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En el Ejercito

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Hola a los lectores, actualmente tengo 37 años, soy BI (me inclino más hacia los hombres en la parte sexual y las mujeres en la afectiva) vivo en Colombia y siempre he estado en el Closet; con todo este enredo en algún momento quiero contar mi historia y me he puesto en la tarea de escribir algo, quise comenzar por los momentos eróticos, así que acá les va uno de ellos.

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En el Ejército

 

Estaba en mi último año de colegio, uno de los mejores años de mi vida, tenía muchos amigos, salía, rumbeaba, tenía novia y me iba bien en el colegio. Aún vivía con mis padres y estábamos en una aceptable situación económica. A esa edad, e incluso desde antes, ya sabía que me atraían los hombres; realmente lo supe desde que tuve algunos contactos y juegos sexuales con un primo, pero había tenido pocas experiencias sexuales gay en ese momento y con mujeres había también tenido juego, pero solo una relación completa antes de salir para el ejército.   Eso sí, con toda la curiosidad de la edad.

Por esa época nos citaron al examen médico para prestar el servicio militar obligatorio, lógicamente todos teníamos algo de miedo y de preocupación, la situación del país era (y aún es) complicada, además éramos de un buen colegio y no estábamos acostumbrados a pasar trabajos ni dificultades.

Yo a esa edad estaba bastante bien, practicaba mucho deporte, jugaba fútbol y baloncesto lo que me mantenía con muy buen estado físico. No soy muy alto, mido como 1.71mts, pesaba como 60 kilos, tenía muy buenas piernas, un abdomen plano y duro, aunque no muy rallado, algo de pecho y espalda. Era bien presentado y tenía muy buen pegue con las mujeres, nunca me faltaron novias.

Llegó el día del examen médico, todos nos desplazamos a un coliseo deportivo de la ciudad, habíamos como 500 jóvenes, pero en un salón nos ubicaron a los de mi colegio. Todos nos desnudamos totalmente, hubiera querido ver a varios de mis compañeros, pero el susto que tenía en ese momento no me lo permitió. Paso el examen, luego el segundo examen y luego el sorteo, salí apto para prestar el servicio y quedé seleccionado para ir a prestarlo.

En enero estaba ya partiendo para el ejército; al principio fue muy duro, la época de inducción no nos permitía descansar ni un minuto, el entrenamiento era fuerte y permanente, pero luego pase a integrar la Policía Militar. En ella el ambiente era mucho mejor, no nos levantaban con diana (tiempo medido para el baño, para tender camas, para vestirnos, etc.), teníamos más tiempo para ducharnos (incluso había agua caliente), para afeitarnos, los baños eran mucho más grandes, había 15 regaderas, todas en fila, sin nada de separación y bastante cercanas. En la parte de atrás (a espaldas de quienes se duchaban) estaban los lavamanos y espejos para afeitarse y lavarse la cara. La verdad hasta el momento no había tenido tiempo ni ganas de mirar a mis compañeros, a pesar que todos los días nos bañábamos totalmente desnudos, con la exigencia de la inducción no había tiempo de nada.

En la PM si comencé a mirar poco a poco a mis compañeros, aunque con mucho cuidado pues me daba miedo que se me parara frente a todos y me tildaran de gay. Paso el tiempo y nos fuimos relajando un poco, pude notar que a muchos les gustaba mirar, unos por curiosidad, otros por molestar, otros por comparar y seguramente muchos por qué nos gustaba, pero ninguno lo declaraba. Algunos llegaban a las duchas totalmente erectos, a otros se les paraba durante la ducha, ya la verdad es que no era raro ver eso. Incluso muchas veces se presentaban roces, cuando uno entraba otro pasaba cerca, o cuando nos duchábamos, o cuando nos estábamos afeitando, en fin, era común. 

Un día me paso algo chistoso, me estaba afeitando, estaba totalmente desnudo y mirando al espejo un poco inclinado, es decir con mi trasero levantado y en posición, en eso un compañero se volteó para salirse de la ducha y se resbaló hacia adelante (por lo menos eso dijo) cayendo totalmente apoyado sobre mí, por poco y me penetra, sentí todo su cuerpo en mi espalda y todo su miembro en mis nalgas, todos se rieron, yo tuve que disimular para que no notaran que me había gustado.

Entre mis compañeros se encontraba el soldado Pérez, venía de otro buen colegio de la ciudad, era un muy buen soldado, bien educado serio y responsable. Medía como 1.75, era delgado, con piernas bien formadas, un pecho muy llamativo y una espalda espectacular, no era fornido sino bien definido, tenía una cara de niño lindo espectacular, aparentaba como 14 años, además no tenía nada de vellos en el cuerpo, sólo unos pocos en las piernas, pero muy delgados y de color claro. 

Durante la etapa de instrucción lo había visto poco, pero en la PM quedó en una cama cercana a la mía y nos hicimos buenos amigos. Poco a poco comenzó a llamarme la atención, pero casualmente no me lo había podido encontrar en la ducha, sólo lo había podido ver en Bóxer ya que el siempre madrugaba más que los demás lo que le permitía bañarse con más calma (varios de mis compañeros hacían eso, pero yo tenía dificultades para levantarme más temprano); sin embargo, pudieron más mis ganas; un domingo que podíamos dormir un poco más le pedí que me despertará cuando él se levantará para aprovechar a bañarme con calma.

Al día siguiente me despertó, tal como habíamos acordado. Me levanté, organicé mis cosas y mientras conversábamos en voz baja, lo esperé para irnos a las duchas. Ambos íbamos en toalla, sin nada por debajo de ella. El pasó primero y pude ver de nuevo su espalda, de verdad era espectacular, delgada en la cintura y se abría un poco más arriba, era llamativa y me provocaba tocársela. Nos afeitamos y nos dispusimos a bañarnos, él pasó primero a su ducha, se quitó la toalla y pude ver la terminación de su espalda, tenía unas nalgas preciosas, redondas, fornidas, duras y lampiñas totalmente, casi no dejo de mirarlo. Procedí a quitarme la toalla y meterme a la ducha contigua, él ya estaba totalmente mojado, disimuladamente pude ver su abdomen, era muy bien definido, miré más abajo, con miedo de que se me parara, pude ver todo su pene, era realmente provocativo, no estaba erecto, sin embargo medía como 10 cts., no circuncidado, de color claro, con una cabeza bien definida y sin muchas venas, además sus vellos eran muy pocos y se veían claros y delicados (Para serles sincero prefiero a los hombres lampiños que velludos y si se afeitan abajo, tanto mejor). Tuve que aguantarme para que no se me notará, me termine de duchar y me tape con la toalla, mi pene había crecido, aunque no estaba totalmente erecto; creo que él no noto nada, también se terminó de duchar y nos fuimos a vestirnos como si nada hubiera pasado.

Por esos días comenzamos a salir a patrullar por las calles, lo que más se encontraba era marihuana y navajas. Un día en una patrulla Pérez y yo requisamos a unos tipos y decomisamos varios cigarros de marihuana, Pérez se empacó algunos y me pidió que no dijera nada. El resto los entregamos, ese día me di cuenta que el fumaba, yo nunca lo había hecho, pero sentía curiosidad.

Una semana después me tocó salir de nuevo de patrulla, a Pérez lo dejaron organizando un armamento junto con cuatro soldados más. Cuando me monte al camión, el me grito: “Recuerda traerme algo de la calle”. Inmediatamente entendí a qué se refería. Ese día decomise muchos cigarros, pero entregué sólo la mitad, el resto lo deje guardado. Cuando llegue al Batallón, Pérez me pregunto por el encargo, yo le dije que estaba listo y quedamos que se lo entregaría después de la recogida (Formación que se hace en horas de la noche antes de ir a dormir).

Después de la recogida nos vimos en la plaza de armas, le entregué los 10 cigarros, el me pidió que lo acompañara a fumarse uno, a mí me dio miedo que nos pudieran ver, pero lo acompañe. Simplemente lo seguí, no sabía para dónde íbamos, él me dijo que me iba a mostrar el aeropuerto pero que no le podía decir a nadie donde estaba.

Pasamos por uno de los puestos de guardia, él le pidió al centinela que, si bajaba alguien, nos avisará y le regaló uno de los cigarros por lo que el centinela aceptó, ya conocía a Pérez y sabía a qué iba. Bajamos al polígono y él se metió por una zona boscosa, luego avanzó un poco y vi un claro rodeado de árboles con unas bancas hechizas de madera. Todo estaba totalmente tapado por los árboles, excepto ese claro que era apenas iluminado por la luna.

Nos sentamos, el organizó uno de los puchos y lo prendió. Comenzó a fumar mientras charlábamos, me ofreció y yo probé un poco, luego un poco más. La verdad me gusto, aunque me detuve porque ya me sentía algo trabado. Seguimos conversando mientras él seguía fumando, pasamos por todos los temas hasta que me preguntó si tenía novia en la ciudad. Yo le dije que sí, que me hacía mucha falta. Él me dijo que a él también, que sobre todo le hacía falta tener sexo con ella, en términos burlescos me dijo que estaba muy cargado, que casi se chorreaba. Yo me reí, le dije que se masturbara para que fuera aguantando porque todavía faltaba mucho para ir a casa. Luego, no creí lo que pasaba, el, callado, se desabrochó el pantalón, lo bajo un poco y sobre el bóxer y salió todo su pene, totalmente erecto, medía como 18cm, era grueso y muy provocativo. No pude hacer nada más que mirarlo, me quedé callado. El me preguntó: ¿Por qué te asustas?, vos fuiste el de la idea y yo estoy muy caliente, ¿Te molesta?, anímate, hace lo mismo.

Le dije que me daba vergüenza, que nunca me había masturbado frente a otro man (con mi primo sí, pero no quería pasar por Gay) … el insistió, me dijo que él con sus amigos lo hacía y ninguno era gay, solo por pasar el rato. Yo callado y nervioso accedí, estaba al 100, me baje el pantalón, baje mi bóxer y también salió a relucir mi verga. No era tan grande como la de él, pero tenía buen tamaño, unos 16cm. Comenzamos a masturbarnos mientras hablábamos de sexo (con mujeres), llevábamos un rato dándole suave y en eso me dijo: “Lo que más extraño son las mamadas de mi novia, no se siente lo mismo uno sólo”, yo me reí y le dije: “Es verdad, me gustaría que me lo mamaran”, no esperaba una respuesta, pero él dijo: “Te hago una propuesta, yo te lo chupo primero y vos me lo chupas después, así no nos toca solos”. Me quedé atónito, no hablé, pero accedí con mi cabeza. Él se paró en frente mío y me pidió que me quitara la camisa, luego me quitó las botas, las medias y los pantalones mientras decía, me gusta más si estamos totalmente desnudos, se siente mejor. Yo le quité a le la Camisa, los pantalones y las botas, quedamos totalmente desnudos. Luego él se agachó y comenzó a chupármelo, nunca había sentido nada igual, muy suavemente metió toda mi verga en su boca, comenzó a jugar con su lengua, a pasarla por todo mi pene y especialmente por la punta, donde se detenía para hacerme disfrutar al máximo. Con las manos acariciaba mis testículos, luego mis piernas, luego mi pecho y luego mis nalgas, se sentía demasiado bien, sentí que comenzaba a jugar con mi ano, me sentí incómodo y él lo notó, así que se retiró. Yo ya estaba al máximo, le dije que me venía, el lo saco de su boca y con una pericia espectacular comenzó a masturbarme hasta que no aguante más, me vine a mil chorros, mojando toda su mano y un poco su pecho, pero a él no le importó. Me exprimió hasta el final y luego cambiamos de posición.

Tal como acordamos, yo comencé con mi labor, comencé a degustar esa gran delicia, le chupé el pene mientras le tocaba todo el cuerpo, me agarré de sus nalgas y se sentía delicioso, comencé a juguetear con mi lengua y sentí que él se contorsionaba de placer, me tomo de la cabeza y comenzó a llevar el ritmo, me hizo tragar todo su aparato (En ese momento yo ya sabía que tenía mucha más experiencia que yo). Seguí tocándolo por todo el cuerpo, inconscientemente comencé a juguetear con su ano, él no se opuso, abrió un poco sus piernas para que yo pudiera tocarlo. Mientras mamaba comencé a introducir mi dedo ensalivado, el gemía de placer, luego metí dos dedos, en eso el aceleró un poco el ritmo y retiró mi cabeza, yo tomé su pene con mis manos y seguí masturbándolo hasta que se vino a mil chorros, parte cayó en mi pecho, hasta un poco en mi cara debido a la potencia con que salió, me hice el que me molestaba, pero realmente me había gustado mucho.

Nos quedamos callados por un momento, ambos estábamos extasiados, yo me pare y lo abrace, acariciando todo su cuerpo con mis manos, el hizo lo mismo La noche fue espectacular, quedamos que nadie sabría lo que había pasado y seguimos siendo muy buenos amigos y de vez en cuando nos veíamos en el aeropuerto para fumarnos un cacho y disfrutar de nuevo. Fue la primera vez que fumé marihuana y la primera vez que llegué tan adelante con un hombre.

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