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Cogiendo en familia. Mi pareja y su mamá

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Esta historia descorre el velo sobre “de eso no se habla”.  El open mind, o mente abierta, ese estado de libre albedrío que permite aceptar cosas que no son bien vistas socialmente o la predisposición para lo nuevo, raro, poco usual y novedoso de incorporarlas, individuos que no la van con el molde estructurado y conservador, adelantados en el descubrimiento de otros comportamientos. 

Los “open mind”, solo somos adelantados, algunos dirán atrevidos, yo prefiero llamarlos espíritus libertarios. Pasan cosas buenas en una familia, a nosotros nos gustó comentárselo, espero que ese gusto sea compartido, al final del relato encontrarán de qué modo podemos intercambiar experiencias…

Desde hace unos años estoy en pareja con Alicia, una muchacha plena en toda la acepción del término, sus 21 años contrastan con mis 40, tan solo en los números fríos, porque en el encuentro de pasiones vamos codo a codo con el deseo y la calentura, por eso mismo decidimos convivir.  Por esas cosas de la economía y de que su mamá (Lidia) no se quedara sola, decidimos que la casa familiar tan espaciosa, sería también nuestra residencia.

La madre de Alicia, transita sus 52 años, bien llevados y mejor lucidos. En cuestión de edad estoy a mitad de camino entre las dos mujeres de la casa.  En la primera parte de esta historia “mi suegra encontró la horma de su zapato” nos llegó de improviso y se quedó viéndonos hasta que terminamos ese polvo urgente, no hizo ninguna cuestión, más bien hasta creo que fue un “permitido” que le consiente para poderle dar un respiro a abstinencia forzada de su mami por su viudez. Las cosas siguieron de esta manera:

Nos habíamos quedado en que mi pareja nos pescó a mi suegra y a mí, desnudos y adormilados en la cama de ella, el polvazo nos dejó agotados y nos venció el relax que deviene de una cogida tan intensa y cargada de tanta adrenalina.  No hubo reproches ni cuestionamiento, a la hora de la cenar todo tranqui, como si nada hubiera sucedido, solo había algo que no podía entender, esas miradas de complicidad entre ellas, concluida es la hora de dormir, mi suegra se va primero luego Alicia que viene a buscarme, la sigo…

En nuestro dormitorio, en nuestra cama, está metida la suegra, ni pregunto, me desnudo y me agrego al dueto, ¡me hacen lugar en medio de las dos!!

No hubo preguntas, casi sin palabras, acaricio sus cuerpos, uno en cada mano, en ese momento me sentía el rey de la creación.  Venía de mantener un encuentro sexual con mi suegra, mi pareja nos encuentra con las “manos en la masa” bueno… en el sexo, lo toma sin demasiados rollos, con naturalidad y ahora este regalo, en la cama y con dos hembras. Decía mi abuela, piensa mal y acertarás, yo pensaba mal, que todo esto había sido “fríamente calculado”, ¡ja!

Tocata a dos manos, acaricio el vientre de cada una, enciende la mecha, se volcarán a besarme por ambos flancos, cada una a su modo tomaba algo de mí, la mamá me besaba en las tetillas mientras sostenía el miembro que había tomado autonomía, erecto y dispuesto a esta batalla desigual, dos contra uno, dispuesto a vender cara mi derrota, o dejarlas “culo p´arriba” de tanto darle.

Alicia se coloca ahorcajada sobre mi cara, busca el sexo oral que la deja tan cachonda, mamá se traga mi verga, como hace unas horas, repite el efecto garganta profunda y me retiene en su boca un largo momento, su lengua dibuja y recorre cada rincón de la cabezona, desconcentrado por atender a dos frentes en simultáneo, hago lo mejor que puedo, disfruto lo que más me place.

Se mezclan los gemidos de Alicia con ruidosa mamada de Lidia, me hace arquear el cuerpo y moverme, cogiendo su caliente boca. No puedo concentrarme en dos lugares a un mismo tiempo, el goce no se puede apreciar en su dimensión por la atención dispersa.  La suegra se monta y se empala, elevándose y desciende hasta quedar todo dentro de su cueva; montada, se toma de la espalda de su hija.

Todos revueltos, buscando nuevas alternativas. Lidia ensartada, la hija entre ambos me ofrece un pecho de mamá, ella toma el otro para mamarlo.

Lidia viaja en el mejor de los mundos, un grueso y cabezón choto enterrado en ella y nuestras bocas acosando su poderoso tetamen, el placer acosa y domina. La excitación crece en progresión geométrica, cada estímulo la acerca a pasos agigantados hacia ese precipicio que la hará volar.  El orgasmo está en ciernes, comienza a gemir más fuerte, a respirar con dificultad, boquea para tomar aire, los gemidos se hacen intensos, la sostengo con fuerza para demorarme dentro de ella cuando desciende, se vuelca encima de mí, agita y sacude fuerte sus nalgas, empuja se la mete bien dentro.

Siento frotar los velos púbicos sobre los míos, el fragor de la cogida crece más y más, el grito acuciante del orgasmo estalla en sus entrañas, comienza allá en el fondo de su vagina y se extiende por el cableado interno de los nervios y tendones que se contraen y aflojan, en forma alternada, ralentiza las subidas y bajadas sobre el falo, cuando la ola de calor interno por efecto de un nuevo orgasmo se hace sentir en su cuerpo. Deja de sacudirse y se queda mirándome, sentada con el arma de su goce escondida dentro de ella.  Cesan los gemidos una tímida sonrisa asoma de su boca, me tira un besito, se abraza con la hija, desenfunda la verga y le da una tremenda lamida antes de cederle el “asiento” a mi pareja. 

Hacen el cambio de monta, ahora la mami, amorosamente acaricia los pechos de Alicia, vuelve a tomar posición de acariciadora, el culito de la hija y mi pija son el objetivo, acompañarla en el ingreso al canal vaginal.

Se coloca detrás de Alicia y la abraza, acompaña en el sube y baja, la empuja para que se le meta bien a fondo en ella. ¡El trío infernal funciona a pleno!

Me siento pleno, gozando con dos hembras dispuestas a correr las fronteras, el todo vale, el todo está por hacerse y sobre todo ¡vamos por más!, ese fue como el grito de guerra de Lidia enfervorizada, cuando la calentura por un nuevo orgasmo la consumía.

Alicia sabía cómo hacerme el gusto en todo, moviendo y girando el torso sin salirse del sable envainado dentro de su estuche súper húmedo, desmontó para limpiarse tanta lubricación.  Lidia acechaba, esperaba ese momento para ser ella quien tome la posta.

Ríen las mujeres por la ocurrencia calenturienta, mi pareja la deja sacia el deseo contenido.

—¡Mamí, qué calentura tenías!

—Y… sí, desde… ya ni me acuerdo… pero sí, mucha.  Qué bueno que… “nuestro macho” pueda con nosotras. ¡Qué aguante! No es co… - y se cortó, reparó que estaba hablando de más y paró.

No le dimos mayor importancia a ese desliz, nos dio risa.  En algún momento mi chica había dejado entender que cuando su madre enviudó se “entretenía” encamada con su anterior noviecito, las dos se hacían las que no sabían.  Ahora cerraba toda esta historia de causalidades o lo que fuere, más aún servía de trampolín para acciones más atrevidas.

Mamá seguía galopando fuerte, otra seguidilla de orgasmos convulsiona su cuerpo, endurecía los músculos y se arquea para poder estallar en la cima de cada, solo era cuestión de apretarla contra mí y elevarme dentro de ella para producir ese otro estertor que les subía la temperatura a mil.

Disfruta del relax mientras sigue excitada viendo como mi chica se engulle mi poronga, como se pierde dentro de ella cuando se deja caer, el gemido del roce con el fondo, es un dolorcito delicioso que la va acercando a ese momento donde deja de ser ella. El llamado del orgasmo despierta la perra puta que lleva dentro y se muestra en sus momento de enajenación, agitándose, sacudiéndose al compás del orgasmos que la invade, repite en cada envión, cada golpe suma y multiplica el goce.

Sabe de qué modo me agrada venirme, coloca arrodillada, almohada bajo el vientre, empina las nalgas y se ofrece a su macho para poder expresarme con mayor libertad de movimientos y con todo el empuje, como le gusta que la tomen.

Me acostumbré a tener dos mujeres, pero… lo bueno no dura para siempre, tampoco la relación de pareja, el desgaste de la pareja terminó la relación, mi salida de la casa terminó con el trío familiar, ahora, a la distancia añoro ese tiempo ido con el recuerdo dulzón de los buenos tiempos disfrutados. Militante del optimismo, sé que lo mejor está por venir…

Te preguntó a ti, lectora furtiva, si has sentido en tu vibrar tu piel con este retazo de mi historia de vida, ese momento que solo se puede contar en un espacio como este, me gustaría sabe cómo puede haber sido tu experiencia real o en la fantasía de vivir algo así, atrévete espero en [email protected] para hablar del tema, claro solo a escondidas…

 

Nazareno Cruz

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