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Un gran amor maduro parte II

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Habían pasado cercas de 2 semanas de mi visita a la pequeña escuela, me dirigí a la oficina de Helena y toqué la puerta:

Helena: -  Buen día, adelante-

Yo:- Buenos días, profesora,  me comento Yaneth (mi cuñada) que deseaba verme-

Helena:- Bueno se trata de lo siguiente, son funciones sobre el laboratorio de computo no es para profesor, y el tiempo que estarías laborando seria aproximadamente de 4 meses en los dos turnos. Tus honorarios los revisaría mañana, ok-

Yo:- Perfecto, ¿Comienzo hoy?-

Helena:- ¡Por supuesto!-

Ella continuaba con esas muecas y percibía un pequeño sentimiento de desagrado y desconfianza de su parte. No me sentía cómodo a su lado, la parte buena es que estaría separado a casi 16 metros de ella. En cambio Yael se notaba contenta al saber que estaría laborando, el tiempo que pasaba con Yael era cercas de 5 horas al día, conversando sobre temas laborales y personales.

Un martes escuche unas pisadas fuertes que se acercan dónde me encontraba, se trataba de Helena con una actitud desafiante me miro y dijo:

Helena:- ¿Cómo se encuentran los laboratorios de cómputo?-

Yo:- Perfectos profesora, cambie los cables de la red, estaban un poco dañados ….-

No me permitió terminar de hablar, me moleste un poco.

Helena:- ¿Estas ocupado?-

Yo:-No, pero en unas horas tal vez aumente el trabajo –

Helena: -Acompáñame, no demoraremos-

Caminaba con prisa, nos dirigimos al estacionamiento de la escuela. Helena manejaba un Chevrolet malibu, sin dudarlo tenía un buen gusto. Subí al auto, y el trayecto duro cercas de 18 minutos, durante el viaje no cruzamos palabra alguna, se había detenido en las afuera de otra escuela. Helena se miró en el espejo de vanidad y me dio una demostración de maquillaje express, se cambió el peinado, se pintó su labio y otras cosas en menos de 4 minutos, baje del auto junto con ella y aventó a mis manos unas carpetas de documentos de una forma tan cruel que al parecer de daba satisfacción. Toco el portón de la escuela y entramos, nos dirigimos a la oficina del director que resulto ser compañero de ella en la universidad, se saludaron y no se tomó la molestia de presentarme con el director, hasta que el pregunto por mí y de inmediato ella respondió tajante con  “es un trabajador eventual, laborara hasta que me manden uno más competente o consiga uno”, y voltio a verme con una risa que denotaba burla, prepotencia y un poco desafiante. Ese mismo día me quería largar.

Había pasado cercas de 2 meses laborando y tenía en mente en unas semanas me despediría, no sé si fue una maldición o bendición, me encontré con una compañera de la universidad la llamare Diana, ella se dedicó a otra cosa, no ejerció inmediatamente la profesión. Resulta que ella y yo pertenecimos al club de Taekwondo. Ella abrió su dojo y tenía buenos ingresos, conversamos y me propuso trabajar con ella, yo manejaría el turno vespertino y solo de pasaría cierta cuota de mis alumnos que tuviera, me pareció buena idea. Al siguiente día me presenté mi renuncia en la escuela solo me despedí de Yael.

Pasaron cercas de 5 meses, me iba bastante bien en el dojo, tenía cercas de 38 alumnos y había recuperado mi condición física, de nuevo tenía mi abdominales que tanto me gustaban, mis bíceps habían aumentado un poco y general estaba bastante bien, gracias proteínas y creatinas. Cierto día acorde con mi socia salir a comer y cancelamos las clases de esa jornada, nos reunimos en una plaza comercial que tiene restaurantes, cine, locales de recreación, pasamos horas realizando actividades para olvidarse del estrés, y propuse ir a un restaurant con ambiente un poco juvenil, pedimos una mesa y Diana con una voz risueña y sorprendida dijo:

Diana: -Hay una mujer a tu izquierda que lleva varios minutos viéndote, si piensas voltear hazlo disimuladamente porque te está viendo en este momento-

Intente ver quien era, no tome ninguna discreción como había sugerido Diana, y lleve una sorpresa era Helena, se notaba un poco más delgada, llevaba una minifalda que hacia lucir sus grandes piernas, peinada elegantemente, y sobresalían sus ojos verde-azulados y note que su acompañante era una niña de aproximadamente unos 10 u 11 años, supuse que se trata de su hija. No le tome importancia pero me preguntaba si la estaba acompañando Yael.

Diana:- ¿Quién es, la conoces?-

Yo:- Es la directora de la escuela donde estuve trabajando, pésima mujer-

Trate de cambiar el rumbo de la conversación, termine de comer y salimos del restaurant, no voltee a verla. A unos cuantos pasos sentí que me tocaron el hombro, se trataba de Helena tuvimos una pequeña conversación que parecía un interrogatorio policiaco. Trate de responderle cortésmente, aunque me quede con las ganas de reprocharle ciertas cosas, se notaba que se esforzaba en ser gentil, me invito a una cafetería y me negué por mi acompañante, intercambiamos números de móvil y se despidió. Al decir me sorprendió su trato y me decepciono, pensé que se disculparía. Un fin de semana recibí un mensaje de texto de Helena invitándome a tomar un café que había declinado aquella ocasión, pensé y confirmé.

Como no le tome importancia a mi encuentro, me vestí con una playera olímpica, un short de mezclilla, arribé al lugar a las 14:00, ella estaba sentada en una mesa, vestía ahora una minifalda y una blusa que no eran tan adecuadas a su edad, le salude y tardamos en ordenar algo, me da terror afirmar que me di cuenta que compartía ciertos gustos con ella. Después de unas horas me invito al otro lado de la ciudad a un bar que frecuentaba, acepte y casi una 1 y media de viaje fue pura conversación, muy diferente aquella ocasión. El bar era muy agradable ordeno una jarra de cerveza de 4 litros y comenzamos a tomar, pedimos otra, cuando me di cuenta estaba con ella en la pista bailando una canción de los Bee Gees, su blusa tenia cercas de 3 botones desabrochados, se notaban sus pechos algo grandes y le dije:

Yo: -Profra. Helena su blusa está un poco desabrochada-

Helena: -No importa yo lo hice, tengo bastante calor y no puedo bailar bien, ¡Vamos a tomar otra cerveza!-

Yo:- Ya es un poco tarde, ¿No cree?-

Helena:-No seas tan aburrido, el ambiente apenas está iniciando, no me digas Profra, dime Lena –

Repentinamente empezó a sonar una canción del género que odio más, reggaetón, sentí como se voltio de espaldas y puso su trasero enfrente de ti, sentí su enorme trasero como se movía de un lado a otro, y tuve una súper erección que de inmediato ella noto y no alcance a escuchar lo que había dicho. Tome su cintura y sus caderas, hasta ese momento me percate que tenía un cuerpo exuberante, esos trajes que acostumbraba usar escondían su figura. Se soltó la peineta que llevaba puesta y termino despeinada de una forma tan excitante que obtuvo varias miradas. La siguiente pista que sonaba era de nuevo reggaetón, no me contuve y bese su cuello y mejillas seguía de espaldas hacia mí y seguía moviendo su cuerpo de una forma provocativa, termino la pista y sin pensarlo la tome y la voltee para quedar ambos de enfrente, comencé a besarla de una forma salvaje y eufórica, recordando lo despiadada que había sido conmigo unos meses atrás tratando de lastimarla y solo obtuve excitación, ella también movía sus labios mordiéndome en algunas veces, cuando decidí parar de besarla nunca olvidare su rostro, reflejaba pasión, lujuria, su cabello alborotado mordiéndose un labio me provoco más y la tome de nuevo para besarla, rodio mi cuello con sus brazos y lleve mis manos a su trasero, era muy suave y tonificado. Nos dirigimos de nuevo a la mesa tomaba su mano y comenzaba a besar su cuello, rostro, cuando me di cuenta eran las 2:00 de la mañana y tenía más de 10 mensajes de Diana. 

Continuará...

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