Nuevos relatos publicados: 13

Claudito y su tío Roque (final)

  • 7
  • 13.727
  • 9,00 (31 Val.)
  • 2

A partir de esa noche, en la cual Sara llegó a coger con su propio hermano, todo se fue acentuando en cuanto al clima perverso que signaba la relación de los distintos personajes: Sara, Claudito, el tío Roque y sus amigos Alcides y Héctor.

Sara y Roque dormían juntos y la mujer dispuso que su hijo anduviera por la casa siempre desnudo y a veces se le echaba encima para cogerlo con los dedos. El chico sólo podía vestirse cuando tuviera que salir y en esos casos era ella quien le ordenaba qué ropa ponerse.

Roque había aprobado entusiastamente la decisión de Sara, que incrementaba de forma notoria su deseo sexual por el chico y lo cogía en cualquier momento y sitio de la casa. Por su parte, Claudito sentía cada vez más hambre de vergas.

Ese día iba a ir a la Universidad para registrar su inscripción en la carrera de Medicina, después de averiguar telefónicamente que documentación debía presentar.

-¿Qué me pongo, mamá?.

La tarde anterior Sara había llevado a su hijo a comprarle ropa y, entre otras prendas, había elegido un short de jean y una camiseta de algodón sin mangas. Así vestido salió Claudito a la Universidad y en el camino fue cosechando miradas encendidas de varios madurones y hasta algunos requiebros obscenos.

Se inscribió sin inconvenientes en la carrera de medicina y al regresar encontró a su madre y a Roque besándose y tocándose apasionadamente en el living, ambos desnudos.

Pretendió fingir que los ignoraba e ir a su cuarto para devolver a su sitio el carnet de identidad y el certificado de la preparatoria, pero al pasar junto a la pareja su madre lo detuvo tomándolo de un brazo.

-¿Cómo te fue, hijo?

-Bien, mamá, ya estoy inscripto.

-¡Qué bien, Claudito! Me alegro. ¿Cuándo empiezan los cursos?

-Dentro de un mes.

-¿Vas a tener que repasar algunos textos?

-No, mamá, con lo que estuve estudiando en Buenos Aires creo que estaré preparado.

-Perfecto, sobrino, tendremos mucho tiempo para divertirnos entonces. –intervino el tío Roque.

-Qué bien, tío Roque…

-Oíme, Claudito…

-Sí, mamá…

-Estás precioso así vestido… Debés haber llamado la atención en la calle… -tanteó Sara.

-Sí, la verdad es que… me… me miraron muchos señores y algunos hasta me… me dijeron cosas… -contó el chico ruborizándose.

-¡Qué fantástico, hijo! Me encanta que llames tanto la atención porque estuve pensando en algo, ¿sabés? Se lo comenté a Roque y le encantó la idea.

-Sí. –intervino el tío. –Con tu mamá coincidimos en que no nos alcanza con Alcides y Héctor.

Claudito abrió grandes los ojos y estaba por balbucear una pregunta cuando su madre le explicó la idea.

-Saldremos de paseo, Claudito, iremos en busca de señores para sumarlos a los dos amigos de tío Roque…

-Queremos que tengas muuuuchas vergas, Claudito… -acotó Roque mientras envolvía en una mirada caliente a su sobrino.

-Pero, ¿cómo será eso, mamá?

-Muy fácil, hijo, ¿nos dijiste que te miraron muchos señores y que algunos hasta te dijeron cositas.

-Sí, mamá, pero…

-Bueno, no dejaremos pasar esas miradas ni esos requiebros. Cuando algún señor te mire o te diga algo, tu tío y yo lo encararemos para ofrecerle que venga a casa.

Al chico le encantó la idea y de inmediato su mente se pobló de fantasías. Señores y más señores tomándolo por el culo y la boca.

-Empezaremos mañana mismo, hijo, ahora andá a quitarte la ropa y si querés dormí una siesta, te queremos en buena forma para esta noche con los amigos del tío Roque.

-Sí, mamá, como digas… -murmuró Claudito y sintió claramente que obedecer a su madre lo excitaba tanto como la posibilidad de sumar caballeros para ofrecerles su cuerpo.

Cenaron temprano y a las diez de la noche recibieron los tres desnudos a Héctor y Alcides. Ambos venían con una idea, que se hizo más fuerte cuando vieron a Sara desnuda.

Roque advirtió esas miradas y dijo: -Está linda mi hermana, ¿cierto, amigos? Digna de que se le dé unos buenos vergazos…

-Ya lo creo que sí, Roque, y es lo que haremos… -coincidió Alcides mientras se desvestía imitado por Héctor. Le damos a ella y después al nene.

-Perfecto, che… y mientras ustedes se cogen a mi hermana yo me ocupo de mi sobrino, para que no se aburra.

Y de inmediato comenzó la orgía en el dormitorio de Roque, con Sara en cuatro patas en el piso clavada por la boca por Alcides y por el culo por Héctor, luego de que éste se hubo envaselinado la pija.

Roque, por su parte tenía a Claudito también en cuatro patas y arrodillado ante él le refregaba la verga por la cara, jugando a que el chico tenía que apresarla con la boca. Finalmente lo consiguió y estuvo mamando hasta que Roque decidió que se correría en el culo de su sobrino. Para eso se embadurnó la verga con vaselina y se desplazó hasta ubicarse tras la grupa del chico, que gemía de tan caliente. Roque, ya en posición, se excitaba más aun escuchando el concierto de gemidos, jadeos y hasta algún grito que ofrecían Sara, Héctor y Alcides. –Ahora, tío, ahora… ¡ahora!... –suplicaba Claudito, que se sobaba la verga con su mano derecha.

-Tenés hambre, ¿eh, nene puto? –lo humilló Roque mientras dirigía su ariete cárneo hacia el objetivo.

-¡Síiiiii, tío, síiiiiiiiiii!... –admitió Claudito que de inmediato preguntó: -Tío, ¿puedo pedirle algo?...

-¿Qué?...

-Que… que me deje sentarme sobre… sobre su verga… Me gustaría que me la meta así…

-Mmmmmmhhhhhhh, muy buena idea, sobrino… Me acuesto de espaldas y vos te sentás… ¡Muy buena idea!

Y así fue como cogieron. Claudito se ubicó con ambos pies a los costados de los muslos de Roque y se fue sentando de a poco, abrasado por la más intensa calentura mientras su tío sostenía su verga enhiesta a la espera de tan apetecible culito.

Muy cerca, a la derecha de la cama, Héctor y Alcides seguían su faena con Sara, que no dejaba de jadear, gemir y hasta gritar mientras tragaba ambas vergas por el culo, la vagina y la boca en una sucesión de penetraciones que concluyó cuando Héctor se corrió en su boca y Alcides en su culo. Quedó agotada en el piso, respirando por la boca y ambos cincuentones, que habían tomado viagra, al ver a Claudito sentado sobre Roque, jadeando con los ojos cerrados decidieron sumarse.

-Que nos chupe la pija. –propuso Alcides y Héctor aceptó, claro.

Treparon a la cama y se ubicaron a ambos lados del dúo.

-Mientras Roque te da por el culo hacenos una mamada, lindo… dijo Alcides.

-Sí, un ratito a él y un ratito a mí… Cuando te lo ordenemos cambiás de pija. –agregó Héctor.

-Sí… sí, señor Héctor… -aceptó el chico y abrió la boca para recibir la verga del cincuentón, que fue poniéndose dura poco a poco.

-Ahora a mí, nene…

-Sí, señor Alcides… murmuró Claudito luego de tragar saliva.

Así chupó alternativamente ambas pijas hasta que de las dos brotaron chorros de semen que tragó, para después sentir en su culo la corrida de su tío, que acabó entre bufidos y expresiones obscenas.

La orgía se prolongó durante varias horas, con Roque cogiéndose a su hermana y ésta dándole por el culo con sus dedos a Claudito mientras el chico chupaba las vergas de los tres hombres y tragaba el semen que le echaban en la boca.

Finalmente, Claudito, agotado y feliz, ebrio de semen y ya en su cuarto, pensó antes de entregarse al sueño en ese paseo que harían por la tarde con su madre y el tío Roque para tratar de sumar hombres. Esa noche soñó con vergas, con muchas vergas que lo cogían sin darle descanso. Él suplicaba por una pausa, pero no le hacían caso y seguía tragando leche por la boca y por el culo mientras su madre y el tío Roque reían gozosos.

 

Fin

(9,00)