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Todo sin esperármelo

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Hace tiempo escribí este relato. Retomo esta historia que quedo en mi mente desde entonces... No fue la última infidelidad, pero eso será para otros relatos.

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Este es mi primer relato, no he escrito ninguno así que espero hacerlo lo mejor posible, y contar todo sin dejarme nada de lo que paso.

Primero presentarme. Soy un joven de 23 años de una ciudad del sur de Madrid (España), cuyo nombre no voy a decir, y que lo dejaremos en Luis. Soy muy normalito, 1´75 de altura, 70 Kg., ojos color miel, entre marrones y verdes, de los cuales yo me siento orgulloso y muy encantado con ellos. He de decir que llevo dos años saliendo con una chica, y que hasta este momento no le había sido infiel.

Bueno vamos al tema, trabajo entrenando a un equipo de fútbol, de niños de 10 a 12 años, que entrena en un colegio. Como en casi todos los colegios hay un/a responsable de actividades extra escolares. En mi caso una chica joven, de 25 años, a la que llamaremos Silvia (aunque no es su nombre real). Silvia es una chica que no me llamaba la atención, pues, como es lógico, vestía cómoda para su trabajo y no me resultaba muy llamativa. Pero esto cambio un día caluroso, de fin de primavera. Este día Silvia apareció con una camiseta de tirantes azul que dejaba entre ver un precioso canalillo que mostraba sus dos pechos, no muy grandes, pero bien redondos y bien puestos.

La verdad que Silvia y yo no habíamos mantenido mucho contacto, y nuestras conversaciones no pasaban más allá de un "Hola" o "¿Qué tal el fin de semana?" o de vez en cuando, hablamos de típico tema estúpido del tiempo, mientras los niños calentaban corriendo alrededor del campo, pero poco más.

Dicho día, cuando termine el entrenamiento y me dirigía hacia la parada de autobús, oí mi nombre a mi espalda, y quien sino iba a ser que Silvia, que me pedía que la esperara. Ella se dirigía hacia la misma parada para irse a casa pues por ese día ya había acabado. Mientras esperábamos, empezamos a hablar, hasta tal punto que me dice:

" Te hace ir a tomarnos unas cervezas al bar"

Yo evidentemente no lo rechace pues no tenía nada que hacer en toda la tarde pues mi novia estaba en la universidad,

Nos tomamos un par de cervezas cada uno, mientras continuábamos contándonos cosas, como que tal llevábamos nuestros respectivos trabajos, si trabajábamos en algo más, o cosas típicas de las primeras conversaciones, y como no, salió el tema de los novios y novias. Ella no tenia, actualmente pues salió de una relación hace 5 meses, y tengo que dar gracias a que yo no tuve que contestar a la pregunta, ya que la llamaron en ese momento. Era su compañera de piso, diciéndola que no iba a dormir a casa y que no sabía si se había dejado el grifo del lavabo abierto, que si estaba cerca que si se podía pasar a mirar por si acaso. Así que rápidamente pagamos y fuimos a su casa. Yo en principio no iba a ir, pero me pidió, que, si no tenía nada que hacer, que fuera con ella por si tenía que recoger el agua, para que le ayudara.

Silvia vivía en un piso compartido con otra chica, cerca del colegio a tres paradas del autobús, aunque no fuimos un autobús y fuimos medio corriendo.

Al llegar a su casa, el grifo estaba abierto, aunque con el tapón medio abierto, y aunque no había sido capaz de tragar toda el agua que se echaba, tampoco el baño estaba muy calado, así que con un par de fregonazos quitamos el agua, y arreglamos la situación. Evidentemente Silvia se cogió un gran mosqueo, que por un poco tiempo lo sufrí en mis carnes al ser el que estaba cerca de ella. Pero también tengo que decir, que reacciono a tiempo y me pidió perdón por su comportamiento. Yo le quite importancia.

Nos mojamos un poco las zapatillas, Silvia más que yo, así que se fue a poner cómoda. ¡Y madre mía!!!! Si se puso cómoda. Aparte del top de tirantes que llevaba antes se puso un pantaloncito corto, gris, que marcaba su culito, ¡¡¡¡y dios mío!!!! No había visto un culo tan bien puesto y tan redondo en mi vida. Y como suponéis mi cosa comenzó a aflorar de mis piratas, aunque podía disimularlo un poco.

Silvia me ofreció un refresco y ella se tomó otro. He de decir que Silvia se había quitado el sujetador y que, gracias al refresco recién salido de la nevera, pude ver como sus pezones se pusieron duritos y pude apreciarlos y desearlos más que nada en ese momento

Silvia encendió la tele, pero poco caso la hice ya que apoye mi codo en el cabecero del sofá y mi mano en la cabeza, en una posición para poderla ver a la cara. Continuamos hablando hasta que mi pensamiento se fue de ella, y comenzó a pensar en su preciosa cara, esos ojos grandes y negros, profundos, esos labios suaves, húmedos, que me pedían que los besara, ese cuello de piel suave deseoso de recorrerlo con mis labios y mi punta de la lengua (por cierto, tengo que decir, que mi perdición son los cuellos y los pechos), esos pechos (talla 90) que no podía dejar de mirar, hasta que Silvia se movió a coger su refresco de la mesa. He de decir que me pareció súper excitante, y más al ver de nuevo como volvían a crecer esos dos bultos.

De repente el silencio se hizo, y sin ningún tipo de pensamientos entre medias, nos miramos a los ojos y sabíamos lo que queríamos. Nos besamos. Suave, con pasión, con deseo, con ansia, con mil sensaciones más que no puedo describir.

Mis manos comenzaron a deslizarse por donde podían, primero por la espalda, la acariciaba, cosa que a ella la gusto y se juntaba más a mí, parecía muy caliente, una mano la baje a sentir ese culo redondo. Ella me acariciaba la nuca, y el pelo, comenzaba a perder el control y me besaba a besar con más presión y pasión.

De un solo movimiento se me situó encima, se movía de adelante a atrás, muy suavemente, como queriendo sentir mi pene. Visto el plan yo comencé a adelantar mis manos y acariciar sus pechos. Me encantan que a las mujeres les ponga eso, y a Silvia le pone, lo note cuando solo con pasar mi palma por sus pezones emitió un gemido mientras nos besamos. Me aparté y comencé a recorrer ese precioso cuello con mi boca y mi lengua, de un lado a otro, de arriba abajo, mientras con mis manos seguía masajeando, moviendo, recorriendo cada centímetro de sus senos.

Nos quitamos las camisas, y comencé ahora a recorrer su cuerpo entero, de cuello a abdomen, de izquierda a derecha, Silvia se retorcía de placer, me detuve en sus pechos, los besaba, los chupaba, mordisqueaba suavemente sus pezones y de vez en cuando soltaba un lametón en ellos, ella no podía más, gemía y gemía de placer y eso me puso a mi más de lo que estaba. Rápidamente y sin avisar se echó a un lado del sofá, y me empezó a besar el pecho de arriba abajo hasta llegar a mis piratas, que me los bajo, saliendo mi pene de él, al cual, Silvia sin pensárselo comenzó a acariciar y mover, para empezar a besarlo y hacerme una comida que jamás olvidare, mientras yo comencé a tocar su culo y a meter la mano por sus partes, y a acariciarlo, a menear su clítoris. Lo manoseaba y recogía líquido para llevarlo a su ano que también lo tocaba lentamente, mientras Silvia seguía en su tarea, se movía y tocaba con su coñito mi antebrazo. Me lo empapo. Ella gemía del placer que le comunicaba y seguía y yo estaba tan cachondo que no me pude contener y aun avisándola, me fui en su boca, y se tragó todo lo que había expulsado. Nunca nadie me lo había tragado, y yo desde entonces sabía lo que tenía que hacer.

Sin pensarlo la coloqué encima de mí y la cogí en volandas para llevarla a la habitación. La tumbé en la cama y tras acoplarnos comencé a besarla, de nuevo con una pasión que no podía creer. De nuevo empecé a bajar por su cuello, de ay a sus pechos y a su abdomen, y con la ayuda de mis manos comencé a quitarle el pantalón junto al tanga a la vez para poder acceder a mi destino. Una vez quitado, me retire, lo observe, la mire, sonreímos, y con un gesto muy específico, me dio la entrada, abriendo en plenitud sus piernas.

Así pues, me perdí en ese precioso coñito rasurado con un mínimo hilo de pelos en la parte superior. Gemía y gemía, se retorcía, me decía "no pares, así, así, así, sigue, por favor no pares" y diversas frases que no podía controlar y que me excitaban como nada. Nunca vi a mi novia gemir y chillar de esa forma al comerle el coñito. Note como sus flujos inundaban mi boca, me encantaba saber que la había hecho correrse. Mi polla estaba ya preparada. Ella me cogió del cuello y me subió, me decía: "Quiero sentirte, penétrame por favor, quiero tenerla dentro" así que sin dudarlo lo hice.

La follaba suavemente, ella me puso sus piernas en mi culo y llevaba el ritmo, la gustaba, nos mirábamos, nos besábamos, era alucinante. Le pedí que se pusiera encima, y ella sin poner impedimento se puso y se empezó a mover primero lentamente y después salvaje, como si le fuera la vida en ello. Era alucinante como se movía, me encanta que me dominen y ya me enloquece que gima y grite como gritaba, pidiéndome que no me fuera y diciéndome "me corro, sii, me corro". Se fue, y cayó encima de mí, yo no podía dejarlo así, y le dije que, si tomaba algún tipo de anticonceptivo y me aseguro que sí que la píldora, y me pidió que me corriera dentro de ella, y que la mirase mientras mi iba. Y así lo hice, me puse encima suya y la postura que a mí más me pone es levantando sus piernas, colocándolas a mis hombros, meterla como un loco, sintiendo lo más posible el roce.

Llegue a que se corriera otra vez, pero esta vez junto a mí. Nos fuimos los dos al unísono. Terminamos destrozados. Nos bañamos y de nuevo lo volvimos a hacer en la ducha.

Así quedamos hasta ahora, donde en el colegio nos vemos nos saludamos y de vez en cuando quedamos para tomar algo, aunque por uno o por otro, no lo hemos vuelto a hacer. Pero nunca lo olvidare.

Espero que os guste y me gustaría comentarios, y si alguna chica quiere comenzar conversación y opinar sobre este u otro relato, tenéis mi dirección.

 

Un saludo a todos.

(9,00)