Nuevos relatos publicados: 9

La puta que hay en mí

  • 7
  • 26.042
  • 9,19 (78 Val.)
  • 2

La relación con mi hijastro es sensacional, viviendo en la misma casa me posee cuando quiere y de la forma que quiere. Me ha hecho de todo, con tranquilidad y confianza, sobre todo con gusto y mucho placer me trago su semen, lo mismo le permito se venga en mi interior cuando me coge analmente, o en mi vagina, no me importa si me embarazo de él, pues no uso ningún método anticonceptivo, usar condón me parece extraño.

En casa me visto más atrevida, incluso aunque esté mi esposo, que me ha dicho sea más recatada porque en casa está su hijo y ya es un hombre. Jajajaja, ni cuenta se da que su hijo usa mi cuerpo como quiere y conoce mis agujeros más que él.

Me toma cuando estoy en la cocina, solo levanta mi vestido o falda, coloca mi tanga a un lado y me penetra, si no hay mucho tiempo me coge como loco viniéndose en mí. Me ha cogido aún con mi marido en la cama cuando este está bien borracho, o mientras se baña mi esposo por las mañanas. Creo que esto nos provoca más placer.

Como les decía, últimamente visto más provocativa, y creo le estoy gustando otra vez a mi maridito pues de repente ya en las madrugadas me toca y me coge como loco, creo que es porque yo misma me muestro más activa, más complaciente.

Hace unas semanas pasó algo que no esperaba, mi marido me llamó para decirme que me quería ver sexi al llegar pues tenía ganas de sexo. Así que ese día complací a mi hijastro con una real mamada hasta hacerlo venir y tragarme su leche para que durmiera a gusto. Pero mi marido no llegó temprano y me quedé esperando ansiosa de ser penetrada.

Eran como las dos de la mañana cuando escuché el coche de mi esposo, me asomé por la ventana y efectivamente era mi marido. Fui a la puerta para abrirle, solo traía un baby doll de seda, y cuando abrí la puerta me sorprendió ver a mi esposo caerse de borracho sostenido por uno de sus empleados, ya no tuve tiempo de cubrirme pues yo misma abrí la puerta de par en par para que mi esposo me viera como me había pedido.

Le dije al empleado que yo misma lo llevaba, cuando vio que no podía con mi esposo que estaba sin sentido, volvió a tomarlo pasando sus brazos por mi espalda. Entre los dos lo recostamos en la sala. Le agradecí y le señalé la salida mientras no dejaba de mirarme de arriba abajo.

Trataba de cubrir mis senos, cuando llegamos a la puerta me empujó para sacarme de la casa, cerró y me puso contra la pared frente a frente, tapaba mi boca, me acariciaba con la otra mano levantando mi baby doll, cuando quitaba su mano de mi boca le pedía que no me hiciera daño, su respiración era agitada y decía:

—¡ningún daño mamacita, solo te voy a coger, eres la esposa del patrón y estás bien rica mamita, tengo que cogerte, aunque me corran del trabajo!

—¡No por favor, mi marido o su hijo pueden despertar y habrá problemas!

—¡para cuando despierten ya te eché mi leche mamita!, ¡la cogida que te dé nadie me la va a quitar!

Empujaba tratando de meter su cosa al mismo tiempo que besaba con fuerza mis senos, hubo un momento en que ya no me oponía, solo tenía mis manos alzadas y pegadas a la pared dejando que me hiciera lo que quisiera. Se dio cuenta de eso y con sus dos manos empezó a manosearme como loco, me tomó de la tanga y la arrancó con fuerza, ésta quedó sostenida por la otra entrada de mi pierna dejando expuesta mi vagina por la que el hombre con facilidad colocó su verga en la entrada de mi vagina y me penetró con tanta fuerza que grité, pero de placer, él me tapó la boca:

—¡no grites zorra ya ves que te encanta la verga, estás bien mojada y ese grito es de gusto zorrita!

Mis sentidos en un instante se perdieron y empecé a gozar la cogida de en ese entonces extraño. Yo no hablaba solo gemía de placer mientras mi cogedor embestía brutalmente mis entrañas… su verga lograba rozar mi clítoris en cada embestida, lográndome un placer como nunca… no me importaba que fuera un extraño, un empleado de mi esposo, estaba deseosa de ser cogida de esa manera.

Siguió penetrándome con fuerza, mientras su boca llenaba mis tetas, las chupaba y mordía con hambre, a veces me lastimaba… me gustaba lo que me decía al oído:

—¡ya me habían dicho que la esposa del patrón está bien rica… es cierto, estás bien sabrosa y lo mejor… eres bien puta, te gusta la verga… te encanta la verga… mamiiii ese qué cogidas te ha de dar el patrón… pinche patrón de mierda como me gustaría que supieras que su mujercita está siendo en estos momentos mi puta… ¿verdad que eres una puta?, ¡verdad zorra que te encanta la vergaaaa!

Yo no decía nada, solo asumía con gemidos, me estaba viniendo cuando los jadeos del hombre aumentaron y su boca apretó mis tetas… segundos después decía:

—¡aaaahhhh, aaahhh, me vengo zorra, te los voy a echar adentro puta mía... aaaahhhhh yaaaaa!!

Llegó la calma, nuestros cuerpos sudaban la gota gorda, el baby doll estaba mojado y en mi cintura… en la oscuridad mis tetas brillaban de sudor… nuestra respiración se tranquilizaba. Sacó su verga de mí, sentí su semen recorrer el interior de mis muslos. Me besó en la boca diciendo:

—¡no te laves mamita rica… quiero que dejes mi leche en ti!

No respondí… solo gemía cansada, quería dejar de respirar agitada… se fue, no dijo adiós, solo se fue dejándome desnuda, pues lo que quedaba de mi tanga y el baby doll estaban en mis tobillos.

Se fue llevándose el coche de mi marido… mi mente volvió a la claridad cuando el coche se perdió en la oscuridad.

Recogí el baby doll y me fui a la cama, quería dormir… me iba a lavar, pero recordé las palabras del hombre… y no me lavé, quedé profundamente dormida. Al despertar mi marido está mirándome fijamente con los restos de mi tanga en la mano. La mujer es muy inteligente así que le dije que cuando llegó, me cogió él mismo en la puerta de la casa. Le platiqué lo que “me hizo” … se lo conté a detalle como si él mismo me hubiera hecho lo que su empleado, creo que esto lo estimuló y me poseyó como pocas veces lo hace, mezclando su semen con el de la persona que lo llevó a casa.

Mis senos tenían marcas de “chupetones” … mi esposo cree que él me los hizo, y mi hijastro cree que su papá me los hizo… ni como reclamarme.

Días después el empleado de mi marido me enviaba mensajes, luego me llamaba, quería que nos viéramos, no le respondía… pero insistió y una noche en la que sabía estaba sola, me llamó, y lo dejé entrar a mi casa, la pasamos toda la noche juntos, conocí mejor esa verga rica… muy diferente a las de mi marido y de mi hijastro, una verga de un hombre experto en la cama y perverso, que logra sacar con facilidad lo puta que soy pues con él grito como loca mientras soy penetrada, mientras me trata como su puta.

(9,19)