Nuevos relatos publicados: 13

El intercambio cultural (3ª parte-final)

  • 12
  • 12.352
  • 9,00 (2 Val.)
  • 0

Luego de esa noche las cosas no cambiaron mucho, Ian se fue a quedar unos días al campo, con los alumnos de Maxi en un campamento de invierno a las montañas, así que nosotros tuvimos tiempo de hacer miles de cosas. Empezamos a salir a pasear, al cine y hacer las compras, cosas rutinarias que muchas veces son la condena de la parejas, en otros casos como el mío era una bendición. Aprendimos a compartir el tiempo libre que ambos teníamos y pasamos momentos muy lindos entre nosotros.

No sabíamos por que Ian había telefoneado el jueves de esa semana para que fuéramos a buscarlo, pero Max tenía trabajo hasta el viernes en la noche y no pudimos ir antes del sábado. La encargada del campamento había hablado a Max ese sábado en la mañana y fuimos directamente hacia allá. Hicimos un pequeño viaje hasta un cerro que había cerca de la ruta principal y doblamos hacía él en una ruta de tierra suelta que nos llevaba al campamento.

Llegamos al campamento que parecía una pequeña villa, había varias cabañas y un par de construcciones de ladrillos, negocios y hasta un pequeño hospital en el lugar, más alla se veía un brazo del río y una alameda que estaba ya pelada de hojas por la temporada. Max se bajo en el edificio de la entrada y preguntó por Ian o la encargada y nos dieron las indicaciones de cómo llegar. En la tercer cabaña de madera Max se bajó y yo me quedé en la camioneta.

Max volvió con Ian y sus cosas, las cargaron en la camioneta y se subieron ambos en la parte trasera. Vi unas grandes ojeras en la cara blanca de Ian y sus ojos demostraban que había estado llorando mucho, Max tenía una cara de ogro tremenda pero no decía nada, solo abrazaba a Ian y le decía que ya había pasado todo, esa fórmula mágica que el tiene en los hombres para protegerlos de los demás o de ellos mismos.

La encargada se nos acercó y habló con Max cerca de la camioneta, mientras yo trataba de evitar que Ian no volviera al llanto. Mi gordo parecía discutir con la encargada y esta agachaba la cabeza, finalmente el firmó algo y se subió con Ian en la parte de atrás. Ian lo  abrazó y puso su carita en el pecho de Max, mientras sollozaba un poco yo ponía en marcha la camioneta y me moría de la curiosidad por saber lo que había pasado.

Llevábamos unos 15 minutos de viaje cuando Ian se quedo dormido en el regazo de Maxi, y de un modo u otro supe que la paternidad a mi gordo le quedaba muy bien, era el tipo de padre que me hubiera gustado tener a mi...

Ya en el departamento, lejos de la tranquilidad del campo y las conversaciones sinceras, Max subió entre sus brazos a Ian a su cama para que durmiera tranquilo, aunque Ian era un niño ya grande de edad, el cuadro no desarmonizaba en absoluto por el porte de mi gordo. Bajé un par de bolsos con ropa y demás cosas esperando preguntar a Maxi por lo que había sucedido, pero no me aguanté la curiosidad y fui a la habitación de arriba.

Maxi le estaba sacando la ropa a Ian para acostarlo y ambos notamos los hematomas, machucones y magulladuras que Ian tenía en todo su cuerpecito hermoso. Lo dejó en ropa interior mientras lo cubría con frazadas, haciéndolo con tanto amor que me dieron un poquitin de celos. Ian se despertó un poco y no me vio a mi, que estaba en la puerta de la habitación, pero lo que lo dijo a Maxi fue muy dulce.

-Sabias que eres el que me ha salvado, eres mi principé azul

Max se sonrió y le cerró los ojitos verdes con sus manos

-Go to the dreams land, I'll be here when you wake up, /vete al reino de los sueños, estaré aquí cuando despiertes/

Ian sonrió y se durmió completamente

En el campamento habían descubierto que Ian era gay, y los "niños" (Max seguía insistiendo que ya no eran niños), empezaron a burlarse de él, y a los 16 años ya muchos son más grandotes y fuertes que yo, lo que me demostró que los golpes que le habían hecho a Ian no era por que se había caído de un caballo como había dicho la encargada del campamento, sino que el pobrecito había sido humillado delante de todos sus amigos, lo habían dejado desnudo afuera del baño y lo habían tratado vilmente, lo que lo dejó marcado. Max estaba furioso aún pero se quedó en casa hasta que Ian se recuperara, éste no había dormido desde el mismo jueves, cuando las burlas ya no eran tan graves y había pasado momento terribles.

Ese sábado a la noche era el cumpleaños de mi hermana, la mayor, y obligado por mis padres (aunque no vivia con ellos, pensaban que mi vida era una extensión de la de ellos) debía concurrir a la cena familiar que siempre organizaba en esa epoca, obviamente que Maxi no iba a ir conmigo por que quedaba medio "extraño" que un amigo tuyo fuera a una cena familiar, menos aún iba a ir él estando Ian solo en casa con una depresión y tristeza tan notoria. Entonces me quedé con Maxi hasta la tarde haciendo quehaceres que en la semana no se hacían, lavar la camioneta , ese tipo de cosas,  y a la noche me fui a la casa de mis padres. Un poco de duda me daba dejar a Maxi e Ian solos, pero el pobre ni debía tener ganas de que se lo cogieran si la habia pasado tan mal en el campamento.

Eran las 2 y media de la mañana cuando la charla aburridísima de mis tíos y abuelos, sumados a que mis sobrinos ya estaban dormidos, me motivaron a irme de la "fiesta" (o el intento de una) para irme a dormir con el amor de mi vida, no a tener sexo, sino a dormir abrazado a él  mientras su pecho sube y baja armoniosamente y sus brazos fuertes me envuelven. Me subí a la camioneta y en 10 minutos ya estaba en el departamento; le había dicho a Max que no me esperara por que a veces me retenían mis primos y primas con sus conversaciones, por lo que no me extrañó que no hubiera luces encendidas. Subí hasta la habitación donde estaba Ian y lo vi durmiendo tranquilamente, no había sucedido nada de lo que mi pervertida cabeza creía, o eso no pasaba aún... Me cambié de ropa y fui a dormir con Max, pero decidí darme una ducha con agua caliente por que me sentía pasado a humo del asado (barbacoa como decía Ian) y no me iba a soportar el olor esa noche, entonces fui y me bañé tranquilo. Salí del baño con mi pijama a la habitación de Max y veo a Ian espiando a hurtadillas a mi gordo, sabía que algo iba a pasar esa noche...

Fui hasta la biblioteca que está conectada con la pieza de Maxi por una puerta que nunca usamos y mi fibra de curiosidad me ganó. Vi como Max estaba en la cama extendido cuan largo era, bajo varias frazadas e Ian se metía en mi lugar de la cama. Se subió encima de Maxi, pero el estaba  profundamente dormido que no lo noto diferente, tal vez pensó que era yo, por que éramos casi de la misma talla y lo abrazó.

-¿y como estuvo la fiesta amor? -preguntó el entre dormido y despierto.

Pero Ian no contestó, solo se limitó a dejar las manos de su profe lo recorrieran de arriba abajo. Pero mi gordo se dio cuenta que no era yo, el culo de Ian era suavecito y sin nada de vellos.

-¿amor?-dijo un poco más despierto Maxi

Miró a Ian a sus hermosos ojos y le dijo.

-Ian! Que te pasa? Que estás haciendo?

-Nada, solo haciendou lo que tu me prometiste.

-Salí de acá, sabes que yo no quiero hacerte nada a vos

-Tus manous no decían lo mismo... además tienes que pagar mi silenciou.

Besó a Maxi, y el se dejó... la bronca casi hace que me descubra, pero quería saber hasta donde terminaba este jueguito...

Ian besaba a mi gordo con la desinhibición de un amante correspondido y las manos grandotas de su profe lo masajeaban con fuerza, le tironeaban el pantalón del piyama y el niño se ponía en cuatro patas encima de Maxi, se dejó sacar el pantalón e Ian quedó en slips rojos, este empezó a resfregar su carita en el abdomen de mi gordo y a mordisquear su sexo encima de la tela de la ropa de Maxi, mi gordo le presionaba la cabeza contra su ingle, empezó a pujar hacia arriba moviendo toda la cabeza de Ian y yo no podía creer que los principios del profe se disolvieran asi de rapido.

Me acomodé en mi lugar y vi como Ian succionaba el sexo de Maxi con morbo, como Maxi hizo gemir a Ian cuando lo penetraba y hacía poner los ojos del niño en blanco, realmente yo no lo estaba disfrutando aunque si unos meses atrás los hubiera visto si me hubiera encantado. Estaba furioso con Maxi, como me podía hacer eso a mi!  Aunque sabía que debía pagar el silencio de Ian, la manera de hacer el amor con él no demostraba que la estaba pasando nada mal, era un lujo para Maxi desvirgar a alguien, pero todo eso era demasiado.

 Esperé a que Ian se fuera de la habitación de Maxi y entré a ella como si nada hubiera pasado, la bronca me carcomía por dentro pero mi cabeza daba vueltas y vueltas, no sabía que hacer. Me metí a la cama en silencio y dije

-Hasta mañana

Mi gordo me comenzó a acariciar la espalda suavemente, pero lo esquivé con la excusa de que estaba cansado y necesitaba dormir, Maxi obediente me dejó pero me quizo abrazar y tampoco lo dejé.

-¿Qué pasa German?

-Nada, solo que no quiero relajarme un rato, pero yo solo.

-Bueno, pero te encanta que durmamos abrazados el uno al otro

-Si, pero esta noche no Maxi, si?

-Ok

Se dio vuelta y me dejó en el lado izquierda de la cama, derramé unas lagrimas y me dormí.

Pasé un fin de semana terrible y evitaba a Maxi, me sentia defraudado pero triste a la vez, impotente ante cualquier cosa.

La gota que rebalsó el vaso vino ese martes, cuando vi a Ian y Maxi cogiendo como locos en el baño mientras yo llegaba del súper, los escuché gemir y proferir toda clase de alaridos y la ira se apoderó de mí. Entré al baño y saqué a empujones a Ian de allí, miré a la cara a Maxi y le dije:

-Vos crees que yo soy pelotudo?

-Amor, ya hablamos de esto

-Ah! Mirá vos que bien, si estar cogiendo con el pendejo todos los días era el trato muy tarde me enteré.

-Esta es la primera vez Germán...

-Te vi, cuando vine de la reunion te vi, no te hagas el desentendido

-Germán, yo...

-Vos nada

Di un portazo y me fui a la habitación, esperando a Maxi. Él entró y no dijo nada, ni me miró y se sentó en la cama, desnudo.

-No sigas hinchando las pelotas haceme el favor Germán, yo no tengo ningún compromiso con vos.

-Ah no? Yo no valgo nunca una mierda eh?

-No sigás, ya está.

Me enojé más y más, tenía ganas de cagarlo a piñas. Lo tomé del cuello y se lo apreté fuerte, le di un rodillazo en la ingle y le grité:

-Hijo de Puta!!!

El se levantó y me dio un golpe en la boca, me hizo sangrar el labio y me tiró al piso.

-Si no querés que te muela a palos deja las cosas como están

Me levanté y seguimos forcejeando hasta que nos dimos unos golpes fuertes, seguimos y el cansancio me venció, además Maxi era muy grande y tenía mucha fuerza para combatir conmigo. Aún él estando desnudo y todo me puso contra la pared, tomado del cuello y me presionó la cabeza contra la pared, el labio me sangraba y la mano de Maxi no me dejaba de apretar el cuello.

-Si sigo te mato, putito, te mato

Maxi había cambiado de ser un dulce profesor a ser una bestia que yo no conocía. Yo estaba enfurecido y me logré safar de sus manos, pero el tenía una fuerza que desconocía, era demasiado fuerte a todos los esfuerzos que yo hacía.

-Matame, hijo de puta, dale si tenes los huevos suficientes. Andá a ver si alguien te va a tener algo de cariño como yo, pelotudo de mierda.

En ese momento Maxi aflojó los brazos y me soltó, me pasó la lengua por el hilillo de sangre que me corría por mi mentón y me besó.

-Crees que  puedo matarte putito callejero?

Me soltó y se fue a cambiar, pero yo sentía una ira incontenible, estaba enfurecido y la pelea contra el no había servido. Tomé un cenicero y se rompí en la cabeza, el se desplomó y lo tomé entre mis brazos antes de que cayera al piso. Lo dejé en la cama y noté que el forcejeo lo había excitado, ya que su sexo estaba erguido, lo toqué y sentí culpa por haberlo golpeado, pero el se lo había buscado. Se despertó y no dijo nada, con la mano se toco la cabeza y su pene se estiró más.

-Sabes hacerme calentar, eh amor?

-Sos una cagada vos, me has desilusionado

-Vení putito barato, vení que esto que tengo acá me lo has hecho vos, vos me calentas no el niño.

-Vos no vas a volver a tocarme nunca.

-Eso decís vos

Se levantó y me tiró al piso, me pateo en el estomago y me retorcí.

-El cenicero me dolió amor.-rió sarcasticamente

Me desnudó rápidamente y me cogió con más fuerza que nunca, ni me dilató siquiera y me penetró ahí en el piso, me hizo gritar como poseído y el también lo hizo. Me mordió la espalda y el cuello hasta dejarme marcado, el seguía moviéndose extraordinariamente dentro mio y yo restregaba mi cabeza contra el piso, con sus manos me masturbó y ambos eyaculamos al mismo tiempo, quedando exhaustos y adoloridos por la pelea.

-Nunca me pegués, sabes amor? No me gusta ser así con vos Germán, no me gusta pegarnos pero es algo que me calienta mucho.

-Aun con esto no te perdono todavía, meterme los cuernos es algo que no vas a hacer de nuevo.

-Solo vos me querés y me calentás como quiero, los demás son solo relleno.

 Y asi me abrazó allí en el píso de su habitación 

FIN

(9,00)