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Con miedo y placer

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Hola amigos. Soy Svetlana y estoy alta y soy abundante de tetas y nalgas. Desde muy niña ya tenía cuerpo de mujer y por eso me pasaron cosas sexuales cuando fui adolescente.

En ese tiempo iba mucho a un parque cercano de mi casa tal vez 10 calles, entonces iba por las tardes o noches a verme con amigos o a pasear en los juegos que había. En el camino estaba una casa habitada por dos señores que parecían ingenieros y ellos nunca me molestaron, pero en un tiempo ya no vivían ellos ahí, sino un señor muy viejo calvo y panzón que todo el tiempo estaba sentado en una silla mecedora. El me veía con mucha intensión y me decía muchas cosas de mi cuerpo y de lo que quería hacerme como mujer. Una tarde entonces me esperaba en la acera y no en la mecedora de su jardín y entonces yo caminé abajo de la acera por miedo. Esta vez el señor me dijo piropos lindos muy diferentes a antes y así pasaron unos días que me esperaba y me halagaba con sus nuevos halagos que me hacían sentir muy bien.

Otra tarde igual yo caminaba, vi que se levantaba de su mecedora para acercarse, pero vi que se tomaba el pecho y tenía gritos de dolor. Me dio miedo, pero me metí a su jardín a ver si podía ayudarlo y le pregunte, él estaba hincado con gesto de dolor y me dijo que necesitaba una pastilla anaranjada que olvido en su alacena, que se la llevara por favor. Entonces entre a su casa y busque la cocina y arrime una silla para alcanzar la alacena que era alta, si había una caja de medicinas de ese color y cuando iba a bajar sentí que me abrazo por atrás y grite. Entonces el me tapo la boca con una mano y me abrazo muy fuerte de la panza, me llevo a la mesa y sin soltarme la boca tomo un cuchillo y me lo puso entre los ojos y me dijo que no gritara ni quisiera soltarme.

Yo tenía mucho miedo y solo llore y temblaba, pero él me arrastro abrazada a su recamara y apuntándome con su cuchillo me ordeno quitarme la ropa y me soltó. No hice caso y tomo mi nariz y con el cuchillo hizo como si me la fuera a cortar y entonces le dije que si lo haría. Me quité la ropa y el también lo hizo igual, asustada vi que tenía el burro muy parado apuntando hacia mí. Me empujo a la cama y me dijo que separara las piernas y lo hice aun llorando y suplicando que me dejara ir, pero él se me subió encima aun con el cuchillo, entonces acomodo su burro en mi rajadita y empezó a meterlo despacio mientras me decía palabras de calma y amorosas. Poco a poco me dolió más y más hasta que me hizo gritar con un dolor insoportable, entonces tapo mi boca de nuevo y empezó a moverse sobre mi metiendo y sacando su palo yo lloraba mientras a él se le salían babas de su boca.

Ya pasado el dolor solo dejé que me tuviera y terminara y así seguimos, entonces empecé a sentir mucho gusto en la vagina más cuando su burro duro me acariciaba el clítoris. Él se enteró y me soltó la boca y me abrazo y se movió mas rápido y sacando y metiendo todo su palo me puse loca de satisfacción lo abracé con manos y piernas y mis uñas se encajaron en su espalda. El me decía cosas sucias mientras me penetraba y parecía taladro, mi cuerpo se movía como gelatina hasta que el tipo soltó muchos chorros de semen dentro de mí, sentía su burro que parecía que latía en cada vez que salía un chorro. El ya había terminado cuando yo sentí que mi vagina se contraía sola y apretaba su palo también como si fuera un corazón, se me voltearon los ojos y empecé a jadear y bufar como lo hacen los toros hasta que se me salió un alarido como de becerro.

Lo abrace muy fuerte y mi cuerpo supo lo que era un orgasmo por primera vez y llore convulsivamente entre de gusto y miedo. Me quedé muy débil y lo solté, él se quitó de arriba y se acostó a mi lado quedando como muerto. Me dieron ganas de golpearlo y hasta pensé en cortarle el burro con el cuchillo que estaba cerca de mí, pero mejor decidí salir de ahí y meterme en mi recamara. Al levantarme vi que mi entrepierna y la sabana estaban inundadas de líquidos mezclados al igual que el burro del tipo y quede asombrada, pero entonces me levante y me limpie con la sabana y me puse la ropa. Luego me salí de su casa y sin personas en la calle que me vieran me fui a casa y me encerré en mi recamara asustada y satisfecha, a veces lloraba y también pensaba en el placer que tuve. Me dormí pensando que ya nunca pasaría cerca de esa casa para evitar al tipo sin pensar que muy pronto lo iba a necesitar.

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