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Mi primera vez, que dolor; mi segunda vez... ¡ooohhh!

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Ya les conté que me hice novia-amante de Iván, que no quería que supieran de lo nuestro hasta que fuera yo mayor de edad. Por unos meses nos entregamos a la felicidad que nos proporcionaban nuestros cuerpos cada vez que nos fundíamos entre sábanas de hotel, pero una noche que estaba muy raro mi amante fuimos como siempre al hotel que era nuestro nido y todo normal hasta que cuando me estaba acariciando con su garrote mi vagina lo sacó y me dijo que me volteara. Yo me quedé como sin entender y entonces él se encargó de darme vuelta con mi cara contra la cama y entonces comprendí que me iba a penetrar por el ano lo cual me causó temor, pues nunca había tenido sexo anal; le pedí que lo hiciera despacio pues mi ano era cerrado y era estreñido, pero nada me dijo, solo acomodó su verga en mi rajada y empezó a meterla. Yo traté de moverme y me abría las nalgas con las manos para facilitar las cosas, pero me empezó a doler cada vez más hasta que no soporté más y le dije que se quitara. No me hizo caso y siguió presionando hasta que me lo intenté quitar de encima tratando de golpearlo y moviéndome fuertemente, pero él me inmovilizó con sus manos y me aplastó con su cuerpo, sentí que se me partía el culo y creo que grité al tiempo que me desmayé. El me siguió usando hasta que tuvo su orgasmo porque al despertar había semen escurriendo de mi ano y el dolor era insoportable; él ya se vestía y solo reía como tonto; entonces comprendí que estaba drogado. Yo no dejaba de sollozar y trataba de quitarme el dolor separando mis nalgas con mis manos como queriendo sacar algo que tenía y me causaba presión; fui al baño a limpiarme y me di cuenta que tenía algo de sangre. Me cambié mientras le reclamaba lo que me hizo y el solo sonreía tontamente, decidí dejarlo y me fui en taxi a casa; me fui sentada en una nalga porque con las dos asentadas me hacía sufrir el dolor. 

Al día siguiente le hablé y le dije que terminamos por lo que me hizo y por más que me dijo arrepentido y que lo perdonara lo corté. Para mí fue imperdonable su acto perverso que me dejó con problemas al caminar pues estuve muchos días caminando como lo hacen los pingüinos porque sentía que algo me atravesaba y me llenaba el culo molestándome. 

Así fue, aunque deseaba mucho y extrañaba su cuerpo y los orgasmos que me daba, no le permití verme en meses, incluyendo mi fiesta de cumpleaños que mi prima Olga me organizó. En plática con ella me dijo que a muchos hombres les gustaba el sexo anal y había que a veces dejarlos disfrutar de nuestros culos, que ella lo hacía con su novio con el que pronto se casaría. Entonces me dio instrucciones para permitir que mi esfínter anal fuera más flexible y me pudieran penetrar sin dolor; me habló de ejercicios, cremas y uso de cosas para hacer más grande el ano. Entonces seguí sus consejos por un tiempo y un día me di cuenta que al meterme el mango de un cepillo para el cabello cubierto con condón sentí mucho agrado, más cuando me lo giraba; descubrí entonces que tal vez el sexo anal fuera excitante con el miembro de un hombre. Entonces me dije que debía probar y le platiqué a mi prima, quien me dijo que podía probar con un hombre que no tuviera un pene demasiado grueso y que ella me lo conseguiría pues su novio era muy chismoso en eso con sus amigos. Así las cosas, unos días después en una reunión de amigos de ellos me invitó y me presentó a mi futuro amante: Víctor; el chico tenía una cara preciosa, aunque no tenía mucha complexión y era más bajito que yo, él tenía 18 apenas cumplidos.

Pues nos hicimos de plática y de a poco le insinué mi interés por él y se dio cuenta, entonces empezó a invitarme a bailes y a paseos hasta que se animó a arrimarme su chorizo cuando pasábamos a espaldas de una iglesia con calle oscura y nada de autos; le correspondí y de ahí nos metimos a un callejón cercano a continuar nuestras caricias y besos. Sentía en mi vientre el bulto de su pene frotándome mientras él me comía el cuello, los hombros y me agarraba de las nalgas; lo quité el cinto y encontré su verga con mi mano y la saqué de sus ropas acariciándola al tiempo que el metía sus manos entre mi pantalón y mis nalgas. Muchos gemidos y jadeos y suspiros que me ponían muy ganosa y a él también, entonces me volteé de espaldas y le ofrecí mi culo bajándome el jeans y separando mis nalgas; de inmediato me colocó su verga en la entrada y abrazándome por la panza me penetró de un empujón doloroso y a la vez placentero. Lo que siguió fue un entrar de verga que me estremecía y una salida que me descomprimía al principio lentamente y aumentando el ritmo... ¡cielos, que gozo cada que me la sacaba! ¡sentía que se me salía el alma junto con su verga!

Se oía el chasquido de nuestros líquidos y los golpes de su vientre contra mis nalgas y eso me excitaba más... entonces llegó la magia de un orgasmo en Víctor y me empujó contra el muro donde me aplastó con su cuerpo mientras me llenaba los intestinos de leche caliente y excitante acompañado de gritos de placer de ambos. Ya que se vació todo en mi me sacó su palo, sintiendo yo de nuevo un gran placer ¡aayyyy que ricoooo cuando me la sacó toda!, sentía un hermoso vacía entre mis nalgas y mi culo parecía latir. Entonces me volví y lo besé muchooooo ratooooo chupando su lengua y moviendo con fruición sus labios; cuando lo solté me pidió que le limpiara la verga con mi boca y me arrodillé para pagarle, primero sentí asco de comer de mi excremento pero rápido lo olvidé y le lamí y le chupé su pedazo de carne que estaba chora pero de a poco regresó a su erección, encantada de saborearlo empecé a succionar con fuerza y el hizo gritos como si roncara, entonces me tomó por la cabeza y me cogió por la boca metiéndola hasta el fondo que me ahogaba y sacándola toda; pronto su verga se sacudió varias veces dentro de mi boca y otra vez eyaculó y él rugía como león con su verga muy metida hasta mis anginas; sentía que me ahogaba y quería sacarla de mi boca pero él me sostuvo así con fuerza hasta que terminó, yo vomité cuando él me soltó y le pregunté si aún tenía leche para mi vagina, que a este tiempo estaba mojada y muy caliente. 

Me dijo que ya estaba muy cansado y en otro día me daría su leche por mi coño y eso me dejó triste y atontada ¡me urgía un orgasmoooooo!... entonces tomé su mano y la puse en mi vientre bajo, él entendió y me masajeó la vulva y metió de a poco sus dedos de en medio empezándome un placer indecible, yo agarraba su brazo muy fuerte mientras jugaba con mi clítoris que me temblaba a cada caricia, él se arrodilló metió su cara en mi bajo vientre buscando mi sexo con la lengua; yo me abrí de piernas y adelanté mi coño iniciando un chupeteo delirante que me parecía desmayar de gozo. En eso sentí que se me salía todo el cuerpo por la vagina y empecé a vaciarme con estertores y gritos mientras él no dejaba de succionar mis adentros; se me acabó la fuerza y me deslicé para sentarme recargada en la pared toda como muñeca de trapo. Víctor se sentó a mi lado y me abrazó tiernamente y así quedamos hasta que recuperamos fuerzas y nos fuimos, diciéndonos cosas hermosas como dos tórtolos...

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