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Aventuras de hotel

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Yo soy de las personas que le encantan que miren a su novia, es de lo que más me pone, darme cuenta que le miran el culo, que se lo tocan o rozan aparentemente de casualidad, eso me pone a mil y Tania lo sabe por eso cuando nos vamos a un hotel siempre trato que sea una zona donde haya mucha gente que la pueda ver, zonas donde la gente es más de pueblo, más mañosos y morbosos y por supuesto que a Tania la visto con unos vestiditos de putita para atraer todas las miradas posibles. 

Un día sucedió esto ya que íbamos a salir a un hotel y mi misión era encontrar uno nuevo, Tania debía encargarse de vestirse como una verdadera zorra y como siempre, logró su encargo. 

Encontré un hotel en una zona donde no habíamos ido antes, un poco más lejos de donde siempre íbamos y a decir verdad no era una zona tan buena, era un barrio un tanto peligroso y no muy bonito, pero era una experiencia nueva y ya sentía esa mezcla de miedo, adrenalina y excitación por nuestro nuevo destino. 

Le dije a Tania que ya había encontrado este lugar, pero por supuesto no le dije donde era, sería sorpresa. 

Cuando llegó el día fui a recogerla a su casa y salió con un vestido rojo que hizo que la sangre se bombeara con más fuerza en todo mi cuerpo. ¡Dios mío! Era un vestido nuevo, súper pequeño y con un elástico al final que hacía que se le notase aún más el hermoso culo que tiene. Tenía un escote en la espalda que llegaba justo hasta donde empezaba a quebrarse la cintura, se había laceado el cabello y tenía los labios pintados de rojo, estaba muy bien maquillada con el rímel y la base en sus mejillas y llevaba unos tacos altos y transparentes que solo llevaría una verdadera puta. 

Cuando salió de su casa, como si hubiera estado ensayado, el taxista y yo nos quedamos idiotizados y con la boca abierta viéndola, ella solo se quedó en la puerta mirándonos y se reía. El vigilante de su condominio le estaba tomando fotos desde dentro de su caseta de vigilancia y ella no se movía, como si supiera que eso estaba pasando. Hasta se ponía de costado como posando para la cámara. 

El taxista me miró y me pregunto si estaba seguro que la llevaría así a ese lugar. Le dije que sí que no se preocupara. 

Tania se despidió del vigilante con un beso volado (¡lo que me pudo a mil!) y subió al taxi el cual nos llevó a nuestro destino. 

A mí siempre me gusta bajarme un par de cuadras antes del destino, para poder exhibir como trofeo a mi novia, y así lo hicimos. 

Nos bajamos en una esquina que al parecer era un paradero de buses, había una cantidad exagerada de gente y adivinen quien llamó la atención. 

Eran aproximadamente las 6 de la tarde y el sol estaba casi oculto, las luces de los faros ya se habían encendido y el desorden de la gente era inevitable, todos corrían y caminaban de un lado a otro en diferentes direcciones así que solo tome la mano de Tania y empezamos a caminar rumbo a nuestro destino, todos estábamos muy apretados y era inevitable que rocen a Tania, sentía cuerpos y manos que pasaban por su trasero, por su espalda y yo la veía, veía sus ojos y la veía excitada, estoy seguro que estaba mojada hasta que salimos de esa convulsionada esquina y empezamos a caminar por una avenida un poco más tranquila, pasó lo que me encanta, le gritaban de todo, le silbaban, le mandaban besos. Un grupo de hombres paso muy cerca a ella y le decía de todo al oíd, yo estaba excitado hasta de más. 

Fueron dos cuadras donde no dejaron de mirarla y de decirle de todo, hasta que llegamos a la puerta del hotel, llegamos caminando tranquilos, despacio. Y en la puerta estaba el vigilante conversando con el cocinero y los dos se quedaron boquiabiertos cuando vieron a Tania, se les caía la baba, subimos las escaleras de la entrada y el vigilante saludo. 

-Buenas tardes... 

Y el cocinero susurró 

-Mamacita

Tania los moro y sonrió. 

Entramos en la recepción y el cuartelero se quedó impactado, parece que nunca había visto a una mujer así. 

Inmediatamente detrás de nosotros entro el cocinero y fue a la recepción, justo cuando nos disponían a atender, el cocinero jaló al cuartelero a un costado y le susurró algunas cosas al oído mientras nos miraba, luego se retiró a la cocina. 

Para que tengan una idea, cuando entras al hotel tienes la recepción a la izquierda y un pequeño lobby a la derecha justo al costado de las escaleras, más adelante un pequeño patio con un par de mesas (donde había una pareja tomando una cerveza) y al fondo la cocina, junto a la cocina estaba el ascensor. El hotel tenía cinco pisos. 

Cuando el cuartelero nos atendió nos preguntó si íbamos por horas o si nos quedaríamos a pasar la noche, el cocinero estaba atento en la puerta de la cocina. Yo le dije que nos quedaríamos a pasar la noche y el cocinero se volvió a meter. 

El cuartelero nos dio la habitación 504 y nos acompañó, nos pidió qué subiéramos por las escaleras porque el ascensor estaba en mantenimiento, por supuesto el caballero fue detrás de mí novia. 

Subimos los cinco pisos, yo me puse adelante, Tania subía atrás y el cuartelero iba muy pegado a ella siguiéndola por atrás. Hasta que llegamos a la habitación. Tenía una ventana, pero no había nada que ver más que una pared de ladrillos, la cama era grande y también el televisor, tenía una pequeña mesa con un par de sillas y un sillón. El baño solo tenía lo básico y una pequeña ducha. 

El cuartelero solo se retiró y con Tania nos pusimos a conversar acerca de todo lo que habíamos pasado, desde el vigilante de su casa hasta como la miraba el cocinero y nos pusimos muy calientes, empezamos a besarnos y tocarnos, le subí un poco el vestido y estaba muy mojada, le metí la mano a culo, y justo en ese momento suena la puerta, Tania puso cara de fastidio y se puso boca abajo a jugar con su celular. Yo me pare a abrir la puerta. 

Ahí estaba el cocinero, él me miró y dio una mirada adentro, su vista se quedó clavada en el culo de Tania, yo me moví ligeramente para que pudiera verla bien y mientras la miraba me dijo:

-Les traje un par de toallas y papel higiénico. 

Tania solo giro la cabeza y levantando la colita y sonriéndole le dijo:

-También me puedes traer jabón?

El cocinero no dijo nada, se quedó mirándola unos segundos y solo se fue a traer jabón.

Cerré la puerta riendo y Tania me dijo:

-Tenías razón, me mira con mucha hambre, la próxima le abro yo, solo por molestar. 

Y después de unos minutos la puerta volvió a sonar y yo me senté en la cama, haciéndome el loco con mi celular, como si no prestará atención. Tania fue a abrir la puerta y efectivamente era el cocinero, pero esta vez acompañado del cuartelero, Tania los atendió. 

-Hola - dijo Tania coqueta 

-Hola - dijo nervioso el cocinero. 

-Disculpe señorita, se nos olvidó subirle el jabón, si necesita algo más nos llama. - Dijo él cuartelero. 

Tania sonrió aún coqueta. 

-Los llamo a los dos? - dijo Tania

El cocinero se puso nervioso y miró al cuartelero. Este lo miró y dijo. 

-Bueno a cualquiera, estamos para servirle en lo que necesite. 

-Gracias chicos. - dijo Tania. 

Y justo en ese momento el jabón se le cae al suelo y Tania los miro para que lo recogieran. 

Ellos se miraron y reaccionaron luego de unos segundos, el cocinero se agachó y lo recogió. Ella lo tomó de su mano y se acercó a su oído a decirle algo, sonrió y cerró la puerta, afuera se escuchaban risas. 

-Que le dijiste al final? - Le pregunte. 

-jajaja, le dije que la próxima que se me cayera el jabón también los iba a llamar, pero que yo lo iba a recoger.  Tania sonrió ruborizada. 

Yo solo sonreí excitado y tuvimos un sexo increíble. 

A eso de las nueve de la noche Tania me dijo que tenía hambre así que llamé a la recepción para ver qué tenían de comer, elegí unos piqueos y me dijeron que en un rato los subirían.

-Seguro los sube tu amigo el cocinero. - le dije a Tania fastidiándola 

-Y si lo seguimos molestando? preguntó Tania. 

-Ya pero que no se te caiga el jabón eh!

Ambos reímos. 

-Para que se sienta en confianza mejor entra al baño a ver qué dice esta vez. -dijo Tania. 

Y así lo hicimos, luego de un rato sonó la puerta y yo me metí al baño. 

Tania ya con el vestido, abrió la puerta y dijo:

-Hola chicos, ¿siempre vienen juntos?

-Señorita venimos a dejarle su pedido, ¿podemos pasar para dejarlo en la mesa?

-Sí claro. -dijo Tania  

Escuche los pasos de los dos hombres entrando en la habitación y luego escuche que movían la silla  

-Que hacen? -dijo Tania

Luego escuche que ponían la silla contra la puerta del baño  

-Callate perra. -dijo uno de ellos

Luego escuche un forcejeo y a Tania que intentaba gritar, pero al parecer le habían tapado la boca. Yo traté de abrir la puerta, pero estaba bloqueada y no había forma de abrirla, luego escuché que la puerta del cuarto se cerraba y no escuché nada más. 

Lo que voy a contar de ahora en adelante es según como Tania me lo contó a mí. 

Cuando entraron al cuarto el cuartelero fue quien entró primero, vio que yo no estaba e inmediatamente puso la silla en la puerta. Entonces el cocinero dejó la bandeja sobre la mesa y cogió por atrás a Tania tapándole la boca con la mano y ahorcándola con el otro brazo.

La sacaron a rastras del cuarto y la llevaron al ascensor, el cual en verdad no estaba malogrado y la bajaron por ahí, entraron a la cocina y aún con las luces apagadas entraron al almacén que tenían detrás, cerraron la puerta y prendieron la luz.

-Ahora sí te vas a divertir perrita. -dijo el cuartelero mientras sacaba día pepinos gigantes.

Uno de los pepinos se lo puso en la boca por lo que Tania apenas podía respirar, entonces y siempre cogiéndola por el pelo como una perra la volteo y la puso contra la pared, le amarró las manos a la espalda y la observó un rato.

Tania volteaba asustada, gemía como pidiendo que la liberen, lagrimeaba y tenía todo el rímel corrido, estaba haciendo bulla.

-Ya se lo que necesitas. -dijo él cuartelero riendo 

Cogió un balde y lo lleno con agua e inmediatamente se lo arrojo, esto lo repitió unas tres veces hasta que Tania estuvo completamente empapada aún con el vestido puesto.

El cuartelero se acercó con el otro pepino en la mano, le levantó el vestido a Tania, le besó el culo y le pasó suavemente el pepino por la vagina, como masturbándola y después de unos segundos y de pronto, se lo metió al culo. Tania quiso gritar, pero no pudo, solo gimió y se retorcía de dolor, el cuartelero lo estaba disfrutando y fue entonces cuando se sacó la verga y cogiéndole las manos que tenía atadas la empezó a clavar muy fuerte y muy rápido, Tania seguía gimiendo y parece que el cuartelero lo disfrutaba más aún. Cada vez que el pene del cuartelero entraba también empujaba más el pepino que ya casi estaba todo adentro, hasta que el cuartelero la llenó de semen, llegó por fin y el sufrimiento de Tania llegaba a su fin, aparentemente. 

El cuartelero se vistió y salió de la cocina para vigilar. Tania estaba aún con ambos pepinos dentro de su cuerpo, maniatada, mojada y embarrada de semen estaba tirada en el piso en un charco de agua, barro y semen. Y escucho una risa, era el cocinero, era su turno. 

El cocinero se acercó y se agachó hacia Tania, sonreía mientras Tania temblaba de frío y miedo, la acaricio y empezó a sacarle lentamente el pepino del culo, Tania sintió alivio.

El cocinero cogió el mismo pepino y muy lentamente se lo fue metiendo por la vagina, hasta el fondo, Tania gemía, estaba excitada.

Entonces el cocinero la puso boca arriba, le levantó las piernas y se las puso en el hombro y lentamente se le metió por el culo, Tania lo estaba disfrutando, a pesar de la situación lo gozaba, le gustaba que la traten así, el cocinero lo noto y empezó a ir más fuerte y más rápido, le puso una mano en el cuello y empezó a ahorcarla, Tania no podía respirar, el cocinero estaba llegando pero Tania se estaba asfixiando, el cocinero puso las dos manos en su cuello y empezó a llegar, sentía la leche caliente dentro del culo que iba saliendo poco a poco y no pudo más, se había desmayado.

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Yo seguía encerrado en el baño, estaba preocupado, debo admitir que estaba muy excitado, pero estaba preocupado, golpeaba la puerta tratando de zafar la silla que habían puesto de traba y no podía hasta que sentí la puerta del cuarto, una persona que entraba a dejar algo y luego la puerta se volvió a cerrar.

-Tania? -Grite 

Solo había silencio, no recuerdo por cuánto tiempo estuve así, hasta que sentí bulla dentro del cuarto, seguí gritando y me abrieron la puerta, ahí estaba Tania, golpeada, violada, mojada, con el vestido roto y me contó todo lo que había pasado, me excité mucho más aún y ella también lo estaba, lo hicimos y nos quedamos dormidos.

Por la mañana cuando teníamos que salir Tania bajo con el vestido aún mojado y roto por la parte del culo y se le veía toda la nalga derecha y parte de la conchita, ya que había ido sin calzón. Mire en la recepción y ya no estaba el cuartelero, había una chica, parece que habían cambiado de turno así que salimos rápidamente del hotel, en la calle nos pasó de todo; el vigilante del hotel que nos había saludado amablemente ahora le mando un beso volado a mi novia, caminamos hasta la esquina para parar un taxi y mientras esperábamos un grupo de tipos se acercó para decirle una serie de cosas a mi novia, uno de ellos le metió la mano, según mi novia también el dedo y cuando por fin pudimos coger el taxi noté que el taxista no paraba de mirar a mi novia por el espejo, tenía una erección enorme, mi novia me miró y me sonrió así que le dije al taxista:

-Amigo, que te parece que no nos cobres el servicio? 

El taxista me miro por el retrovisor con cara de intriga.

-Pero a cambio de otro servicio. -le dije sonriendo y mirando a Tania

El taxista sonrió y paró, Tania se bajó y subió al frente y le chupo la verga todo el camino, ya unas cuadras antes de llegar advertí que ya faltaba poco así que el taxista dejo salir todo y Tania se quedó ahí tomándose hasta la última gota. El taxi se detuvo en la puerta del condominio y el vigilante estaba en la puerta, debieron ver su cara de sorpresa al ver levantarse a Tania en el asiento delantero con el vestido mojado y roto, y limpiándose sutilmente la boca, al bajar el taxista le dio una palmadita en el culo y se fue. 

El vigilante estaba estupefacto... pero esa es otra historia.

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