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Nuestra primera noche

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Ella: Siento tu llegada bajo esa noche estrellada, veo esa mirada llena de lujuria desbordada, me abrazas y me besas con pasión desbordada, tocas mi cara, recorres mi cuerpo desbordante en lujuria, lleno de deseo a que me hagas tuya, susurros y gemidos salen de nuestra boca al ver nuestros cuerpos encendidos y enloquecidos por las palabras.

ÉL: La pálida luz de las velas nos invitan a la lujuria, recorro tu cuerpo con mis caricias, mis labios, mi lengua, trato de tatuarme cada centímetro de tu piel, no quiero que ninguna parte de ti se quede sin ser tocada, besada, mordida...

Ella: Mientras toco tu cuerpo recorro con mi lengua tu cuello, tu pecho, tu abdomen, toco tu miembro con caricias suaves para llevar despacio a mi boca mi lengua jugueteo lamiendo y succionando tan rico manjar, voy sintiendo su dureza en mi paladar me excita verte prendido gozar de placer.

ÉL: Cada caricia con tu lengua me acerca más al paraíso, no puedo ni moverme de tanto placer que me brinda tu boca, pero ahora es mi turno. Te pongo de pie, vendo tus ojos con mi corbata, te llevo a la cama y te recuesto, amarro una de tus manos al extremo de la cabecera y hago lo mismo con la otra, poco a poco te desvisto, sólo dejo tu ropa interior de encaje negro, me acerco a tus piernas y las acaricio con las yemas de mis dedos, las separo un poco para besar tus muslos y la cara posterior de tus rodillas, quito tus medias lentamente.

ELLA: Me enloquece sentir como me acaricias me tocas siento el calor de tu cuerpo esa desesperación por explorar más de mí.

ÉL: Toco suavemente los dedos de tus pies, beso tus tobillos, los muerdo un poco, subo por tu cuerpo besándolo, mordiéndolo, chupándolo, me detengo en tus senos y con un hielo froto tus pezones por encima del brasier, te lo arranco y vuelvo a poner hielo y soplo sobre tus senos, los beso, los muerdo, los chupo, paso ni lengua sobre tus pezones y los muerdo y chupo al mismo tiempo con mis labios.

ELLA: Me haces vibrar de placer sintiendo tu cuerpo encima del mío, cada caricia que recorre mi cuerpo me aferra más a ti, siento tu miembro entre mis piernas, mi cuerpo pide sentirte dentro de mí. Mi boca pronuncia tu nombre entre gemidos ardientes pidiendo más.

ÉL: Abro tus piernas y comienzo a darte nalgadas en tu vagina, sí en tu vagina, nalgadas firmes, no suaves ni salvajes, sino lo suficiente para que gimas de placer, te doy una y otra, y otra más. Abro aún más tus piernas para que mi miembro comience a buscar refugio en tu ser, siento la gran humedad que desborda dentro de ti.

ELLA: Humedad que has provocado en mí, siento como penetras y resbala hasta el fondo haciéndome gritar de placer, sintiendo nuestros cuerpos ardiendo de deseo, te abrazo y recorro tu cuerpo con caricias.

ÉL: Libero tus ojos de la venda y desato tus manos para fundirnos en un largo beso, profundo, lleno de deseo, de pasión; ese beso que nos indica que apenas es el comienzo de la noche...

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