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Historias de oficina (13)

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Capítulo 13 (Reencuentro)

Salte sobre el uniendo mis labios a los suyos, demostrándole todo el amor que sentía, nuestras lenguas volvieron a encontrarse luego de tanto tiempo, mis piernas rodearon su cuerpo manteniéndome en el aire, mis ojos se negaban a abrirse por si todo aquello solo se tratara de un maravilloso sueño mientras mis labios eran mordidos, era un dolor que extrañaba sentir, un placer del que parecía que no gozaba desde hacía ya años, sentí que me apoyaba contra la pared de aquel pasillo mientras su cuerpo sostenía el mío, nuestras frentes permanecían juntas mientras, mientras escuchábamos nuestra alterada respiración. Al abrir mis ojos comprobé que realmente me encontraba en sus brazos, su mirada se topó con la mía, mostrándome un verdadero amor que nacía en lo más profundo de su ser.

—Hola Srta. Márquez – dice sonriente.

 “Srta. Márquez…”

***

—Oh… mi dulce Srta. Márquez, este hombre no está muerto, su disparo solo lo hirió…

Se oyeron tres disparos que terminaron con la vida del agonizante hombre.

***

—Por favor bájame – dije esquivando su mirada. No me sentía con las fuerzas suficientes para mirarlo a los ojos

Sus ojos trataron de entender que pasaba por mi cabeza, entender que era lo que había destruido el hermoso momento que se había creado.

—Por Favor…quiero ir a cambiarme. – dije con un hilo de voz.

—¿Qué pasa Mariza? – pregunta al momento que me baja, estudia mi mirada, pero no entiende.

—Nada pasa…

Se escucha un leve carraspeo a unos metros de nosotros es una persona que no conozco, mira expectante a Víctor y levanta una mano sonriente a modo de saludo para mí a lo que respondí con la mejor sonrisa que tenía en ese momento.

—¿Qué pasa Lucio? – Pregunta con un tono brusco.

—Tiene una llamada Sr. Vask.

—No estoy para nadie.

Parece como si dudara unos segundos como si no supiera si retirarse o no.

—Es de parte del Gobierno Nacional señor.

Víctor deja escapar un suspiro prolongado como denotando cansancio para luego lanzarle una fugaz mirada.

—Está bien… los atenderé en mi despacho en dos minutos.

—Si Sr. Vask.

—¿Quién es? – Pregunte confundida

Continuo su mirada perdida en mis ojos, sabía que era cuestión de tiempo antes que me rindiera y le contara, esbozó una sonrisa y me beso de manera fugaz.

—Es mi chofer…no es más que eso, trabajo con mi padre y ahora trabaja conmigo es una de las pocas confiables que me queda, es un buen amigo.

—¿Tu chofer lleva tu agenda? – pregunto divertida.

—Sí, tenía que sacarle algo de trabajo a Eva… ayer estuvo esperando por ti.

—Quiero ir a la empresa.

—No

—Por favor…por favor, encontrarme con Eva me ayudara a tranquilizarme.

—No, la casa es segura, le diré a ella que venga, quiero que te quedes tranquila hasta que encontremos a los responsables – tomo mi rostro entre sus manos y me sentí a salvo, tranquila – extrañe esa boca – dijo mientras me besaba.

Se tomaba su tiempo, su lengua invadía mi boca, mordía mis labios, recorría mi cuerpo con sus manos.   El hechizo se terminó de repente cuando se alejó de mí, los negocios continuaban, el todopoderoso Sr. Vask volvía a su trabajo, mis labios dejaron escapar una leve sonrisa, de manera tan irónica, seguía encontrándome sola y atrapada.

“¿Dónde estaba Michael?” pensé, la última vez que lo había visto estaba herido y aun así intentaba defenderme, alejé esos pensamientos de mi mente y me recosté nuevamente en la habitación de Víctor, las finas sabanas se encargaron de cubrirme y envolverme con su maravilloso calor.

***

—No, no me interesa, quiero hablar con un encargado, nadie me dice nada.

—Si se tranquiliza a lo mejor podamos hablar – dijo inexpresivo del otro lado el pobre cajero.

—¡Quiero hablar con un responsable a cargo, hace más de dos días que vienen evitando...por favor! – grite ya cansada de tantas vueltas.

—Srta. Márquez… soy la agente López, acompáñeme seré yo quien le explique – dijo mientras me ponía una mano en mi espalda y me guiaba hacia una oficina trasera, aislada del público de la aerolínea – Srta. Márquez… lamento decirle que llego el informe definitivo del siniestro, es mi deber infórmale que la búsqueda ha finalizado y no se han encontrado sobrevivientes.

Quede paralizada por algunos segundos, mi respiración se cortó al momento que las lágrimas comenzaban a cubrir mis ojos para poder caer por mi rostro, mi corazón recibió una fuerte punzada, el dolor más grande que había sentido en mi corta vida se encargó de pulverizar las pocas ganas que quedaban de continuar con mi existencia, la agente que me dio la noticia, me dio un fuerte abrazo que también sirvió para evitar que me desplome en el suelo de la oficina, tuve suficiente fuerza para soltar cada uno de los gritos que estaban desgarrando mi interior.

***

—Mariza… despierta por favor…Mariza.

Mi sueño se terminó mientras aun podía sentir las intensas sacudidas que Eva me daba, su expresión era de angustia y preocupación, mi amiga se aferró a mi hundiendo su cabeza bajo la mía mientras comenzaba a llorar inconsolablemente, me quede simplemente acariciando su cabeza esperando que se tranquilice.

— Sentí que te perdía… no me entere de nada hasta días después, del rescate tampoco… Víctor me llamo cuando estaba por pagarlo y después no me dejo quedarme hasta que despertaras – susurro en tras mi oído, con un evidente sentimiento de culpa – Te quiero… te quiero demasiado – sus brazos se aferraron aún más a mí.

—No podías hacer nada más Eva, yo también te quiero demasiado, quise ir hoy a la compañía, pero no pude.

—Las cosas cambiaron cuando no estabas, Victor estaba irreconocible, muy alterado, reaccionaba mal a cualquier cosa, echo a Alex de la compañía y me ofreció ayuda legal si era necesario – su mente se perdió por unos cuantos segundos hasta que por fin sus ojos me observaron de nuevo – no voy a atacar a Alex legalmente, nos pusimos a hablar y terminamos la relación. Me pidió llorando que al menos le diera mi perdón y se lo di, me dijo que tiene que irse al menos por un tiempo, aunque no me quiso decir a donde.

—Ya veo, estoy feliz por ti, no te voy a mentir, Alex tiene que expulsar a sus demonios internos – dije abrazándola por unos instantes.

—¿Vas a contarme sobre tu sueño? –  dijo sonriente.

Eva se convirtió en la segunda persona, después de Víctor, en conocer una parte tan oscura, tan privada de mi pasado, aunque realmente lo que le conté no fue un sueño ni una pesadilla fue un fragmento del pasado, contarle acerca de mis padres fue una de las sensaciones más liberadoras que sentí en muchos años, ella simplemente me contemplaba con ojos muy abiertos y expectantes, mis lágrimas recorrían mi rostro mientras podía experimentar nuevamente cada una de las sensaciones que dominaron aquel entonces, reino el silencio entre nosotras, nos mirábamos pero sin animarnos a decir nada más, fue ella la primera en volver a sonreír cuando su teléfono sonó anunciando un nuevo mensaje.

—¿Quieres ver algo lindo? – pregunta enseñándome el mensaje con una sonrisa pícara y divertida.

**

<Taxista Sexy>

—<11:40Am> No paro de pensar en vos ¿Qué hacías?

—<11:42Am> YO TAMPOCO EN VOS…voy a tratar de ver a Mariza, llego a la residencia Vask en dos minutos.

—<11:43Am> Espero que puedas verla, dale un abrazo de mi parte y que me perdone por no poder ir personalmente.

—<11:46Am> Yo le digo bonito…

—<12:01Am> ¿Pudiste verla?

—<12:55Am> Te Extraño…

**

—¿Taxista sexy? – dije riéndome – ¿En serio?

—Deja de reírte de mí – dijo tratando en vano de parecer enojada, su sonrisa se escapaba – Lo agende así cuando apenas lo conocía y ahora me da cosita cambiarlo, a él también le pareció divertido.

Como siempre la actitud divertida de Eva era contagiosa, el dolor que sentía se fue calmando, hablar con ella siempre era beneficioso para mí, me conto como Lucas se había convertido en confidente y más tarde en algo más.

La noche había llegado con la partida de mi mejor amiga, me sentía aburrida de estar encerrada en mi habitación…en la habitación de Víctor, baje las enormes escaleras principales, con un paso decidido pero tranquilo, apenas poner un pie en planta baja llamo la atención del personal.

—Srta. Márquez… ¿Qué está haciendo? Debe permanecer arriba descansando. El Sr. Vask dio indicaciones precisas, si necesita cualquier cosa puede pedírmela – dijo con la paciencia con la que se le explica a un niño – Estoy a su entera disposición Srta. Márquez.

—Estoy aburrida de estar encerrada, quiero cocinar… tal vez ayudar en algo.

Estallo en una carcajada que resonó en toda la habitación, solo la observé y fruncí el ceño sin comprender a que le veía tanta gracia.

—Srta. Márquez – dijo una vez más calmada y con cierta inseguridad en la voz, quizá ante mi enojo o descontento – lamento muchísimo haberme reído así… Ud. No debe hacer nada de eso, solo preocúpese en descansar, me colocaron en esta casa precisamente para eso.

— En primer lugar, me gustaría que me digas Mariza, No Ud. No Señorita. No Señora, simplemente Mariza, no me interesa ser tu Señora, me sentiría mejor si fuéramos amigas. En Segundo Lugar, me gustaría saber tu nombre.

—Natalia, Señori…Me llamo Natalia – dijo sonriente – ¿Qué tienes ganas de cocinar Mariza?

—No lo sé, mirare la cocina y me decidiré.

Decidí Simplemente hacer unas verduras salteadas acompañadas con piezas de pollo sin piel, Natalia me observa divertida, aunque guardaba sus comentarios.

—¿A qué hora llegara Víctor de la compañía?  Ahora que no tengo mi celular no puedo llamarlo para consultarlo.

—Oh, el Sr. Vaks ya ha vuelto de la compañía Srta. Márquez – la miro levantando una ceja – es decir, Mariza.

—Bien… – suspire cansada – voy a decirle que la cena esta lista.

Tapé las cacerolas y corrí hacia el despacho, entre sin siquiera golpear la puerta, dentro estaba Víctor y frente a el Luke.

—¡Luke! – dije acercándome a abrazarlo – o Sr. Weber como prefiera – dije sonriente

—Srta. Márquez, un placer contar con su presencia – respondió levantándose de su asiento y tomando su clásica postura.

Hablamos durante algunos minutos de cosas sin importancia, hasta que m vista recayó en Víctor, mi Víctor, nos miraba sonriente, aunque parecía que su mente se hallaba a cientos de kilómetros.

—Víctor… – sus ojos no se cruzaban con los míos, seguía mirando hacia la nada – ¿Amor?

Su vista me localizo al instante, mostrándome una boba sonrisa, le dije que la cena estaría lista y me retire del despacho, prepare la mesa, lista para esperarlo, tome asiento en una de las finas sillas que rodeaban la elegante mesa de roble. Los minutos pasaron de manera lenta y tediosa, hasta que por fin apareció, se acercó con un paso tranquilo, casi seductor, pero en lugar de besarme como era mi idea solo se sentó dispuesto a comer, le serví primero a él, quedo maravillado con una comida tan simple tan cotidiana en mi vida, nuestras miradas volvieron a cruzarse estudiándose hasta que sin siquiera un aviso se abalanzó sobre mi besándome con desesperación, abandonamos la improvisada cena y subimos las enormes e imponentes escaleras hacia el segundo piso de la casa.

—Momentos de sorprenderla Señorita – susurro en mi oído para después morderlo, haciendo que todo mi cuerpo se estremeciera.

Me llevo hacia su habitación, pero en lugar de ir a la cama nos dirigimos al baño, el agua de la ducha comenzó a caer empezando a crear una densa cortina de vapor, la ropa duraría unos pocos instantes, sus manos recorrieron mi cuerpo, llenándolo de mimos y caricias, desprendió el botón de mi jean y lo bajo junto mi ropa interior en un solo intento, dejándola tirada en el suelo, me saque rápidamente mi blusa, sus labios estaban sobre mi cuerpo, recorrían mi cuello, poseían mis labios, mis manos deseosas e incapaces de esperar arrancaron todos los botones de su camisa, termino de sacársela mientras mantenía sus ojos sobre los míos sin perder detalles de mis movimientos, de una sola vez bajo sus pantalones junto con su ropa interior, se acercó a mi lentamente como si estuviera acechando a una presa, volvimos a besarnos con pasión, todo el deseo salió nuevamente a la luz, nuestros cuerpos se extrañaban, nos colocamos bajo el caliente chorro de agua donde mi sostén fue removido y echado a un lado, mis brazos rodearon su cuello y me colgué de él, mis piernas rodearon su cintura para unirnos de una vez, estaba totalmente ansiosa y descontrolada, sus feroces penetraciones llegaban a los más profundo en mi interior, del mismo sitio de donde procedían mis gemidos, bufidos y suplicas que continuase,  nos apoyarnos contra uno de los laterales de la pomposa ducha totalmente absortos en nuestro placer, mis pechos que danzaban alegres y libres cayeron presa de sus besos de sus mordidas, mis uñas recorrieron su espalda de forma salvaje mientras mis gemidos se unían a los bufidos que el dejaba escapar, nos besamos apasionadamente mientras mi cuerpo se rendía. Entre bramidos de placer e gemidos ahogados explote de placer al llegar al clímax aferrándome a él con las pocas fuerzas que me quedaban, podía sentir como intensos chorros de un líquido espeso y caliente llenaban mi interior, escurriendo por mis piernas posteriormente.

Terminamos de bañarnos, entre besos y caricias para después acostarnos, intentamos hablar de nuestros gustos, pero sus manos no se detenían de un momento para otro estaba sobre mí.

—Hola – dijo sonriente.

—Hola – respondí sonriente – Estas interrumpiendo nuestra conversación.

—¿Prefieres conversar o esto? – dijo apoyando su erección sobre mi.

—“Uff por favor, te deseo, eres insaciable” ¿no quieres que terminemos primero nuestra conversación?

— Prefiero que lo dejemos para más tarde.

Sus besos evitaron que continuara hablando, sus manos recorrieron mi cuerpo, llegando a mis senos, sería una larga noche.

Desperté a su lado feliz, agitada y bastante excitada, me había despertado un sueño que decidí llevar a cabo, realmente era una fantasía, al principio tuve muchísimo miedo de que me rechazara, pero al comprobar su estado noté lo mucho que él también lo disfrutaba me di la libertad de disfrutar al máximo cada segundo, cada suspiro, cada caricia, me sentía bien, me hacía feliz tenerlo a mi lado, me sincere con él y le preparare el desayuno. De camino a la compañía – claro después de rogar como cuarenta minutos el poder ir – fuimos rodeados acompañados cada uno por un guarda espaldas, ninguno de ellos era Luke, el auto avanzaba a través de la ciudad, pronto llegaría a la compañía y me mente se perdería en números, papeles y una fila inmensa de gente deseosa de hacer negocios con el fabricante de armas más grande del país.

—Pronto llegaremos a la compañía ¿Segura que quieres esto? Puedo decirle a lucio que te lleve de nuevo, la casa es mucho más segura que la empresa.

Negué con la cabeza rápidamente

—Estoy bien, necesito despejar mi mente… por favor.

—Como quieras – dijo suspirando, sus ojos no se apartaban de los míos – alguien te espera en la compañía.

—Oh ¿Quién? – pregunte curiosa

— Smith, tu custodia.

¿Smith? Tendría un nuevo guardaespaldas… ni modo, debía seguir cada uno de los protocolos de seguridad que Víctor creara si quería volver a la normalidad, debía seguir las reglas.

Fui recibida por toda la compañía, todos me saludaban y abrazaban, algunos ni siquiera sabía cómo se llamaban, pero los saludaba de todas formas, entre el bullicio de la gente había perdido a Víctor, conversé con las chicas de administración durante varios minutos antes de seguir mi camino “claro que todo el mundo va a ser bueno conmigo después de todo soy la novia del jefe” ese pensamiento tan triste cruzo por mi mente al momento de tomar uno de los ascensores que me llevaría al último piso ¿Era ese el motivo por el cual todos me habían saludado de manera tan afectuosa? Me gustaba creer que mi buena actitud era remunerada, no me gustaba tener conflictos con nadie, era educada y atenta ¿Por qué no podía ser que solo se sintieran bien de que yo regrese?

—Detén el ascensor pro favor – una voz aguda llego hasta mis oídos, el pequeño grito había salido de los labios de una mujer que se acercaba a mi caminando rápidamente – Gracias, te debo una – dijo entrando en el ascensor que de inmediato comenzó a elevarnos.

Era una mujer muy hermosa, su rostro estaba salpicado por una generosa cantidad de pecas que combinaban a la perfección con su pelo pelirrojo que caía con ondulaciones hasta sus pechos, sus preciosos ojos celestes resaltaban de manera perfecta gracias al tés blanca de su piel.

—¿Tengo algo en la cara que me miras tanto? – pregunto divertida, me congele en el momento no me había dado cuenta que podía incomodarla – ya lo sé mis pecas son súper sexys no tienes que decirlo – añadió divertida, asumo al notar una ligera vergüenza en mí.

—Perdóname… no creí que podía incomodarte ¿Eres nueva?

—No te preocupes. Si, empiezo hoy de echo… Halle – dijo extendiendo su mano hacia mí acompañándola con una resplandeciente sonrisa.

—Mariza – dije estrechando su mano, las luces del ascensor se apagaron y con una fuerte sacudida se detuvo, me abracé a ella de manera espontánea asustada – ohh por todos los cielos….

—Calma, debe ser una tontería – dijo divertida mientras me devolvía el abrazo – ¿quieres goma de mascar de frutilla? Te ayudara

—¿Cómo podría ayudarme?

—Ayudará a que te relajes, todo estará bien.

Permanecimos sentadas en el suelo por unos quince minutos en los que prácticamente no había dejado de reírme, Halle no dejaba de decir tonterías, el ascensor retomo su camino hasta llegar al último piso, llevándonos sanas y salvas, recorrí el piso buscando a Eva, pero no se encontraba por ningún lado, nos dirigimos directamente a la oficina de Víctor, luego de golpear dos veces entre sin esperar autorización seguida por mi nueva amiga.

—Hola, perdón la intromisión – dije mirando a Víctor quien se hallaba hablando por teléfono sentado en su sillón tras el hermoso escritorio estilo francés, nos señaló las sillas que se encontraban frente a él y con otro ademan nos pidió que esperemos.

—Okey, si… si ya llego, muy bien, gracias, está bien adiós. Hola mi amor – dijo cortando el teléfono, mientras rodeaba el escritorio para tenerme a su alcance, un fugaz beso se posó en mis labios.

—Tuve un pequeño problema con el ascensor.

—Lo sé, lo sé, precisamente hablaba con el encargado de mantenimiento, pidió mil disculpas y promete que no volverá a repetirse – sus ojos se desviaron a la despampanante pelirroja que se hallaba a mi lado – bienvenida Smith, hace unos minutos me acaban de pasar un informe sobre Ud. Muy impresionante, será un placer contar con su ayuda.

—Muchas gracias Sr. Vask – respondió sonriente.

—¿Smith? – pregunte confundida

—Sí, Tu nueva guardaespaldas, Halle Smith ella es Mariza Márquez, amor ella es halle Smith – dijo presentándonos a lo que solo asentí lentamente sin apartar mis ojos de ella.

Okey, la situación me resulto realmente incomoda ¿Por qué no me lo dijo en el ascensor? Estaba enojada, muy enojada.

**********

“¿Es normal que duerma tanto tiempo? Mariza, por favor despierta, te extraño”

Verla dormir se había vuelto algo tan reconfortante, se veía totalmente tranquila, relajada ¿Sentía acaso mi presencia a su lado? Me encontraba sobre mi cama viéndola dormir con una boba sonrisa en mi rostro, estaba feliz, contento que ella volviera a mi lado. Su cuerpo cambio de posición mientras hablaba dormida, intentaba entender que decía, pero era apenas un susurro, me parecía que decía papá, pero no estaba seguro El asqueroso sonido de mi celular se apresuró en destruir el tierno momento, con grandes zancadas salí al pasillo para dejar descansar a Mariza

—Hola… – Dije en un susurro

—Hola muchacho ¿Cómo sigue tu amor?

—Flix, creí que me habías dejado por mi cuenta.

—Así fue, pero luego me puse a pensar en que necesitaras alguien que te ayude a que esa tierna muchacha no se meta en líos. Te envié a una amiga mía, Halle Smith, no te preocupes ella puede encargarse de cualquier situación, formo parte de algunas fuerzas especiales de esas que no existen – dijo con tono irónico – tu amada estará en excelentes manos, se presentara mañana por la mañana en la compañía, avisa a tu seguridad.

—Muchas gracias Flix – dije y al levantar la vista ahí estaba ella, mi Mariza. En lo que a mi respectaba la llamaba había terminado

Corrió hacia mí con las pocas fuerzas que tenía, nos besamos con desesperación mientras se aferraba a mí, fue un momento hermoso, verla sana y salva, me daba la esperanza de que todo podía mejorar, ser feliz. Pero de un momento para otro el precioso globo de ilusiones exploto, su actitud cambio, quería que la dejara ir a la compañía “¿Es en serio Mariza? ¡No te voy a exponer de nuevo!” me negué rotundamente, la casa era un lugar más que seguro, fuimos interrumpidos por Lucio con la excusa del Gobierno Nacional, la clásica para decir que algo no está bien, me despedí de ella y nos dirigimos directamente al despacho donde ya me estaba esperando John, era mi jefe de seguridad tanto la compañía como en mi propia casa, había trabajado con mi padre y era el único de los jefes de seguridad que no llego a ser reemplazado durante la crisis nerviosa que tuve tras mi  primer atentado.

—John, por favor toma asiento, debe ser algo complicado para que te presentes en mi casa a primera hora de la mañana – dije dando la vuelta a mi escritorio para sentarme frente a él.

—Gracias Sr. Vask – comenzó tomando lugar frente a mí y dando un rápido vistazo a Lucio que nos observaba tras haber cerrado la puerta.

—Lucio nos puedes dejar un momento por favor.

Sin chistar ni discutir Lucio dio media vuelta y abandono el despacho.

—Tenemos un problema Sr. Vask

—“¿Cuando no tenemos un problema?” ¿Qué es lo que paso ahora?

—Alguien intento entrar en la compañía durante la noche, hirieron en una pierna a uno de nuestros guardias, pero no pudieron ingresar en el predio.

—“Debe ser una broma de mal gusto ¿Cuándo se va a terminar esto?” ¡Esto es sencillamente increíble! – suspire pesadamente – ¿Dónde está la guardia?

—Todavía está en la compañía, un doctor que conozco lo está atendiendo, total discreción.

—Vamos…

—¿A dónde Señor?

—Ya sabes a donde. 

Salimos a toda velocidad para Industrias Vask, en el camino me comunique con Eva, pidiéndole que visite a Mariza para convencerla que permanezca dentro de la casa, ingresamos por la parte de cargas al predio de la compañía y unas enormes cortinas metálicas se elevaron dándonos la bienvenida, el depósito de la compañía se encontraba totalmente vacío a excepción de un reducido grupo de personas reunidas alrededor del agente de seguridad herido. Me acerque apartándolos y estreche mi mano con el agradeciéndole el buen trabajo cometido.

—Dispérsense no hay nada que ver – los compañeros del herido se escabulleron cada uno para su puesto cumpliendo inmediatamente mi orden – buen trabajo, todo estará bien, vete a casa, te ganaste unas vacaciones con goce de sueldo – dije levantándome.

—Sr. Vask…Señor espere – dijo tratando de levantarse

—Quédese quieto – lo amonesto el doctor.

—¿Qué sucede? – consulte.

—Señor no creo que sean delincuentes los que intentaron ingresar al predio, perseguí a uno de ellos, logre inmovilizarlo contra el suelo, pero en un rápido movimiento logro zafarse de mi agarre y disparo a mi pierna izquierda, pero en lugar de liquidarme simplemente se fue, no me mal interprete estoy agradecido de que haya sido así, pero si fuera un ladrón o un delincuente simplemente me hubiera matado.

Las palabras del guardia de seguridad seguían resonando en mi cabeza, ahora sentado en mi despacho de la presidencia, durante todo el día estuve pensando en quien podría haberse intentado meterse en el predio de la compañía, no podía ser gente de Sara mucho menos de Aigner, hubieran acribillado a los agentes de seguridad ¿Qué otro enemigo existía? Revise papeleo pendiente, revise varios de los proyectos en vías de desarrollo que para mí agrado apenas habían sido retrasados por la intervención de Alex, las horas que me separaron de Mariza parecían eternas, mi mente se debatía si debía volver a casa o darle un poco más de espacio.

La noche había llegado, el conducir me relajaba, el auto ingreso a la propiedad, las unidades de seguridad me recibieron saludándome con la cabeza, sus ojos estaban observando los alrededores, me dirigí directamente al despacho para revisar mis correos, mi abogado me acababa de mandar los nuevos contratos, tenía que autorizarlos y devolverlos, la puerta del despacho recibió dos golpes.

—Adelante – exclame en un tono más violento del que pretendía.

—Permiso Sr. Vask, no le sacare mucho tiempo solo vengo a traerle esto – dijo poniendo un sobre sobre mi escritorio.

—¿Qué es esto Luke?

—Mi renuncia señor, con permiso.

—Luke… un minuto toma asiento. – le ordene, a lo que dudo unos pocos segundos antes de obedecer.

Estudie su renuncia pacientemente mientras el de pie me observaba, podía sentir sus nervios, algo no andaba bien con él, Luke nunca fue así.

—Luke, no voy a aceptar tu renuncia hasta que me des una explicación.

Permaneció callado durante algunos minutos con sus ojos puestos en algún lugar del suelo, levanto su mirada y me observo directamente.

—Yo soy… soy responsable del secuestro de la Srta. Mariza

—¿Qué estás diciendo? – mis ojos permanecían abiertos de par en par ante la confesión.

—Vera Sr. Vask, cuando deje a la Srta. Mariza en el aeropuerto de Berlín se acercó a mí un sujeto, me dijo que era de un diario local, me entrego una cantidad considerable de euros y me pregunto si ella era su asistente, si era Mariza Márquez, me pregunto sobre su romance con ella también cual era el número de vuelo que ella tenía… yo respondí cada una de sus preguntas, sin pensar en que podía estar engañándome, cuando me entere de la noticia me di cuenta que todo había sido mi culpa, si yo hubiera hecho mejor mi trabajo, toda esta mierda no pasaba.

“¡Maldito estúpido! ¿Una cantidad considerable? ¡Incompetente! ¡Claro que no habría pasado nada de toda esta mierda, por supuesto que no!” Mi mente era un verdadero infierno, estaba a punto de abalanzarme sobre él, podía sentir el fuego que comenzaba a emerger desde el rincón más profundo de mi corazón poniendo en jaque a mi razón. De repente la puerta de mi despacho se abrió sin que nadie pidiera permiso. ¿Quién más sino ella podría hacer eso sin que yo me enoje? “Solo ella, sin mencionar a Lorena” aclaro mi mente. Mariza saludo afectuosamente a Luke, empezó a hablar algo a lo que no le di importancia, mis ojos estaban fijos en su sonrisa, el fuego de mi interior se calmó, la ira volvió a esconderse en lo más profundo de mi ser, ¿Era ella acaso lo que mi vida necesitaba? No había necesidad de esconderme tras ningún trabajo, podía ser feliz, podía disfrutar mi vida, solo necesitaba tenerla a mi lado. “¿Sientes acaso lo mismo Mariza? Yo lo siento así ¿Sientes acaso la magia que causas sobre mí?” se escuchan palabras distantes que ignoraba, palabras que no importaban.

—¿Amor? – pronunciaron dulcemente sus labios, la mire sonriendo como tonto por vigésima vez desde que entro al despacho, ella me miraba risueña – la comida estará en dos minutos, te espero en la mesa.

Abandono mi despacho con un paso tranquilo y despreocupado, su dulce toque había cambiado el ambiente, mire nuevamente a Luke quien me observaba con una expresión insegura.

—Luke, voy a dejar pasar este error ¿Podrías identificar al hombre que te pago por la información si lo vieras nuevamente?

Asintió de inmediato, busque en uno de los cajones de mi escritorio y saque el sobre que Flix me había entregado.

—Fue el, Sr. Vask- dijo señalando uno de los hombres que aparecía sonriente frente a Sara y otro hombre desconocido.

—Bien, vete a casa, tienes la noche libre mañana a primera hora empiezas tu ronda ¿queda claro? – asintió rápidamente encaminándose para la puerta antes que lo detenga nuevamente – Y… Luke, no abra una próxima vez, espero que lo sepas.

Me reuní con mariza, me sorprendió con una comida preparada por ella misma, sabía muy bien era algo muy simple, pero me seducía, mis ojos no podían apartarse de ella, de su boca, de sus movimientos, la deseaba en ese momento, mis labios buscaron los suyos, mis manos, no se despegaban de su cuerpo, lo extrañaban, en el momento en el que dio un sonoro gemido la llevé para el segundo piso.

Nos bañamos juntos explorando nuestros cuerpos, apaciguando nuestros deseos, nuestras necesidades más primitivas, salimos del baño tomados de la mano, hasta el dormitorio principal, nos recostamos dispuestos a conversar y discutir sobre nuestros gustos, pero mi necesidad de ella era mucho mayor, la pasión se abrió paso entre nosotros, el calor, el deseo, el placer, era algo que se generaba de forma tan espontanea que era inútil resistirse.

Mi cuerpo se sentía incómodo, desperté a causa de eso, traté de moverme en mi cama sin conseguirlo, no podía ver nada, mis manos estaban atadas sobre mi cabeza, me removí bruscamente tratando de liberarme, la cabecera de mi cama recibía fuertes tirones con lo que sea que estuviera atado.

—Shh Basta, basta – la voz de Mariza me tranquilizo de inmediato, me las susurraba al oído, dejándome sentir su aroma tan cautivador – Ahora me gustaría sorprenderlo a Ud. Sr. Vask.

Poso un suave beso en mi oreja antes de comenzar un lento camino hacia mi boca, sus manos tomaron mi rostro mientras su lengua se abría paso entre mis labios, los mordía, tiraba de ellos, tomo posesión de ellos, su lengua investigaba, palpaba, exploraba junto con la mía, se alejó de repente, traté de incorporarme solo un poco, pero fui amonestado inmediatamente.

—No, no… No tienes permiso para hacer eso – decía acompañada de una hermosa risa.

Sus besos continuaron por descendiendo por mi cuello, mi respiración se alteraba, sus manos comenzaron a desabrochar lentamente la camisa elegida para dormir, un reguero de besos era dejado a medida que bajaba por mi pecho, sus manos acariciaron mi cuerpo hasta llegar a mi bóxer bajándolo de una sola vez, mi erección quedo libre ante sus ojos podía escuchar su risa nerviosa ¿Le causaba gracia acaso?  Mi ego masculino recibió un duro golpe.

—¿Te resulta divertido esto? – dije tratando nuevamente de liberarme.

—No, claro que no, resulta muy… excitante – dijo tomando mi miembro entre sus manos.

Lo acaricio durante unos segundos, sus dedos lo recorrían lentamente hasta que comenzó a jugar con él, lo tomaba entre sus manos y lo apretaba, su mano subía y bajaba mientras inclinaba hacia atrás mi cabeza soltando un largo suspiro.

—Esta es una…agh, una hermosa manera de despertar – Logre articular – ¿despertaste con ideas nuevas?

—No, soñé con hacer esto – dijo con una dulce voz, mientras sus manos no se detenían.

“Está llena de sorpresas, que sueños tan traviesos tiene” sonreí totalmente sorprendido, de un momento para otro fue su boca la que reemplazo a sus manos, su lengua recorría mi miembro sin ningún problema, se lo metía en la boca y volvía a sacarlo, entraba nuevamente, cada vez más profundo, su lengua jugaba con la punta mientras sus labios apretaban mi miembro, lo estaba haciendo realmente bien, me estaba volviendo loco. Abandono su tarea volviendo a besarme mientras me sacaba la venda de los ojos, una resplandeciente decoraba su rostro orgulloso de lo que había conseguido despertar en mí.

—El sueño no terminaba solo con esto… – susurro mientras se montaba en mi completamente desnuda, bajo sobre mi haciendo que me hunda en ella, su boca se abrió soltando gemido cargado de lujuria y pasión.

Ahora podía verla apreciaba sus gestos, el placer que su mirada me trasmitía, el deseo en ellos, controlaba la velocidad, aumentándola cada vez más, sus manos apoyaron en mi pecho mientras acompañaba cada una de mis envestidas totalmente complacida.

—Mmm, Ohh...Amor – soltó de repente

Esas hermosas palabras terminaron de enloquecerme, mis envestidas eran más violentas, nuestros cuerpos se movían al unísono, sus gemidos eran intensos, su cuerpo se entregaba al mío, mi violencia era correspondida.

—Decímelo de nuevo… vamos, repetí lo que dijiste – logro decir a través de mis dientes apretados, ella sonreía presionando sus labios mirándome con una picara mirada mientras me decía que no con un movimiento de la cabeza.

“Esta jugado conmigo, ¡necesito que me lo digas!”

—Re-pe-ti-me-lo – ordene nuevamente, cada silaba era acompañada de una nueva envestida.

Sus gemidos llenaron completamente la habitación, sus uñas rasguñaban mi pecho, mientras el clímax se acercaba más y más a nuestros cuerpos, su cuerpo se recostó sobre el mío, sus labios buscaron los míos, me beso con violencia, siento el ardor que ella despide.

—Amor, amor, amor -susurra en mi oído

Su cuerpo alcanza el orgasmo arrastrándome con ella llegando al clímax al unísono dejándonos totalmente rendidos y con la respiración entrecortada, su cuerpo estaba tendido sobre mío, realmente me había sorprendido desde el primer momento, nuestra respiración se fue calmando mientras permaneceremos en silencio, durante ese lapso las palabras sobraron. Tomo unas tijeras que estaban al costado de la cama y corto el trozo de tela que me unía a la cabecera de la cama, los minutos pasaban y mi felicidad no se esfumaba, cada momento con ella era simplemente hermoso. “Pensó en todo, es una caja de sorpresas... una muy tentadora”

—Perdón, lo lamento mucho – dijo casi en un susurro.

—¿Por atarme las manos y despertarme de la mejor forma posible?

Ella jugaba con sus manos en mi pecho, pellizcando mi piel o simplemente acariciándola.

—Cuando estábamos en Alemania… nada de lo que paso hubiera pasado si yo no me hubiera ido así, todo fue mi culpa – dijo rompiendo en llanto, la abrace lo más fuerte posible, algo no iba bien – no hubieras tenido que pagar por mí, no me abrían secuestrado, me preguntaron qué hacía en Alemania… y yo, no sabía, yo no sabía que más decirle para que ya no me siguiera pegando – estallo finalmente, las lágrimas caían sin control – todo es culpa mía, perdón.

No podía hacer nada más que abrazarla ¿Qué podría decirle? Necesitaba tiempo para tratar de explicarle quien era Sara y como es que las cosas se habían complicado tanto, se levantó de muy buen humor, preparo el desayuno mientras bailaba una canción que solo sonaba en su cabeza, aunque era algo muy divertido verla mover esa suculenta colita frente a mí. Mi teléfono comenzó a sonar

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Llamada entrante: Hannah

<Ignorar>

Llamada entrante: Hannah

<Ignorar>

Llamada: Hannah

<Ignorar>

 “No tengo intenciones ni tiempo de escucharte Hannah, estoy muy ocupado, que insistente”

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Entre charlas y risas terminamos el desayuno, su actitud permanecía divertida, pero de un momento para otro se quede callada, algo la estaba incomodando.

—¿Te puedo preguntar algo? – dijo removiéndose en su silla.

Dude unos cuantos segundos antes de responder – Claro dime.

—¿Por qué eres tan solitario? – soltó de repente.

—Podría preguntarte lo mismo.

—Sí, pero yo pregunte primero.

Negué con la cabeza divertido – ¿de verdad quieres saber?

—Me muero de ganas.

Pensé mi respuesta algunos minutos en silencio en los que supongo que abra imaginado que no quería contarle, tenía una cara triste y jugaba con la taza que contenía el maravilloso café cortado que había preparado.

—Nunca fui una persona muy sociable, era más bien callado y tímido, en mi época de estudiante lograba integrarme a algún grupo, pero nunca me sentí atraído a pasar más tiempo que el necesario con ellos, en la universidad conocí a la que se convirtió en una de las personas más importantes de mi vida, se llamaba Victoria – Ella me observaba expectante escuchando cada una de mis palabras con una sonrisa – cuando mi padre murió perdí uno de los pilares más grandes de mi vida, estaba totalmente devastado, mi vida se centró en evitar que la empresa que él había fundado quiebre, superando sus sueños y convirtiéndome en uno de los líderes indiscutibles del mundo armamentístico, hace aproximadamente dos años, Victoria, la chica de la universidad… falleció, fue un golpe terrible, considere varias veces el suicidio en ambas ocasiones pero siempre a mi lado alguien hizo que me levantara y siguiera adelante.

—Lorena… – dijo terminando mi frase.

—Así es, Lorena – dije asintiendo – fue ella la que se encargó de ponerme los limites, regañarme y hacerme entrar en razón siempre que mi ego…o mi estupidez trataban de dominar mi vida, ella me conocía muy bien, prácticamente siempre la consideré como mi segunda madre, mi vida se había centrado en trabajar, conseguía parejas a las que no les prestaba ninguna atención… hasta, hasta que apareciste, mi vida cambio el día que entraste en mi oficina, tu presencia me hacía sentir… diferente.

Sus brazos me rodearon en un tierno abrazo, esta romántica escena duro hasta que emprendimos el camino hacia la empresa, al llegar todos la recibieron con afecto, la rodearon separándome de ella, se la veía sonriente y animada ¿Por qué interrumpir el momento? Subí hasta mi oficina acompañado por John, las investigaciones no habían arrojado ningún dato sobre quien podría haber intentado colarse dentro del predio mi mente continuaba pensando en eso ¿Abría realmente un nuevo enemigo?

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