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Cuatro vergas

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Como todos los sábados me encontraba con mi novio instalada en pleno hotel viendo aquellas películas que tanto nos excitaban a ambos, él con el pene parado y yo con la vagina mojada, prácticamente escurriendo, yo notaba que él se excitaba cuando veía unas buenas nalgas redondas y paradas, pero intercaladas con una cara bonita y unas chichis grandes y duras, es de suponer esto ya que cualquier hombre se excita con ello, pero yo guardaba en lo más adentro de mi lujuria esas escenas en que tres tipos se cogían a una mujer, mientras uno le daba por el culo el otro gozaba su vagina y otro la atragantaba con su verga dándosela por la boca, eso sí que me excitaba, claro que si era una masacre contra la mujer, era para mí todavía mucho mejor la escena, 5 o 6 vergas para una sola mujer era lo máximo…

Pero volvía a mi realidad, la verga de mi novio cogiéndome a mil por hora por la vagina y mi ano se revolvía ansioso por una verga más, y que decir de la boca que la baba me escurría como lobo hambriento ya que quería sentir el trozo de carne bien dotada dentro de ella.

No bastaba masturbarme en las noches frente a mi televisor donde descuidadamente de mi madre había alquilado mi clásica película de orgias, claro está todas referentes a muchos hombres cogiéndose a una sola mujer.

Una noche no resistí mas, salí al bar vestida provocadoramente, mis chichis volaban de un lado a otro y la falda pegada a mis nalgas era un verdadero manjar, llegué y me senté a tomar una copa, mi objetivo principal eran grupos de amigos no uno solo, hasta que vi aquellos cuatro jugando al billar, quise intentar primero con dos, pero al ver que no había más que uno o cuatro, por supuesto que me fui con los cuatro. Llegué y les pregunté si podía compartir su mesa, por un momento me vieron de arriba abajo, antes de contestar abriendo campo con una silla.

—por supuesto…

Comencé a jugar con ellos, pero mis manos se arrastraban por debajo de la mesa acariciando las dos vergas más cercanas. Uno de ellos indicó que era momento de ir a un lugar más íntimo a jugar. Llegamos a aquel hotel, apenas si íbamos entrando cuando sentí mil manos apretujándome las chichis y las nalgas, el calzón fue desgarrado, sentí miedo y quise correr, pero solo logré que se alteraran diciéndome “zorra”, “puta barata”, “quieres verga pues la tendrás…” En un principio fue por las malas apenas me soltaban la chichi y el moretón de la mordida se elevaba, mi clítoris está rojo de tanto chupetazo que uno de los tipos con su lengua me tiraba, dejándome charcos de saliva. Uno de ellos me tumbó en la cama poniéndome en cuatro patas y me dejó ir toda su verga por mi ano… apenas si grité porque aquella otra verga me amasó la boca mientras los otros dos me metían dedos por la vagina, ¡me amasaban las chichis, adentro y afuera, oh!!!

No puede evitar el gemido de placer, entonces sin problema alguno aquella orgia comenzó, mis dientes mordisqueaban golosamente esas perfectas y bien dotadas vergas una tras otra… quería mas penetración así es que les exigí montarme entre dos, la verga que entró por mi ano fue de las mas grandes que he sentido dentro de mí y la de la vagina era un trozo chueco que me mataba de placer, que fuerza, de verdad eran unos sementales que me daban duro, mientras otro me ahogaba con su verga en el mero centro de mi boca, el cuarto se la jalaba de una manera impresionante hasta que sin aguantar más se turnaron para darme por el ano, entraban y salían vergas de mi ano como si fuera una cueva abierta dispuesta al placer, quería que me reventaran el culo, que me lo desfloraran.

Era justo como lo había imaginado, en el tocador fue todo un espectáculo, las vergas entraban a todo lo ancho, mi vagina estaba roja y el ano parecía que iba a explotar, fue entonces cuando todos comenzaron a echar sus ricos jugos en mis nalgas, en mi boca, en todo mi cuerpo, bañándome el culo de espermas… apenas si me enjuagué y tomé mi ropa, pero uno de ellos me agarró de las nalgas y me dijo que la fiesta apenas comenzaba.

Me cogieron después como la puta que soy, por todos los rincones del hotel, ya no sentía el placer si no rozada e hinchada de mi vagina y de mi ano igual… sin piedad me cogieron sin dejarme ir, uno tras otro me hicieron mamarles el ano, los huevos, me golpeaban las nalgas con una fuerza que aún tengo marcas de los dedos, las vergas se perdían entre mis chichis y en la regadera, la masacre de la orgía fue bestial. A fuerzas me levantaron dos y me metieron aquel vibrador largo que siempre llevaba en mi bolsa, con saña y con placer, la cogida fue bestial. Las piernas me quedaron lastimadas de la abierta que me dieron, porque dos de ellos decidieron cogerme por la vagina al mismo tiempo, se vinieron en mi como cuatro veces y después gritándome y empujándome del cuarto me sacaron aventándome mi ropa en la cara y diciendo:

—no vales ni la cogida.

El culo y el ano aún me arden, pero al menos se me quitaron las ganas de coger con varios, obviamente mi novio no lo sabe y seguimos él y yo cogiendo tranquilamente con nuestras mudas películas pornos...

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