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Nora 42 de Badoo

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Nora | 42 años | Empleada | Estatura:1.52 m | Peso:56 kg

APP utilizada para este ligue: BADOO

Yo tengo 25 años | Empleado | Estatura:1.87 m |

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En su perfil de Badoo Nora aseguraba no querer nada sexual. «Nunca digas nunca» Pero me atreví a hablarle. Es una mujer madura, de complexión robusta, mas no gorda y un rostro no muy agraciado, Pero entonces ¿Por qué hacer el intento?, porque contaba con algo que me gustó, unos senos no grandes, pero sí de buen tamaño, con esa caída natural que dejan los años después de haber tenido 2 hijas. En resumen: un cuerpo maduro, una nueva experiencia.

Platicando con ella descubrí a una madre soltera, con más de 10 años sin pareja, con intenciones de formalizar una relación y tener un compañero de vida. Fui sincero con ella, y le dije que yo buscaba solo amigas para divertirme y pasarla bien.

«Jamás engaño en las redes o busco jugar con los sentimientos de alguien» Así que acordamos solo chatear y ser amigos.

Chateamos aproximadamente un mes, nada del otro mundo, pero entre conversaciones le hacía notar mi interés por tener un encuentro con ella, ella insistía en su búsqueda por algo serio y se escudaba tras su edad, pero lanzaba algún comentario interesante.

- Podrías ser mi hijo, pero si tuviera 10 años menos te haría mi novio.

CITA

Un día por la mañana, en nuestra típica conversación le mencioné que yo sabía hacer masajes y era muy bueno haciéndolo, y le ofrecí un masaje el día que lo deseara, pero ella no quería venir a mi casa sin conocerme. Propuso vernos en el cine y ver una película «aamm... ¡no! Solo le di largas y cambié de tema» Días después le ofrecí de nuevo el masaje, le expliqué como se lo haría: con aceite aromático, le expliqué el recorrido por su cuerpo, le dije que pondría música… y que sería un simple masaje (le aclaré que entendía su posición y que no haríamos nada más allá de lo que ella me había dicho muchas veces). Logré que se le antojara, me preguntó cuánto le cobraría, y solo por dar una respuesta le respondí 50 pesos. ¡Aceptó!

Fue un lunes, era su día de descanso del trabajo y yo sin empleo aún tenía mucho tiempo libre. Ella llegaría a la parada de camiones más cercana a mi casa y yo iría por ella. Así fue, llegó a las 3:25pm.

A veces las fotos muestran cosas diferentes a la realidad, pero esta vez coincidió todo lo que había visto en Badoo, una mujer robusta y muy bajita, pero lo que me sorprendió era lo delicada y joven que se escuchaba su voz. «Eso fue extraño pero agradable»

Mientras caminábamos hacia mi hogar platicábamos sobre cosas sin importancia, en algún momento le pregunte:

- ¿Por qué aceptaste el masaje? al principio no querías.

- No lo sé- Respondió mientras reía, un poco nerviosa.

Al llegar a la casa abrí la puerta, le ofrecí agua y mientras bebía le indique la habitación donde le daría su masaje.

Las sábanas estaban recién lavadas y el cuarto lo acababa de limpiar, estaba todo fresco y con aroma a limpio.

-Es esta la habitación, pasa. Puedes dejar tus cosas y tu ropa en esa mesita.

Podrías quedarte en ropa interior y cubrirás tu cuerpo con esta toalla.

-Ok, gracias

-Cuando estés lista avísame, estaré aquí afuera.

Y cerré la puerta.

Unos instantes después escuché que me llamaba por mi nombre

-¡Estoy lista!

-Ok, voy a pasar.

Ya estaba acostada boca arriba en mi cama. Ese día dejé solo las sábanas, y ella estaba sobre ellas cubriéndose con la toalla que le había dado. Puse música relajante que encontré en YouTube y comencé a frotar mis manos con un aceite que tengo entre mis pertenencias.

Me coloqué por detrás de su cabeza y comencé con su rostro, recorriendo sus mejillas hasta su mentón, masajeé sus sienes, luego sus hombros, sus brazos y llegué a su pecho masajeando solamente la parte alta de este, a la altura del corazón.

-¿Quiéres que te haga el masaje sobre los tirantes del bra o prefieres quitártelos?

Nora lo pensó unos 4 segundos y se senté para quitarse el brassiere. Mientras lo hace, ella tiene cuidado de que no vea sus pezones, pero desde el ángulo en que estaba yo pude ver claramente lo que podría comerme ese día.

-Mejor me lo quito para estar más cómoda. Dijo mientras se acomodaba de nuevo sobre la cama.

El masaje continuó por su pecho alto y al bajar un poco más me atreví y pregunté:

-¿Quieres que el masaje del pecho lo deje hasta ahí? o ¿Te gustaría que te masajee todo el seno?

Pensó mucho… tal vez 5 segundos de silencio incómodo, pero rompí ese silencio:

-Está bien podemos continuar con tus piernas

-Pues ya estoy aquí, de una vez que sea completo. Lo dijo con un tono desinteresado.

Para ese momento yo ya estaba muy excitado, y al escuchar esas palabras bajé las manos poco a poco mientras masajeaba esos senos «Wow a pesar de su edad sus tetas estaban firmes, no había flacidez o una caída muy pronunciada» Pero en ningún momento toqué sus pezones ni los vi directamente, dejé la toalla por encima. Para mí fue una delicia tener a Nora frente a mí, yo sabía que solo le quedaba una prenda para quedar completamente desnuda, esa idea me provocaba una ansiedad casi insoportable...

Mientras la tocaba, ella se retorcía muy sutilmente (tal vez esperando que yo no lo notara) pero era fácil de ver como lo hacía cuando apenas rozaba con las yemas de mis dedos la piel de sus senos.

Al terminar con su pecho pasé por sus piernas hasta la planta del pie, y buscando que estuviera completamente relajada le saqué platica para terminar la primera parte del masaje. La tensión bajo solo un poco.

-Ahora boca abajo Nora por favor.

Ella se gira y yo alcanzo a ver una vez más esos pezones en el movimiento que hizo.

Me concentré en su espalda unos 10 minutos, bajé a sus nalgas y subí la toalla para poder verlas, le hice masajes muy cortos y casi imperceptibles ahí. Podía saboreármelas y comencé a frotar entre sus pompis y los muslos, dejando a propósito mis pulgares por dentro para rozar sus labios vaginales como por “accidente” sobre su ropa interior. Yo ya estaba al 100% y ella seguía con leves contracciones en todo su cuerpo, resintiendo el placer, la aventura y su propio deseo.

-¿Quieres que te estimule? Le pregunté sin pensarlo, ella sabría a que me refería.

- No sabes todo lo que estoy sintiendo Me advirtió de manera juguetona

-¿Eso es un si o un no? Lancé la pregunta buscando una respuesta contundente. «¡Por favor! ¡Que diga que sí!»

- Hay está bien, si quiero.

«Luz verde, motores calientes, empieza lo bueno»

Tomé su calzón con ambas manos, haciendo primero un roce en su piel antes de capturar la tela, y bajé lentamente esa prenda, quería que Nora sintiera el deslizamiento de su ropa, que estuviera consiente de lo que estaba por ocurrir. Ella apretó las nalgas cuando la tela estaba a medio camino… logré mi objetivo, tal vez Nora mantenía una lucha consigo misma a cada segundo y ahora estaba enterada de lo que pasaría.

Al tocar su vagina húmeda, se soltó totalmente, su tensión de hace unos segundos se esfumó al instante y mientras acariciaba su vulva, mis dedos comenzaron a bañarse con sus fluidos que venían en cascada.

-ya no aguantaba. Me dijo en voz baja, con un tono de alivio en sus palabras.

Pongo a Nora boca arriba y le quito la toalla por completo, me siento cerca de su hombro y ahora voy directo a comerme los pezones que hasta ese momento había respetado. Estaban completamente duros y erectos, la areola, de ser amplia y oscura se había contraído casi por completo, mientras me como sus senos puedo ver sus gestos faciales, esta mujer no había tenido un compañero en mucho tiempo, no sé si sea el mismo tiempo que no ha tenido sexo, pero está ávida de coger y de sentir.

La posición en que me senté nos ayudó, mi entrepierna quedó boca arriba mientras la mamaba, y sin que yo la viera, ella desabrochó mi short, sacó mi pene y comenzó a masturbarme.

«Ya quiero metérsela» Me levanté de la cama sin alejarme y tomé un condón que dejé en la mesita de al lado dentro de un estuche. Apenas me preparaba para romper el empaque cuando ella (estando aún acostada) tomó mi pene y empezó a chupármelo. Dejé que lo hiciera por unos minutos mientras veía su cuerpo, fue una rica mamada la que me dio, usando la mano y la boca mientras gemía un poco y dándome pequeños rasguños en el vientre con su otra mano. Le quité mi pene de la boca, me pongo el condón y me coloco entre sus piernas, tenía una zona amplia con vello, pero sin ser muy largo.

No pensé en nada más que en entrar ya en la posición del misionero. Le di hasta cansarme, al mismo tiempo le daba algunos besos en los labios, teníamos contacto visual en todo momento, ella solo cerraba los ojos por momentos cuando yo trataba de llegar hasta dentro. Cuando bajé el ritmo me preguntó

-¿Ya te viniste?

-Aún no Nora

- Entonces dame de “gatito”

obviamente era la que yo conocía como la posición de “Perrito”

«¡Que nalgas! Grandes y maduras, en esta postura le lucen muchísimo»

No pude contenerme, en esa posición me aferré bien con las manos a su cadera y la azoté con mucha fuerza y sin pensarlo le daba nalgadas con toda la palma, con mucha fuerza también.

Solo escuchaba rebotar sus nalgas contra mí, mezclado con el sonido de todos sus fluidos vaginales y sus gemidos.

Salí de ella

-Ya te viniste- Me preguntó de nuevo «¿A qué rayos estaba acostumbrada? ¿A sólo 3 minutos y ya?»

- No Nora, quiero que me montes, quiero verte encima de mí.

-¡Que aguante!- Dijo mientras sonreía «tal vez eran apenas 10 minutos de penetración para ese momento, pero para esta señora era mucho » La notaba asombrada y contenta.

La monté sobre mí, disfruté de la vista, los dos estábamos bañados en sudor y ella se movía bien. Terminé cuando detuve su movimiento para azotarla por debajo hasta que llegué al clímax, entrando tan profundo como me era posible mientras eyaculaba, apretándole sus nalgas.

Ella se quedó con mi pene dentro, y se recostó sobre mí. Sólo levantó la cabeza para verme a los ojos y besarme con ternura. Me salí de ella y comenzamos a vestirnos.

Fue una de las sesiones de sexo más intensas que he tenido, ella no era una experta, pero su hambre de sentir provocó mucho en esa habitación, ella tenía un deseo intenso y creo que pude satisfacerla, Nora esperaba poco y lo que le ofrecí pareciera que fue mucho más de lo que ella imaginaba que podía darle. Verla sudada, cansada y sonriendo me aseguraba que la había pasado bien. Fue muy emocionante por la excusa del masaje, lancé las propuestas sin grandes esperanzas de que ella aceptara venir, pero sucedió. Suena a una fantasía cumplida, ser el masajista improvisado que se coge a la clienta.

ADIÓS

La acompañé a tomar el camión, nos despedimos como amigos que se conocen desde hace mucho tiempo y se fue.

Aún tengo contacto con ella, pero me ha dicho que no quiere repetir por miedo a tomarme cariño. Pero creo que podría regresar.

NOTA Ella regresó, vista mi blog recién abierto http://badootinderymas.blogspot.mx

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