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Mi querido profesor

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Esto que les voy a contar me pasó hace unas semanas…

Yo quería estudiar un idioma y para eso me inscribí en una escuela de idiomas muy reconocida en la ciudad. Entré a uno de los primeros niveles que debía aprobar. Se hablaba ene se idioma todo el tiempo y ni una gota de español. Mi primer profesor era un nativo, en realidad todos los eran, y así empecé a estudiar. Chris, era el nombre (ficticio) de mi profesor con el que debía estudiar mes y medio o dos meses, no recuerdo. Siempre he sido mala para el cálculo de las edades por lo que yo supuse Chris debía tener unos treinta o más; y como los hombres son algo inmaduros aún, él nos hacía reír todo el tiempo por lo que me cayó muy bien. Era una persona con la que se podía conversar de todo. Chris era alto, rubio con ojos verdes que por ser precisamente joven atraía a todas las chicas que estudiaban en la escuela. Yo por supuesto me mantenía reacia a decir si me gustaba o no porque lo tenía como lo que era: mi profesor.

Unas semanas antes de alguna fiesta nacional notaba que me miraba mucho y fijamente. Yo hacía lo mismo, pero no por razones amorosas o de coquetería porque soy muy mala para esas cosas, en realidad soy muy torpe, pero de eso no se trata esto. Como les decía lo miraba mucho, pero porque me gustaba ver su boca y la pronunciación de las palabras y yo tengo la manía de ver la boca. Además de que por torpe siempre les hacía reír con mis desgracias.

El que me gustaba de ahí era un chico lamentablemente menor que yo que por principios, estereotipos o tema tabú, como ustedes quieran verlo; no me permití llegar más lejos de una amistad.

Regresando al tema, Chris me miraba mucho y hasta ese entonces no era de mis gestos hasta que alguien me dijo que cuando estoy pensando o concentrada mucho en algo me muerdo el labio. Entonces caí en cuenta de que podría ser que él malinterpretaba ese gesto por lo que me propuse no hacerlo. Fallé. Cada que me daba cuenta que debía evitarlo, lo estaba haciendo.

Tenía un conflicto interno, me debatía en si me gustaba o no y en si el gusto o no. Además, que no quería ser otra del montón a la que le gustaba el único profesor medio joven y atractivo de la escuela. Por lo que las vacaciones (dos semanas), fueron decisivas para mí, pues pensaba en qué estaría haciendo Chris y en cómo debe ser difícil trabajar en un país diferente en todo aspecto lejos de tu familia a kilómetros de distancia y todo eso; ya que él regresó a su país esos días.

De algún modo extrañaba la forma en la que él me miraba y quería sentir sus ojos sobre mí de nuevo. Mis ansias se saciaron cuando regresó, lamentablemente no pasó de más que miradas mientras fui su alumna. Al cambiar de nivel estuve en un aula demasiado llena de estudiantes, por lo que debía sentarme donde pudiera y en ocasiones me sentaba en un área donde podía verlo dando clases y él a mí, pues se paraba en la ventana de su aula a verme o eso creía yo. Ni él ni yo nos animamos a hacer algo respecto a nuestra atracción, ya que al final me di cuenta que él me gustaba.

Terminé saliéndome de la escuela sin terminar de estudiar por el trabajo y pasé un año entero sin verlo.

Una tarde quedé de ver a un muy buen amigo mío, con el que había platicado de mi profesor, para tomarnos un café o algo recordando nuestros años de universidad porque fueron muy bonitos y conservábamos una buena amistad.

- ¿Qué me cuentas de chicos? – preguntó él bebiendo su café.

Estábamos en un lugar público de la zona de negocios de la ciudad, muy concurrida y movida a esa hora del día ya que todas o la mayoría de oficinistas salen de trabajar.

-No estoy buscando marido, Luis – respondí.

-Te pregunté de chicos, no marido. Más bien parece que estás en eso: búsqueda de marido.

-No seas tonto, ¿para qué quiero novio? – pregunté. Lo cierto es que siempre tuve mis aventurillas, pero esos días estaba más sola que nadie y tampoco buscaba algo en esos momentos.

Luis se encogió de hombros y miró alrededor para que nadie nos escuchara. – Para pasar el rato – dijo sin más.

-Ya, y tú, ¿Dónde está tu chica? – ataqué.

-Yo soy un alma libre.

-Entonces yo también.

-No puedes decir lo mismo que yo porque yo te gané – dijo haciendo un puchero de niño.

Si, los hombres no son maduros y entre nosotros hay más confianza para tratarnos así.

-Ash, no sé lo que quiero en mi vida. A veces quisiera desaparecer y ver cómo el mundo funciona sin mí – dije viendo para la calle que había detrás de los arbustos de la cafetería que nos separaban de ella.

Era un poco tarde, la muerte de un bonito día soleado típico de nuestro verano en el país y con vientos casi huracanados dignos de un buen café. Las luces del alumbrado público empezaron a encenderse y pronto se hizo de noche.

-Deberíamos hacer eso: desaparecer e irnos a salvar unicornios en el desierto del Sahara – dijo para sacarme una sonrisa.

-No, quiero buscar sirenas en el Tíbet, sé de avistamientos – sonreí.

-Algo más realista: debemos unirnos y hacer una microempresa de algo para tener ingresos extra – sugirió ya poniéndonos serios.

En eso que le suena el teléfono y se pone a conversar; y yo regresé a ver a los autos y las personas yendo y viniendo. Puse mis ojos en los peatones que cruzaban una de las calles principales y se dirigían a la zona de cafetería donde estaba. Al principio lo hice para distraerme, pero conforme se fueron cercando me percaté de algo familiar en los dos hombres. Y en eso que uno me sonríe y codea al sujeto a su lado y…

-¡Oh, santo cielo! – exclamó una de ellos en su idioma.

Yo no salía de mi asombro. ¡Era él! ¡Era Chris! Un poco más gordo, pero era él. Y su amigo, mis dos profesores me miraban como si en realidad me hubieran extrañado. Yo no sabía qué hacer, dónde meterme o qué hacer. Me limité a mover a la cabeza sonriendo como tonta y salté a saludarlos.

-Hola. Jack, Chris. Que gusto – respondí en su idioma dándoles un beso en la mejilla.

-Hola Caro, ¿cómo has estado?  –  preguntó Jack.

-Muy bien. Pero vengan siéntense.

-No, no queremos interrumpir, éstas con tu novio – se disculpó Chris con intenciones de irse.

-No es mi novio, es un amigo. Vamos… - supliqué -. No los he visto en mucho tiempo.

Presenté a Luis y ellos aceptaron quedarse a conversar. Pidieron café y de risa en risa y de cambiar de idiomas a finalmente hablar español para que Luis entienda, ya era demasiado tarde.

Luis fue el primero en irse casi a las 8pm, y me quedé con Jack y Chris.

Me contaron que la escuela ya no funcionaba donde yo recibía clases y que se mudaron a otro local más grande pues el otro les estaba quedando chico. Que era muy bonito y moderno. Me invitaron a visitarlos y conocer las instalaciones además de que insistieron en que debía volver y sacar mi suficiencia. Cosa no estaba lejos de mis planes pues necesitaba saber un segundo idioma para estudiar una maestría que deseaba. Les dije que lo pensaría.

Los dos fueron muy amables y caballerosos. Recordamos cuando eran mis profesores y que yo solía llegar tarde y corriendo a clases además de estar distraída. Nos reímos mucho. Antes solía ponerme algo nerviosa la presencia de Chris, pero después de tanto tiempo sólo tenía un bonito recuerdo de él.

Jack dijo que se iba y le preguntó a Chris si él también. Pero este le respondió algo en su idioma que no pude escuchar bien.

-Está bien – le respondió Jack levantando las manos y se despidió de mí con un beso en la mejilla.

Chris y yo tardamos un poco en cruzar nuestras miradas y sonreímos como tontos.

-Qué bueno es verte después de tanto tiempo – dijo el con su típico acento al hablar español.

-Igual digo. Yo no sabía que se habían mudado.

-Sí, me fui de vacaciones donde mi familia y al regreso ya se mudaron.

Obviamente él me hablaba con más errores al no dominar al 100% el idioma…

-Estaba pensando en regresar a estudiar, pero el trabajo me consume – sonreí de lado.

Después de unos minutos casi a las 9y30 pm ambos decidimos irnos. Él insistió en acompañarme y la parada del bus, pero le dije que no era necesario que caminaría unas cuadras a un departamento de mi abuelo tiene cerca y que usan de oficinas, pero tiene camas y que me quedaría ahí además de que era viernes.

Él insistió en acompañarme y porque era una zona de bares y esas cosas… corría peligro... que luego tomaría un taxi además de que no era lejos. Accedí.

Íbamos por la segunda cuadra cuando de la nada empieza a llover, primero una llovizna y en unos segundos a cántaros.

-¡Corre! – le dije tomando su mano ya que faltaba otras dos cuadras para llegar.

Al llegar a la puerta del edificio ya estábamos mojados de pies a cabeza. Entonces le dije:

-Pasa, sécate un poco antes de irte.

-No –dijo tratando se salir nuevamente a la calle.

-Vamos, podrás conseguir un taxi después de que pare la lluvia. O el guardia puede llamarte uno – indiqué señalando al guardia que ya me había abierto la puerta.

No tuve que presionar mucho para que aceptara. La verdad la idea de estar sola con él me dio, valga la redundancia, ideas locas de él y yo… Para cuando pisamos en departamento tenía una idea fija en mi cabeza: no lo dejaría ir sin saber hasta dónde llegaría conmigo. Con tal no perdería nada.

Le indiqué uno de los cuartos para que se aseara, le di una manta y le dije que si deseaba podía tomar un baño caliente hasta que su ropa se secara. Aceptó.

-Buena idea, afuera está helando - respondió.

Hice lo mismo yéndome al cuarto principal que tiene una cama King, por suerte todo el mundo tiene una tanda de ropa ahí para poder quedarse los viernes que salíamos de fiesta. Antes de ponerme la ropa una idea me pasó por la cabeza. Me quité toda la ropa mojada y quedándome sólo en bragas me puse una toalla encima y unas pantuflas. Tomé la ropa mojada separándola de la seca y me dirigí a su cuarto.

La puerta estaba vierta así que sólo aparecí.

-¿Dónde está tu ropa mojada? – pregunté.

Él se volteó y me miró de pies a cabeza antes de reaccionar torpemente y darme sus zapatos y el sweater.

Objetivo 1. Cumplido.

-Voy a ducharme – le dije volviendo a su habitación -. Si deseas puedes ducharte en ese baño – señalé el de la sala -. Pero es muy pequeño, porque mejor no esperas a que yo termine y te bañas en la ducha grande.

Fue como una orden. Chris sólo asintió y sonrió. Sus ojos no dejaban de estudiarme… mis piernas. Mi pecho sobresaliente del filo de la toalla.

Me di la vuelta e hice lo posible por contonearme para que me mirara. Él se quedó sentado en la cama con pantalones y la manta cubriéndole la espalda.

Dejé la puerta de la habitación y del baño abiertas para tentarlo, me duché rápido y salí envuelta en toalla. Mi sorpresa fue grande cuando lo encontré sentado en la cama junto a mi ropa seca entre las que contaba mi ropa interior. No sé de donde nació ese lívido en mi... deseaba lanzarme encima de él en esa misma cama o abrirme la toalla para su deleite. Pero no…

-Es tu turno – le sonreí.

Se levantó y se detuvo a mi lado.

-No tardo – dijo algo sonriente.

El me encantaba como era algo tímido y reservado. Le daba algo de misterio…

Me vestí con una camiseta y me quedé en bragas. Tapándome con una manta me dirigí al sillón y puse en un canal de una película de acción. Él se sentó a mi lado, pero no muy cerca como el sillón es algo grande quedamos algo separados por unos treinta cm.

-Gracias por todo – me sonrió.

-De nada, para eso están los amigos – respondí -. Me temo que no te irás pronto, sigue lloviendo y la ropa está lejos de secarse.

-Nadie me espera en casa de todos modos – dijo de nuevo con una sonrisa.

-Entonces puedes quedarte en ese cuarto. Dormirás caliente – sonreí.

Él asintió y agradeció mi hospitalidad. Por dentro yo me daba de cachetadas por no abordarlo ahí, pero me daba miedo que me rechazara, pero el hecho de quedarse conmigo solos en un departamento al que nadie llegaría hasta el lunes me daba ánimos.

Apagué las luces para ver mejor la película y procuré sentarme a su lado. Pasaron varios minutos hasta que él decidió acomodarse mejor y pasó su brazo en el espaldar del sillón. Aproveché eso para acurrucarme a su lado con el pretexto de tener sueño para lo que bostecé y me hice del almohadón que nos separaba.

Pensé que pronto acabaría la película y nosotros nos iríamos a dormir en cada cuarto.

Empecé a sentir como unas cosquillas en mi columna, prestando más atención me fijé que eran las yemas de los dedos de Chris. Me arrimé más a él de modo que él pudo abrazarme y así estuvimos por un rato siempre con su mano subiendo y bajando por mi brazo. Yo para eso entonces ya estaba a mil y me anime a poner mi brazo sobre su pecho. Nuestros ojos se encontraron y no pude evitarlo. Mis labios me pedían probar los suyos y lo hice. No sé cuánto tiempo nos besamos, pero necesitábamos cada uno más del otro. Sus manos no demoraron en encontrar el borde de mi camiseta mientras yo me aferraba a su cuerpo.

Después hice lo mismo, mis manos se metieron dentro de su camiseta y palpé su abdomen y luego su pecho, así como él pasaba sus manos por todos lados hasta que se concentró en mis pechos. Yo no podía creer que estuviera pasando… en sus buenos días Chris era de contextura delgada y ahora tenía un poco de barriga, pero no me importó. Tuve un morbo tan grande que desea sentir su cuerpo contra él mío.

Las manos de Chris encontraron el camino a mis bragas, no parábamos de besarnos y jadear. No demoró en encontrar mi sexo y pasó sus dedos sobre las bragas para después hacerlo bajo éstas. Al principio sólo tocó, pero como me moría de ganas de sentirlo le animé a seguir tocando impulsándolo con mi mano y pegando mi pelvis más a él. Entonces no se anduvo con rodeos y abrió mis labios ya empapados por el deseo de mis entrañas. Dejé escapar un gemido y él hizo lo propio. Primero sólo tocaba haciéndome gemir por el placer inmenso que sentía, luego empezó a introducir un dedo, pero levemente como tanteando el terreno. Me arrancó algunos espasmos con eso.

Yo no quería que pensara que no sabía hacer nada y haciendo uso de los dones aprendidos viendo porno, porque ninguno de los hombres con los que había estado había tenido oportunidad de hacer algo ya que ellos entraban y hacían su trabajo y se iban.

Bajé mis manos a su entrepierna, vi que se había quitado el pantalón que usaba y se había quedado en bóxer, ahí me di cuenta que se había quedado con dobles intenciones y le agradecí besándolo apasionadamente sin dejar de pasar mi mano por su paquete, puede sentir que era grande y deseaba sentirlo en mí. Sin más metí la mano en su bóxer liberando al fin su miembro. Era de buen tamaño y grueso.

Él me masturbaba y yo a él. La película creo que había terminado hace rato y sólo veía nuestras siluetas dibujadas en la pared por la sombra que despedía la televisión. Estaba concentrada en gozar el momento al fin se me cumplía la fantasía que había tenido desde que dejé la escuela y romper esa extraña tensión entre nosotros.

Mi mano bajaba y subía por su miembro erecto y él gozaba porque respiraba agitado. Los dos lo hacíamos. Sin perder el tiempo me puso sobre su regazo con mis piernas a los lados. Sin quitarme las bragas y sin separarnos de besarnos me guio sobre su pene y sabía que debía sentarme sobre él quería tener ese miembro de mi adorable Chris dentro de mí. Con mi mano sosteniendo el pene y su mano haciendo mis bragas a un lado sólo tuve que bajar.

Sentí la punta de su pene rozar mi sexo y tuve que parar para sentirlo. Nos miramos como si lo hubiéramos hecho antes, con complicidad. Terminé de guiar su pene a la entrada de mi sexo y bajé lentamente sintiendo cada centímetro de su ser dentro de mis calientes entrañas que entraron con facilidad porque estaba mojadita. Tuve que morderme el labio para no gemir fuerte. Nuestra mirada se encontró y tuve un mini orgasmo de placer arrancándole un “oh…” a Chris. Cuando tuve a todo su miembro dentro suspiré de placer.

-Chris… - jadee.

Lo besé otra vez y él me besó con más pasión.

Con su ser dentro de mí empecé a moverme sobre su miembro sintiéndolo en cada movimiento. Ambos nos movíamos rítmicamente y después yo cabalgaba su verga como desbocada teniendo un orgasmo infernal. Estaba sorprendida ya que estaba chorreada. Ambos nos miramos, tomé su mano y me separé de su verga para ponerme de pie. ÉL pareció sorprendido, pero yo quería llevarlo a la cama. Apagamos todo y nos encerramos en el cuarto principal donde la cama sobraba para hacer lo que queramos.

Me acosté desnuda dejando mi cuerpo a su disposición. No demoró en quitarse la ropa y se tumbó sobre mí piel con piel como yo quería. Me abrió las piernas y empezó a penetrarme con movimientos suaves siempre mirándome a los ojos. Después lo hizo con desesperación arrancándome ahhhs y ohhs.

-Chriisss…

-oh nena. Oh siii -  decía él con su acento que me erizaba toda la piel.

Perdí la cuenta de los orgasmos en esa posición. Luego me puso boca abajo y me atrajo al borde de la cama, pensé que iba a hacerme un anal cosa que nunca había probado y me dio miedo. Pero él junto mis piernas mientras él ponía las suyas a cada lado. Sentí que me pasaba su vergota por las nalgas y buscaba la entrada de mi concha. Luego sentí como quería penetrarme, pero no alcanzaba así que tomé una almohada para levantar mi trasero y al fin pudo meterme toda su verga dentro de mí. ¡Y santo cielo! Que mi interior lo necesitaba. Mientras entraba y salía con facilidad me daba un morbo enorme sentir su piel en mis nalgas. Ambos decíamos cosas y jadeábamos tan fuertes que esperaba que los ruidos no llegaran a los pasillos fuera del departamento. Estaba tan mojada que mi concha hacía un ruido como cuando abres la boca y hay saliva ahí. Me vine un par de veces y en la última él se vino también pero un chorro pequeño.

Me di la vuelta lo que él aprovechó para ponerse sobre mí y besarme. Resbaló a un lado y me levantó la pierna para penetrarme por detrás. Puede sujetarme de sus brazos y de su cadera con desesperación le pedía que no se separara de mí. Me embestía con fuerza que sus huevos chocaban con mis nalgas y más me mojaba escuchando ese ruido en el cuarto a ritmo de nuestros jadeos. Y es que era tanto el movimiento que la cama se movía, sentí que aumentó las embestidas y su cuerpo se tensaba, tomé su cadera y la pegué a mí para que no se separara y terminara dentro de mí. Chorros y chorros de semen me bañaron por dentro en una de sus brutales embestidas mientras él gritaba y me abrazaba; y tuve otro orgasmo. No sacó su verga de inmediato si no que nos quedamos pegados aun sintiendo se verga dentro y como perdía su grosor.

Nos besamos y dormimos desnudos.

Al siguiente día se despertó asustado porque tenía clases. Me dio un tierno beso y se marchó.

De eso ya hace algunas semanas. Ahora voy en camino a la escuela para retomar mis estudios.

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