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Josy Prostituta. El primo enseña, trío y lesby. Parte 4

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Para entender y comprender mejor la historia de Josy, deberían ira Josy prostituta parte 1 y parte 2 para conocer la génesis de las motivaciones de la protagonista, somos amigos y puedo dar fe de todo lo que cuenta por haber tenido entre mis manos a esa mujer tan exuberante en cuerpo como excelente en sus habilidades en el sexo.

La parte 1 publicada el 10-6 en categoría intercambios, la 2 y 3 en categoría amor filial.

 

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Relatar la historia de Josy es poner en secuencia la auténtica realidad, sin concesiones y sin culpas, enfrentó la realidad con su cuerpo, exuberante y voluptuoso, placer a cambio de dinero, pero al entregarse había descubierto el disfrute del sexo como nunca, variedad y cantidad conseguían llevarla a niveles de placer inéditos.  En este capítulo cuenta algunas experiencias del trabajo de prostituta.

Pasaron un par de días desde que Memo le enseña de qué modo hacerse prostituta, él hace las veces de su cliente, el primero, enseña a mamar, le hace sexo vaginal y le estrena el culo, dejándoselo bien agrandado.

Había transcurrido una semana, desde esa primera clase, cuando Memo, el primo de su maridito le pidió que la entrenara para ejercer de prosti, él mismo adoptó el rol de cliente, un cliente bien exigente que demando de Josy poner toda su voluntad y aguantarse todo el contenido de la materia garche.   

Para la segunda clase, llamó a Josy para darle las instrucciones…

Las instrucciones fueron por teléfono con precisión y bien detallada a saber:  - Te quiero vestida, con ese vestido tan ajustado que tenías el primer día, ese súper escotado y con la falda bien corta, te pondrás los zapatos rojos, sí esos de tacón aguja, sin ropa interior y estarás parada en el lugar prefijado. Cuando llegue te haré señas con las luces del auto y comenzarás a caminar bastante retirada de la pared, más cercana al pavimento, que los automovilistas puedan verte caminar.  Debes andar moviendo tus caderas sin excesos, pero con sensualidad, haciendo lucir esas caderas tan llamativas, por nada del mundo dejarás de sonreírles al que te diga algo, solo muéstrate complacida, pero sigue caminando, yo voy a unos metros de ti, necesito ver de qué modo te conduces en la calle.

Sentía una mezcla de pudor y miedo, pero sabía que Memo venía tras de mí, para que tomara conciencia de cuál sería mi lugar de trabajo, y lo primero es salir al escenario y que pierda el miedo escénico, que aprenda a caminar la calle. Todo eso se reduce a mentalizarse y metabolizar las sensaciones, ofrecerse, pero sin exageraciones, evaluar al cliente y ponerse a tono con sus condiciones, si es de medio pelo o de alta gama.

Puedo decir que tomaba nota de todas y cada uno de sus consejos, me sentía cómoda y cuidada, segura y contenida, el resto solo dependía de mi habilidad y maestría.  Aprendía bien y rápido, sobre todo la máxima que Memo repetía a cada instante: “Comercias con tu sexo, entonces el cliente siempre tiene razón, para eso paga”

Comencé a “caminar la calle” con las indicaciones de mi profe de puterío, los primeros pasos dados en la forma indicada fueron los más difíciles, podía sentir que todos los tipos me miraban, me sentía acosada por todas las miradas masculina, pero al girar no había nadie que hubiera notado mi presencia, solo podía ver a Memo sentado en su auto con dos personas acompañándolo.  Me sentía cuidada, los pasos siguientes fueron según lo indicado.

Aún recuerdo los primeros ojos que me recorren son dos tipos saliendo de un comercio, los veo sin mirarlos, de soslayo, me parece sentir el calor de sus miradas regodeándose con mis posaderas, ese detalle me excitó, comencé a caminar con más cadencia, me sentía segura exhibiéndome para un par de clientes en una pasarela de burdel.  Pasé delante, silenciosos solo murmuran algo que no alcancé a escuchar, eso me dio bríos para seguir, levanté el busto, y puse firmeza en mis movimientos.

Llegando a la esquina me detuve, como esperando… un automóvil muy moderno, aminora la velocidad, detiene su marcha para decirme algo que no entendí, pero los gestos harto elocuentes era que me estaba ofreciendo dinero por mi cuerpo.  Otro halago a mi ego, entonada y decidida crucé la calle y nuevamente de otros dos vehículos escucho la oferta por mis servicios, solo los miro, el segundo de ellos, más audaz, baja del auto y me encara.  Esta bueno el tipo, bien trajeado, tiene estilo y recuerdo sus ojos encendidos, comiéndome a dentelladas de lujuria, ahora era el momento de actuar, el profesor controlando todo, debo salir a escena.

Afronto la situación como me salió en ese momento…

—Mira…, estoy comenzando en esto, pero aún no estoy del todo preparada para aceptar tu oferta, soy novata, si me esperas estoy segura que me gustaría… servirte.

Fue algo impensado, como hablando con un amigo de toda la vida.  El hombre me sonrió y estoy segura que entendió mi sinceridad, me extendió una tarjeta y anoto el número privado del móvil para que lo llame.

—Te llamaré, queda tranquilo, serás el primero, estas carnitas (me toco las caderas) serán tuyas…

No cabía ninguna duda que ese hombre había adivinado todo, lo despedí con un beso y cuando salí para hacer la calle lo llamé para cumplir la promesa de entregarme a él. Fue un buen comienzo.

Memo observó la escena, se arrimó y me subí al auto, me presentó a sus amigos, eran una pareja de hermanos, ella como de ventipocos años, el muchacho era muy bonito, con tendencia gay.  Memo condujo hasta un hotel, dos habitaciones una por pareja, luego todos en la misma.

En el trayecto sigue aleccionando, que se debe observar bien al posible cliente, es una relación de oferta y demanda, si hay para elegir, busca al que te parezca que tiene más dinero, tú estás vendiendo tus servicios y ellos pagan por él.   Debes tener bien presente que los “señores” son fuertes y te buscan para hacer todo aquello que no pueden hacer con sus esposas, buscan ejercer el dominio del macho sobre la hembra, imponerse a fuerza, hacerse sentir el machote que tal vez no sean, pero la paga lo pone como dominador.

La prostituta está para satisfacer y complacer, tener presente que el cliente siempre tiene la fuerza del deseo y te paga por ello.

Te voy a llevar con una amiga que maneja chicas de la calle, ella sabe dónde se paran las mujeres para “el levante” te pondrá un “padrote” que cobra una parte de tu trabajo por cuidarte, la calle no es cosa fácil, y con él estarás cuidada y lejos de los controles de la policía municipal.  Tus formas exuberantes pronto llamarán la atención y comenzarán las disputas por eso se hace necesario la presencia del “padrote” que seguramente también querrá probar tus carnitas… y gratis.

Ahora es tiempo de juegos, los varones buscan las habitaciones y las mujeres seguimos uno con cada una, subimos en el ascensor hasta el segundo piso, previo a salir del coche del ascensor, Memo me saca el vestido y me hace andar desnuda hasta la puerta de la habitación, entendí que era como para someterme y que aprenda in situ.

Ni orden hizo falta nos fuimos desnudando, los dos hombres sentados, aguardan a las hembras, que como perritas van hacia ellos, gateando hasta la entre pierna, me indico que, con el muchacho primero, y la chica con él. Luego ambas con Memo, el objetivo era hacerme compartir su verga con ella, y que nuestras bocas se juntaran en un beso.  Vero, tomó la iniciativa de comerme la boca, era la primera mujer que sentía en mis labios, sabían bien sus besos, eran tiernos, suaves, muy cálidos.

—¡Quiero besos! – fue la orden.

Comienza ella, luego mi turno y al cuarto beso ya todo era un abrazo de compañeras de cama de toda la vida, en verdad ella siendo algunos años más joven, tenía una experiencia súper en esto del amor entre chavas, seguro que por ser mujer conoce dónde nos gusta sentir placer.  Se colocó entre mis piernas y me hizo volar, le abría toda, sus dedos exploran mis agujeros y su boca chupa y lame todos mis puntos sensiblemente erógenos, me sube a la cima del monte de los placeres.

Los hombres también muestran lo suyo, el pendejo, hermano de Vero, está mamando a Memo, que se habían colocad bien pegados a las dos hembras que ahora estamos en un delirante 69 hasta que la boca de Vero me hace delirar con la habilidad de su lengua.

Me cambia de 69 a una tijera, donde nuestros cuerpos se entrelazan, se frotan los sexos, puedo sentir el delicioso roce de sus vellos en mis labios.   Me está dando una lección del amor de dos hembras, que lo hacen para sentirse, pero más para ofrecerse en espectáculo tan lujurioso que los hombres gustan ver, que los excita y hace volar, que los incita para agregarse al dúo tijeretas.

Cada cambio, cada movimiento es para generar una nueva experiencia, el trencito sería el próximo.  Me ponen como máquina el hermanito se apodera de mi trasero, elige mi ano para “conectarse” sin problemas la tiene larga pero delgada, mucho comparada con la de Memo, que se coloca conectándose en el culito del muchacho. 

Vero se coloca sobre el piso mamando mi chepa mientras el “trencito” comienza su movimiento. El traqueteo de los vagones se hace sentir, los golpes de verga de Memo se transmiten al muchacho y este se entierra en mi culito.

Memo disfruta con hacerse al muchacho, se notable como le entró de fácil en el no del hermano, seguro se lo tiene bien agrandado ya, el masaje de la porongota dentro del culo produce un intenso masaje prostático, que se transforma en una pronta descarga seminal dentro de mi culito. Pude sentir y entender el goce del muchacho, más que por la descarga en mí, disfruta las cogida que está recibiendo.

Se me arrima Vero para recoger la descarga del hermanito, tomar ese poco semen que emerge de mi ano y se lo unta sobre sus tetas, no son grandes pero levantadas y con pezones gordotes.

El muchacho prepara a Memo yo debo hacerlo con Vero.   El primo me hace colocar para un nuevo 69 con Vero, Memo instalado tras de ella me hace soltarle la chepa para lamer su verga, unos lametazos de apuro y que se la coloque en la puerta de la cueva de la hembra. 

Comienza a bombearla por la concha, bien adentro y sacarla casi toda.  Mi trabajo es poner mis labios y lengua para lamer y sentir los testículos y la pija en el vaivén de la cogida.  – ¡Ya, ya, ya!  Pinche cabrona, apriétame la pija, más, más, que te doy los mecos.

Fue una acabada abundante, apenas movido, la mantuvo bien enterrada en la muchacha durante toda la descarga seminal.  Comienza a moverse en el retroceso, es mi turno para recibir el remanente que larga, pajeando sobre mi boca el resto de la venida láctea.  Me la pone en la boca para que me haga cargo de la limpieza de su “herramienta” carnal.

—Bien hecho, Josy, ahora con ella…

Comprendo fácil, aprendo rápido, para cuando Vero se voltea y abre sus piernas ya tengo bien claro que me corresponden recibir la energía del hombre descargada dentro de la mujer, abre sus labios, mete un dedo para apurar la salida de los mecos que debo recibir en mi boca, lamiendo y no tragarlos, según la orden precisa del maestro ceremonial.

Vero conoce que ahora debe buscar ese semen en mi boca, nos compartimos la esencia del hombre que nos hizo el favor, que así debe ser la interpretación, de regar el recinto femenino con la savia vital.  Es un precioso elíxir que por nada debe desperdiciarse, nunca debe perderse, debemos apreciarlo y honrarlo gustando de tragarnos su mejor producción. Los besos subsiguientes fueron para mostrarnos jugando con el semen de nuestro macho dominador.

Luego fueron distintas variedades de poses, alternando el juego bisexual en todos contra todos. Como cierre del espectáculo era mi ano el elegido para la demostración final.   Primero fue el hermano que me hizo colocar de perrita, es evidente que le gusta más recibir que dar, pero la orden de su amo no se discute.   Me la manda dentro de un envión, le ordena que me nalguee, que me sacuda su delgado miembro hasta venirse dentro de mi culo. Mientras se suceden esta acción Vero lame mi vagina un buen rato, luego se ocupa de pajear al Memo, ponerlo a punto con su boca y manos.

La descarga del muchacho dentro de mi culo se siente rico, ahora puedo sentir toda la excitación del hombre y hasta los latidos de la pija abriéndose para dejar fluir el semen. Desmontó a su cabalgadura, Vero guía la vergota de Memo para ocupar el sitio libre, con poca delicadeza se manda dentro de mi ano.

Nada es lo mismo, la delgada pija del joven se hacía lugar fácil, esta robusta poronga me dilata nuevamente el culo a pura fuerza y calentura, él disfruta la estrechez yo sufro el vigor de la maciza carne tan dura como piedra. La entrada previa y algo de lubricación con el semen tan solo hacen algo menos lacerante que cuando me desvirgó.  Pero sé que todo esto es por mi bien, que debo aprender que muchos de los hombres actúan de este modo, con la bravura que les despertará ser tan estrecha y cuando descubran que ha tenido poco uso, los pondrá mucho más bravíos.

Me coge sin piedad solo me recuerda en cada entrada de relajarme, que debo apretarlo en la entrada y aflojarme en el retroceso.   – Toma pinche cabrona, mueve el culo, agítalo.  Atiende y responde a mis órdenes, con eso harás que el hombre se venga más rápido debes vencerlo, hacer que acabe lo más pronto posible. Él quiere demorarse para disfrutar de romperte el orto, solo vienen a dominarte, a someterte, tú debes ser hábil, hacerle corto el metisaca, sacarle los mecos cuanto antes.  Si le sacas dos o tres polvos rapidito, haces lugar para atender a más clientes, tan pronto se termine su cuota de leche, se marchan.  Nosotros solo venimos para buscar coger y hacer todo aquello que no nos dejan en casa, realizar todas esas fantasías que vemos en las porno y tu debes acortar ese tiempo, te reduce el cansancio y el desgaste físico será menor.

—Ahora prepárate a sentir como te largo mis mecos. Mueve, que tu culo ordeñe mi pija que le saque todas las ganas de coger, que me dejes vacío, sin una gota de semen.  Cuando desmonte de ti, debes venir y limpiarme esta poronga que te abre toda.

Todos se hizo tal como ordenó.  Se la limpié y compartí en un beso con Vero el no tan grato sabor del semen.

Sin que me lo pidiera me tendí de espaldas en el lecho, levante y abrí mis piernas, sostenida de los muslos con mis manos, para que pudiera ver que me fuerzo por hace brotar del otro el semen que acaba de regalarme.

Nos duchamos, y hasta hicimos un trencito, encastrados los cuatro, unos en los otros. Dejamos el hotel.

Hasta aquí llegamos con esta entrega, preferimos contar la historia de Josy en detalle, porque son los detalles los que enriquecen a la historia, la ponen en contexto, reflejar las sensaciones y emociones sin abrumar es la intención, poder lograrlo ese es otro tema.

En todas las entregas buscamos enriquecernos con otras experiencias, sobre todo de alguna lectora que se haya sentido tocada en su vocación como al Josy del relato o bien conoce a esa mujer que lee a escondidas  para poder dejar volar su fantasía, porque casi toda mujer tiene muy dentro suyo una Josy como una fantasía irrealizable pero que le sirve para jugar y evadirse, tal vez, de la monotonía del débito conyugal, porque casi todos los maridos somos aburridos, también yo lo era cuando estaba dentro de los limites familiares, para fantasear sin límites, soy hay que permitirme llevarte a volar, si te tomas de mi mano puedo enseñarte…

En él mientras lo piensas escríbeme y cuéntame qué has encontrado en esta historia, estaré aguardando con ansiedad en:

[email protected] asómate a esta ventana virtual y…

 

Lobo Feroz

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