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Doble placer en un día

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Al día siguiente que me hizo suya el viejo que me violo me hablo mi prima Olga a preguntar cómo fue mi noche con su cuñado, pero le conté la verdad; que su primo huyo y me dejo tan excitada que mejor me fui a entregar al viejo que me hizo mujer. Me regaño muy fuerte y me dijo muchas palabras feas y más cuando le dije que me lo hizo sin protección; de esa vez hasta ahora me llama putita cuando hablamos a solas. 

Pero entonces se acordó que pronto cumplía años y me dijo que ella me haría una fiesta en la enorme casa de su novio si mis padres no tenían inconveniente. Le dije que si sin preguntar pues mis padres me permitían ser independiente para todo y entonces planeamos el evento que sería unos 4 meses después y así quedamos.

Terminaba de hablar con mi prima cuando llamo Iban para pedir disculpas y justificar que me dejara sola la noche antes. Lo perdone y entonces me pidió que nos viéramos esa noche para seguir platicando, pero no en el parque sino en restaurant. Me hice la interesante, aunque deseaba mucho continuar con lo que dejo empezado, pero me aguante y le dije que, si aceptaba, pero hasta el viernes seria (estábamos a domingo) pues dije que tenía mucha tarea, el acepto resignado y así quedamos; el viernes a las 8 de la noche. Justo el jueves por la tarde le hable a mi prima para decirle de mi cita y entonces me llevo a casa una caja de pastillas anticonceptivas que guardé muy bien.

Conforme pasaban los días sentí necesidad de ser acariciada como lo hizo en el parque y pensé en hablarle para entregarle mi cuerpo y el viernes amanecí mojada del calzón por mi jugo vaginal por mis deseos, me tomé un anticonceptivo para no olvidarlo si tenía sexo con Iván.

A medio día que regresaba de mi academia en autobús, vi por la ventana junto un auto y al fijarme bien me entere que el que manejaba era el viejo que me hizo mujer y me empezó a hacer señas que me bajara, no lo pensé dos veces, de hecho, no lo pensé, mi vagina me obligo a pedir parada y una calle después me baje. Atrás del bus estaba el viejo y me abrió la puerta de su auto, me subí y de inmediato me empezó a manosear las piernas y con otra mano maniobraba. Mi mente me decía que alejara su mano y saliera del auto, pero mi vientre me obligo a tomar su mano y metérmela entre las piernas, el tipo me sintió caliente y me fue frotando el sexo sobre el jeans y solo hasta llegar a su casa me soltó. Metió su auto que era amplio a la cochera y se pasó al asiento de atrás, jalándome de la mano para que lo siguiera. 

El señor se sentó y se bajó pantalón y trusa enseñando su ya duro y crecido burro. Me senté a su lado y entonces me jalo la cabeza para ponérmelo en la boca. Recuerdo que fue entonces que conocí su nombre pues me dijo que le succionara el palo al abuelo Andrei con todas mis fuerzas, entonces tome su garrote con una mano y empecé a chuparlo de la cabeza dando chupaditas que hicieron estremecer al viejo. Yo nunca había probado esa carne de ningún hombre y me empezó a gustar desde que me acerque y me dio el aroma a macho que despedía su garrote, pronto estaba yo mamando con fuerza moviendo mi cabeza arriba abajo y el tipo gemía mientras metía una mano en mi blusa acariciando con brusquedad una de mis tetas que también ya estaban ganosas con el niple duro y levantado. 

Me quite la ropa poco a poco mientras chupaba con gran placer hasta que mi vagina empezó a contraerse y me levante rápido y me senté con gran fuerza en su burro hasta enterrármelo en el fondo. Lo cabalgue de forma que el auto daba saltos junto con mis caderas que giraban y en vaivén, que aquello parecía un pistón de motor muy lubricado que me quemaba las entrañas hasta que me abrace fuerte de sus espaldas y me senté para que me llegara hasta el corazón su palote. Así fundida a Andrei sentí que mi vagina se movía como lava en un volcán mientras mi cuerpo se sacudía y yo resollaba y bufaba. Se me secaba la boca y la garganta y empecé a toser cuando el tipo se puso duro y su garrote soltó los chorros de leche dentro de mí, ahora el me abrazo casi ahogándome mientras se le oían jadeos y su palo parecía latir dentro de mi vagina. Me dio más tos que parecía no terminar, necesitaban agua mi boca y garganta o me moría, entonces me solté del tipo y me saque su burro y me puse a lamerlo para tragarme los jugos que tenía embarrados, no fue suficiente y también tome jugos de mi rajada con mi mano y los sorbí para saciar mi sed. Pero entonces descubrí que me gustaba el sabor amargoso y la textura cremosa de aquella mezcla, ya por placer me seguí chupando todo lo que pude. 

El tipo se quedó inmóvil como siempre y como pude le quite la camisa para limpiarme, salí del auto y de la casa cuidando que no me vieran y tome camino a mi casa sintiéndome como entre nubes y sonriendo como tonta. Entonces me entere que me estaba convirtiendo en una puta y que me encantaba demasiado el sexo. 

Pues esa noche paso por mi Iván para la cena y ya con calma lo acompañe, él iba muy arreglado y perfumado. El todo un galán y con una gran sonrisa que conquista, la cena muy buena y la plática también; entonces me invito a bailar y sí, me gustó la idea. En la pista oscura del antro el me frotaba su bulto duro contra mi vientre y me tomaba de las nalgas, yo fascinada de sentir de nuevo las mariposas en el vientre y su respiración en mi cuello me ponían la piel chinita. Más tarde me tomo la mano y me llevo a una puerta donde una mujer parecía estar de guardia, Iván le dio unos billetes y ella le dijo un número y abrió la puerta que llevaba a una planta alta. 

Entramos a un cuarto con paredes raras que parecían de colchón, el me beso y me acaricio mientras quitaba mi vestido, yo me movía sinuosa y también lo desvestía a él. A poco sus besos bajaron a mis hombros, a mis senos; ahí me dio chupadas que me jalaban los niples y me dolía un poco, pero era placentero. Luego se comió mi panza y yo me arqueaba cuando me hundía la lengua que me provocaba excitación y sentía cosquillas al tiempo. Se levantó y me subió en sus brazos para llevarme a la cama, yo lo veía con los ojos llenos de lujuria y el sonreía complacido de ponerme así. Me acostó y se quitó la ropa dejando ver su cuerpo de atleta y le colgaba un burro enorme y muy grueso, se subió a la cama y me acerque a él tomando su gran verga en mis dos manitas que no alcanzaba a rodear su cilindro tan gordo. Pensé metérmelo a la boca, pero él me pidió que me pusiera como perrita y obedecí, le ofrecí mis nalgas paradas y las piernas abiertas y me prepare para el banquete que se comería mi sexo, lo coloco en la entrada a mi fuente de placer y me la sambutió despacio, pero sin detenerse tomándome de las caderas. Me raspaba lindo las paredes vaginales y yo me movía ondulando mi cuerpo al tiempo que me hacía sentir estertores de placer, él me dijo que lo excitaba mucho mis movimientos como de culebra y me soltó las caderas y me dijo que fuera yo la que moviera su garrote. 

Encantada de saber lo que causaba me moví mas y de manera sensual hacia atrás y adelante para que su palo entrara y saliera de entre mis labios de vulva. Escuchaba sus gemidos con su voz ronca de placer y yo me seguía estremeciendo con las caricias internas que me daba su cosota, descubrí que al bajar mis caderas me presionaba el clítoris y el también gemía con más fuerza, entonces así lo hice y a él le pareció mejor, me dio cada vez más fuerte sus embestidas y se acostó sobre mi aplastándome en la cama igual que lo hizo Andrei la segunda vez que me hizo suya. 

Así, cogiéndome desde atrás y tomándome de los hombros, me taladro mil veces; la cama se movía y hacia ruidos fuertes que se mezclaban con los nuestros, era un concierto de placer y movimientos hasta que sentí que me llagaba la satisfacción sublime de ser mujer, se metió el paraíso en mi cuerpo y me atacaron estertores en el vientre, respiraba rápido y profundo con la bocota muy abierta. Entonces el también dejo de moverse y me sambutió hasta lo más hondo su pedazote de carne y como una manguera con mucha presión, soltó chorros de leche caliente que me llenaron y también sentí como salía despedida su leche que ya no cabía en mis dentro mojando las sabanas. Iván no emitió sonidos, solo me aplastaba sobre mis nalgas y tomándome con fuerza de mis hombros y su garrote muy metido bombeando hasta quedar vacío. 

Ya terminado, me lo saco y se acostó a mi lado diciéndome miles de cosas lindas y lo feliz que era. Me pregunto si había tomado precaución porque el llevaba condón, pero con la emoción se olvidó usarlo, yo le dije que sí y entonces lo abrace y nos quedamos mucho tiempo así. Acordamos vernos cada viernes para hacer el amor en nuestro nido, que era un motel conectado al antro que estaba atrás.

Me llevo a casa, pero no pude dormir pensando en la gran satisfacción de haber tenido dos hombres que me llevaron al cielo sexual en un solo día. Con el tiempo Iván se convertía en mi primer esposo.

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