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Ana y Eva hablan de moda

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En mi anterior entrega “Anita se va de excursión” os prometí contaros lo que pasó con Guillermo, mi nuevo amigo que parecía que quería poner los cuernos a su novio Álvaro. Yo le puse claro que no quería nada serio, que mi interés estaba en disfrutar del sexo como hembra sin obligaciones, sin rollos sentimentales y cuando se acabase, se acabó sin líos ni ataduras de ningún tipo. Parece que lo’ entendió y me dijo que a él le gustaba vestirse de mujer pero que le daba corte entrar en las tiendas. Me ofrecí a ayudarle y le estuve mandando direcciones de Internet en donde tenían de todo y lo enviaban de forma discreta.

Al cabo de unos días me llamó para decirme que ya estaba bien equipado pero quería que yo lo viese y le aconsejase. Así quedamos en su casa un viernes por la tarde.

Para no perder tiempo me llevé la oficina un trolle y con trapitos así como el maquillaje y la bisutería. De camino a su casa compré una caja de pastas de té porque habíamos quedado en charlar tomando el muy británico té de las cinco ya que se me ha olvidado deciros que Guillermo ero lo que llamamos “un pijo”.

Cuando llegué a su casa me recibió con un batín de seda y se quedó un poco sorprendido cuando me vio con mi traje de trabajo, traje azul oscuro, corbata, gemelos y mocasines negros de perfecto ejecutivo. 

Nos saludamos y enseguida acordamos travestirnos y luego tomarnos el té. Él se cambió en su habitación y yo en el baño. Me puse mi vestido rojo apretado y cortísimo con sostén negro con relleno, liguero, tanga y medias negras y zapatos de tacones de aguja rojos. Me pinté los labios de color rojo, sombra negra de ojos y fondo de maquillaje oscurito. Además pendientes, collar, pulseras y tres anillos.

Guillermo salió con un vestido parecido al mío pero de falda algo más larga y de color azul y el resto muy parecido incluso de maquillaje pero además se había pintado el borde de los ojos pero no había tenido en cuenta la bisutería y solo llevaba un anillo. La dije que no estaba muy depilada y que tenía unos pocos pelos en las tetitas, la demostré como estaba yo, que lo único que tenía era el vello púbico recortado en forma de corazón, se lo enseñé y le gustó sobre todo comprobar que lo tenía decolorado con agua oxigenada.

Estuvimos criticando lo que nos gustaba de uno y del otro, le dejé que se pusiera mi bisutería para que viera el efecto, le gustó e incluso tomó nota. Nos sentamos como dos damitas a tomar el té y dado lo corto de los vestidos enseñando ligueros y tangas. Le dije que tenía que tomar otro nombre porque Guillermo no era muy femenino, estuvimos un buen rato considerando nombres y al final le propuse Evelyne que era el de la pianista norteamericana que a mis 18 años (ella tenía 45) me desvirgó y me enseñó cómo hacer gozar a una mujer en una sesión de casi dos días sin parar (ella se había divorciado hacia casi dos años y desde entonces no lo había catado). Le gustó pero prefirió elegir Eva.

Como era de esperar empezamos a comentar nuestras experiencias sexuales yo solo le dije que tenía rollo con dos, con Juan al que ya conocía y con Jacinto pero no le dije nada de mis aficiones de chapero distinguido aunque le insinué que la fidelidad no era una de mis virtudes.

Eva me dijo que llevaba varios años con Álvaro que era el macho y que él siempre había ido de mujer por lo pequeña que la tenía. Yo le dije que con una pollita también podía hacer disfrutar por el culo a un macho y que me gustaría demostrárselo.

La conversación fue subiendo de tono comentando lo que nos gustaba hacer y que nos hicieran; quedó claro que a pesar del tiempo que ellos llevaban juntos además de penetrarle, chupaditas y pajas poco más habían hecho, se quedó sorprendida cuando la dije que lo que más gustaba a Juan era comerme el culo y meterme la puntita de la lengua porque ellos no lo habían hecho nunca, yo la dije que yo nunca lo había hecho porque me daba un poco de asco, pero que las sensaciones eran deliciosas.

Cuando me pareció dije que quería darle una sorpresa; me fui al baño, donde tenía el trolley con la ropa y me cambié por la ropa toda de blanco y la bata blanca hasta los pies con pluma blanca zapatos también blancos que es mi “uniforme” cuando recibo en el picadero de Jacinto a mis amigos de pago. Dije a Eva que dejase libre el salón que ya la avisaría cuándo podía entrar. Así lo hizo y yo me coloqué en un sofá con un cruzado sexy de piernas y reposando sobre la espalda. A cara de Eva es indescriptible cuando me vio me dijo que estaba preciosa y que toda de blanco parecía un ángel sino fuera por la cara de puta que tenía.

No sentamos juntos y empezaron las risotadas y caricias, secretitos a la oreja y toqueteos. Visto que la cosa se empezaba a animar le pregunté por Álvaro y me dijo que se había ido de caza todo el fin de semana así que todo el tiempo para nosotras. Como hace poco tiempo de esto todavía tengo fresco en la memoria lo que pasó y nos dijimos.

Empecé a detallar como se podía disfrutar con una polla chiquita si se sabía usar bien, la expliqué como disfrutaba metiendo y sacando despacito solo un poco más del capullo y contrayendo las nalgas para que frotase bien y diese mucho gusto a los dos; con una polla grande era difícil y doloroso de modo que yo no me dejaba penetrar si era grande Ni que decir tiene que nos estábamos poniendo cachondas las dos hasta que la pedí que me quitara el sostén, cuando lo hizo la dije que si la gustaba mis tetas, me dijo que las tenía grandes para no haberme hormonado; la dije:

“Siéntate en las piernas de mami que te va a dar tetita” así lo hizo, se sentó en mis piernas y la hice que me chupara las tetas, al mismo tiempo empezamos un sobeo mutuo. En seguida se me sensibilizaron los pechos y los pezones se me pusieron bien duros porque Eva era una estupenda chupadora; me decía que a pesar de que tenía las tetas grandes las tenía bien duras y la encantaba mamarme la verdad es que yo disfrutaba mucho tanto por el gusto que me daba como el que la daba yo... Al mismo tiempo nos acariciábamos los genitales con mucha suavidad y dulzura de modo que nos dábamos  deliciosas sensaciones mutuas a juzgar por los suspiros y gemidos.

“¿Quieres que hagamos lo que te expliqué antes? La pregunté

“Lo estoy deseando”

“Pues no te demores y métemela el culo cuanto antes”

Apoyé el pecho sobre a cama y con las piernas colgando me abrí bien las cachas con las manos para ofrecer mi ojete a su pollita.

Se dio un buen restregón antes de metérmela con suavidad. Lo hicimos como habíamos dicho, sacándola despacito hasta la puntita y volviéndola a meter mientras yo apretaba las nalgas para aumentar el roce con su capullo y darnos un enorme gusto.

“Métemela mi vida que eres maravilloso, ¡me tienes bien lubricado el ano con tu pre seminal y me haces gozar como a una yegua! Soy toda tuya sigue follándome pero tarda en correrte todo lo que puedas y no pares de darme gusto”

“¡Cariño que gusto Ohhh, que culo tan delicioso, aprieta todo lo que puedas es un polvo de lo más guarrón y no sé lo que aguantaré antes de correrme pero te lo quiero hacer más veces” me decía y me daba mordisquitos y chupetones en la espalda.

Después de un buen rato y de varias paradas para retardar la corrida pero sin sacarla, se apretó con fuerza contra mis nalgas y se derramó en mi interior como una fuente, sus gemidos “¡Ahh, Ahh ya, ya “alcanzaron un nivel de ruido más que notable. Se quedó inmóvil apretado contra mi culo.

“No la saques ni te muevas, estira los brazos, acaríciame los huevos y hazme una paja” le exigí más que le pedí. Así lo hizo y en tres o cuatro meneos me corrí abundantemente.

Nos quedamos abrazaos inmóviles durante un buen rato. La polla de Eva se salió y a mí me empezó a escurrir su semen por la entrepierna. En previsión había traído una pera de goma para hacerme un enema y limpiar el recto. Se lo dije a Eva y se brindó a ayudarme más aún cuando la confesé que muy pocos hombres (él era el tercero) se habían corrido dentro sin condón.

Una vez lavado el recto decidimos lavarnos mutuamente los genitales en el bidet que es algo que me encanta hacer primero enjabonando toda la zona y luego dando un suave masaje en los huevos y unos círculos alrededor del ano ara acabar descapullando y dando un buen lavado a la bellotita y sus alrededores, hasta quedar todo como los chorros del oro de una forma muy sensible y deliciosa.

Evita se puso cachondisima y no tuve más remedio que hacerle una buena mamada en el propio bidet pero una no es de piedra y viendo lo cachonda que estaba Eva y como disfruto con mi chupada, yo también quería guerra así que le hice una deliciosa buena penetración en seco, sin lubricación algo que le hizo daño pero en seguida empezó a pedir más polla y yo se la di con mucho gusto.

Tengo que reconocer que recordar esto que pasó hace tan poco tiempo me ha vuelto a animar los bajos de manera que voy a utilizar el consolador rosa que tengo para estas emergencias. Un beso.

(8,50)