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Alexander y el mejor sexo de mi vida

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Mi nombre es Julia y tengo 24 años. Tengo una relación de 4 años con Manuel, él es un novio bueno pero aburrido, nunca le ha gustado el sexo salvaje y a mí me encanta.

Llegó un día que no pude más, hace años no sentía un orgasmo que me hiciera tiritar de placer. Así que aproveché que estaba sola en casa. Me empecé a acariciar suavemente mis pequeños y firmes senos, luego bajé hasta mi pequeña cintura y seguí hasta llegar a mi vagina, me presionaba mi clítoris con la palma de mi mano mientras metía mis dedos los más adentro que podía.

Estaba en lo mejor apunto de tener un rico orgasmo, cuando escucho que tocan la puerta. Subí mis pantalones y fui a ver quién tocaba, Era Alexander el mejor amigo de mi novio.

—Hola Julia, ¿Esta tu novio?

—no, fue a visitar a su madre, pero no debe tardar ¿lo quieres esperar?

—bueno, aunque no tengo mucho tiempo.

Alexander era muy guapo, moreno, alto, fuerte y tiene una sonrisa hermosa. Siempre lo pillaba mirándome las nalgas, no lo culpo, es que son grandes y redondas. Mientras el esperaba a mi novio, yo le preparaba un té para que se hiciera menos aburrida la espera.

Cuando le llevaba el té a Alexander, me tropecé con la alfombra y derrame té caliente en mi pierna. Grité tan fuerte que Alexander me sentó en el sillón y me dijo que me bajará el pantalón para que aplicará hielo. Yo los baje y él fue a buscar hielo, mientras me aplicaba el hielo sentía sus manos en mi pierna y me excitaba. Siempre lo he encontrado guapo y he tenido algunas fantasías con él.

Mire su bulto y se notaba que tenía una erección eso hizo que me mojara. El pronto se dio cuenta que lo estaba mirando, lentamente empezó a subir su mano hasta llegar a mis nalgas, obviamente no me resistí, me dio un beso apasionado sentía sus suaves labios con sabor a menta y pasaba su lengua con delicadeza. Me desabrochó y bajo mi pantalón, me quito la blusa, solo quede en tanga y sostén. Yo saque su verga de su pantalón, era gruesa, venosa y grande, le empecé a pasar la lengua por toda su gigantesca verga y cuando llegue a la punta me lo tragué hasta llegar a la mitad (mi garganta no podía con semejante bestia ) mientras él me metía los dedos en mi vagina, luego me dijo que le cabalgara, me subí arriba de él y empecé a saltar, el rose que me hacía sentir en mi clítoris me encantaba y me volvía loca, además era tan grande su verga que tan solo al ponerla ya sentía que me venía, salté sobre él unos minutos y tuve un orgasmo que jamás había tenido en mi vida, cerré mis ojos y sentía que me iba a desmayar, él se levantó, puso su verga en mi cara y soltó toda su leche en mí y le termine de limpiar con la lengua.

Ese fue el primer encuentro que tuve con Alexander, pero no el ultimo.

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