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Mi compañera de Cálculo Isabella

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Era un día miércoles de primavera por la tarde, sin mucho que hacer, no tenía clases en la tarde entonces aprovecharía de dormir cuando Isabella me habla por WhatsApp y me dice que si le puedo ir a enseñar cálculo, que me pagaba por ello a lo cual yo accedí, jaja necesitaba las lucas (aparte porque también me gustaba.

Sin pensar lo que ocurriría después, me duché, me perfume y me fui a su casa.

Cuando llegué Isabella me abrió la puerta muy amablemente me invitó a pasar, me dice que me instale en el comedor que ella vuelve en un rato, estaba sacando las cosas cuando la veo salir, wow que mujer. Sale de su habitación con un short corto a media nalga y una polera de tiritas azul marino la cual dejaba ver sus senos de manera espectacular ya que andaba sin sostén.

Nos pusimos a estudiar cuando le digo que iré a buscar agua a la cocina, mientras me estoy sirviendo, llega ella, me abraza por detrás y me mete su mano dentro de mi pantalón a lo cual quedé congelado, me giró y nos comenzamos a besar, sus labios gruesos besaban espectacular. Me mordía el labio y yo comienzo a darle besos en el cuello, ella jadeaba en mi oído haciendo que yo me excitara cada vez más.

Le meto la mano por debajo del pantalón y la empiezo a tocar, gemía en mi oído suavemente, me volvía loco, ella se sacó la polera y yo besaba sus senos que ya estaban duros de placer. La desnudo, la pongo sobre la mesa y dejo caer mi lengua entre sus piernas, que cosa más celestial, se apretaba los pezones de placer, gemía cada vez más fuerte, yo estaba sumergido entre esas piernas cuando me agarra el pelo, me levanta la cabeza y me dice "quiero sentirte dentro mío".

Yo me bajé los pantalones, estaba cómo toro y ella montada en la mesa, yo se lo metí tan desenfrenadamente que Isabella gritaba de placer, me pedía más, yo metía un dedo dentro de su boca, y con la otra le levantaba la pierna, me sentía en la selva teniendo sexo con una maniática sexual.

Se bajó de la mesa y se puso en 4 sobre ella y la penetré, le tomé el cabello cual yegua, yo montándola, gemía y gemía, yo sentía que estábamos muy excitados, ella me decía que iba a acabar y yo lo sentía tan grueso que ya casi iba a explotar, seguimos, ella acabó, llegó al mejor orgasmo de su vida, se dio vuelta y me hizo el mejor sexo oral, acabé en sus senos, fue exquisito.

Cuando terminamos me dijo "ya te pagué, quiero que me sigas enseñando y en un ratito te pago la segunda cuota”.

Desde ese momento me convertí en el profesor particular de Isabella, y créanme, cada clase la cuota fue mayor.

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