mi pequeña sorpresa — confesó Rossana.

— ven, siéntate junto a mí — hablé.

Rossana se tumbó en la camilla y yo mientras, me pajeaba para mantener dura mi dura verga de macho en celo.

Le empecé a lamer el abdomen, y le quité el sexy tanga que Rossana llevaba.

— Déjame ver, aquí hay una pequeña sorpresa — declaré

— Tu no pierdes el tiempo. Aquí tienes la pequeña sorpresa — expuso Rossana ya caliente.

La empecé a pajear. mientras Rossana permanecía en la camilla y me acariciaba mis fuertes brazos. Comencé a mamarla su rabo transexual y la muy puta se me abría de patas, al tiempo que le iba metiendo un dedo en el ojete para que se le pusiera dura. Mientras le pajeaba, Rossana echó mano a mi polla y también me pajeó.

— La chupas bien, cabrón. Vamos — observó Rossana.

Yo continuaba mamando, chupando y dando lengüetazos a su rabo, y le horadaba con mi dedo medio su ojete para que se pusiera más cachonda. Mientras se lo hacía. Rossana me acariciaba el culo y los cojones para ponerme cachondo y salido también. Proseguía chupando, relamiendo, lengüeteando y dando lengüetazos a su rabo y la guarra perversa de Rossana gemía, bufaba, rezongaba y jadeaba en la camilla mientras se toqueteaba lascivamente sus tetas y me insultaba sexualmente.

— Ahora, tu chúpame el rabo, ven aquí, guarra — ordené.

Me situé junto a la bocaza de la guarra Rossana que estaba tumbada en la camilla y se giró para mamar, chupar y dar mil lengüetazos a mi rabo.

— Oh, mi pie me duele. ¿Me puedes dar masajes?  — inquirí.

— Si, te la chupo, si — articuló Rossana.

La guarrona Rossana me pajeaba viciosamente mis gordos cojones cargados de lefa y lamía y lengüeteaba mi rabo y volvía a magrear mis cojones para darme placer.

— Esta muy bien, pero ahora quiero follarte cual perra. Ven aquí, golfa — ordené ya calientemente.

— ¡Guau!, ¡que culo tan follable! — mencioné lujurioso.

La fulana Rossana puso su lascivo culo en pompa en un lateral de la camilla y se lo empecé a lamer con vicio. Le metí un dedo para empezar a dilatar su ojete y no hacerla daño al clavarle mi duro rabo. Mientras le lamía y relamía su ojete, le pajeaba su rabo para darla placer y la muy puerca bufaba, rezongaba y resollaba de gustazo a la vez que me insultaba sexualmente y eso me gustaba y me ponía más cachondo y salido. Mientras yo le pajeaba, ella hacía lo propio conmigo y me excitaba más, para comerla el ojete sin parar.

— ¿estás cachonda, puta?, ¿quieres que te folle ya, guarra? — pregunté

— Te voy a joder, aquí. Agáchate aquí, puta — ordené.

La furcia de Rossana se puso en la `parte delantera de la camilla y me ofreció su depravado culo para que lo jodiera. Apoyó su torso sobre la camilla y empecé a petar su ojete con ganas.

— ¡Que delicia! — manifestó Rossana entre jadeos

— Si, esto es bueno — casqué entre bramidos lujuriosos.

— Qué bien me jodes, cabrón. Me encanta como me petas el ojete, eres un jodido semental. Jódeme bien, canalla — bramó Rossana gimiendo lujuriosamente.

— Si, como ahora. ¡Buen culo tienes, zorra! — berreé lascivamente.

— ¡Qué gustazo me das, puta! — bramé obscenamente mientras arremetía libidinosamente contra el depravado culo de Rossana.

— ¡Buen culo tienes, guarra! — grazné lascivamente al tiempo que entaponaba el ojete de Rossana.

— Me encanta joder tu culo, zorra — gruñí lujuriosamente entretanto sodomizaba con fiereza el culo de Rossana.

— Jódeme, cabrón. Me encanta tener tu duro rabo petándome el ojete — bufó Rossana jadeante mientras la petaba.

— ¡¡Que jodido culo tan lascivo tienes, puta!! — jadeé viciosamente mientras miraba como mi polla salía y entraba del culo de Rossana.

— ¿te gusta ser jodida por personas heridas?,¿Si?, es tan bueno — bramé jadeante.

— Me gusta esto. Tienes un culo maravilloso — gruñí entre jadeos.

— Tu lascivo culo es perfecto para que yo lo joda, puta — mugí entre berridos sexuales.

Jodía y sodomizaba sin parar el maravilloso y lujurioso culo de esta zorra transexual de la fisioterapeuta que me estaba demostrando lo zorra que era y que tenía un vicio desmedido. Ambos jadeábamos, gemíamos y gruñíamos de placer y vicio al darnos un coito anal de puto morbo.

— ¿te gusta cómo te estoy jodiendo?,¿eh?, ¡Pequeña zorra! — jadeaba yo entre espasmos sexuales.

— Me gusta esto. Es bueno joder tu culo. Una delicia, cacho puta — bramaba muy salido.

Yo seguía fornicando y sodomizando el culo de la zorra Rossana mientras ella se magreaba su sexo para sentir placer mientras entaponaba ardorosamente su culo.

— Eres una buena puta, eres jodidamente buena — mugía tórridamente.

Tenía agarrada a esta puta golfa de Rossana de su culo y proseguía petando, sodomizando y entaponando su enardecido ojete mientras ambos jadeábamos y dábamos berridos presos de nuestra caliente lujuria.

La muy puta Rossana permanecía impasible ante mis certeros golpes de rabo en todo su ojete y sufría lujuriosamente mis empellones y me insultaba sexualmente para que continuara abriendo sin parar su borboteante culo.

— Me gusta mirarte mientras jodes mi culo, cabrón — jadeaba lascivamente Rossana mientras agarraba la camilla.

Sus lascivas frases me impelían a no parar de romper con saña el bullente ojete de esta golfa facilona de Rossana que me ponía más y más cachondo cuando me soltaba algún insulto sexual que me enardecía.

— Si, cabrón, que bien me jodes. Matame de gustazo, canalla — repetía una y otra vez Rossana entre espasmos lujuriosos de avaricia sexual.

Después de darla rabo impenitentemente y a base de bien, ahora era ella quien me deseaba petar el ojete.

— Si, ahora deseo petarte el ojete, maricón. Me has puesto muy caliente, bestia. — ordenaba lascivamente Rossana con viciosa calentura sexual.

La ramera Rossana subió a la camilla para que la diera los últimos rabazos en todo su agitado ojete para que me quedara a gusto de haberla follado bien. 

— ¡Pajeate para mí, guarra! — solté coléricamente sexual.

— Ya lo estás viendo, cabrón — jadeó Rossana viciosamente.

Yo proseguía fornicando el bullente ojete de esta puta puerca de Rossana que me miraba con vicio y permanecía abierta de patas cual guarra en celo.

— Oh mi pie, sigo jodiéndote hasta que se me pase el dolor. Me encanta joderte, puta — bramé dolorido.

Proseguía y continuaba dando rabo a esta guarra de Rossana y apoyaba mi herido pie en una de las patas de la camilla mientras la jodía enfervorizado sexualmente.

La muy puerca de Rossana se pajeaba emocionada mientras recibía febrilmente mis golpes de polla en todo el ojete y ella se abría más para tener más placer y regustazo anal con mi rabo dentro de su estimulado ojete de golfa facilona.

— ¡Si, que delicia es petarte, puta!, ¡cómo me pones, zorra! — mugía jadeante.

Rossana me miraba fijamente como le socavaba el culo y ponía una boca de viciosa que me ponía más cachondo y rijoso y me daban más ganas de romperla el ojete.

— Me gusta esto. Me encanta entaponar tu depravado culo de zorra — bramaba mientras no paraba de joder brutalmente lascivo el culo de Rossana.

Rossana permanecía más y más abierta de patas para recibir mis rabazos y estaba encantada con que fuera su puto semental en celo.

— Me gusta esto. Estás disfrutando como una cerda, ¿eh, puta? — jadeaba libidinosamente mientras la raba rabazos en su electrizante ojete de zorra transexual.

— Me gusta esto. Me encanta joderte, golfa — mugía muy excitado mientras Rossana había tumbado su cabeza para disfrutar más del polvo que la estaba pegando.

— Oh mi pie — dije.

— Sígueme follando, maricón. Te sentirás mejor — jadeó Rossana calientemente.

La muy guarra, gemía, resoplaba y jadeaba con lujuria mientras yo la fornicaba con lujuria y le daba y daba mil empellones en su bullente y agitado ojete de una forma exorbitante y desmedida y ella, la muy guarra me miraba viciosamente y de lo corrida que estaba al ser jodida así, me sonreía con picardía.

— Oh, esto es muy bueno, me siento muy bien — manifestaba calientemente.

—¿te puedo ayudar? — jadeó Rossana viciosamente.

— ¡oh, que polvazo me estás pegando maricón!, ¡me gusta! — rugió Rossana excitada de lujuria.

Yo proseguía electrizado dando rabo a esta guarra de Rossana mientras la daba fuertes empellones en el ojete con mi duro cipote y la muy puerca se desgañitaba, gemía, resollaba y jadeaba cual loba en celo del desmedido placer que tenía la muy golfa al ser reventada por mi verga de semental.

— ¿qué más quieres hacer conmigo? — expuse.

— Ahora quiero follarte yo, canalla — observó Rossana.

— ¿vas a follarme bien? — inquirí.

Cambiamos de posición de follada. Rossana se tumbó en la camilla y yo me dispuse sobre ella para que me clavara en todo el ojete su rabo transexual.

—¡ven aquí, cabrón! ¡vas a saber lo que es joder con una transexual como yo! —afianzó Rossana.

— Me gusta esto — confesé.

—¡te la voy a clavar! ¡te voy a petar, cabrón! Deja que te ayude —certificó Rossana.

— Me gusta esto. clávamela. Me gusta esto — confesé.

— Se siente tan bien. Déjame que me meta todo tu rabo en mi puto culo — declaré mientras botaba con el rabo de Rossana dentro de mi ojete.

Rossana me daba fuertes empellones en el ojete con su duro cipote y yo me desgañitaba, gemía, resollaba y jadeaba cual cabrón en celo del desmedido placer que yo tenía al ser reventada por su verga de transexual.

— Has estado esperado a mi turno. ¿eh, zorra? clávamela, puta — mandé.

Rossana continuaba jodiendo y fornicando sin parar mi ojete y yo resollaba y jadeaba cual cabrón en celo con muchas ganas de que no terminara de joderme el culo.

— Me gusta esto. Fóllame bien, puta — exigí.

— Azótame el rabo, zorra — manifesté salido y vicioso.

— ¿Eso es lo que te gusta, eh, maricón? — preguntó Rossana ya cachonda. 

— Luego toma esta — añadió viciosamente Rossana.

— Tu querías. Ahora lo tienes — observó Rossana lascivamente. 

Rossana continuaba jodiendo y fornicando cual procaz zorra mi agitado culo y yo me pajeaba como un loco, al tiempo que me desgañitaba, rezongaba, bufaba y gemía de placer al recibir toda su dureza en las efervescentes profundidades de mi acalorado ojete de cabrón depravado.

— Follame así, puta. Me gusta esto, guarra — gemía mientras botaba en el rabo de Rossana que me estaba matando del tremendo gustazo que me estaba dando.

Yo botaba y brincaba con sus cojones y rabo dentro de mi muy efervescente y agitado ojete y resollaba, bufaba y bramaba de placer mientras lanzaba "ayes" placenteros.

— Follame bien, guarra. Vamos, puta — jadeaba arrebatadamente jadeante.

— Házmelo como ahora, así, puta — gemía excitado y muy estimulado.

— Jodeme, guarra. ¿quieres intentar otra manera? Házmelo — exigí sexualmente estimulado por el rabo de Rossana.

Después de estar botando placenteramente en la camilla con el rabo de Rossana dentro de mi ojete, decidimos cambiar de postura para que Rossana me la clavara de una forma más relajada.

Apoyé mi torso de macho en celo, ofreciendo mi culo que ya estaba en pompa a esta zorra depravada y obscena para que lo jodiera a placer y con ganas y me matara de gustazo.

—¡prepárate marión!, ¡te voy a hacer gozar como un cabrón!, ¡te vas a enterar lo que vale un peine! —aseveró Rossana viciosa.

— Si, jódeme así, zorra. ¡qué jodida follada me estás pegando, puta! — jadeé muy lascivamente.

— ¡Guau!, ¡todo bien! — bramé emocionadamente entre jadeos al ser petado por esta golfa de Rossana.

— ¿te gusta, cabrón?,¿te gusta, eh? ya te estoy jodiendo como deseabas, canalla — repetía una y otra vez Rossana entusiasmada al joderme.

Rossana me tenía bien amarrado por sus manos a mi culo y yo me sentía como un obsceno y sexualmente lujurioso y muy procaz actor porno mientras Rossana me taladraba y petaba con avaricia sexual mi agitado culo de actor porno en celo.

— Me gusta esto, guarra. Jódeme bien, puta. Vamos, no pares — rezongaba lujuriosamente electrizado por los empellones que me daba Rossana con su rabo.

— Me gusta esto. ¡toma rabo, maricón!, ¡siente me bien, maricón!, ¡gózame!, ¡pedazo de mierda! — exclamaba Rossana emocionada sexualmente.

— Te gusta joder con lesionados, zorra — afirmé sexualmente estimulado.

— Yo follo con todos — cortó Rossana apasionada.

Rossana me hacía gozar de puto vicio pues me lo había metido poco a poco y yo no paraba de desgañitarme y bufar de vicio anal. Me agarraba de mis nalgas y me daba lentos empellones y la muy cerda me hacía deleitarme de satisfacción y gozo mientras jadeaba como un semental en celo.

— Me gusta esto, vamos, zorra — bramaba excitado y resollando sexualmente, al tiempo que Rossana proseguía petando mi culo sin parar y darme placer como me gustaba.

— Me gusta esto, zorra. Jódeme bien, guarra — exclamaba estimulado por los mil lentos golpes de rabo que me daba la puerca de Rossana en el ojete.

— Me gusta esto, puta. Te gusta joder bien mi culo, golfa — berreaba sexualmente estimulado por los golpes de rabo de Rossana.

— Si, cabrón, lo sé. Me gusta — afirmó Rossana al tiempo que proseguía petando mi culo sin parar y me barrenaba el ojete inmisericordemente y yo gemía cual lujurioso actor porno.

—¡eres un hijo de puta depravado!, ¡qué bueno estás, maricon!, ¡me encanta entaponar tu ojete —graznaba Rossana libertinamente.

—¡zorra, que gusstazoo me daaasss! ¡no pares!, ¡jódeme!, ¡fóllame!, ¡mátame a polvosss, puta! —bramaba yo todo salidorro.

—¡cómo me ponesss, maricón!, ¡gozo al joder tu culo, cabrón!, ¡que placer! —gruñía Rossana depravadamente.

— Ven aquí, cabrón. Arquea la espalda y así te joderé mejor — mandó Rossana estimulada sexualmente.

— Me gusta esto, clávamela in parar, zorra — ordené apasionadamente excitado.

Enfiló su rabo y lo clavó en mi estimulado ojete y comenzó a entaponarme suavemente con dinamismo haciéndome gozar como un verdadero cabrón libidinoso. Mientras rezongaba, jadeaba y ululaba del placer anal que esta lasciva fulana transexual me daba entusiásticamente.

— ¡cabrón, que bueno estás!, ¡qué culo tienes!, ¡como traga, hijo puta! — bramaba Rossana obscenamente.

— ¿te justa joder jovencitos? — pregunté excitado a Rossana que no paraba de follarme el culo y que gozaba de él como una perra viciosa.

— Yo jodo con todos. Este culo es perfecto para mi ¡me pone muy caliente joder tu puto culo, maricón! — resollaba Rossana lujuriosamente.

— Deja que te enseñe como se folla. Me encanta joder tu culo, canalla — jadeó Rossana enardecida mientras proseguía jodiendo y fornicando mi bullente ojete.

— Te follaré tu no bronceado culo, maricón. ¡gozo al joder tu culo, cabrón! — berreó Rossana electrizada sexualmente mientras me agarraba con fuerza y me daba mil empellones con su carnal martillo pilón.

La muy pécora mientras me entaponaba bien y duro observaba la cara de placer que yo tenía al ser follado y fornicado y proseguía jodiendo y jodiendo frenéticamente mi bullente culo al tiempo que me insultaba sexualmente y me enardecía pues la muy zorra me hacía sentir como un verdadero actor porno.

Yo descansaba mi torso de macho en la camilla y Rossana agarraba mis nalgas y me daba continuos empellones y la muy cerda me hacía deleitarme satisfacción y gozo y sentía como barrenaba placenteramente mi ojete mientras yo ponía ojos en blanco de placer al ser jodido con sabiduría por esta zorra transexual que era mi fisioterapeuta.

— Vamos, zorra. Jódeme más, guarra, ¡Puta! — bramaba enardecido lascivamente mientras la ramera Rossana continuaba haciéndome gozar como un verdadero cabrón libidinoso al darme rabo sin parar.

Rossana seguía jodiendo y entaponando mi culo y me agarraba de los hombros para que sintiera más y más como su transexual polla me taladraba con fuerza el ojete y me daba un placer antes nunca conocido por mí que me mareaba de gustazo.

— Me follas muy bien, zorra. ¡dame más rabo, puta!, ¡no pares! — mandé chillando a esta golfa depravada de Rossana mientras me seguía enculando con soberbio ahínco.

Rossana consiguió joderme a tope y yo tenía su dura verga dentro de mi culo. La fulana Rossana, asía sus sexys y femeninas manos a mis caderas y me petaba y enculaba con furia sexual y yo comprobaba como me socavaba el ojete con lujuria anal.

— ¡Nadie me está jodiendo tan bien como lo haces tú ahora, puerca!, ¡jódeme, zorra!, ¡vamos! — chillé colérico y estimulado sexualmente, entretanto Rossana me estaba enculando más y más.

Rossana me volvía a agarrar con más fuerza de los hombros para horadarme y follarme con dureza el ojete para que sintiera su verga y me llevara a un clímax anal total para que sepa lo que es joder de verdad.

— ¡Me estás jodiendo muy bien, hija de puta!, ¡que gustazo me da, golfa!, ¡me vas a volver loco de lujuria anal, guarra! — berreaba de gusto y jadeaba mientras el rabo de Rossana me entraba más y más y no paraba de sodomizarme con fiereza lujuriosa.

Finalmente se arrodilló frente a mí para que le descargara toda mi lefa en su cara de zorra depravada.

— Arrodillate, puta. ¿quieres probar mi lefa de macho? — exigí muy caliente.

Toda mi pringosa y pastosa lefa, cayó en sus labios de guarra que antes habían tragado y chupado mi rabo de semental.

— entonces, tómala toda. Eso es lo que necesitas, lefa — bramé muy excitado lascivamente.

Mientras recibía mi lefa en sus labios de zorra, Rossana se pajeaba, pues luego ella a mí me echaría su lefa.

— Mi turno. Si, échamela en el culo — berreé libidinosamente mientras me ponía a cuatro patas para que me la echara en el culo.

— Bien. ya te puedes ir. Estas listo para marchar — observó Rossana.

— Si, ya no siento nada — hablé.

Le toqué una teta y luego le di un beso a Rossana de agradecimiento. 
—¡Zorra!, Fue delicioso, muy bueno — zanjé. 

Volví a darla otro beso de agradecimiento.

— Ningún problema, ya sabes dónde venir — mencionó Rossana.

— Estuvo mi pie dolorido todo el tiempo — observé y le volvía tocar una teta a Rossana.

— Vendré aquí siempre que esto me pase — dije.

— ¿por qué no vienes a mi casa? — articuló Rossana.

— Bien, me lo pensaré. La próxima vez que me caiga de la cama — observé y luego le toqué otra teta cariñosamente y se la lamí.

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