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Isa quiere sexo en la cancha

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Jugaba un partido de futbol la selección de mi país contra Chile. Me enteré que en una cancha de fútbol de mi ciudad habría una pantalla gigante y con decenas de sillas y mesas todos dispuestos a celebrar. En la mañana llamé a mi novia y le comenté donde veríamos el anhelado partido. 

Ella llegó con un buzo de la selección y una falda de color blanca, bueno en realidad era una minifalda, tan corta que si no tenía cuidado se le veía la punta de su culito. Ese gesto me envió un mensaje directo: Isa estaba arrecha y esa noche ¡follaríamos! Lo que no sabía era cómo.

El partido se ponía tenso, mientras cada dos minutos yo miraba la entre pierna de mi flaca. Se veía muy provocativa. Después de 3 cervezas y pasado el primer tiempo ella me pidió que la acompañara al baño, al salir de allí nos sentamos nuevamente mientras veíamos un espectáculo de algunas mujeres bailando sensualmente. El lugar estaba llenísimo y justo en ese momento ella tomó mi mano y me pasó su tanguita. Eso me dejó frío ya que me tomó por sorpresa, entonces Isa se me acercó al oído y me dijo: 

—Tocala bien, está mojadita; ah y huélela, te encantará. 

Automáticamente mi verga se puso de pie, lista para galopar. Lógico, disimuladamente me llevé su tanguita del color de su falda a mi cara y pasé por mi nariz ese hilo delicioso que minutos antes había rozado el culo de Isa entre sus nalgas. Mientras tanto ella se levantó, corrió su silla dándole la espalda a la pantalla y quedando enfrente mío, a lo cual yo le pregunté: 

—que haces? 

Ella inmediatamente abrió sus piernas y me dijo entre dientes: 

—Mi vagina necesita tomar un poquito de aire o se ahogará. 

Yo bajé mi mirada y supe que ese era el partido que tenía que ver y clavar. Ella era muy zagas y lo hizo rápido ¡el lugar estaba llenísimo! 

Mientras pasaban los primeros minutos del segundo tiempo mi selección anotaba Gol y ella aprovechó el momento para ponerse de nuevo su tanguita. Yo me le acerqué al oído, se lo besé muy suave con la puntica de mi lengua y le dije: 

— Vea mi zorrita deliciosa, te comportas ahora mismo o te pongo en 4 patas y te follo encima de esa mesa delante de todos.

Ella pasó su lengua muy suave por el labio superior y me respondió: 

—Mi hilo me excita, lo corres a un lado o lo quitas; pues para irme subiendo a la mesa. 

¡Eso me fascinaba!

El partido se acabó y toda la gente celebraba. Isa entonces me dijo que la acompañara al baño nuevamente. Al salir me dijo: 

—Amor las muchachas que estaban bailando, están todas desnudas, se están cambiando. Y al mirarme en el espejo no aguanté y mientras con una mano me arreglaba el cabello, con la otra me masturbé. Yo hice todo lo posible para pasar desapercibida, pero una de ellas me miró por el espejo metió su dedo en la boca y luego se lo pasó por su pezón. Eso me puso a mil y decidí venir a decirte que tienes que metérmela toda, ahora mismo y en este lugar.

Entonces yo le dije:

—espera que salgan las bailarinas y entramos.

Y así sucedió. El baño quedó solo. Entramos y nos encerramos en un baño con sanitario. Yo estaba encendido, nos besamos y ella me pasó toda su saliva, le provocaba escupirme la cara. Entonces colocó sus rodillas en el sanitario quedando en cuatro contra la pared. La falda al ser pequeña, ella misma se acomodó en su cintura y su tanguita no fue necesario quitarla, yo me agaché la corrí a un lado y le chupaba el ano. Mi lengua mojó todo su culo y luego paso a paso metí mi lengua dentro de su culito. Isa estaba a flor de piel, yo la sentía. Ella clamaba y me pedía que se la metiera, yo entonces me bajé lo que tenía puesto y le dije: 

— Mira puta, mi verga no habla, pero te pide a gritos. 

Ella de una vez se bajó y se sentó en el sanitario y me la empezó a chupar. ¡Era la mejor!  Ella cogía con su mano derecha mi verga fuerte y me empezaba hacer la paja mientras besaba mis testículos. Luego con su lengua subía por todo el tronco hasta llegar a la punta de mi cabeza y luego se devoraba mi verga entera como mejor sabía hacerlo y como mejor me gustaba. Todo mi pene estaba mojado y cuando sentí venirme le dije: 

—Ey zorra espera, tu cara y tu boca desean todo mi semen, pero mejor ponte de nuevo en 4 y que el fuego lo sienta tu culo.

Así tal cual pasó. Ella estaba empapada. Estando en 4 nuevamente encima del sanitario, yo se la metí por la vagina; ella clavó sus uñas en mis piernas mientras yo no dejaba ni medio centímetro por fuera de su preciado coño. Al mismo tiempo le quité su camiseta, cogí sus tetas y con sus pezones paraditos le di suaves pellizquitos que su arrechera ya no tenía limite. Saqué mi verga empapada de su vagina y lo metí suavecito en su ano. Mi pene estaba como un roble, bien moreno, pero con la cabeza rosada, Isa lo sentía irresistible. El culo de ella estaba apretadito y yo sentía fuego mientras la penetraba y cogía su cabellera con una mano jalando su cabeza hacia atrás mientras con la otra mano aruñaba su espalda y al mismo tiempo mi boca paseando por su cuello diciendo:

—usted es una reputa, y a mí me vuelven loco las putas como usted.

Ahora era ella la que callaba. Y entonces le metí todo mi pene en su ano ¡Todo! Isa tomó mi mano y me dijo que cuando ella apretara fuerte era porque se iba a correr, y con esa señal me avisaba para que nos viniéramos juntos al mismo tiempo; y así fue. A isa se le olvidó que estaba en un baño público y gemía, gemía y gemía como una perrita en celo. Yo no quería sacar mi pene de su culo, por lo que vi como el semen salía por los lados y verlo bajar por mis testículos junto a los chorros de Isa.

Luego de vestirnos, juntos salimos del sanitario y nos lavábamos las manos mientras nos mirábamos con picardía por el espejo.  

Entonces la subí al lavamanos y nuevamente la penetré, yo le quité la blusa y ella me dijo que cualquiera ahí podía entrar y nos vería. Pero a Isa y a mí nos gustaba así, vivir el riesgo.

La faena nuevamente tocó el cielo y de nuevo Isa se corría a chorros. Yo me puse de rodillas y le empecé a hacer un oral riquísimo, tal como a ella le gustaba. De repente al baño entró una mujer de aproximadamente 21 años, muy bella de apariencia, aunque no superaba la sensualidad de Isa. Aquella muchacha tomó el lavamanos justo el que estaba enseguida de nosotros ignorando lo que pasaba entre Isa y yo. De manera muy relajada yo seguí lamiéndole el coño a Isa mientras ella gemía cuando de un momento a otro ella me dice: 

—Amor, amor, amor espera. Ella es la bailarina que te comenté ahora y sé que quiere jugar ¿La dejas entrar? 

Yo sonreí y de inmediato se empezaron a besar. Isa era muy celosa y fue clara diciendo que yo no podía tocar a la bailarina, ni ella a mí. Aun así, fue maravilloso.

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