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52.1 Conquistando hombres mayores

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Fui recibiendo las llamadas de todos los que habían viajado para decirme que estaban bien y que llegaron a sus destinos sin problemas, al fin pude respirar aliviado y me dispuse a tomar una ducha antes de meterme en la cama.

Encendí la televisión que tenía en la pared, enfrente de donde estaba tumbado y estuve viendo las noticias, cambie de canal para mirar una película, por ver algo que me entretuviera hasta que apareció un canal en el que emitían una película porno, volví a buscar hasta encontrar un reportaje sobre los refugiados de Siria en el Líbano, no podía creer que existieran esos campamentos y la que gente viviera de esa forma, me dormí con ella en funcionamiento hasta la mañana siguiente.

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No lo había previsto y a la hora tan temprana que me levantaba no habían recibido la repostería para el desayuno, encargué un zumo de naranja con una tostada y té.

El día transcurrió sin algo digno de mención aparte de recibir la enhorabuena y agradecimientos por la comida del sábado, y Milou durante la comida me dio las gracias por la invitación de la noche en la disco donde había podido hablar con chicos iguales a él.

A la tarde no tenía que hacer, las compras habían terminado y me preocupé por conocer el servicio de lavandería del hotel, después me vestí para correr, bendita previsión la de mi madre que no quiso empaquetar esta ropa de deporte.

Llamé a Rafael para decirle que no nos veríamos y que salía a estirar las piernas, intentó convencerme para ir a bailar con él pero no me dejé tentar aunque mis pies bailaran ante la idea.

En mi carrera llegué hasta el río y continué bordeándole hasta pasar las esclusas que abren el paso del agua a los canales. Me acercaba a la zona industrial con pequeñas casas, cerca de donde tiene su vivienda Anwar.

Allí me detuve para observar a unos niños mal vestidos, jugando con sus pies colgando del borde del dique chapoteando en el agua, el viento rizaba la superficie formando pequeñas olas que brillaban al sol. Alguno de los pequeños serían hermanos o familiares de Ray y pasé unos minutos viéndoles sus juegos hasta que se dieron cuenta de mi presencia, huyeron como pajarillos asustados que escapan de un gavilán cazador.

Me duché y salí a buscar a conocidos con los que hablar  y tomar algo con ellos como cena. 

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Otra mañana que iba transcurriendo con normalidad, el aumento de las horas solares influían y se notaba el deseo de estar en la calle al aire libre, a la hora de comer me quedé en el jardín un rato con Elie antes de entrar en el comedor.

Elie se sentó a mi lado y permanecimos en silencio disfrutando del suave aire  que llegaba impregnado de olor a bosque y a la hierba recientemente segada.

Mi madre me había llamado hacía unos minutos para decirme que habían llegado las cajas que enviamos el viernes, había estado hablando con la abuela de Gonzalo,  estudiando desde ahora la posibilidad de que fueran a pasar unos días por las Navidades a Londres. Resultaría poco probable que mi padre emprendiera un viaje.

Después de permanecer unos minutos mirando el cielo, a la nada, llamé a Gonzalo, esta semana no tenía que salir de Londres pero estaba ocupado y tenía poco tiempo libre, le pedí  que no dejara de ir a nadar y a correr aunque fuera en la cinta del gimnasio.

Y después de pensarlo mucho, decidí hablarle de lo que Nicolás me había propuesto.

-Nicolás nos invita a pasar una noche en París cuando vayamos hacia España.  –le comenté su deseo de que estuviéramos con ellos unos horas antes de partir y me pareció que le gustaba la idea aunque lo hablaríamos cuando viniera.

-Dile que iremos y ya le comunicaremos el día.  –no podría ser hasta el sábado, en mi cabeza estaba la idea de permanecer el viernes en Lille.

A la salida del trabajo me llamó Rafael, para que fuera a nadar, aunque no tenía mi abono podía pagar días sueltos, pero mis trajes de baño estaban ya en España.

Insistió hasta la extenuación, según él podía usar uno de sus bañadores y cedí, o volvía a correr como ayer o tenía que ir a nadar y preferí su charla intrascendente y sus bromas, necesitaba reír.

Mi amigo continuaba siendo divertido y el de siempre, aunque hoy le veía más reflexivo, me prestó uno de sus speedo, breves donde los haya, y casi transparente, si había pagado por él sería por el atrevido diseño pero no por la tela que habían empleado.

Tomé un refresco en la cafetería y él una cerveza, al principio hablamos con otros chicos y un poco más tarde nos quedamos solos. Aproveché ese momento para agradecerle como había atendido a los invitados y toda su colaboración. Intenté devolverle el bañador y lo admitió con condiciones.

-Me lo quedaré pero espero que el jueves lo vuelvas a utilizar. 

–Lo haré si no aparece algo más importante.

-¿Te vas a ver con Evans esta noche?  -pareció dudar un momento.

-Hablé ayer con él y este mes no podré ir como quisiera, estamos con exámenes y aunque sabes que no tengo problemas, tampoco puedo correr riesgos, no quiero que en casa me tengan todo el verano en Jerez y tener que soportar a Íñigo mi primo, tu sabes lo hijo de puta que puede llegar a ser.  –se queda un momento en silencio recordando pasajes que no deben resultar muy agradables de otros veranos.

Me parece extraño que según es él, continúe sintiendo miedo de su primo al que yo también prefiero no recordar.

-Es mejor irme alejando de Evans un poco, estos meses con él han servido para que le llegue apreciar y mucho y lo nuestro no va a tener futuro, es mejor pasarlo bien, follar lo que pueda y no preocuparme de más.  –se le nota cierta tristeza a pesar de su crudo descaro.

-Nunca sabremos del futuro Rafael, puede suceder de todo.

-Sí, tienes razón pero hay que estar preparado para lo peor. Terminaré los exámenes y voy a estar varios meses en España.  –se interrumpe un momento para sacar la peor de sus sonrisas.

-En este tiempo puedo conocer un chico como tú que me vuelva loco  o puede que sea él el que lo encuentre…  -que amarga es su sonrisa, queremos que todo sea perfecto y salga según nosotros deseamos. Es mejor disfrutar el momento y lo bueno que tenemos en este instante. Me viene el recuerdo de lo que vi la otra noche en la tele, toda esa gente refugiada que no tenía nada salvo su ingrata vida esperando que no empeorara.

-Ya lo sabes, estoy libre y si tu lindo culito necesita que le den placer puedo hacerte ese favor.  –recurre a estas salidas de tono para ocultar sus sentimientos más íntimos.

-Vamos que me quiero encerrar unas horas con los apuntes.  –mientras caminamos hacia el coche vuelve a su proverbial jovialidad que no puede evitar.

Dejamos el coche en el hotel y le acompaño hasta su casa, me despide con uno de esos besos suyos que no sabes lo que quiere transmitirte y te confunden, es difícil adivinar si eres para él un objeto de deseo sexual o es el beso de un amigo que te ama más allá de lo normal.

Tengo que recoger mi portátil del coche y paso por el garaje antes de subir a mi habitación, no me apetece cenar y paso el tiempo repasando la documentación  que Vergil me entregó en Londres hasta recibir la llamada de Gonzalo.

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En el descanso de una reunión André me pidió que me trasladara a la depuradora, se le notaba enfadado con Elie y Milou porque no terminaban de resolver los problemas de depuración y me acerqué hasta allí para ayudarles.

André exigía que todos fuéramos perfectos y los problemas se resolvieran al instante, por descontado estaban haciendo bien su trabajo pero necesitaban tiempo para las pruebas y realizar más análisis.

A la vuelta se lo expliqué con detalle, también a él le exigían resultados los de la empresa a quien hacíamos el trabajo, pero tenía que defender a su gente y pedirles el tiempo que necesitaban para hacerlo bien.

Rafael me llamó para dar un paseo, quería despejar la cabeza un rato sin pensar en las materias de las que se examinaba, tomamos una bebida con Natalia que estaba en la misma situación y se marcharon los dos pronto, eran malos días para hacer fiesta teniendo los exámenes a la vuelta de la esquina. También me había sucedido a mí y a todos los estudiantes si queríamos obtener una buena nota.

Pensaba visitar a Evans y aprovechar para bailar y pasar un rato con Paul y los chicos, me preparé con el conjunto de los leggings, usando una de las tanguitas tan útiles para los pantalones ajustados, y me vi guapo en el espejo, la colonia fue mi último toque y después de hablar con Gonzalo baje para coger un taxi que me llevara hasta allí.

La conversación que mantuve con Gonzalo me había puesto caliente, me explicó con detalle lo que le gustaría hacerme si estuviera a mi lado, y me parecía que me lo estaba haciendo realmente, como estaba vestido y tenía que marchar me despedí de él y evitar la tentación de masturbarme.

-Me has puesto como una moto de ganas de tenerte, si no me tuviera que ir me masturbaría para ti delante de la cámara.  – se reía a carcajadas pidiéndome que lo hiciera, en el trayecto pensaba en cómo se estaba volviendo a medida que nuestra confianza avanzaba, yo también evolucionaba aunque por mi pudor aún me ponía rojo a veces, sería difícil para mí soslayar un mínimo de decoro.

Evans estaba con Lucas y otros dos hombres, dejaron de hablar cuando el de seguridad me permitió la entrada, nos saludamos y no me presentaron, estaban sentados en las largas butacas y se levantaron para venir a saludarme.

Le di las gracias a Lucas por su aportación a la fiesta y me despedí para que continuaran hablando, uno de los dos hombres no dejaba de mirarme insistentemente llegando a ponerme nervioso.

El tipo aparentaba ser muy fuerte, algo gordo según se le veía sentado, de tez morena y un bigote tipo Pancho Villa abundante y negro, sus ojos brillaban como carbones encendidos rodeados de unas pestañas muy pobladas al igual que las cejas.

La pista estaba llena y bailé con alguno de los chicos, a Paul no se le veía por parte alguna, había trascurrido como una hora y fui a la barra para pedir un refresco de agua tónica, permanecía en una esquina bebiendo, la más próxima al lugar donde reproducían la música y resultaba un poco escondida, aunque muy concurrida de individuos que estaban besándose por no decir otras cosas.

Una mano estaba tocando mi culo, lo tenía un poco empinado al estar apoyado en la barra y ligeramente inclinado, me volví por curiosidad, era frecuente que alguien te manoseara para llamar tu atención o simplemente porque le agradabas, había clientes que creían que todos los jóvenes de la disco se dejaban seducir porque les sobaran el culo.

Me encontré enfrente al tipo que hacia un rato estaba en el despacho de Lucas. Se acercó para decirme que me invitaba a lo que deseara tomar. Le señale mi vaso para que viera que ya estaba tomando y entendió que deseaba lo mismo, llamó a un chico de la barra y le señaló mi vaso. No iba a ponerme a discutir con él y dejé que repitiera el servicio.

-Eres un chico muy guapo, me gustas, me gustas mucho.  –se acercó para hablarme y los pelos de su bigote rozaron mi oreja.

Movió su mano derecha y la colocó en mi nalga debajo de la cintura, me retiré un poco para que me soltara pero su mano resbaló hasta quedar pegada a la redondez de mi culo empujándome hacia él y conseguir meterme entre sus piernas.

-¿Cuánto quieres por dejarme follar este culito?, se me ha encaprichado y puedes pedir lo que quieras, te lo daré.  –no pude evitar reír, tenía cierta gracia al hablar y no se andaba por las ramas para pedir lo que quería conseguir, olía muy bien a perfume de maderas y su aliento a alcohol y tabaco.

-No follo por dinero.  –me acerqué a él para no elevar la voz.

-Mejor, me encanta que me quieran por mí mismo y no por mi dinero.  –el individuo tenía respuesta para todo y lo decía con tono de broma y gracioso que volvió a arrancar mi carcajada.

Resultaba más simpático y agradable que lo que aparentaba tan serio en el despacho de Lucas, si que resultaba un poco entrado en carnes pero bien repartido por su tremenda humanidad.

Me arrimó más a él empujando de mi culo,  notando en su mano que mi culo iba desnudo e intentaba penetrar con sus dedos entre mis nalgas, prácticamente me tenía prisionero entre sus fuertes piernas abiertas al estar sentado en el alto taburete, dejó mi culo para sujetar mi mano y llevarla al bulto que descendía por la pernera de su pentalón y que ya había notado pegado a mi cadera.

Parecía un ser vivo respirando y envuelto en la tela, adivinaba por el tacto de mi mano lo que allí se escondía, algo que podía hacerme muy feliz, o mucho daño, pero que no debía tomar.

No retiré mi mano  y la pasé a lo largo de su tallo hasta la gorda punta que pendía más abajo. Le miré risueño y algo provocador, quizá estaba jugando con fuego pero no me daba cuenta.

-No follo por dinero y esta noche además no me apetece hacerlo.  –pasó su brazo por mi cintura para llevar mi pecho hasta tocar el suyo.

-Pero te gusta lo que estas tocando, lo estás deseando tener en tu boca y en tu culo, noto tu polla tiesa en mi muslo.  –era cierto, igual que yo notaba la suya el apretaba la mía con su otra pierna.

Sujetó mi cuello con su mano que parecía una garra y dirigió mi cabeza hasta que nuestras bocas se encontraron, metió su larga lengua en mi boca y buscó la mía para acariciarla pasando por encima de ella con la suya, besaba como un genio  rozando con su bigote mí boca y la nariz y apreté más fuerte la manguera de carne que tenía en la mano.

Dejó de besarme para llevar su boca a mi oído.

-Creo que esta boca y mi  polla se van a llevar muy bien, están hechas la una para la otra. –mordió mi oreja y volví a apretar su verga con ganas de comerla, tenía unas ansias locas de ser follado después de como Gonzalo me había puesto por teléfono.

No, no podía hacerlo, ya no eran solamente mis amigos los que me atraían, ahora resultaba que deseaba entregarme a cualquier macho desconocido que estuviera bueno y que supiera excitarme como este semental hacía.

-Por favor, no, sabes besar muy bien y tu polla me atrae pero no lo vamos a hacer. –volvió a besarme, ahora en la cara pasando su bigote por mis labios, era un tipo que sabía conquistar y despertar la libido como pocos hombres y él conocía su poder.

El milagro se produce cuando no lo esperas y tampoco lo has pedido.

-Daniel, llevo un buen tiempo buscándote.  –era Paul el que se presentaba allí delante reclamándome como su pareja de baile.  –al hombre le costaba soltarme pero el encanto estaba roto y yo a salvo

Estuve con Paul como una hora y entonces me retiré para volver al hotel, me debió de ver contento mientras bailaba. No entendía el por qué, aunque me lo preguntó en dos ocasiones. Nunca sabría que me había ayudado a ganar la batalla que libraba conmigo mismo esa noche para no entregarme a un extraño.

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Aparte de las reuniones y algunas horas que empleé con Elie y Milou poco más tuve que hacer este día.  Joel me llamó queriendo concretar el día de la semana próxima que me trasladaría a Bristol y no pude fijar la fecha, aún desconocía el programa que traería Gonzalo y como sería el viaje de vuelta a Inglaterra.

A pesar de sus buenos propósitos Gonzalo no podría venir hoy y creo que por un lado lo prefería, para no estar nervioso pensando que estaría solo en el hotel todo el día mientras yo tenía que ir a trabajar.

Rafael insistió para que fuera a nadar, y como no tenía otra cosa mejor que hacer, decidí pasar estas últimas horas deportivas con él, pudimos jugar un rato además de nadar esforzándonos y terminar rendidos compitiendo entre nosotros, le permití que me ganara en un par de vueltas con gran alegría por su parte.

Estábamos en la cafetería observándome, no dejaba de mirarme y no creo que fuera por lo interesante de mi conversación.

-Despierta parece que estas en un sueño. –cogí su mano con la mía y pasé mis dedos por su dorso.

-¿Por qué dejamos de hacerlo?  -le miré sorprendido de su pregunta, daba por supuesto que sabía de lo que hablaba y era cierto, como si estuviera leyéndole el cerebro.

-Tú sabes bien que hubo un momento que te interesó más Evans que yo.

-No, no pudo ser por ese motivo, tú siempre me has interesado, fue cuando comenzaste a salir con Gonzalo.  –le miré enarcando las cejas.

-¿Qué importa el motivo?, sucedió por lo que fuera y no es interesante saber la causa cuando no podemos recordarla.

-Pero me encantaba follar contigo.  –habla y me guiña un ojo con una sonrisa pícara y traviesa que le da la apariencia de muchachito díscolo y rebelde en una implícita y sugerente invitación.

-No voy a consentir tus caprichos ni a meterme en la cama contigo.  –le hablo medio en serio, medio en broma.

-¿Por qué no? Yo quisiera que fuera así. ¿No me digas que no tienes ganas?  -coge mi mano para llevarla a sus labios y besa delicadamente mis dedos.

-Claro que tengo ganas, muchísimas pero…  -le explico lo que me sucedió ayer con el visitante de Lucas y Evans.

-Para que veas que si tengo deseos, pero no quiero estropear lo que tengo con Gonzalo, no sé cómo podría tomarlo y no puedo ni quiero ocultarle lo que hago.  –me mira sorprendido pero exagera su gesto y puede ser una de sus burlas.

-¿Quieres serle fiel?

-No es exactamente así como lo veo yo. Creo que hasta que nos conozcamos mejor en el tema sexual le debo un respeto. Si hiciera el amor contigo ahora, no pienso que le dejo de querer por ello o le quiera menos, pero él lo puede cree así. Lo siento pero necesito saber lo que él piensa si llegara a estar con otros hombres. Además sería follar por follar, simplemente porque tenemos ganas.

No me debo de haber explicado muy bien y me mira extrañado.

-Así es, follas porque te atrae alguien sexualmente, lo mismo que comer y la mayor parte de nuestras acciones las hacemos porque nos apetece.

-Bueno, es un poco diferente.

-¿Y él hace lo mismo contigo? ¿Te respeta como intentas hacer tú?

-A mi no me importa que esté con hombres o mujeres, siempre que no deje de amarme, una vez lo hice y le perdí por no saber entenderle.

Vuelve a besarme la mano y mueve la cabeza de un lado a otro.

-No consigo comprender tus razones, pero me parece bien que lo hagas como creas que es mejor.  –ahora soy yo el que le beso los dedos.

-Te quiero Rafael, eres uno de mis mejores amigos de Lille.  –sonríe travieso y de momento se da por vencido.

-Y también lo soy de Sevilla y de Jerez, no te olvides.  –hace una excepción a la regla que se ha marcado y hoy sale para dar una vuelta y a cenar, estamos con Ramón y su novia y otros amigos, es jueves y la fiesta estudiantil de este día en Lille no la perdona ningún estudiante aunque estén los exámenes al caer.

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Las despedidas resultan inevitables aunque me gustaría evitarlas, en cada una de las reuniones y cuando he bajado a prepararme un té, he tenido que abrazar a algún compañero para decirle adiós, muy posiblemente transcurrirá bastante tiempo antes de que tenga que hacer mi primer viaje a Béthune.

He recogido los documentos que llegaron ayer de la gestoría y que justifican que el coche ahora pertenece a Rayhan, y después de guardar mis papeles mantengo una entrevista con mi jefe para recibir sus últimas instrucciones.

André me ofrece su casa para cuando vuelva por cualquier motivo y todas esas palabras y deseos que se dicen en las despedidas, aunque con él estaré en contacto telefónico cuando vuelva a incorporarme a mi trabajo, siento tener que dejarle, a veces ha sido un jefe duro pero he aprendido mucho a su lado y he conocido a su maravillosa familia, sobre todo a Jean que lo llevo en el corazón.

Las grandes piedras que delimitan la carretera de acceso a la fábrica van quedándose detrás junto con los altos árboles que la ocultan de las miradas curiosas.

Hoy hace una semana que abandoné mi antigua casa, han arreglado la puerta y no necesito llamar a Anwar para que me abra el portón, tengo aún el mando que lo abre a distancia en el coche. A pesar de que todos los estudios están alquilados y también alguna de las casas altas no hay muchos coches en el patio, mi plaza está vacía, como si estuviera esperando mi vuelta para que deje allí el automóvil.

Le entrego las llaves del coche y el mando, y el gigantesco y rudo hombre no puede hablar emocionado, cuando se recupera me alarga un paquete que tiene en su mano.

-Mi mujer lo ha hecho para usted.  -solamente estrecha mi mano mientras me acompaña hasta la puerta, él no se atreve y soy yo el que le ofrezco mis brazos.

-Si me necesitan alguna vez, para lo que sea, Rayhan tiene mi número de teléfono, no lo olvide Anwar.

El camino hasta el hotel está lleno de nostalgia, tantas veces recorrido y ahora descubro nuevas cosas de la calle, los edificios, la gente.

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