Nuevos relatos publicados: 7

Viaje en metro

  • 3
  • 14.493
  • 9,29 (51 Val.)
  • 3

Me encontró con la mirada, miré de reojo y disimulé, sabía que me miraba. Todo mi cuerpo lo sabía, sentía cada poro de mi piel alterada. La multitud del metro hacía disimular mi excitación, sentía mis mejillas calientes, mis manos sudorosas, tenía mis pechos duros y mis pezones súper sensibles que se hincharon y se dejaban adivinar por debajo mi blusa.

Llegó la parada siguiente y todavía entró más gente, entre empujones, de alguna manera ese tipo acabó detrás de mí. El metro arrancó y sentí como se me abalanzó sobre mí, sentí que algo rozaba sobre mi culo, y era su miembro, a través del pantalón notaba como su paquete se restregaba contra mí, cerré los ojos y me quedé en blanco, solo podía pensar en ese miembro que me rozaba. Eché la mano hacia atrás, no sé si para intentar separarle o comprobar realmente lo que estaba ocurriendo, justo al poner la mano otra vez, puse la palma sobre su pene, noté que estaba como una piedra, y la aparté rápidamente, mi excitación ya era tremenda, podía notar como estaba de lo más húmeda mientras notaba esa polla recreándose conmigo. Dios, desearía hora mismo que me mordiese por el cuello. Que me agarrase fuertemente por detrás y me hiciese suya.

Volví, con la mano temblorosa y sudando a pasar la mano por detrás y ahí estaba ese miembro, pero estaba vez me quedé a tantearlo, no la aparté, quería acariciarlo y sentirlo más entre mis dedos. Como buenamente pude, le tenía despaldas, le bajé la cremallera y metí la mano, acaricié con cuidado su pene, lo tenía enorme, mis pulsaciones iban a mil, tenía la sensación que todo el vagón me estaba viendo, pero nada, era demasiado temprano para que alguien notase algo, cada uno iba a su bola, el que no iba medio dormido, iba con los cascos puestos o leyendo algún libro.

Se la acaricié con mimo, disfrutando de cada centímetro de esa polla totalmente empalmada, le acariciaba el glande con la punta de los dedos, notaba como estaba de los más húmedo, se la agarré con firmeza, casi apretando todo lo que podía, y comencé a meneársela con mucho disimulo, muy lentamente y con ritmo. La notaba tremenda, y no paraba de tocarle, la tenía empapada, le estaba haciendo una paja en toda regla, yo estaba que no podía más, notaba mis bragas totalmente mojadas, ardía de ganas de que me hiciese suya, que me arrancase la ropa y me penetrase por todos los lados. Noté como se corría, su pene daba espasmos de placer, noté como soltaba una tremenda cantidad de semen muy caliente en varias eyaculaciones, se había corrido en mi mano.

Saqué la mano como pude, aun chorreando, me medio limpié como pude con un par de clínex, que tenía en el bolsillo, menuda corrida, pensé y sonreí.

En esto llegó la siguiente parada, era la mía, el metro abrió sus puertas y salí rápidamente con todo el flujo de gente, esperé un poco a que las puertas cerrasen y entonces me giré para intentar verle, intenté buscarle entre los cientos de caras, pero nada, el metro arrancó, y no le vi nunca más….

Solo me queda el recuerdo del olor de su semen.

(9,29)