Nuevos relatos publicados: 7

Enséñame

  • 7
  • 15.780
  • 9,10 (78 Val.)
  • 4

Una tarde me aburría mucho en casa. Mis padres se habían ido y no volverían hasta la noche. Cuando me cansé de mirar la televisión, me dirigí a la ventana y empecé a mirar a la gente que paseaba por la calle. De pronto vi a mi amigo Carlos pasando con una bolsa en la mano:

—Carlos -le llame.

Carlos me busco con la mirada hasta que me encontró asomado a la ventana.

—Hola Jacobo -me respondió acercándose.

—¿Tienes algo que hacer ahora?  – le pregunte- Es que mis padres no están y me estoy aburriendo mucho.

—Jajaja tengo que ir a dejar la compra en mi casa. Si quieres en veinte minutos vengo hasta casa.

—Vale.

Carlos reanudo su marcha no sin antes despedirse con una sonrisa. Enseguida me puse a recoger la casa lo más rápido que podía. Pasados veinte minutos sonó el timbre y abrí.

Fuimos al salón donde tenía la tele grande y nos pusimos un juego de futbol. Unas horas más tarde nos cansamos y decidimos hablar. Empezamos con temas triviales como la universidad, la familia etc.; hasta llegar al tema sexual:

—Entonces -me dijo- no te llegaste a follar a tu novia.

—Que va -le dije mientras bebía un poco de agua- era muy estrecha. Y así se lo dije a la cara.

—¿Se lo dijiste?

—Si. Me canso tanto que le respondí “para estar con una estrecha me quedo con mi mano derecha”.

Ambos nos empezamos a reír. A decir verdad, no se lo dije, pero siempre me gustaba adornar un poco las historias.

—¿Y tú que tal con ese chico con el que estabas? -le pregunte al acabar de reírnos.

—También lo dejamos. Era muy pesado y casi no tenía conversación.

—¿llegaste a follártelo?

—Si. Un par de veces me lo folle, pero era muy torpe, se corría enseguida y yo tenía que hacerme una paja para satisfacerme.

No sabía porque, pero esta conversación hacia que mi polla empezase a ponerse dura:

—No entiendo cómo puedes hacerlo con otro tío -le dije mientras servía más refresco en nuestros vasos.

—Es una experiencia fascinante y más fácil que con las mujeres. Te gustaría más hacerlo con un hombre que con una mujer -se me quedo mirando- pero tu como no lo has hecho con nadie no puedes comparar.

Se empezó a reír y yo me abalance sobre él, y empezamos a pelearnos en modo de juego. Al intentar incorporarme le di un rodillazo a la mesa y las bebidas se nos cayeron encima. Al levantarnos estábamos los dos empapados. Nos dirigimos a mi cuarto para cambiarnos de ropa y ponernos algo seco.

Saque un par de pantalones y un par de camisetas. Cuando me di la vuelta Carlos ya se había quitado la ropa. Estaba totalmente denudo, enfrente mío. Tenía un cuerpazo de 20 años algo musculado. Su polla estaba dormida pero grande. Puse la ropa sobre la cama y me empecé a desvestir yo también. Acabe desnudo frente a él. Mi cuerpo no tenía mucho musculo. Intente disimular mi semi erección con la mano. Me acerque al cajón de los calzoncillos, me incline y deje, a propósito, mi culo en pompa, ofreciéndoselo. No notaba nada, pero cuando me levante observe como su polla empezaba a levantarse:

—Me has provocado una erección -dijo riéndose sin ningún pudor- ahora vas a tener que masturbarme.

Sabía que me lo decía de broma, pero no podía más. Mi polla también estaba completamente erecta y se habían apoderado de mí unas ganas de follarme a mi amigo. Me acerque a él lentamente, deje los calzoncillos en la cama y con mi mano temblorosa cogí su miembro. Me miro con cara de asombro:

—Te lo decía en broma.

—Quiero probar.

—¿El qué?

—Quiero probar que se siente al hacerlo con un chico y quiero que tú me inicies.

Me miro para saber si era una de nuestras bromas o iba enserio. Al final me agarro del cuello y acerco su cara a la mía. Nos empezamos a besar. La sensación era distinta a cuando me besaba con mi exnovia. Me excitaba más todavía. Primero empezó a besarme poquito; hasta que nuestras bocas se abrieron y nuestras lenguas encontraban el paso abierto para juntarse. Mientras, nuestras pollas se presionaban contra nuestros estómagos:

—¿Te está gustando?  -me pregunto.

—S-si -dije mientras le lamia alrededor de la boca.

—Me alegro. Ahora voy a hacer que te sientas mejor.

Me apoyo contra la pared y me fue besando mientras bajaba hasta llegar mi polla que estaba a punto de estallar. Sin dudarlo se lo metió en la boca y empezó a chuparlo lentamente. Mi cabeza daba vueltas del placer que me estaba haciendo experimentar mi amigo. Le agarré de la cabeza y le hice seguir el ritmo:

—Esto me está encantando

—Me alegra oír eso. Cuando te vayas a correr avísame.

No paso mucho tiempo cuando sentí como el semen iba subiendo y le avisé. Con la mano siguió estimulándome hasta que me corrí y mis chorros de semen fueron a parar a su cara y a su torso. Caí de rodillas sofocado. Le miré a la cara y le sonreí:

—Me ha encantado.

—Jajaja Gracias. Ahora quiero que me devuelvas el favor.

—Lo intentare -le dije poniéndome otra vez nervioso- pero no tengo experiencia espero hacerlo bien.

Se puso de pie y acerco su polla húmeda de su liquido pre seminal a mi boca. La empecé a abrir y su polla fue entrando. Cuando estuvo en mi boca note un sabor salado que me gusto y empecé a hacerle la mejor mamada que pude. Al rato sentía sus gemidos, lo que hizo que mi polla se pusiera de nuevo tiesa:

—Auuu

—¿Qué pasa?  -dije sacándola de mi boca.

—Nada. Es que me has mordido un poco pero ya está. Continua.

Volví a meterla en mi boca con más cuidado. Me sentí triste por eso. Él me había hecho sentir bien y yo le hago daño. Cuando me aviso de que estaba a punto de correrme no saque su polla de mi boca. Seguí succionando con más fuerza hasta que noté como sus chorros de semen golpeaba mi garganta. Intenté tragármelo, pero no pude con todo y empezó a salir de mi boca.

—¿Por qué lo has hecho?  -me dijo miradme a la cara.

—En compensación por hacerte daño.

Me cogió de los hombros y me beso. Recogió su semen con su boca y se lo hecho en la mano. Después se la paso por el ano y se tumbó ofreciéndome su culo abierto y lubricado.

Me acerque por detrás, cogí mi polla y le penetre. Todos mis músculos se tensaron por la excitación que sentía. Había perdido la virginidad con mi amigo y me encantaba. Empecé lentamente a penetrarle mientras ambos soltábamos gemidos de placer. Poco a poco empecé a aumentar el ritmo. Cambiamos de posición. Él se puso encima y empezó a cabalgarme como a un potro. No podía más:

—Me voy a correr vaquero -le dije mientras agarraba sus caderas para seguir el ritmo.

—Si hazlo. Inúndame con tu semen.

Me corrí como me dijo. La saqué lentamente y el semen empezó a gotear por su culo. Los dos estábamos cansados:

—Muchas gracias por mostrarme lo bueno que es follar con un hombre.

—No -me dijo sonriendo- gracias a ti por dejarme mostrártelo.

—Esto… Lo hacemos otra vez. Esta vez quiero perder la virginidad de mi culo.

—Hay Jacobo que te lo como todo.

(9,10)