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Una infidelidad por partida doble

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En cierta ocasión acompañé a mi marido a un viaje de negocios, durante todo el día él estaba ausente, así que yo aprovechaba para hacer turismo, en ocasiones procuro acompañarlo cuando se puede; cuando se tratan de cursos, temprano se desocupa y salimos.

Pero ahora no se trataba de un curso, era un tema de trabajo de esta forma salía temprano y regresaba tarde, así que me quedé varias horas sola durante un par de días.

El hotel se encontraba en el centro de la Ciudad de México, me encanta esa ciudad, está llena de lugares a donde ir, el centro es especial no solo por su belleza turística sino por la gente que hay en él, es un mosaico de personas desde las muy cultas, otros tipos hippie y por supuesto un fuerte extracto de clase baja.

Aquí los piropos están a la orden del día, desde los ingeniosos, los decentes y los morbosos, a mí me gustan todos, aunque he de confesar que a veces si me da cierto miedo

Como no me gusta quedarme sola en el hotel, salgo a caminar, una mujer caminando sola en el DF es complicado, si a esto le sumamos que francamente mis curvas son evidentes, pues la combinación puede ser explosiva.

Yo suelo vestir un poco más decente en esas ocasiones, pero mi andar y mi pantalón entallado no puede faltar, de esa forma mi caminar está llenó de comentarios; la mayor parte de las veces me hacen sentir bien.

Procuro disimular mi gusto por los piropos, una mínima señal de gusto me haría tener una fila de albañiles, voceadores y boleros detrás de mí, pero tal vez mis caderas me traicionan y me contoneo un poco más de lo normal

El primer día que me quedé sola caminé y me paseé mucho, tantas miradas no podrían tener un buen efecto en mí, por la noche esperaba coger pero no fue posible, mi marido llegó muy tarde y el sueño ya me había vencido.

Por la mañana mi marido debió de salir temprano, realmente me dijo que estaba sumamente ocupado y me pidió disculpas por la falta de atención, ese día era jueves, y me prometió que para el viernes estaría libre y podríamos pasar juntos el fin de semana en México.

Ese día la historia fue más o menos la misma, solo que usé un pantalón y una blusa más entallada, muchos piropos, muchas miradas y mucha atención. Era imposible para mí no calentarme con todo esto, me encantan esas miradas lascivas, pero sobre todo me encanta provocar a todos estos cabrones que seguramente nunca han tenido una mujer como yo y que difícilmente la van a tener

Por la noche, caliente a más no poder, me decidí a esperar a mi marido y hacerlo que me saciara las ganas, nuevamente llegó muy tarde, yo estaba en cama y desnuda, me pareció un buen detalle que cuando mi marido se metiera a la cama, se diera cuenta de ello y entendiera el mensaje, cuál sería mi sorpresa cuando apuradamente se quitó la ropa se lavó los dientes, de inmediato se metió a la cama, me dio un beso y casi al instante se quedó dormido, estaba exhausto.

Con el cansancio ni siquiera se percató que estaba desnuda, así que nuevamente me quedé desvestida y alborotada; solo que esa noche era mucha mi calentura, así que sin más ni más comencé a tocarme, primero sobé lentamente mis tetas, me encanta, luego comencé a frotar mi clítoris en círculo, no duré mucho en terminar, justo al sentir mi orgasmo toqué mis pezones con mi lengua, con una mano sostenía mi seno izquierdo y con mi mano derecha libre seguía estimulando mi clítoris, todo hasta sentir un rico orgasmo que por fin calmó mi calentura.

Me fui a dormir una vez que terminé, antes de dormir me hice el propósito de que al día siguiente despertaría a mi marido con una buena mamada, se me antojaba meterme su verga flácida, y endurecerla mientras despertaba, luego en cuanto su verga se parara y mi marido abriera los ojos, montarlo de inmediato y hacer todo el trabajo yo.

Cuál fue mi sorpresa cuando el despertar, mi marido ya estaba listo para salir, me dijo que se había levantado temprano porque aún les quedaba mucho trabajo pendiente y al ser viernes debía terminar ese día, además que deseaba por fin tener tiempo para estar a solas conmigo.

Le pedí que se acercara y prácticamente le rogué que me cogiera al menos rápido, estaba segura que casi al momento de sentir su verga estallaría de placer; al acercarse saqué su verga y comencé a mamarla, él se encontraba de pie frente a la cama y yo aún desnuda empecé con mi trabajo, desafortunadamente en eso suena el celular de mi marido, contesta y es un compañero de trabajo que ha venido por él y ya lo espera en el estacionamiento del hotel.

—Dani, debo irme

—Por qué??

—Tenemos junta y no podemos llegar tarde, y el tráfico de esta ciudad está de la madre.

—Papi, es que estoy muy caliente.

—Te prometo que en la noche nos desquitamos yo también te tengo muchas ganas.

—Ok aquí te espero, ojalá no te tardes.

Y así me quedé nuevamente desnuda y caliente, estaba ardiendo, en cuanto mi marido se marchó me revolqué en la cama como una perra en celo, tuve un orgasmo, pero la calentura no bajaba, necesitaba una verga y esperaba que por la noche esa necesidad por fin se saciara.

Me dispuse a arreglarme para salir, inconscientemente esa mañana escogí un atuendo más provocativo, por primera vez utilicé una minifalda y una blusa de tirantes.

El resultado era de esperarse, un sinnúmero de piropos, silbidos y miradas, yo caliente a más no poder no sólo contoneaba las caderas, sino que ya sonreía, afortunadamente ningún admirador trató de ir más allá y todo quedo en un “inocente” paseo.

Al llegar la tarde decidí regresar al hotel para comer, llegué al restaurante y ordené algo de comer, al terminar me relajé un poco y pedí una margarita, comencé a leer una revista que recién acababa de comprar, al terminar mi bebida me llegó otra sin pedirla, el mesero me indicó que era un regalo de la mesa del fondo, de reojo volteé y vi a un par de caballeros en traje, maduros y atractivos, agradecí el gesto solo con una leve sonrisa.

En pocos minutos uno de los caballeros se retira y el caballero restante se queda tomando una copa, no tarda mucho en acercarse y pedir permiso para sentarse.

La verdad, era muy atractivo, no dudé mucho en aceptar su propuesta y dejarlo sentar, de inmediato me generó confianza y se portaba como todo un caballero.

Me dijo que vivía en el DF, pero era del norte del país, al parecer era un ejecutivo importante, tenía poco más de 40 años y casado; me platicó que acababa de cerrar un negocio importante con la persona que estaba comiendo, al ser viernes no pensaba regresar por la tarde a la oficina.

Me pidió acompañarlo con un trago para celebrar su negocio recién cerrado, yo no tenía nada mejor que hacer y acepté, platicamos un buen rato muy ameno, la verdad es que se portaba de lo más atento y respetuoso, todo un contraste con los comentarios vulgares que acababa de recibir.

Lo que me excita son los extremos, el morbo y la vulgaridad por un lado y por el otro la caballerosidad y el halago, todo esto tiene que darse en el momento justo y si esto se genera puede prenderme bastante.

De esta forma en unas cuantas horas estaba recibiendo ambos contrastes y me gustaba, además mi condición de abstinencia hacía que los efectos se multiplicaran.

Me contó que no tenía un buen sexo con su pareja, tradicionalmente los hombres en esta situación dicen que no son felices con su esposa o que se están divorciando, ya saben las típicas historias, él por el contrario no habló mal de su mujer, hablaba en específico del sexo, la verdad es que le creí su historia, me pareció sincero el comentario.

Me decía que era muy sexual y que sentía que su esposa no estaba en la misma sintonía, que no tenía amantes ni pagaba por sexo y que su deseo era que su mujer incrementara su apetito sexual, se le veía un tanto frustrado.

Insisto en que creí la historia, aun en este momento la sigo creyendo, por mi parte yo le comenté que tal vez debería de esforzarse más, le di algunos consejos desde el punto de vista femenino, consejos tales como incrementar la estimulación previa, el sexo oral, llevar a cabo algunos juegos y mejorar la comunicación.

Y así sin más ya estábamos hablando de sexo, poniendo en contexto la escena, yo con minifalda, muy corta, con las piernas cruzadas, con una blusa escotada de tirantes y hablando abiertamente de sexo mientras tomaba una copa con un atractivo desconocido.

Al poco rato yo ya coqueteaba más abiertamente, me aseguraba de que mis tetas estuvieran visibles, cruzaba mis piernas y sonreía.

Pasaron los minutos y un par de margaritas después, yo coqueteaba descaradamente, cada vez me parecía más atractivo, además estaba lleno de detalles y caballerosidad, así mordía mis labios, usaba mi tono de voz más coqueto, me levantaba al baño, movía alegremente las caderas y me aseguraba que su mirada se posara en mi trasero, luego al volver del baño regresaba con la blusa presionada hacia abajo, de tal suerte que el escote fuera casi escandaloso, él se daba cuenta y de esta forma al sentarme nuevamente miraba ya sin reparo mis senos casi al aire.

En un momento me pide perdón para ausentarse unos minutos, me dice que tiene que atender un asunto muy importante, un tanto desconcertada solo atinó a decir que adelante y que no hay problema, me dice que por favor no me vaya a ir, que le toma de 10 a 15 minutos regresar.

Se levanta de la mesa y se dirige a la salida, yo me quedo bastante sorprendida, no sé qué pasa, no sé si ha encontrado un pretexto para retirarse y no regresará o si le ha salido algún pendiente urgente del trabajo que debe atender, en cualquiera de los casos resulta muy raro su comportamiento.

A los pocos minutos y tal como me había prometido regresa, cargaba una pequeña bolsa con él.

—Perdona, pero fui a hacer una compra rápida.

—Ah que bien.

—No quieres saber que compré.

—Sólo si tú me lo quieres decir.

—Compré un conjunto de lencería para mi esposa, tal como tú me lo recomendaste.

—Que bien, te felicito, seguro que le va a encantar.

Resulta que, al encontrarse el hotel en el centro, justo a unos cuantos pasos sobre la misma calle se encontraba una tienda de lencería, mi amigo salió rápido y realizó una compra, me pareció evidente que ya tenía bien identificada la tienda con anterioridad.

—Justo cuando caminaba al hotel vi la tienda y en el aparador vi un conjunto que me gustó, de hecho, me le quedé viendo, luego tus palabras sobre la lencería cayeron en el momento correcto y me animé a salir a comprarlo; ¿qué te parece?

—Que bien, que bueno que te animaste.

—Pero tengo un problema muy serio.

—Ah sí, ¿y cuál es? ¿Te puedo ayudar en algo?

—Justo tu eres la única persona que puede ayudarme.

—Ah sí? ¿Y eso?

—Pues sabes que no sé cómo se le vería esto a mi mujer y la verdad me interesa mucho saberlo, porque si no es la prenda correcta, puedo regresar a la tienda de inmediato a devolver la prenda y así no arruinar la sorpresa con una lencería que no corresponda.

—Y yo que tengo que ver con eso? (pregunté coquetamente suponiendo sus intenciones)

—Pues me ayudarías mucho si te pudieras probar el atuendo y ver cómo te queda.

—Ahhh, bueno pues puedo ir a la habitación, me lo pongo y te digo mi opinión, que te parece?

—Pues no creo que sea lo mejor, ¿no crees que dos cabezas piensan mejor que una? Además, creo que debo de tener el derecho de dar mi punto de vista, pues si yo lo compré y yo lo voy a disfrutar.

—Pues qué no lo viste en el maniquí?

—Pero no es lo mismo, tu sabes, es diferente.

—Bueno en eso si tienes razón.

—Claro que tengo razón.

—Y que propones?

Lo dije pícaramente, evidentemente sabía cuáles eran sus intenciones, sólo que me encantaba provocarlo y ver hasta dónde podía llegar este juego que cada vez me estaba gustando más.

—Pues es fácil te lo pruebas y me dejas ver cómo te queda.

—Y cómo? Ni modo que me vaya al baño y salga en lencería.

—Piensa en que le estarías haciendo un gran favor a un amigo.

—Pues yo encantada pero no veo cómo.

Y al instante me mordía los labios, sacaba las tetas y usaba un tono que evidenciaba mi coquetería y así volví a la carga.

—A menos que …

—A menos que Dani…

—A menos que te invite a subir a mi habitación, me lo pongo en el baño y te lo muestro….

—Excelente idea Dani, no se me hubiera ocurrido nunca.

—Pero debes de prometerme que te vas a portar bien, y conste que lo hago por tu esposa.

¿Por su esposa??... no creo que su mujer me tomara a bien el hecho de que estuviera a punto de modelarle a su marido lencería, ni tampoco el enorme bulto que ya se le asomaba debajo de su pantalón, era evidente que el juego le estaba excitando sobremanera a mi nuevo amigo.

—Claro que sí, sabes que soy un caballero y puedes estar segura que no pasará nada que no quieras.

Con todo este preámbulo se me había olvidado mi marido, ya eran cerca de las 5 de la tarde y según sus intenciones eran terminar temprano para estar conmigo, justo en ese momento me llega un mensaje en donde me dice que no podrá salir antes de la 7 de la tarde, lo que hace unas horas hubiera representado una noticia frustrante ahora era un alivio. Ya con todo el entorno propicio me dirijo a mi amigo y le digo:

—Ok entonces vamos a mi habitación.

Y con toda intención me levanté y caminé por delante de él, con el claro objetivo de que pudiera observar mis nalgas, sabiendo que seguramente sus ojos se iban a posar en ellas, moví alegremente las caderas mientras nos dirigíamos al elevador.

Llegamos a la habitación y de inmediato tomé el paquete y me dirigí al baño, al abrirlo me di cuenta del tipo de atuendo que se trataba era un baby doll color plateado de frente era bonito y sexy pero nada extremadamente atrevido, era delgado y sin escote, mis pezones se evidenciaban pero mis senos no, lo interesante y original estaba en la parte de atrás, en esa parte era totalmente descubierto solamente se sujetaba por unas pequeños cordones en el cuello y en la parte alta de la espalda, el conjunto se acompañaba con una tanga sumamente pequeña, solo con pequeños tirantes en los costados, de hilo dental y plateada también.

La verdad es que el conjunto era muy sexy y original, era muy buen detalle el modelarlo de frente y verse sexy, para luego dar la espalda y verse puta.

Me vi al espejo y me sentí sexy, cachonda y puta, era sencillo saber que estaba por pasar pero me gustaba el juego de cierta ingenuidad so pretexto de modelar el atuendo para una esposa que estaba a punto de montarse unos cuernos similares a los de mi marido, la idea de lo que estaba por ocurrir en combinación con atuendo, hicieron que me mojara sustancialmente, duré varios segundos mirando el espejo y admirando mis grandes nalgas, saqué el culo y me encantaba lo que veía, luego jugué un poco con mis senos para que mis pezones fueran aún más evidentes.

Decidida y caliente salí del baño, al salir, mi nuevo amigo estaba recostado en la cama, su cara y sus ojos terminaron de acrecentar mi autoestima y mi calentura, me miró con admiración y con deseo, con sorpresa y con morbo, me encantaba la idea de pensar, que ese día mi amigo se había levantado sin sospechar que al cabo de unas horas tendría a una mujer como yo semidesnuda y lista para follársela.

—Wooowww, que bárbara.

—Te gustó el atuendo??

—Me encantó, pero más me gustas tú.

—Gracias, pero recuerda que el atuendo es para tu esposa, así que lo importante es el atuendo y como se le va a ver a ella.

—Si seguro, aunque después de verlo en ti no sé si se vaya a perder el efecto.

—Ahhh pues eso está muy mal, pues se supone que esa no es la intención.

Hasta ese momento solo me había visto de frente y ya se le salían los ojos, me preguntaba que iba a pasar al verme de espaldas.

—Podrías darte una vuelta??

—Claro (me moría de ganas porque me pidiera eso)

Y di la vuelta lo más sexy y despacio que pude, al terminar, volví a ver su rostro aún más excitado, simplemente me encantó.

—Mi amor que buenas estas, ¿podrías hacerlo nuevamente por favor?

—Ok.

Y nuevamente la misma dinámica, yo intencionalmente moviendo y sacando mis nalgas y él sorprendido de mi completa desinhibición, luego me pidió algo que me sorprendió un poco:

—Dani, puedo pedirte un favor?

—Dime…

—Podrías regresar al baño, ponerte tus zapatos de tacón y modelarme nuevamente, es que me encantan las mujeres en tacones.

Yo había salido descalza, así que a pesar de que me sorprendí un poco, no tuve problemas en acceder, me encanta como me veo en tacones, pero no pensé que en ese momento fuera algo que le importara a mi acompañante.

Regresé al baño y me puse los zapatos, de inmediato me dispuse a salir nuevamente, al hacerlo veo a mi amigo recostado en la cama, pero con su verga de fuera, tenía toda su ropa puesta, solo había sacado su duro miembro, su verga era de hombre, gruesa y lo suficientemente grande sin exagerar, me encantan las buenas vergas, y esa me gustó bastante, además con la calentura que me cargaba, quería saltar sobre ella en ese instante, a pesar de ello seguí jugando un poco y fingí una completa naturalidad.

—Así está mejor, ¿te gusta más con los zapatos?

—Sí, se ve aún mejor, que rica te ves.

—Gracias, ¿quieres otra vuelta??

—Por supuesto.

Y así lo hice, consciente de lo que estaba por suceder, pero aún en este aparente estado de ingenuidad.

—Bueno creo que con esto terminamos; ¿no crees?

—Por qué?

—Pues me pediste modelar el atuendo y ya lo hice; ¿o se te ofrece algo más??

Y lo dije mordiéndome un poco los labios y con el tono más coqueto que pude encontrar, él con los ojos desorbitados, y ya masturbándose descaradamente, no encontraba las palabras, se veía que el juego lo tenía sumamente excitado; siendo yo dueña completamente de la situación, al final me alcanzó a decir:

—Bueno la verdad es que tenía en mente que me ayudaras también a ensayar lo que espero que suceda con mi esposa; ya sabes quiero estar listo.

—Ohhh, y como que tienes en mente??

—La verdad es que me encanta el sexo oral, tanto hacerlo como recibirlo y mi mujer no le gusta mucho ninguna de las dos cosas.

—Quieres que te la mame??, no crees que es ir demasiado lejos?? Me parece que a tu esposa no le gustaría mucho que yo lo hiciera.

—Bueno no tendría por qué enterarse; la verdad es que has sido tan comprensible conmigo que por eso me atrevo a pedirte ese favor.

—Nada más que tengo un problema, yo puedo ponerme este atuendo y pretender que soy tu mujer, pero si te la voy a mamar, pues no puedo hacerlo como lo hace ella, porque no sé cómo lo hace, solo sé hacerlo a mi manera, así que no sé qué tanto te sirva…, ya ves que lo que quieres es ensayar tu encuentro con ella…

Y me mordí mi dedo índice mientras terminaba la frase, él no soltaba su verga y se masturbaba cada vez más fuerte.

—Creo que es un problema menor, hazlo por favor a tu manera, al final a ella no le gusta mucho.

—Bueno la verdad a mi encanta…

—Entonces puede ser un favor que disfrutemos los dos.

—Creo que tienes mucha razón…

Y me acerqué a él despacio, subí a la cama, retiré su mano de su verga y tomé su lugar, lentamente comencé a jalarla y lo miraba con mi mejor cara de puta mientras él se retorcía de placer, tenía pleno control de la situación, sentía que me deseaba como pocas veces había visto, estas actitudes en verdad me hacían creer que estaba ante un hombre casado poco atendido.

—Dani por favor, hazlo con la boca.

Era un caballero, no me decía, puta, golfa, verga, mamar, coger, etc. cuidaba las formas y  las palabras hasta en esos momentos, y yo que me encanta decir y que me digan groserías, me sentía un poco fuera de lugar, pero eso le daba un toque de novedad y me gustaba, a mí que me encanta que me dominen, que una buena verga me someta y que me insulten y nalgueen mientras me cogen, hoy sentía el total control de la situación y eso me excitaba, sabía que podía pedirle cualquier cosa a mi nuevo amante y no tendría reparos en complacerme con tal de que saciara sus fuertes deseos de sexo.

Entonces decidí complacerlo y comencé a mamársela, primero jugué despacio con mi lengua en la cabeza de su miembro, luego lo recorrí completo con la lengua, después me lo metí a la boca y se lo hice lentamente.

—Así te lo hace tu mujer??

—Para nada, lo hace despacio, pero nada que ver, tu eres lo mejor, no sabes que delicia.

—Qué bueno que te gusta (y seguí con mi trabajo).

—Tu así se lo haces a tu marido.

—A veces… la verdad es que se lo hago de distintas formas...

—Y cómo te gusta más?

—De verdad quieres saber?? No creo que puedas aguantar sin terminar…

—Me encantaría, no sabes cómo lo deseo.

—Ok, entonces ponte de pie.

Así nos levantamos los dos, me propuse darle a este cabrón una mamada que no olvidaría, al estar los dos de pie, me incliné hasta su verga, pero manteniendo mis piernas rectas sin doblar mis rodillas, de esta forma mi cuerpo quedaba en un ángulo de 90 grados y con ello mis nalgas estaban completamente empinadas, así la combinación de mi posición con mi diminuta tanga le daría a mi amante una perfecta visión de mi enorme culo.

La posición no era la mejor para desarrollar un buen trabajo con mi boca, pero si para dar un buen panorama de mis nalgas, así duré un rato y después cambié la posición

—Luego también me gusta ponerme de rodillas frente a mi macho, me encanta mamarla hincada...

Así lo hice y aceleré el ritmo, mientras lo hacía sobaba sus bolas y eventualmente masturbaba su verga, usé mi boca y mis manos al máximo y con la mayor velocidad posible

—Así le encanta a mi marido, ¿te gusta??

—¡Si, mucho!!!

Y regresé a lo mío, no me llevó mucho tiempo hacerlo terminar, el semen salía de su verga, lo tragaba, pero continuaba saliendo, parecía que este tipo no había descargado en semanas, mientras terminaba gemía y gemía, mientras yo seguía mamando y tragando su esperma, la calentura de todo lo sucedido me venció y terminamos juntos, me estaba encantando el poderlo complacer de esta forma y ser capaz de haberlo excitarlo tanto.

—Ahhhhh, papi ¡¡¡que rico sabe tu semen!!!

Aún con la respiración entrecortada, escucho sonar mi celular, con la calentura se me había pasado el tiempo y me había olvidado de mi marido, justamente era él, tomé el teléfono y contesté, al hacerlo rápidamente regresé a mi posición original de rodillas frente a mi nuevo amigo.

—Hola.

—Hola Dani, sigo aquí estamos por terminar, pero ya sabes cómo se pone el trafico los viernes en el D.F, por favor espérame un rato, te prometo que te compensaré.

—No te preocupes aquí te espero.

Me encanta el morbo, la llamada me dio un pretexto ideal para seguir siendo la puta que soy, mientras tenía en el teléfono a mi marido, con mi lengua limpiaba la verga que tenía enfrente, con mi garganta llena de semen y de rodillas frente a otro hombre, le expresaba a mi marido comprensivamente que lo esperaría sin problema, mientras mi esposo pensaba tener del otro lado de la línea a una mujer empática y tolerante, la realidad es que detrás del teléfono se encontraba una puta calienta vergas que recién le acababa de dar la mamada de su vida a un desconocido y que deseaba todavía ser penetrada por el cabrón en cuestión.

—Gracias por entender Dani.

—No hay problema, gracias por avisar.

Eso último fue sin duda lo más sincero de mi conversación, colgué el teléfono y recapacité un poco, tal vez no tenía mucho tiempo, no podía correr riesgos y si quería coger aun debía esperar que mi amante se recuperara, esto no me daba mucho espacio para terminar de saciar mis ganas de verga.

—Era mi esposo, creo que no debe tardar mucho.

—Con el tráfico de la ciudad al menos se tarda 1 hora.

—Y si no?? La verdad me da un poco de pendiente.

Ya empezaba a resignarme a no tener por el momento un pene dentro de mí, al menos ya había tenido un rico orgasmo.

—La verdad es que abusando de tu amabilidad, pues creo que no es la manera que quisiera de terminar el ensayo...

—Por qué lo dices??

—Bueno porque evidentemente faltaría la parte donde debo penetrar mi esposa, no crees?

—Bueno eso sí, pero no creo poder ayudarte, no falta mucho para que debas irte y creo que debes recuperarte.

—No te preocupes la verdad es que tengo muchos de reserva.

De esta forma se acercó a mí y comenzó a besarme, al mismo tiempo apretaba y sobaba mis tetas, pronto tenía su boca metida en mis pezones, yo rápidamente respondí a sus caricias movía mis caderas, estaba muy caliente.

—Te acuerdas que decías que te gustaba hacer y que te hicieran sexo oral, pues déjame ver que tan bien se lo haces a tu esposa.

—Me encantaría.

Y así me llevó a la cama y comenzó a jugar con su lengua en mi sexo, mordía y chupaba, con la calentura pronto empecé a gemir y a jalar sus cabellos.

—Que rico lo haces mi rey ahhhhhhh, siiiiii no pares.

Y en poco rato sentí un orgasmo salir de mi cuerpo, al recuperarme un poco lo veo acercándose a mí ya con su verga completamente erecta.

—Woow sí que eres rápido.

—Te dije que tenía mucha reserva.

—Ya veo, pero me parece que hemos ido muy lejos ¿no crees?? No creo que ni mi esposo ni tu mujer estén muy de acuerdo con este “ensayo”.

Evidentemente lo dije de la manera más pícara que pude encontrar y divertida con el juego que estábamos llevando a cabo, con esa clase de sonrisa con la que pronuncié estas palabras era imposible que mi amante pensara por un momento que era en serio.

—Y que propones corazón?

—No sé, se me ocurre ponerme así (y me puse en cuatro patas) de esta manera no nos vemos las caras y tu podrías pensar que soy tu mujer y yo que eres mi esposo, ¿qué te parece?? Digo es una idea.

—Me encanta la idea es la solución perfecta, nada más que mi esposa no tiene esas nalgotas.

—Muy pocas tienen estas nalgotas papi… así que puedes dejarlas ir o cerrar los ojos e imaginar que son las de tu esposa.

—Tienes razón, pero creo que mejor no pienso en ella.

—Ahh no, entonces no, me harías sentir muy mal por ella, sería como si le estuvieras poniendo el cuerno con una puta, nalgona y caliente como yo y eso estaría muy mal, ¿no crees??

Y mientras decía esto movía descaradamente mi culo, así en 4 patas; me encantaba provocarlo y sentirme dueña de la situación.

—Dani tienes razón, eso estaría mal (me decía mientras me acariciaba mis nalgas) mejor me imagino que es ella y así todos contentos.

—Ok, yo también pensaré que es mi marido quien me penetra, recuerda que soy una fiel mujer casada…

Y entonces por fin me daría el gusto de tener una verga dentro de mí, por fin después de tantos días de abstinencia un trozo de carne entró en mi cuerpo, sentí su verga dura penetrarme y fui feliz, rápidamente moví mis nalgas y era yo la que prácticamente me estaba cogiendo, lo quería duro y fuerte, al poco rato ya era descarado mi movimiento de caderas, la puta que vive en mí ya estaba fuera de control y yo solo quería ser poseída como la perra en celo que soy.

Quería que me insultara, quería que me llamara puta, quería que me nalgueara, que me jalara el pelo, pero simplemente no lo hacía, se limitaba a seguir el ritmo de mis embestidas y tratar de complacerme.

—Te dije que no iba a voltear a verte y no voy a hacerlo, pero me encanta lo que me haces mi rey, ahhhhh ayyyyyy.

—A mí me gusta más corazón.

—Sabes mi marido suele nalguearme y llamarme puta mientras me coge, ahhhh, me gusta salvaje, ohhhhh.

—Yo no puedo llamarte así y mucho menos pegarte.

—Ok papi,¡¡ pero dame duro por favor!!

Y entonces aceleró el ritmo y empezó a darme como me gusta, sus embestidas se convirtieron en salvajes y entonces yo ya no me movía, solo recibía su gruesa verga y me deja coger, al poco tiempo mis gritos eran tan sonoros que esporádicamente mordía la almohada para recuperar el aliento y descansar mi garganta.

—Ahhhh que rico, más por favor, que buena cogida me estás dando cabrón.

—Te gusta?

—Me encanta ¿así te coges a tu mujer cabroncito???

—Para nada a ella no le gusta así de duro.

—Pues a esta perra le encanta, ni se te ocurra parar cabrón, dame, dame.

Durante varios segundos seguimos así, luego tomábamos un pequeño descanso y disminuíamos el ritmo, luego acelerábamos y repetíamos el proceso, esto duró varios minutos, luego de terminar yo un par de veces, sabía que era inminente que mi amante terminara, de esta forma me dispuse a cerrar lo mejor posible, por fin volteé a verlo, y fijando mi mirada en sus ojos, quise seguirle demostrando la clase de mujer que creo ser.

—Te gusta mi culo papi?

—Me encanta.

—Pues si no me quieres nalguear yo si lo voy a hacer (y así me di un par de nalgadas, cada una más fuerte que la otra); ¿te gustó??

—Mucho.

—Pues por favor dale duro a esta puta cabrón, quiero que me hagas gritar.

Y de esta forma aceleró el ritmo por última vez, cerca los dos de nuestro orgasmo sólo se escuchaban nuestros gritos.

—Siiiii!! que rico papiiiii!!! dame más por favor!!!

—Ahhhhh, me vengo!!!

—Ahhhhhh, uffffff.

Y así por fin ambos terminamos en un largo y delicioso orgasmo.

—Corazón por favor vístete rápido no vaya a ser que llegue mi marido.

—Dani estuvo riquísimo no me quiero ir.

—Tienes que hacerlo, estuvo muy bien pero ya es hora.

—Ok.

Al final mi amante entró en razón y se vistió rápidamente, me dio un beso y se fue.

—Oye y el atuendo de tu esposa?? Todavía lo traigo puesto.

—Quédate con él, siempre fue para ti, mi esposa nunca se pondría algo así.

Y así salió de la habitación, me quedé un poco desilusionada porque quería despedirme un poco más cariñosa, me hubiera gustado al menos darle unos besitos a su verga antes de irse, me quedé unos segundos en la cama con el baby doll puesto, al poco rato oí tocar la puerta, me emocioné al pensar que mi amigo había regresado y podía despedirlo como se merece, me levante rápidamente y me arreglé un poco el cabello, abrí la puerta.

—Qué bueno que estás aquí mi rey.

—Gracias Dani, por fin puede llegar, wooow que padre sorpresa, que bonito atuendo.

—Ehh gracias, que bueno que te gustó.

Era mi marido¡¡ estuvo a punto de encontrarme en pleno acto con otro hombre, definitivamente soy un mujer afortunada, al momento corrí la baño y me arregle un poco, salí y modelé nuevamente el atuendo; por segunda ocasión en el día, el modelito me serviría para excitar a un hombre, solo que era un hombre distinto, a los pocos minutos ya estaba siendo cogida nuevamente pero ahora con la verga de mi esposo, mientras cogía no podía dejar de pensar que tal vez ambos hombres se cruzaron en la entrada del hotel o en el elevador y eso me excitaba, tanto así que durante la cogida con mi esposo simplemente tenía un orgasmo tras otro.

De mi amante no volví a saber nada, no sé si alguna vez que regrese al DF vuelva a verlo, lo que si es que aún conservo el baby doll y eventualmente me lo pongo previo a coger con mi marido, cuando estoy sola en el vestidor y punto de ponérmelo no puedo evitar esgrimir una pícara sonrisa y mojarme un poco...

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