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Intercambio de parejas en un bar swinger

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Para darle luces al lector de quien les escribe me describiré un poco, soy una mujer de 20 años, delgada, no muy alta, de piel blanca, cabello castaño y ojos negros y grandes... y sobre todo, muy dispuesta a complacer a mi "amante", quien fuera, al actual, a quien llamaré Miguel, lo conocí hace casi dos años, es mayor que yo y con su experiencia me ha llevado a hacer cosas inimaginables con las que he alcanzado un placer que fácilmente para un opositor del hedonismo se calificaría como ilegal.

Nuestra segunda visita al Bar Swinger fue, por mucho, mejor que la primera en la cual nos ocupamos, yo en especial, de conocer el lugar, el comportamiento de las demás parejas y los límites que yo eventualmente tendría, los cuales, hasta ahora son desconocidos; aquel día llegamos, él, como siempre me resultaba supremamente atractivo y bastaba un roce malintencionado, o no, de su piel con la mía, para que yo estuviera presta a recibir su miembro dentro del mío y sus manos apretando mi cuerpo como siempre me gustó... De camino al bar tuve un suplicio que para mí se hizo eterno, él me provocaba y me llevaba al punto de las súplicas para que por fin me penetrara, sin importar el lugar, solo la satisfacción de un deseo que se hacía incontenible. 

Al entrar al bar la vista era espectacular para los dos, parejas extremadamente sexys, y llenas de deseos similares a los nuestros, y tal cual la primera vez, mujeres con curvas capaces de volver loco a cualquier hombre aún en su sano juicio, entramos y sorprendentemente empecé a bailar para él, pero a la vez para cualquier que quisiera verme, de una manera atrevida e insinuante, en poco tiempo logré ponerlo erecto a él como lo deseaba, y allí mismo, rodeada de otras parejas que se limitaban a bailar, me arrodillé, desabroché su bragueta, quité todo y saqué su miembro que sentía que necesitaba mi boca dispuesta a saborearlo una y otra vez, como hacía un tiempo considerable no lo hacíamos juntos empecé a hacer sexo oral como si fuera la vida en ello, con una lengua que se dedicaba a enroscar y acariciar el pene que tantas veces había recibido en mi vagina, dejé entrar toda la verga hasta que sentía que me asfixiaba y podía ver lo excitado que esto lo ponía, mientras lo cual pude sentir un montón de miradas sobre mí, que solo servían para sentirme más en el papel que siempre desempeñé con él, su puta personal, cuando por fin sentí su orgasmo venir puedo decir que al tiempo sentí con mis contracciones en el clítoris, me hacían llegar a ese vacío al que es delicioso caer. 

Acto seguido me levanto y lo beso, para que recuerde lo que tuve en mi boca y hasta donde pude hacerlo llegar en unos minutos, me toma salvajemente con una mano de la cintura, siempre muy pequeña, y desliza su otra mano detrás de mis nalgas hasta encontrar el orificio que tanto acostumbraba visitar caliente y húmedo, dispuesta nuevamente a recibir lo que viniese esa noche que apenas comenzaba, subimos por las escaleras y nuevamente estábamos calentándonos al ver la voluptuosidad de muchas mujeres puestas en diversas poses sexuales, llegamos hasta una piscina donde otra pareja se encontraba, estábamos muy cerca de ellos, empecé con mis típicos juegos de insinuación, la mirada suplicante de sus manos en primer lugar, señalar su pene solo bajando la mirada, después tocarlo y comprobarlo ya erecto, besarlo y rozar nuestros cuerpos una y otra vez yo estaba desnuda completamente, sentada sobre sus piernas, con su pene dentro de mí, una de sus manos haciéndome gritar sin pudor por tocar mi clítoris ya de gran tamaño, y la otra tocando mis pequeños pero riquísimos senos (Según él), hasta que nuevamente el éxtasis nos alcanzó en un solo suspiro.

Nuestra demostración incitó a nuestra pareja vecina a hacer lo mismo, mientras yo, satisfecha pero no hastiada empiezo a insinuarme a aquel hombre y el, con permiso de su pareja empieza a tocarme y besarme, mientras en posición de cuatro patas la penetra, la chica, igualmente excitada ve a Miguel con su pene nuevamente erecto y como puede, lo atrae hacia ella, y empieza a darle un sexo oral tan bueno que hace que ambos la tomen de su cabello y todos hundidos en el placer solo vemos venir nuevamente un orgasmo grupal...luego de aquello, empiezo a ser atendida por los 3 solo para mí, de rodillas le hago sexo oral al chico nuevo, mientras Miguel me penetra con más fuerza de la habitual y hala mi cabello, y ella, esa mujer desmesuradamente sensual toca mi clítoris con unas manos tremendamente hábiles y después besa mis senos, ridículos al lado de los suyos pero igualmente provocativos.

Finalmente realizamos el intercambio que ya se veía venir, me siento sobre las piernas del chico, mientras él entra y saca su miembro bastante grande una y otra vez hasta hacerme gritar, por otro lado, frente a nosotros, a muy poca distancia, puedo ver como Miguel tiene en cuatro a la nueva chica y le da las nalgadas que acostumbra mientras ella gime al mismo ritmo mío, se acercan más de modo que tengo su lengua en mi clítoris y me retuerzo de placer, agarro sus senos grandes y duros y halo su cabello, Miguel sigue haciéndola gemir más aún cuando empieza masturbarla al tiempo que la penetra... Finalmente, nos entregamos en un solo orgasmo y damos por terminada aquella noche de acción.

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