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Cogida con mi vecina

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Soy un joven de 24 años de edad, con unas 165 lb. y mido unos 5 metros 11 pulgadas, de piel trigueña, bien simpático por cierto y me llaman mucho la atención las mujeres más adultas que yo, es decir, de los 30 años en adelante.

La historia que les voy a contar es verdadera y me sucedió en el mes de diciembre del 2000, espero les guste.

Hacía ya tiempo que venía yo mirando a mi vecina con malos ojos y es que no era para menos, pues se trataba de una mujer de unos 34 años, más o menos con mi misma estatura, unas piernas hermosas y un cuerpo muy bien distribuido, en fin, una “mamota” en todo el sentido de la palabra.

Ya veníamos conversando desde hacía algún tiempo, aunque solo de ocasiones cuando nos encontrábamos en el colmado de un amigo mío, que al parecer a ella le gustaba, aunque él es muy huevon y tal vez por eso nunca consiguió nada con ella, ya que ella le coqueteaba de vez en cuando.

El asunto es que en algunas ocasiones nos llegamos a tomar unas cuantas cervezas juntos los tres y yo no veía la hora en que ella en vez de coquetearle al amigo mío, lo hiciera conmigo.

Para no cansarles mucho el cuento, sucedió que un día llegué del trabajo a mi casa un poco más tarde que lo que llegaba regularmente y después de cenar me fui al colmado del amigo mío, como era mi costumbre; después de estar yo ahí por un buen rato llega ella, andaba vestida de jeans y una blusa pegada el cuerpo que dejaba mostrar sus pezones que por el poco de frio que hacia se tornaron erectos.

Ese día como muchos otros decidimos tomarnos unas cuantas cervezas, duramos un buen tiempo en eso, tiempo que ella no perdía para tirarle sus coqueteos a mi amigo, hasta que decidimos salir luego de que mi amigo cerrara el establecimiento, pero al ver que no llegaba la hora que pudiéramos cerrar por el gran flujo de personas que iban a comprar, decidimos entonces salir ella y yo, pero nunca pensé que las cosas que podían tornar más allá de lo que para mí iba a salir una salidita de amigos.

El hecho fue, que decidimos ir a un lugar en donde supuestamente iban a estar tocando algunas orquestas merengueras (por si no se los he dicho soy de la tierra del merengue, Rep. Dominicana), pero al llegar al lugar ya las orquestas se habían ido y decidimos quedarnos a tomar unos tragos en una caseta al lado del mar en donde también podíamos bailar. Bailamos unas cuantas canciones, las cuales disfrute bastante, puesto que me gusta mucho bailar y porque cada vez que lo hacía con ella nuestros cuerpos se rozaban y podía sentir su vulva muy cerca de mi pene cosa que ya me tenía bien caliente sin dejar atrás el roce de sus pezones que se sentían bien duros por el frio que hacía, como ya les comente anteriormente, situación esta que al parecer a ella también le gustaba, puesto que en ningún momento se separó de mí, y porque luego me pidió que la abrazara, porque tenía bastante frío, ya que estábamos al aire libre.

Después de habernos tomado unas cuantas cervezas ella me dijo que nos fuéramos de ese lugar por el gran frío que hacía, le pregunte que a donde quería que fuéramos entonces y me contesto que a donde yo quisiera, con una risita maquiavélica le pregunte de nuevo "¿dónde yo quiera?" y me contesto: Si, a donde quieras. Fue entonces en ese momento cuando sin perder tiempo pedí un taxi y le dije al taxista que nos llevara a una cabaña (motel).

Cuando llegamos al motel no me podía creer que estaba allá con la vecina que me ponía a mil cada vez que la veía y que por fin la podía tener entre mis brazos, no perdí tiempo y desde que entramos al motel comencé a besarla, la recosté de la pared y la besaba cada vez con más pasión mientras manoseaba sus senos por encima de la ropa luego me la lleve a la cama y la tire boca arriba y mientras seguía besándola mis manos se dedicaba a empezar a desabrochar su blusa hasta dejar al descubierto esos hermosos senos redondos con unos pezones medio marrones, los cuales empecé a lamer suavemente mientas seguían mis manos aquel recorrido bestial por el cuerpo de esa belleza de mujer que ahora estaba debajo de mi disfrutando de mis caricias.

Mis manos seguían su recorrido mientras mi boca besaba todo su abdomen deteniéndose en su ombligo de vez en cuando, cosa que la ponía a gemir como zorra. Mis manos empezaron entonces a desabrochar sus pantalones y a rozar su vulva por encima del pantie y note que estaba ya muy húmeda, cosa que puso mi pene más duro todavía y fue entonces cuando procedí a quitarle el pantalón de una vez e inmediatamente quite también sus panties para dejar a mi vista aquella cuca adornada con unos pocos bellos que venían subiendo.

No aguante más y yo mismo me desnude y me tire sobre ella y seguí besándola hasta bajar a su cuca la cual empecé a lamer como un experto mientras ella gemía de placer, lo hacía cada mes con más pasión hasta que ella no aguanto más y se corrió apretando mi cabeza contra su hermosa cuca y fue entonces cuando con voz entrecortada me dijo:

—Ahora me toca a mí.

Me volteo de forma que yo quede entonces debajo de ella y empezó a besarme como loca, me daba mordiscos en mis tetillas que me ponían a mil; luego fue bajando hasta mi pene, empezó a besarlo y a lamerlo y luego se lo introdujo totalmente en la boca y comenzó al mamarlo de una forma bestial; yo me sentía en las nubes y cuando sentí que en cualquier momento podía correrme entonces la aparte, ahí ella subió hacia mi boca y besos, agarro mi pene y empezó a introducirlo en su cuca mientras hacía unos movimientos de sube y baja sobre mí, cuando lo sintió todo dentro de ella empezó a moverse a un ritmo más acelerado, se movía como una culebra y gemía y gemía, luego se le salieron algunos gritos, duramos en esa posición unos 15 hasta por fin nos corrimos juntos. Pero ella seguía insaciable y con unas cuantas caricias y mamadas a mi pene este se puso en marcha nuevamente; solo que ahora la puse en cuatro (como perra en calor) y me coloque detrás de ella, se lo metí todo por su culito, el cual al parecer ya había recibido de estos, puesto que entro sin mucho sacrificio, empecé mi mete y saca mientras ella me pedía más y más y me decía que le encantaba que se lo hagan por detrás, así duramos como 20 o 25 minutos hasta que me corrí dentro de ella, dejándole su culito lleno de mi leche.

Nos quedamos dormidos hasta el amanecer, cuando nos despertamos le di otra dosis de lo mismo, pero eso se lo contaré en un próximo relato; Como también les contaré de las demás ocasiones en que nos vimos mi vecina y yo.

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