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53.3 Primer contacto en Bristol

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El tiempo pasaba, Wes no me necesitaba y para continuar la espera decidí acompañar a la abuela tomando un té hasta que apareció Gonzalo.

-¿Vamos un rato a nadar para relajar los nervios?  -me puse en pie inmediatamente y recogimos nuestras bolsas de deporte, era lo mejor que podíamos hacer.

A la salida nos detuvimos en el pub de siempre, me sentía totalmente sereno, relajado, cansado pero contento del esfuerzo realizado en la piscina. Gonzalo pidió una cerveza y para acompañarle pedí una botella de agua.

-Tendrás que dejarme un coche para ir mañana a Bristol, he quedado con Joel en la misma fábrica.  –me miró y bebió un trago largo antes de hablar.

-Será mejor que te lleve Glenn, Borja y yo podemos ir en otro coche, mañana tiene que estar conmigo para hacerse cargo de mi equipo de trabajo mientras estemos de viaje.  –me parecía excesivo que fuera a llevarme el chófer, tenerle todo el día esperando y además en un coche que llamaba tanto la atención, Gonzalo adivinó mis pensamientos.

-Tienes que irte acostumbrando Daniel.  –le entendía pero resultaba extraño para mí este cambio de vida tan drástico, me esforzaría todo lo que pudiera para estar a su altura.

Durante la cena estuvieron hablando de la gente a la que tendríamos que visitar en Estados Unidos, amigos suyos y socios a los que Gonzalo debía explicar que sus abuelos no volverían por allí forzados por su avanzada edad.

-Van a ser una gran cantidad de visitas las que debemos hacer.  –pasé mi mano por su brazo que cruzaba sobre mi pecho.

-Tendremos tiempo para hacerlo todo y para divertirnos  visitando modernas discotecas y el ambiente de noche que se vive allí.  –bajó su brazo y colocó su mano sobre mi pubis comenzando a jugar con mis pelos y a tirar de ellos, la pasó tiernamente por mi polla dormida que comenzó  reaccionar por el calor y el roce que recibía.

La soltó y comenzó a acariciar mis pectorales tirando con suavidad de los pezones de mis tetitas. Se mojó el dedo en saliva y lo pasó haciendo círculos sobre ellas, los pezones se me pusieron de punta y temblé sintiendo el agradable tacto de su dedo acariciándome.

-¿Qué haremos en U.S.A.? ¿Sabes el programa que tendremos?

-Aun no está muy claro pero lo más probable es que tengamos que volar de Florida a Cuba, de todas formas eso no tiene que preocuparte. –no dejaba de acariciarme, volvió a pasar la palma de la mano por mi pene y otra vez a mis tetillas jugando con ellas.

-Gonzalo, ¿me estas provocando?  -reía suave sujetando su mano.

-¿Tú qué crees?  -terminó de hablar y aplicó su boca donde antes estaba su dedo, lamió y mordió mi pezón tirando de él con los dientes. Sujeté su cabeza y la aplasté contra mi pecho para evitar que siguiera tirando.

-Me lo vas a arrancar si continúas tirando.  –apartó la ropa y nos dejó desnudos sobre la sábana, a continuación se colocó a horcajadas sobre mi vientre y me miró desde arriba sujetando mis manos con las suyas sobre su abdomen y las fue bajando hasta depositarlas sobre su polla aún blanda y los testículos que reposaban en mi pecho.

-Ponla en forma, está esperando tu boca.  –continuaba apretando mis manos y fue aflojando las suyas dejando que yo actuara.

La cogí y sentí la suavidad de su piel, comencé a pasar mis dedos por ella y metí el dedo índice por su prepucio para llegar a su glande, quedaba una falange y media cubierta por su piel antes de llegar a tocar la punta de la cabecita.

Me gustaba muchísimo y no son normales los penes con tal cantidad de pellejo, ver como cuando se va llenando de sangre se va retrayendo hasta aparecer la punta del glande por el pellejo me dejaba boquiabierto. A Gonzalo hay que ayudarle siempre para que lo saque todo,  entonces la vena tan marcada que lo riega queda ligeramente estrangulada al final del oscuro prepucio, que al estirarse, coge brillos nacarinos rojos, tirando a negros rojizos que dan ganas de lamerlos.

Fue deslizando sus rodillas sobre la cama y su culo sobre mi cuerpo hasta que su verga quedó a un par de centímetros de mi cara, aspiré su fragancia y era mucha la tentación al tenerla tan cerca, saque la lengua y avancé hasta que entraron en contacto. Gonzalo miraba la operación haciendo pequeños movimientos para que su verga y mi lengua se tocaran y separaran en un curioso y erótico juego. Una de las veces metí mi lengua y llegó con su polla hasta mis labios, besé su glande y lo atrapé con ellos sin meterlo entero en mi boca, recogía con mi lengua el precum que le salía y la pasaba por su glande causándole escalofríos de placer.

Gonzalo disfrutaba de ese juego y le producía sensaciones altamente placenteras, empujó y supe que deseaba que se la mamara de verdad y dejar el juego, flexionó sus rodillas para elevarse y buscar el ángulo de entrada en mi boca correcto, metió la mitad y cogí el fuste que no había entrado con mi mano, la otra la llevé a su culo que estaba al aire para acariciarlo y empujarle hacia mí y conseguir que me entrara más verga.

Le masturbaba la polla que quedaba fuera y la otra parte la envolvía con mi lengua apretándola contra mi paladar, me follaba muy despacio y me encantaba notar todas sus rugosidades, sus venas y el delicioso tacto de su capullo en el fondo de mi boca soltando su dulce precum.

Estuvo un rato así y no me atrevía meterle mis dedos sin estar ensalivados, no podía hacerlo porque tenía mi boca ocupada con su pene, se me ocurrió llevar la mano a su boca, me entendió y me mamó los dedos humedeciéndolos, despacio se los fui introduciendo y cuando los tuvo dentro los apretó muy fuerte con su ano, creía que se corría en ese momento y su cuerpo se estremeció metiendo más su polla en mi boca.

Retiré mi mano de su tallo para que metiera lo que deseara de su pene, estaba preparado para recibir toda su polla y cogí sus huevos que golpeaban en mi barbilla, sujetó mi cabeza con sus manos y ahora empezó de verdad a follarme con ganas, le veía muy excitado por todas las sensaciones que recibía, de mis dedos en su culo escarbando en él, de sus testículos apresados en mi acariciadora mano y, sobre todo, del calor y la humedad que mi boca y garganta le ofrecían a su miembro viril.

No pudo aguantar mucho más y se metió en mi boca hasta que sus pelos hicieron tope en mi nariz, empezó a temblar y los primeros chorros de sus jugos fueron a mi garganta, solamente al final me permitió que saboreará su semen.

Fue una auténtica follada de boca, como si me estuviera cogiendo el culo y dejado su esperma muy dentro de mi vientre, pues ahora había sido lo mismo, pero por arriba. Se sentó sobre mi pecho teniendo cuidado de no aplastarme y su verga salió hasta quedar únicamente su glande dentro, sus manos que antes empujaban con fuerza mi cabeza para meterse en mi boca, ahora eran dulces alas de pájaro acariciando mis orejas que las debía tener rojas.

Nuestras miradas se encontraron, seguía lamiendo su glande mientras él continuaba suspirando, temblando entre mis manos que acariciaban con ternura su cintura.

Tenía vicio por su glande tan rico y sabroso, pero lo fue sacando de mi dejando deslizar su cuerpo, en la operación contraria a lo que hizo anteriormente, hasta quedar su boca sobre la mía, lamió mis labios rojos a punto de sangre e hinchados de soportar sus embestidas. No me decía nada con su boca y eran sus ojos los que me hablaban. Pasé mis brazos por su espalda para atraerle  y que uniera nuestros pechos.

-Te amo Gonzalo, me haces tan feliz.  –y era cierto, era la pura verdad lo que le decía, me sentía en la gloria teniéndole allí abrazado, soportando su peso sobre mi hasta sentirme asfixiado y serme imposible anchar mi pecho para coger el oxigeno que necesitaba para vivir, él era mi vida entera y el aire no importaba en estos momentos.

-Te amo mi pequeño, mi enano, hermanito querido. - murmuró al fin.

Se fue dejando caer de mi y se colocó de rodillas mirándome, era increíble lo que mis ojos veían, estaba magnífico con su respirar aún agitando su ancho pecho, sus fuertes brazos y duros muslos y sobre todo su verga que mantenía apuntando hacia su ombligo. Me levanté sobre mi codo y llevé mi mano para agarrarla, la tenía durísima y con la piel que reventaba, húmeda la punta de la que seguía manando precum otra vez.

Había pensado que todo estaba hecho y terminado, pero al verle así la polla me volvieron las ganas locas por tenerla, daba la impresión de ser la verga de un animal mitológico potente y favorecido por los dioses.  Le miré suplicante.

-La quiero, rómpeme el culo como antes la boca.  –debió gustarle lo que le dije porque reía mientras se agachaba a besar mis labios.

-No te voy a romper, nene mío pero te la voy a meter bien adentro.  –mientras me besaba logré reunir saliva y mojar mi mano, comencé a acariciar mi ano metiendo mis dedos en mi culo, quería estar preparado para que me penetrara con su pene cuando quisiera.

Tenía mis piernas muy abiertas y se metió entre ellas, sujeté su polla con las palmas de mis manos y la fui posicionando en la entrada de mi culo. Mis ojos le pedían que me la metiera mientras mordía mi labio inferior disfrutando ya de tenerla dentro. La meneaba masturbándose con las palmas de mis manos pero no empujaba lo suficiente.

-Métemela ya Gonzalo, la necesito dentro de mi cuerpo.  –se agachó con sus codos en mis costados y me besó entregándome su lengua a la vez que avanzaba su cuerpo y se iba metiendo en mi interior. Cuando su polla me llegó al fondo también lo hizo su lengua en una doble follada de placer que me iba a hacer explotar en segundos.

Pasé mis piernas por detrás de sus muslos apretándolo para que entrara más.

-Dame duro, mátame, haz que muera Gonzalo.  –mi cuerpo temblaba de placer contenido, me la metía sin parar un momento, esforzándose y sudando sin dejar de besarme y entrar en mi culo con mucha rapidez, sacando solamente parte de su verga y volviendo a entrar con fuerza arrastrando mi cuerpo siguiendo sus movimientos, sentí el cosquilleo en mi culo y exploté en una orgasmo anal, abracé su espalda contraído, agarrotado del puro e inmenso placer que sentía, mi hombre duraba mucho esta vez y me hacia disfrutar de su cuerpo de macho y de su potente polla.

Me repuse un poco pero no dejaba de temblar hasta que me sentí clavado bestialmente, descrucé mis piernas y se movió violentamente preñando mi vientre con su tibio esperma que sentía salir sin parar de su verga, y entonces me corrí con violentos estertores retorciéndome en la cama y gritando.

Habían pasado unos minutos, respirábamos entrecortados, yo fui el que primero se calmó y empecé a pasar mis manos por sus costados abrazando su culo con mis piernas, levanté su cabeza para que me mirara, mis ojos le sonreían y mi boca también.

-Eres increíble mi amor, me gusta lo macho que eres, mi hombre maravilloso, un día nos va a dar algo.  –reía abrazando su cuello y enterrando su cara en mi clavícula como mi me hubiera dado un ataque de locura.

Sacó su verga y se tendió a mi lado exhausto.

-No voy a poder ni lavarme.  –solté una carcajada y fui al baño, me limpié con una rápida ducha, Gonzalo no se había movido de donde le dejé, humedecí una toalla y procedía a pasarla por su cuerpo limpiándole como pude, sobre todo el sudor y su verga con restos de su leche  y nuestros jugos, la hubiera lamido pero teníamos que dormir.

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Nuestra despedida resultó precipitada, Wes abrió las cortinas pero no nos levantábamos y se marchó a mi habitación dejándonos solos, lo de anoche había sido de muerte y si yo estaba así pensaba como podría estar Gonzalo que había sido el que más trabajó realizó además de correrse dos veces.

-Levanta pequeño, llegarás tarde a Bristol.  –resultó un revulsivo el recordarme mi viaje para que saltara de la cama y fuera corriendo al baño.

Durante el desayuno apareció Tegan para decirme que Glenn me esperaba, llegué al baño aun comiendo mi tostada y empecé a lavarme los dientes y echarme colonia a montones.

Recogí mi cartera y portátil y volví al comedor, el abuelo no se había levantado aún y los tres desayunaban tranquilamente, fui deprisa a dar un beso a la abuela y a Borja, Gonzalo quiso levantarse, se lo impedí con un beso en su boca y lamí su labio que sabía a mermelada.

Miraban divertidos mi locura y carreras de uno a otro lado de la mesa, es posible que tuviera que controlarme en mis muestras de efusiones cariñosas, pero hasta que no me lo dijeran seguiría manifestándome como realmente era. Solté un bufido cuando Glenn me abrió la puerta y me senté en mi asiento, no hacía mucho calor y sin embargo sudaba.

El tráfico resultaba agobiante para salir de Londres y después el viaje resultó regular y tranquilo, pasaron dos horas y media hasta que cogió la carretera de Newport antes de entrar en Bristol y en unos minutos entrabamos en la fábrica.

Joel lo había dispuesto todo para que no tuviera problemas de acceso, solamente me pidieron revisar mi maleta y bolso, recibir el detector de presencia para tener el sistema un control de donde estaba en todo momento y una chica me llevó hasta donde se encontraba el despacho de Joel, fuera del edificio de las oficinas generales.

Estuvimos trabajando en su despacho hasta la hora de comer, lo hicimos en el comedor de la misma fábrica, la mesa estaba apartada y me dio la impresión de que Joel no intimaba mucho con el resto del personal, todo iba muy rápido y a continuación me llevó para que viera la planta con el nuevo reactor que ya funcionaba aunque le faltaran ajustes y pruebas.

Me quería presentar al director de la factoría, ya que a partir de septiembre tendríamos que reanudar nuestra colaboración y debería estar en algunas reuniones con él, creo que nos gustamos mutuamente, él al menos me causó una agradable impresión en el poco tiempo que estuvimos hablando y luego volvimos a trabajar, Joel quería que me llevara datos en mi ordenador para a que los fuera estudiando y comparando con los que daba la planta de pruebas de Lille.

Estimaba que hasta Septiembre el nuevo reactor no estaría operativo para entregar las primeras producciones a los clientes, y que sería entonces cuando mi presencia sería necesaria.

Casi todo se había reducido a tomar datos que en mi tiempo libre debía ir estudiando, tendría Julio y Agosto para entrar a fondo en el proceso, ahora no quería pensar en ello.

Glenn se había preocupado de sí mismo y desconozco como consiguió que le dieran de comer en la fábrica. Sentí, que estando tan cerca, no poder verme aunque fuera un momento con mi amiga Maira.

Durante el camino de vuela llamé a André y le relaté mi visita y mis impresiones con todo lo que Joel me transmitió, en Lille no tenían problemas y me pidió que hablara con Elie para que me diera más detalles, esperaba que en los siguientes meses volviera por allí, ya había visto que sería así, sin duda lo tendría que hacer, al menos una o dos veces al mes y Joel me lo había sugerido.

Cuando llegamos a casa Gonzalo y Borja no habían vuelto de su trabajo, los abuelos estaban en su sala que tantos recuerdos tristes me traía, entré en la habitación cargado con mi portátil y mi bolsa y el abuelo me miró curioso, dejó el periódico que estaba leyendo y se deslizó en el asiento para que me sentara a su lado.

Primero fui a besar a la abuela, se fijó en mi rostro radiante, estaba contento de cómo había resultado el día y al besar al abuelo me senté a su lado dejando mis trastos en el suelo.

-Tiene que haber sido un buen día, se te ve contento.  –la abuela me miraba cariñosa, estaba entretenida haciendo una especie de ganchillo, tenía a medias de hacer una especie de cestilla de trapo que tejía con habilidad.

Comenzaron las preguntas, tenía miedo de aburrirles con lo que pudiera decirles de mi visita, pero parecían realmente interesados, me animé y comencé a describirles como había pasado el día, quien era Joel y muchas más cosas, ya no pensaba que podría cansarles mi charla. Me sentía realmente bien sabiendo que mis pequeñas cosas interesaban a alguien.

Nos interrumpió la llamada de Gonzalo, iban a retrasarse por su trabajo y era muy bonito escuchar sus disculpas, saldríamos esta noche a una fiesta que les habían invitado y Borja vendría con nosotros al encontrarse Blanca de viaje.

Me despedí de los abuelos después de tomar el té con ellos, quería pasar los datos de mi portátil al ordenador de mi mesa, por seguridad para no perderlos por cualquier motivo. Toda esa parte de la casa permanecía en silencio y me centré en mi trabajo, tenía que terminar de entender esa máquina que para mi aún ocultaba misterios y recursos.

Cuando llegó Wes le hable de que a la noche íbamos a salir de fiesta, aproveché para agradecerle la ropa que me envió a Lille y felicitarle por su acierto, Gonzalo había hablado ya con él y dado instrucciones.

Continué trabajando hasta que Gonzalo apareció en la puerta, se le veía realmente cansado y…, ¿qué hay mejor que una ducha para quedarse a gusto después de una dura jornada de trabajo?

Nos metimos en el baño y no, no llegamos a follar, porque le veía falto de energías aunque yo tuviera ganas, él solo se dejaba lavar y que le acariciara pasando mis manos envueltas en las pompas del gel por su espalda, por sus duros glúteos y deje de regodearme en su cuerpo para no exigirle lo que ahora no estaba en condiciones de darme.

La ducha hizo milagros y cuando se vestía lucía como un primoroso clavel, la fiesta debía ser de etiqueta, los trajes que nos preparó Wes eran negros con pequeñas diferencias y ligeros adornos que rompían la seriedad que predominaba, camisa con pecheras emperifolladas y pajaritas en el cuello, la suya negra y la mía verde oscura que podía pasar por negra a los ojos de observadores sin detalle.

Cuando llegamos al comedor nos estaban esperando, Borja vestía igual que nosotros y la abuela se nos quedó mirando a los tres, el orgullo se le notaba en la mirada. Comimos poco, más que nada picar de un plato para acompañarlos, y Borja apuntó que habría comida en la fiesta, informal para que el público no fuera vencido por la bebida.

El trayecto me pareció muy largo y cuando descendimos del coche estábamos en mitad del campo, la fachada de la casa estaba toda iluminada, demasiado para mi gusto, y me recordó al hotel palacio de mi primer encuentro en York con mis compañeros de promoción en la empresa.

Se colocaron cada uno de ellos a mi lado Borja iba suelto pero Gonzalo me llevaba cogido de la mano, me sentía un poco extraño al caminar como si fuera protegido por los dos hombres, parecían “Guardias de Corps” custodiando a su soberano, llamaban la atención por su gallardía al punto de que las mujeres no podían evitar mirarlos.

Me fueron presentando  a las personas que les interesaban, casi todos hombres de mediana edad acompañados algunos de bellas y sensuales chicas elegantemente vestidas.

Notaba, como si fuera un sexto sentido, que alguien me miraba. Solté la mano de Gonzalo que de vez en cuando me la cogía como si fuera a escaparme y me volví. Unos metros alejados de nosotros se encontraba un grupo mayormente compuesto de personas orientales, varias vistosas chicas reían con ellos, uno de los hombres que no sería mayor que nosotros tenía su mirada fija en nuestras figuras, concretamente en la mía, me sentía violentado por su insistencia en mirarme y al volverme no desvió su vista y me sonrió viendo que yo le miraba.

-Son inversores chinos que están comprándolo todo, ahora tienen puesta su mirada en los viñedos de España.  –Borja se había dado cuenta de mi mirada hacia ellos y sin pedirlo me informaba.

El primer salón al que accedimos se hallaba lleno de público, el champán francés brillaba en las altas copas trasportado en las bandejas de los camareros que transitaban entre la gente.

Bellas mujeres disputaban, con elegantes y guapos chicos, los favores de las miradas y atenciones de los magnates que se hacían de rogar antes de hacer su elección para pasar la noche con la persona o grupo elegido.

Borja y Gonzalo conocían a bastantes personas de las que había allí, algunos de ellos los saludaban y permanecían unos minutos hablando, continuaban siendo selectivos con los que me presentaban aunque eran tantos que renuncié a ir memorizando sus nombres y datos.

Al salón llegaba la música que se interpretaba en algún otro lugar, Borja se quedó hablando dentro del un grupo y Gonzalo me sujetó de la mano para llevarme hacia un extremo de salón, la música se escuchaba a más volumen, pasamos una especie de separación y al abrir otra puerta el ruido me ensordeció.

Parecía una discoteca sin serlo, a la derecha había una pista elevada, como si fuera una pasarela de modelos y allí bailaban en fila unos veinte chicos y chicas, con público que les miraba entre los que nos encontrábamos nosotros.

La luz era escasa pero se podía ver y apreciar los rostros de los espectadores, en el lado derecho de la pasarela se encontraba el grupo de orientales, los chinos que vi antes, entre los que se encontraba el que no dejaba de mirarme.  Le hizo una seña a unos de los bailarines y este se retiró bajando los escalones hasta nuestro nivel, hablaron un momento y se dirigieron hacia una pista de baile normal en el lado izquierdo del salón.

Me acerqué a Gonzalo y pasé mi brazo por su cintura.

-¿Esto de qué va?  -lo suponía después de ver que la escena se repetía y nuevos chicos y chicas ocupaban los lugares vacíos en la pista.

-Algo parecido a lo que sucede en la disco de tus amigos en Lille con alguna variante, aquí la mercancía se muestra, el cliente elige lo que quiere, puede ser para pasar un rato bebiendo, bailar, llevártelo a la cama o tomar alguna raya, pero aquí no existen las entradas, a las fiestas solo se puede venir siendo invitado o que tú la hayas contratado para tus amistades.

Todo había quedado muy claro y difería muy poco de lo que había supuesto, lo que me parecía extraño era que el chino hubiera contratado un chico, con el que de momento bailaba en la pista, cuando estaba acompañado de tan bellas chicas.

Me olvidé de él cuando Gonzalo me llevó hasta la pistas de baile y abrazó mi espalda inclinándose para besar mi cabello.

-Lo que no te puedo proporcionar es una pareja que sepa bailar como a ti te gusta, y me parece que de los que estaban en la pasarela ninguno ha llamado tu atención.  –abracé su talle uniendo mis manos detrás de su cintura para fundir nuestros cuerpos apretándome a él.

-No necesito genios del baile, contigo tengo suficiente y aunque no bailes muy bien te prefiero a los demás.  –sentía como sus brazos se tensaban y me apretaba contra él.

Pasamos mucho tiempo bailando, nunca había visto tan animado a Gonzalo, sueltos y abrazados, era igual, lo importante era permanecer juntos, estaba resultando una fiesta que me encantaba.

Volvimos al primer salón y nos encontramos con Borja, estaba acompañado de una chica y se notaba que no era una invitada, la despidió pasándole unos billetes con disimulo y cuando me vio mirándole se puso rojo.

-Vamos a comer algo, estoy hambriento.  –nos precedió sin esperar una respuesta hasta un buffet servido por camareros en otra habitación, había de todo sobre las mesas, escogí unas alas de pollo frío y jamón español, luego fuimos a una mesa para comer sentados.  Les miraba y me divertía verles engullir entusiasmados, era de admirar la cantidad de comida que podían meter en sus estómagos.

-Venden una mercancía muy buena, se están llenando hasta los ojos de la puta coca.  –cuando Borja habló Gonzalo le miró muy serio.

-¿No se te habrá ocurrido cogerla?  Borja puso cara de aburrimiento o molestia.

-No estoy loco, ¿tú crees que ahora estaría comiendo como estoy haciendo?, es solamente un comentario de lo que sucede dentro.  –no se habló más y cuando se dieron por satisfechos volvimos al salón primero.

-Creo que debemos volver a casa, tenemos muchos temas que tratar mañana. –Gonzalo tiraba de mí para ir sorteando a la gente hasta que se detuvo delante del chino curioso.

Se dieron la mano y comenzaron a hablar sobre preparar un encuentro, Borja le intentaba explicarle que resultaría imposible hasta Julio y cuando acordaron que él le atendería en lugar de Gonzalo se me volvió a quedar mirando.

-Tú eres español.  –hablaba nuestro idioma casi mejor que nosotros, dirigió la mirada hacia Gonzalo pidiendo con un gesto que nos presentara.

-Disculpa Cheng-Gong, Daniel es un amigo, español como nosotros.  –el chino me tendió la mano con una abierta sonrisa, mantuvo mi mano cogida más de lo era normal y tiré suavemente de ella para retirarla.

-Los amigos de mis amigos lo son también míos, espero que podamos vernos pronto aquí o en España donde voy con frecuencia.  –como antes había pensado resultaba un hombre que no sobrepasaría los treinta años, de rostro bastante redondo, ligeramente más bajo que yo y mucho más fuerte, físicamente se le podría catalogar de muy interesante y agraciado, y sobresalía por un aura de poderío un poco pedante.

-Daniel has cazado al viejo tiburón.  –Borja hizo el comentario y soltó una carcajada que Gonzalo secundó.

-Cuando le vuelvas a ver procura alejarte de él, es persistente y tenaz como no puedes imaginarte.  –dejaron de reír y sentía curiosidad.

-Parece que le conocéis y no creo que esté interesado por mí, al entrar le hemos visto rodeado de mujeres.

-Claro que le conocemos, encabeza un grupo de inversores y parece que lo quieren comprar todo, la verdad es que además de ser lo que ha dicho Borja es listísimo y un zorro, pero nos ha permitido hacer muy buenos negocios con su grupo, es una persona con la que tenemos que mantener unas buenas relaciones.

-¿Lo has pasado bien?  -Gonzalo estaba prácticamente encima de mí, era muy tarde y aún deseaba continuar hablando después de llegar a casa y meternos en la cama.

-Ha resultado una nueva experiencia y he disfrutado de tu baile, he gozado la noche la verdad, y con algunas sorpresas, ¿te has dado cuenta de lo bien que habla el español el señor Cheng?  –acariciaba su pecho y como respuesta besó mi hombro pasando su barba por él en un juego.

Me revolví y quiso continuar el juego, me sujetó muy fuerte por detrás sin dejarme mover los brazos y hacía como que me follaba restregando sus genitales en mi culo, no estaba excitado ni tenía su polla preparada en ningún sentido, era solamente un juego que iba tomando el camino de convertirse en autentica necesidad.

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