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La señora Sandra

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Siempre me han gustado las mujeres maduras, y todo se debe a la señora Sandra mi primera madura

Esto ocurrió cuando yo tenía 18 años, estudiaba el tercer año de preparatoria y solo pensaba en coger, en ese tiempo aún era virgen y mi calentura me la quitaba a base de pajas fantaseando con maestras y compañeras de clases

La musa y reina de mis pajas era mi vecina la señora Sandra, si supieran cuantas pajas me hice en su honor, ella era una señora chaparra de un 1.60, tendría unos 45 años, era un poco gorda pero muy bien acomodado, se formaba una cinturita terminando en un culo respingón y sobre todo lo que más me llamaba la atención era sus enormes senos, en verdad que eran grandes

Siempre usaba unos leggings color negro y una blusa de tirantes de color rosa, que dejaba ver un tremendo escote, yo aprovechaba para estar cerca de ella mirándola, siguiéndola con la mirada, y fantaseando con verla desuda. Así que siempre terminaba jalándome la verga en su honor

Uno de esos días estando en casa, subí a la azotea a reparar el aire acondicionado, mi casa esta justa atrás de la casa de la señora Sandra, por lo que en la azotea puedo ver la remara de la señora Sandra, siempre esta con las cortinas cerradas y no se puede ver nada

Ese día en espacial estaba haciendo mucho calor, por lo que la señora Sandra tenia abiertas la ventana de su recamara, al principio no vi nada y seguí en mi trabajo de reparar el aire, justo al terminar, noto que la señora Sandra va entrando a su recamara solo con una toalla enredada en su cuerpo, al parecer se había terminado de bañar y se disponía a vestirse

Me quede sin aliento, no podría creer lo que estaba viendo, la señora Sandra se quitó su toalla quedando totalmente desnuda, era la primera vez que veía esas enormes tetas desnudas, tanto tiempo deseándolo y al fin ocurría, mi verga se puso tan dura que hasta dolía en mis pantalones 

Me quedé sin hacer ruido, disfrutando el espectáculo, cuando la señora Sandra voltea a verme, de inmediato baje de la azotea y me metí a mi casa, pensé que la señora Sandra le diría mi madre que me regañaría y tendría problemas. Me pase todo el resto de la tarde esperando que me regañaran, pero no ocurrió nada

Durante los siguientes días no volví a la azotea y evitaba a la señora Sandra, hasta que yendo a la tienda de la esquina me encuentro con ella.

—Hola Luis, ¿cómo estás?

Me quedé helado sin saber que decir, solo pude contestar:

—Bien señora Sandra, ¿y usted?

—Muy bien, también,

—Y dime ¿cómo va la escuela?

—Bien estamos en exámenes finales

Seguimos hablando hasta llegar a mi casa, donde se despidió de mí dándome un beso en la mejilla.

—Adiós Luis, y suerte en tus exámenes, no te distraigas sonriendo.  

No sé si fue mi imaginación, pero en esa sonrisa vi que su mirada era como una invitación. Así que esperé un rato que me pareció eterno y con nervios subí a la azotea. Y ya estaba ella ahí en su recamara con la ventaba abierta, desvistiéndose y dejándome ver el bamboleo de esas enormes tetas, yo estaba extasiado mirando, obvio decir que entre nervios y excitado tenía mi verga ya más dura que nada, veía moverse sus tetas, su enorme cola moviéndose, era un espectáculo para mi impresionantemente sexual. Miro hacia arriba y mirándome agito la mano saludándome

—¿Que hace ahí arriba?

—Nada señora Sandra, solo vine a reparar el aire acondicionado.

—¿Y ya lo reparaste? Y se río fuertemente.

Yo le dije:

—si ya lo he reparado, ya me voy.

Ella me contestó:

—Ándale mijo vaya a estudiar para sus exámenes.

Así que me retire de ahí, me fui a mi recamara y empecé a jalarme la verga como si no hubiera un mañana. Para mí eso que sucedía era realmente excitante, yo pensé que algo estaba pasando, pero ahora sé que solo era el comportamiento normal de una señora mayor con un joven mirón.

La señora Sandra era madre soltera, tenía 2 hijas, su marido las había abandonado hace mucho tiempo y nunca volvió. Dejar a semejante mujerona sola no tenía perdón. Tan buena que estaba la señora Sandra, su ex marido era todo un pendejo.

Así pasaron los días, la señora Sandra me daba ese espectáculo en la azotea casi a diario. Pero un día mi suerte cambio, camino a mi escuela me topo a la señora Sandra.

—Oiga mijo, ¿no se enoja si le pido un favor?

—Claro que no señora Sandra, dígame ¿en qué le puedo ayudar?

—Ya que usted, es muy bueno reparando aires. Le quiero pedir si puede reparar el mío.

—Claro señora Sandra con gusto yo se lo reparo, pero tendrá que ser después de clases.

—Está muy bien mijo, lo espero en mi casa después de clases.

En toda la mañana no me pude concentrar en clases, solo pensaba en que al fin tendría sexo con la señora Sandra, era tanta mi calentura que tuve que salir de clases a masturbarme en el baño para poder aguantar hasta la tarde. Al salir de clases salí corriendo a casa de la señora Sandra.

Llegue a casa de la señora Sandra toco la puerta.

—¿Quién es? Gritó la señora Sandra.

—Soy yo, Luis señora Sandra, vine a reparar su aire.

—Claro pasa, estoy en la cocina.

Pase a su casa, y de inmediato me puse a reparar su aire, en cuanto termine baje con la señora Sandra.

—Listo ya quedo bien, señora SandraNo encontraba a la señora Sandra, hasta que me respondió detrás de mí. 

—Muchas gracias mijo, y perdón que te moleste por esas cosas. Pero tú sabes, una está sola y no sabe de reparar cosas.

—No se preocupe señora Sandra, lo hago con gusto, Pero usted está sola porque quiere, usted está muy guapa.

Ella se ríe y se acerca a mí y empieza a besarme.

—Sabes mi niño, hace mucho tiempo que no hay un hombre en esta casa.

Nos empezamos a besar hasta que me toma de la mano llevándome a su recamara, me tira en su cama y me dice:

—Aquí estaremos más cómodos, espéreme un poquito voy a ponerme algo más cómodo.

No tardeo ni 5 minutos, cuando regreso con un precioso babydoll color rojo, que resaltaba sus enormes tetas, una rica tanguita del mismo color y unos tacones color negro, se veía divina.

—Te gusta mi amor?

—Si me encanta

—Qué bueno mi niño, porque me lo compre especialmente para ti.

Ella se sienta en la cama junto a mí, dándome otro beso y preguntando:

—Que es lo que más te gusta de mí?

—Sus enormes tetas —contesté nervioso.

Una sonrisa se dibujó en su rostro y lentamente se despojó de los tirantes de su babydoll, y ante mí, sus dos maravillosas tetas dejándomelas a mi entera disposición.

—¿Te gustan?—preguntó ella curiosa.

—Son enormes. —respondí admirado.

—Tócalos si quieres. —dijo dándome confianza.

Levante mis manos y los empecé a tocar, era la primera vez que tocaba unas tetas, estaba algo nervioso

—También me los puedes chupar?

Al escuchar eso, yo solo me deja llevar por mi deseo, poniendo mi boca en esos duros pezones color café.

—Jajaja tranquilo mi niño, sí que estas hambrientoDijo ella mientras acariciaba mi cabello.

Yo no podía detenerme, mi lengua estaba descontrolada, mamaba, chupa y estrujaba esas enormes tetas. Empiezo a sentir una mano en mi pierna para después pasar a mi entrepierna frotándola

—¡Mi niño que tienes aquí!

—Es mi verga señora SandraDije con voz nerviosa.

—Verga suena muy feo mi niño, mejor dígale su pitoDijo esto muestras se arrodillaba entre mis piernas.

Me desabrocha el botón de mi pantalón, baja mi cierre del pantalón y mi verga sale disparada justo en su cara.

—Tienes un pito muy lindo mi niñoDijo eso ministras me acariciaba mi verga.

—Eso cree?  —Dije con un tono tímido.

—Claro que si mi amor, y dime ¿cuánto te mide?

—Creo que 18 cm.Respondí muy nervioso.

—Mi niño está grande—Lo dijo con una sonrisa pícara en su rostro.

Poco a poco los movimientos de sus manos fueron aumentando, ella me miraba fijamente a los ojos mientras me masturbaba.

—Alguna vez has tenido sexo?Pregunto sin dejar de masturbarme.

—NuncaRespondí con mi voz entrecortada.

—Te gustaría que tu primera vez fuera conmigo mi niño?

—¡Claro que sí!Exclame con emoción y nervios.

Al escuchar mis palabras, ella sonrió, me dio un beso en mi punta e introdujo mi verga en su boca, sentí que estaba flotando, era la primera vez que me la chupaban, ella movía su cabeza de arriba abajo mientras yo le acariciaba su cabello, no pude aguantar más y termine explotando en su boca, la señora Sandra solo siguió chupando hasta que no quedo nada de semen.

—Que rica leche mi niño, hace mucho tiempo que no la probaba—Dijo esto mientras se relamía sus labios.

—Bueno mi niño, ya es hora de que usted estrene su pito en mi puchita.

La señora Sandra se acostó sobre la cama boca arriba, se quitó su tanga, colocándose con las piernas abiertas dejándome ver su vagina o puchita como la llama ella, totalmente rasurada sin ningún pelo

Me coloque en medio de sus piernas y ella tomo mi verga con su mano y la dirigió a su vagina justamente en su entrada.

—Empuja fuerte mi niño.

Yo solo obedecí y empuje con todas mis fuerzas.

—¡Aaaahhh! —Gimió ella mientras mi verga entraba en su vagina.

A cada centímetro que entraba producía en ella gemidos de gozo, mientras yo sentía la opresión que su vagina le daba a mi verga, era difícil de crear que esa vagina hubiera dado a luz a 2 hijas por la apretada que estaba.

—Te gusta cómo se siente mi puchita mi niño?Dijo la señora Sandra con un tono de lujuria.

—¡Se siente tan caliente y tan húmeda!Grite totalmente excitado.

Ella coló sus piernas en mi espalda atrapándome con ellas.

—No te muevas mi niño quiero sentirte, hace mucho que no tenía un pito dentro de mí Dijo esto muestras me besaba y cerraba sus ojos.

El instinto fue haciendo su parte y yo empecé a moverme lentamente, mientras ella soltaba una mezcla de gritos y gemidos, que, con el aumento de la velocidad, incrementaban en volumen.

—Lo estoy haciendo bien?Pregunté yo.

—No te preocupes por eso mi amor, lo estás haciendo muy bien Dijo ella mientras besaba mi rostro.

Los gritos de la señora Sandra eran tan fuertes que pensé que los vecinos nos podían oír.

—Señora los vecinos nos puede oír? Pregunte dudando.

—No me importan los vecinosDijo excitada— Tu solo sígueme cogiendo.

Hice lo que la señora me ordeno y no dije nada más, solo me dediqué a seguir embistiéndola duro, el ritmo de mis embestidas, eran profundas y recias.

—Así mi niño, cógeme duroDijo la señora susurrando a mi oído.

Escuchar esas palabras me calentó más, no paraba de bombear a la señora Sandra, la forma en que la cama se agitaba al ritmo de mis embestidas, parecía que la fuéramos a romper.

—Ay, que rico se siente, sigue mi niño, no te detengas. —susurró la señora con su voz de hembra en celo.

Al ritmo que llevaba, ya no aguantaba más, necesitaba eyacular, sentí una inmensa presión en mi verga que me hizo soltar una lluvia de leche que inundo por completo a la señora Sandra, mientras mis caderas disminuían su ritmo.

Caí sobre ella exhausto.

—Mi niño eso ha estado increíbleDijo Sandra con el aliento entrecortado.

—Gracias, señora SandraConteste muy fatigado.

—De nada mi niño, y acostúmbrate por que lo haremos seguidoDijo eso mientras se levantaba y se limpiaba su vagina.

—Podemos hacerlo ya otra vez?Pregunte ansioso por seguir cogiéndomela.

—En verdad que eres insaciable mi niño—Respondió ella con tono gracioso.

—Pero no podemos mi niño, mis hijas están por llegar y no quiero que encuentren a su mami llena de leche.

—Está bien, como usted diga señoraRespondí con un tono triste.

—No se me pongas triste mi niñodijo mientras me besaba Yo mañana aquí le espero para continuar.

Se separó de mí y levantando su tanga del suelo y me la dio.

—Tenga para que no se ponga triste aquí está mi tanga mi niño, llévesela como trofeo y como recuerdo de lo que hicimos.

Nos dimos un último beso y me fui a mi casa, llegue directo a mi recamara sin poder creer lo que me había pasado, me había cogido a la señora Sandra, en su casa y en su propia cama, esa noche no pude dormir pensando en todas las cosas que le haría mañana.

Y así, siguieron muchos encuentros más, que ya contaré en próximas historias.

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